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noviembre 18, 2017

Almagro: Un David contra Goliat

Luis Almagro asumió en marzo de 2015 las riendas de la Organización de Estados Americanos. Desde el arranque enfiló sus cañones contra el gobierno de Nicolás Maduro, en momentos que todos los gobiernos del continente y del mundo eran indiferentes o guardaban silencio ante las atrocidades del régimen venezolano.

Fue entonces, y todavía ahora, una lucha ciclópea de un David contra Goliat. Maduro mantenía una retórica antiimperialista seduciendo con la idea de la revolución forjada por Hugo Chávez y una billetera todavía amplia para comprar voluntades. Almagro se basó en su eslogan “más derechos para más gente”, obligándose a denunciar a una dictadura disfrazada de oveja.

Al principio, Almagro consiguió más repudios que adhesiones por su mensaje anti chavista. Habiendo sido canciller del izquierdista José Mujica, traidor y burgués renegado fueron los calificativos más benignos que recibió de la izquierda latinoamericana. No le importó. Siguió machacando, y así como el cántaro a la fuente, logró que finalmente muchos gobiernos admitieran que el régimen de Maduro es una dictadura.

“Una dictadura que criminaliza toda forma de disenso” subrayó Almagro ante la Sociedad Interamericana de Prensa al recibir el Gran Premio a la Libertad de Prensa 2017. Fue a fines de octubre, días antes que Maduro aprobara su ansiada ley para encarcelar a los disidentes y neutralizar las críticas en las redes sociales y de los medios independientes.

La ley sanciona el odio, la discriminación y la propaganda, paradójicamente desvalores que practica y promueve el chavismo. A Maduro la ley le servirá para demorar la caída, pero no para evitar el porrazo definitivo. Es cuestión de tiempo.
Tampoco se puede ser ingenuo. Maduro siempre se ingenia las armas adecuadas para retrasar su debacle. Engaña a la oposición y a los negociadores incautos del mundo con procesos de diálogo que nunca cumple. Cierra el Congreso y abre una Asamblea Constituyente que busca inventar la nueva democracia, un atajo para construir un sistema a semejanza de la Cuba gastada y colapsada.

Gracias a su retórica antiimperialista o anti títeres del imperio, de lo que acusa a Almagro o Juan Manuel Santos, consigue salvatajes que le prolongan la vida, pese a ser un narco estado y cometer crímenes de lesa humanidad, evidenciados por la suma de más de 140 muertos como consecuencia de la brutal represión de las protestas públicas.

El salvavidas más audaz lo arrojaron Rusia y China. Estas potencias no se presentaron en una reunión no oficial del Consejo de Seguridad de la ONU, donde se buscaba concertar estrategias para neutralizar la desestabilización que crea el régimen venezolano en la región. Convertido en la piedra en el zapato, Almagro criticó ahí el silencio que todavía se le prodiga al régimen. Responsabilizó a Maduro por las muertes, la pobreza y el sufrimiento de los venezolanos y por ser un “esquema criminal con vínculos con el narcotráfico”.

Rusia no le prestó atención, y pese a la reprobación de la calificadora crediticia Standard & Poors por no pagar la deuda externa, renegoció y dio a Maduro más tiempo. No le servirá de mucho. Venezuela está en bancarrota. Su economía adicta al petróleo ya no produce como antaño, los precios del barril singuen desplomados y el régimen desperdició dos décadas en las que habría podido diversificar la economía, en lugar de haber estado imponiendo ideología a fuerza de petróleo subsidiado o regalado.

Es verdad que esta vez Almagro no consiguió nada en la ONU. Pero es sagaz. Sabe que su prédica constante en otros foros motivó a EE.UU. a disponer de tres olas de sanciones a funcionarios venezolanos y que Canadá y España se sumaran con medidas similares. También esta semana la Unión Europea dispuso impedir la venta de equipos y armas para evitar que sean usados en la represión interna.


Almagro, aunque tenga apariencia de pequeño David ante un enorme Goliat, sabe que el sentido común y la denuncia permanente permitirán cambiar las percepciones y que tarde o temprano, así como las Américas y Europa, el resto del mundo terminará avergonzado por su silencio. Almagro sabe que su misión es cuestión de perseverancia y de seguir luchando por “más derechos para más…” venezolanos. trottiart@gmail.com

septiembre 23, 2017

Trump - ONU: diplomacia personalista y pragmática

Donald Trump sorprendió en su primer mensaje ante la ONU. No solo por un tono más mesurado, sino porque revalidó a una institución a la que hasta hace poco había despreciado con vehemencia por su ineficacia y burocratización.

Fiel a su pragmatismo y en condición de renegado de la diplomacia tradicional que ejerce su propio Departamento de Estado (o impone a veces la CIA), Trump pareció encontrar en la ONU el espacio donde tejer acuerdos multilaterales y consensos para castigar y aislar a los “enemigos del planeta”.

Abogó por una coalición de naciones a la que pidió asumir su responsabilidad. Pretende que combatan al terrorismo con recursos y soldados, pero que también cerquen a los países que lo financian. Y además, que aíslen a otros regímenes dictatoriales que a fuerza de armas nucleares desestabilizan a medio mundo.

Fue directo contra Corea del Norte como se esperaba. Cuando se refirió a Kim Jong-un fue el único momento en que su discurso perdió la compostura, pasando a la verborragia tuitera de costumbre. Lo calificó de hombre cohete al borde del suicidio. Amenazó que no dudará en destruirlo si no repliega sus misiles nucleares. Advirtió que las sanciones económicas son todavía la vía para dirimir el conflicto, aunque dejó la opción militar sobre la mesa.

Aprovechó para desarreglar los acuerdos que en 2015 Barack Obama firmó con Irán para su desnuclearización y con Cuba para su transición democrática. Criticó que Irán siga mintiendo con su política de no proliferación y advirtió al “corrupto” régimen de Raúl Castro que le retirará las concesiones comerciales hasta que no haya verdadera apertura y reformas políticas en la isla.

Sobre China y Rusia, con quienes sus antecesores se sacaban chispas, se mostró más cauteloso. Los considera competidores de cuidado y aliados circunstanciales, tras haber conseguido que apoyen las resoluciones contra el régimen norcoreano.

Además de ensañarse con Corea, Irán y Cuba, Trump no dudó en censurar a la 
dictadura de Nicolás Maduro. Enfatizó que el chavismo “mantiene al país al borde del colapso”, que “arruinó a un país próspero” y engañó al pueblo para eternizarse en el poder.

En ese contexto de gobiernos corruptos que atentan contra su propia gente, aprovechó para remarcar su nueva filosofía en política exterior. A diferencia de la que promovían otros presidentes estadounidenses, centrada en la doctrina de promoción de la democracia en todos los rincones, Trump dijo que ahora no es intención de su país entrometerse en la soberanía de otros.

Esto ocurrirá, siempre y cuando, los demás gobiernos “respeten los intereses de sus pueblos y los derechos de otras naciones soberanas”. Dejó la ventana abierta para que EE.UU. pueda seguir de policía planetario cuando los regímenes dictatoriales pongan en riesgo la libertad, violen los derechos humanos de sus ciudadanos o expandan su ideología del terror.

Ante una posición tan ambivalente, los demás líderes lo escucharon escépticos. Sintieron que la política nacionalista y de soberanía de Trump es puro aislacionismo con la intención de evitar otros temas que requieren esfuerzos multilaterales. Hambre, pobreza, el Acuerdo de París sobre cambio climático y otros objetivos del milenio de la ONU rumbo al 2030, no fueron parte del discurso de Trump como lo esperaba Antonio Gutierres, el secretario general de la organización.

Más allá de que gusten o no sus políticas, Trump fue coherente entre lo que predica al interior y lo que busca en el exterior. Así quedó reflejado entre su primer discurso ante la ONU y el que dio ante el Congreso en febrero. Su pragmatismo diplomático está enfocado en el mismo criterio interno, “America First”. Su prioridad es la bonanza económica, el resto vendrá por añadidura. Lo predicó así frente a los 193 líderes en el recinto: “Siempre pondré a América primero, así como ustedes deberán siempre poner a sus países primero".


La ONU, bajo la dirección de su embajadora preferida, la ex gobernadora Nikki Haley, le sirve para ejercer su pragmatismo diplomático alejado de cualquier influencia de los tradicionalistas del Departamento de Estado. En definitiva, siente que en la ONU y con Haley puede imponer, a su gusto y placer, su sello presidencialista, nacionalista y personalista. trottiart@gmail.com

mayo 06, 2017

Invertir en la felicidad

Uno de los proyectos más relevantes sobre la felicidad está en riesgo de extinguirse. Donald Trump está recortando gastos públicos y entre los perjudicados aparece una investigación de más de 80 años de la Universidad de Harvard, sostenida con fondos federales.

Si se desactiva este proyecto, quedará trunco un estudio que investiga el estado emocional y físico de un mismo grupo de personas de tres generaciones, sus relaciones familiares y amistades, el trabajo y los placeres. El estudio es simple pero no superfluo. Busca descifrar qué nos hace felices.

La felicidad es una aspiración importante del ser humano desde tiempos remotos. Ha devanado los sesos de los filósofos más encumbrados de la historia. Al contrario de lo que muchos piensan, no es un concepto abstracto. El derecho a la felicidad, junto al de la vida y la libertad, está incrustado en la Declaración de Independencia de EEUU.

El Gran Estudio de Harvard, nacido en 1938, ha descubierto cosas que difieren y tienen similitudes con la búsqueda de la felicidad que Thomas Jefferson incluyó en aquella visión de país. Jefferson creía que el bienestar no debía ser una búsqueda individual, sino que el Gobierno estaba obligado a crear las oportunidades necesarias para que las personas alcancen sus metas. La procura del bien común y la honestidad del servidor público eran esenciales en su teoría.

Todavía no existe certeza sobre la fórmula apropiada para alcanzar y medir la felicidad. Para muchos es una búsqueda existencial; para otros, espiritual y para algunos es emocional. Cada quien la mide desde su experiencia personal. Los estudios son vastos. Varios, la asocian a aspectos de bienestar personal y enfatizan que el tener dinero y poseer bienes materiales son elementos significativos de la felicidad. Otros dicen lo contrario. Enfatizan que el acceso al agua potable, a la educación, a la salud, a vivir en un ecosistema respetable y en un clima de tolerancia hacen a la felicidad.

La felicidad hace rato que dejó de ser una cuestión de autoayuda o de likes en Facebook, convirtiéndose en un asunto de Estado, parte de la ciencia económica y política. De ahí que surgieron diferentes índices para medirla. La ONU la mide por el PBI; también por la equidad, la percepción de la corrupción y el nivel de libertad. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) formuló 24 indicadores para que las personas definan su estado de bienestar. Francia e Inglaterra tienen índices propios y Bután reemplazó la medición del PBI por el índice de Felicidad Nacional Bruta.

Los países más ricos y desarrollados no siempre están en los primeros puestos del ranking. En Arabia Saudita y Dubai la gente no se siente feliz.  La revuelta de la Primavera Árabe demostró que en esas naciones ricas el descontento está atado a la discriminación de la mujer, la falta de democracia y la exclusión política de los ciudadanos. También existen sarcasmos demagógicos sobre la felicidad. El gobierno de Venezuela creó un Viceministerio para la Suprema Felicidad Social del Pueblo, un sinsentido, si se considera que los índices muestran que el bienestar es más esquivo cuanto más autoritario es un sistema.

El estudio de Harvard reafirma viejas fórmulas de sentido común que de alguna forma quedaron rezagadas por la vida moderna. La felicidad no tendría que ver tanto con el contexto económico y político, sino más bien con los lazos interpersonales del individuo, sus relaciones familiares y amistades. Demuestra que las relaciones más cálidas y duraderas ofrecen mayor equilibrio emocional, incentivando, incluso, una mayor expectativa de vida de las personas.

Ese equilibrio emocional es ponderado por la Organización Mundial de la Salud. Considera que el gran desafío actual son las enfermedades mentales, como la depresión (la ausencia de felicidad) ya que tiene tintes de epidemia global.

Por lo tanto, quitarle fondos a proyectos que buscan arrojar luz sobre misterios elusivos para la humanidad como la felicidad, puede tener efectos negativos. Los descubrimientos de este estudio pueden servir para crear programas para prevenir enfermedades, generar proyectos de desarrollo y de progreso social para los países. Al contrario, en vez de recortes, la felicidad merece más atención e inversión. trottiart@gmail.com



enero 10, 2016

Trump, terroristas y censura

La respuesta gubernamental a la incitación al terrorismo y la propaganda que pregonan grupos como el Estado Islámico y Al Qaeda través del internet y las redes sociales, está desbaratando logros sobre libertad de expresión que a la humanidad le ha costado siglos conseguir.

Muchos gobiernos, entre ellos China, Alemania, Francia y el Consejo de Seguridad de la ONU, ya han adoptado medidas y legislaciones de censura directa contra aquellos individuos que usan el internet para incitar a favor del terrorismo, reclutar a militantes y organizar atentados.

Aunque la acción gubernamental pareciera loable y lógica, existe el peligro de que se ponga todo en una misma bolsa, confundiéndose la incitación a la violencia y  los discursos de odio, con acciones directas de proselitismo extremista y organización de atentados, acciones, estas últimas, que sí merecen atención legislativa en favor de la seguridad nacional y personal.

El problema es cuando se promulgan leyes en contra de la incitación al terrorismo o la violencia y sobre los discursos de odio, lo que brinda a los gobiernos la excusa para reprimir otras formas legítimas de expresión, ya sean políticas, étnicas o religiosas. La nueva ley antiterrorista que China promulgó en diciembre para censurar la actividad de grupos terroristas en internet, sirve de ejemplo. Ya es usada para castigar a disidentes y opositores a los que también se califica de terroristas.

Algo parecido todavía sucede en algunos países latinoamericanos, donde el solo mote de “terrorista de Estado” a opositores, ha servido para que las cárceles estén llenas de presos políticos. En Inglaterra, por otro lado, la controversia surge en torno a la legislación sobre el discurso de odio. El Parlamento inglés decidirá esta próxima semana si permite la entrada al país de Donald Trump, quien criticó a los musulmanes ingleses y pregona que no dejará entrar a ningún musulmán a EEUU de llegar a la Presidencia.

Los dichos y prejuicios de Trump pueden ser insultantes, pero prohibirle que los exprese o condenar sus opiniones antes de que se conviertan en acciones reales, es una reacción exagerada. Una reacción que podría degenerar en excesos para censurar otras expresiones que aunque sean ofensivas, pueden contribuir al debate y generar aprendizaje.

La jurisprudencia de la Corte Suprema de EEUU, que siempre ha protegido el derecho a la libertad de expresión por sobre otros, solo permite la restricción a la incitación a la violencia, cuando la agresión es intencional o representa un peligro inminente. La Corte prohíbe que se censuren los discursos inflamatorios, considerando que para lidiar con ellos es mejor más libertad que represión.  De ahí que contrario a otros países, en EEUU no se prohíben manifestaciones neo nazis, alabanzas al Ku Klux Klan o la quema de la bandera, siempre y cuando no entorpezcan otras actividades públicas.

Castigar la incitación a la violencia y los discursos de odio cuando son solo expresiones sin que representen peligros inminentes, podría provocar abusos contra todo tipo de mensajes. Por ejemplo, la revista satírica francesa Charlie Hebdó no habría podido publicar esta semana un homenaje en tapa a sus 11 caricaturistas acribillados en nombre de Alá el año pasado. Publicó una caricatura de un Dios malvado con un fusil en su espalda y un titular sugerente – “un año después el asesino sigue suelto”- que seguramente ofendió a musulmanes y creyentes en general, como así lo señaló el Osservatore Romano del Vaticano.

El tema es complejo. Las nuevas legislaciones no distinguen la incitación al terrorismo con reclutamiento de terroristas, los gobiernos más autoritarios aprovechan a restringir todo en nombre de la seguridad nacional y otros vigilan indiscriminadamente a los usuarios afectando el derecho a la privacidad. Por otro lado, empresas tecnológicas como Facebook, Twitter y Google, están siendo presionadas para crear mecanismos de censura contra los terroristas para evitar que sigan usando sus redes para hacer propaganda, planear atentados y reclutar militantes.

Ojala las empresas activen esos mecanismos en forma rápida y eficiente. Así evitarán que los gobiernos tengan que reaccionar creando leyes antiterroristas que, indefectiblemente como en el caso de China, servirán para censurar todo tipo de expresiones.

septiembre 26, 2015

Francisco, entre lobos y ovejas

Inspirador, político y diplomático como nunca, el papa Francisco atrajo la atención de gente de todos los credos e ideologías en su primera peregrinación por Cuba y EEUU, consagrándose como líder humanitario y espiritual de carácter universal.

La percepción de su liderazgo ya era soberbia, pero saltará por los cielos después de este viaje. En una encuesta anterior del New York Times, la mayoría lo reconocía como líder moral más allá de su jefatura en la Iglesia Católica, mientras que otra del Pew Center destacaba su popularidad entre el 75% de los protestantes y el 68% de los que no profesan religiones.

Su buena aura deviene de varias virtudes: Actúa como predica y combina como nadie la espiritualidad con la política. Equilibra a la perfección ideas con acciones. Desde acelerar los procesos de nulidad del matrimonio hasta pedir perdón para las mujeres que abortan; o desde pedir por la pacificación de Colombia en Cuba, hasta renegar de la “cultura del descarte” y pedir la prohibición de armas nucleares a la asamblea general de Naciones Unidas.

Nadie es indiferente o totalmente crítico con su mensaje. Desde ópticas tan diferentes como la de Raúl Castro, los legisladores estadounidenses o los líderes en la ONU que le escucharon su reclamo por “techo, trabajo y tierra”, todos se sienten incluidos. Toman, eso sí, lo que les beneficia y desechan lo que les perjudica.

En este viaje, a diferencia de otros, Francisco pareció que desde su desembarco en La Habana y en Washington prefería abocarse a buscar a la oveja descarriada que ahuyentar a los lobos disfrazados de corderos.

Esquivó ante los Castro ser directo contra la dictadura militar más longeva, así como en el Congreso estadounidense evitó criticar al capitalismo como en su previo viaje por Bolivia y Ecuador. En La Habana prefirió hablar de la revolución de la misericordia y que el Estado debe servir a las personas y no a las ideologías. En el Congreso estadounidense se honró de estar en la “tierra de los libres y el hogar de los valientes”, como reza el himno nacional, pero llamó a la unidad y la tolerancia, algo que escasea entre demócratas y republicanos.

Desde ese Congreso no habló solo para EEUU, sino al mundo. Apeló a la responsabilidad de los políticos por el bien común, con un mensaje que sirvió tanto para los cubanos aferrados al poder como para los estadounidenses dominados por la polarización. Les dejó dos frases perfectas: “Un buen político opta siempre por generar procesos, más que ocupar espacios” y “hay que evitar el reduccionismo simplista que divide la realidad en buenos y malos; entre justos y pecadores”.

Como sucede en cada viaje, cada quien hizo uso selectivo de sus frases. Raúl y Fidel Castro creyeron escuchar que la inclusión era la de Cuba en el mundo y no la que pidió Francisco, la de los disidentes en su propia Cuba. Y entre legisladores estadounidenses, los demócratas aplaudieron a rabiar el mensaje sobre el control de armas, los inmigrantes y la ecología; mientras los republicanos se regocijaron con la defensa de la clase media, la familia y la condena del aborto.

Pese a su diplomacia, Francisco cosechó críticas, ya sea por su desaprobación a la pena de muerte o a las guerras para dirimir conflictos. También porque fue demasiado bueno con la tiranía de los Castro, que desde hace 56 años se ha autoproclamado propietaria del libre albedrío de los cubanos.

Francisco tampoco dejó de lado su prédica a favor de la revolución interna. Reiteró a sus obispos y curas que dejen de encubrir la vergüenza de la pederastia, la necesidad de salir al encuentro de la gente para evangelizar en la calle a preferir la comodidad de los templos y a no descuidar a los más vulnerables, refugiados e inmigrantes.


Más líder moral y humanitario de todos que pastoral o religioso para los católicos, la importancia de Francisco se debe a que se encumbró como faro que alumbra y que ayuda a distinguir lo malo de lo bueno. Su popularidad y prestigio deviene por desafiar a todos con un mensaje simple, compasivo y predicar con el ejemplo. Algo que rápidamente encandila, desde que las palabras y las acciones de la mayoría de los líderes del mundo entero están cada vez más desprestigiadas.

agosto 10, 2015

Clima despejado hacia París

A 18 meses de terminar su mandato, Barack Obama sigue firme en procura de construir su legado. No será recordado tan solo por ser el primer presidente negro en la Casa Blanca o por destrabar las relaciones con Cuba e Irán. También lo será por asumir que Estados Unidos es gran responsable por el calentamiento global del planeta.
Displicente años atrás cuando el tema ni siquiera formaba parte de sus discursos electorales, esta semana Obama sorprendió anunciando drásticas medidas para reducir la contaminación ambiental. Despejó así el clima enrarecido previo a la Cumbre de París, donde los 200 países que componen la ONU, se sentirán ahora más motivados para comprometerse a firmar un acuerdo obligatorio para reducir los gases de efecto invernadero.
El nuevo liderazgo de Obama es irreprochable aunque llega un poco tarde. Pero como dice el dicho, más vale tarde que nunca. Lo interesante esta vez es que Obama no le habló a su país como otras veces, sino que prefirió hacerlo a través de un video oficial por Facebook.
El mensaje por Facebook tiene mayores atributos que una cadena nacional; aunque más informal, está dedicado a un público más universal, justo al que estratégica y aparentemente quería hablarle por dos motivos. Primero para anunciarle al mundo que EEUU tiene “una obligación moral” por haber avivado el cambio climático y, por otro, para que el mundo le ayude a contrarrestar la pelea en contra que le dará la oposición republicana.
Es que aunque suene como un plan increíble reducir en un 30% la contaminación de dióxido carbono que emana de las plantas eléctricas a carbón, los republicanos, que dominan el Congreso, consideran que el Plan de Energía Limpia debilita el poder autónomo de los estados en materia ecológica y destruirá millones de empleos.
Los republicanos no tienen razones muy válidas, actúan como oposición temiendo que la demócrata Hillary Clinton herede estas buenas medidas ambientalistas para aupar su campaña presidencial de 2016. En realidad, las energías alternativas, eólica y solar, crearán más empleos que los que se perderán por las energías a carbón, todavía aferradas a una ya fenecida revolución industrial que causó estragos con el clima.
Los republicanos tampoco tienen mucho plafond político donde aferrarse. Tarde o temprano deberán dejar de pensar electoralmente y sumarse a esta nueva conciencia universal (y científica) de que todos los países deben hacer esfuerzos, incluidos los otros dos grandes contaminantes de la Tierra, China y la Unión Europea, para evitar que la temperatura suba más de 2 grados centígrados y se desaten efectos catastróficos.
Obama, oportunista o a conciencia, pasará a la historia sin dudas por sus virtudes ecológicas. No solo como el primer presidente que impone límites concretos y positivos contra la polución por dióxido de carbono, responsable del 31% de la contaminación, sino también por haber impuesto severas obligaciones a las automotrices para que fabriquen autos con mayor autonomía, más eficientes y eléctricos.
Sumado a sus medidas y a su mensaje universal sobre que “somos la primera generación que siente las consecuencias del cambio climático y la última que tiene la oportunidad de hacer algo para detenerlo”, Obama se está cimentando como líder. Ojalá sus decisiones y actitudes sean capaces de contagiar e incentivar a otros gobiernos a tomar el mismo camino y a que el cambio climático no esté ausente de campañas electorales, como las actuales en Argentina y Guatemala.
Ningún gobierno puede ya creer que el calentamiento es una solución que deben traer los más ricos o más contaminantes. Más allá de los niveles de responsabilidad, todos deben contribuir a minimizar los efectos del cambio climático, pensando que de lo contrario sufrirán mayores consecuencias en materia de salud pública y economía.
Pese a esto, tampoco se puede pecar de pesimismo como ocurrió en diciembre pasado tras la reunión preparatoria sobre el clima en Lima, cuando se descartaron acuerdos y obligaciones. Hoy, pocos meses después, debido a la decisión de Obama, el hecho de que China se haya comprometido por primera vez a reducir su contaminación y la encíclica verde del papa Francisco, el pronóstico del clima para la Cumbre de París ha mejorado sustancialmente. Hay mayor conciencia y optimismo. 

julio 27, 2015

París verde = Oportunidad histórica

El futuro de nuestro planeta está en manos de todos, pero bajo la decisión de unos pocos. Será en la cumbre de cambio climático de diciembre en Paris cuando los gobiernos tendrán la responsabilidad de que la Tierra deje de ser “un inmenso depósito de porquerías” como denunció el papa Francisco. 

La deuda ecológica es grave. De persistir el nivel de contaminación actual, la temperatura sobrepasará los dos grados centígrados de calentamiento en este siglo; y las consecuencias se perfilan devastadoras. Los científicos auguran que un grado adicional potenciará desastres naturales, extinción de especies y escasez de alimentos, agua y energía.

Francisco va mucho más allá y advierte en su encíclica verde, Alabado Seas - cuyo nombre está inspirado en el Cántico de las Criaturas de Francisco de Asís y en la que conjuga las dos pasiones del santo, amor por la pobreza y la naturaleza – que la falta de cuidado medioambiental derivará en mayor miseria, más guerras y menos vidas.

No es casualidad que haya lanzado este documento meses antes de la cumbre de Paris donde deberá firmarse un acuerdo mundial obligatorio para reemplazar al fracasado de Kioto, un manojo de voluntades y buenos deseos. Francisco desafió a los líderes mundiales, sabedor de que la mayoría apunta a mantener el poder a toda costa con objetivos a corto plazo: “La grandeza política se muestra cuando, en momentos difíciles, se obra por grandes principios y pensando en el bien común a largo plazo”.
En la encíclica Francisco no se presta a dudas sobre si el calentamiento es un problema causado por el hombre o consecuencia de un proceso natural del universo. Acusa a los líderes mundiales por su “debilidad de reacción” y haber sometido la política a los intereses de la economía y la tecnología. A esta “debilidad internacional” la describe como la gran causante de los fracasos de anteriores cumbres sobre medioambiente.
En el documento de 191 páginas, dedicado esta vez no solo a los creyentes, sino de carácter universal, reta a todos los gobiernos, principalmente a lo más a ricos, a actuar con rapidez y tomar decisiones drásticas: “¿Para qué se quiere preservar hoy un poder que será recordado por su incapacidad de intervenir cuando era urgente y necesario?”.

Como cualquier novelista que debe presentar su nuevo libro, Francisco tiene una estrategia concreta para machacar por decisiones ecológicas urgentes y hacer a todos responsables. Usará la excelente plataforma del Congreso estadounidense en su viaje de setiembre, así como esta semana convocó a un foro sobre medioambiente en el Vaticano. Frente a 60 alcaldes de todo el mundo, los comprometió a trabajar más allá de lo que hagan los presidentes mundiales. “La Santa Sede o tal país podrán hacer un buen discurso en la ONU, pero si no hay trabajo desde la periferia al centro, no tendrá efecto”, concluyó.

La mayor conciencia ecológica está dando mejores frutos. China, el mayor contaminante con 27% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, después de EEUU con 17.7% y la Unión Europea con 9.9%, anunció este mes un compromiso para descarbonizar su economía. Prometió que para 2030 el 20% de su energía será de fuentes renovables y que reducirá en un 60% su dependencia del carbón.
En coincidencia con el foro del Vaticano, Francia organizó esta semana una Cumbre de las conciencias por el clima. El presidente François Hollande, concluyó que el cuidado del medioambiente es un deber moral y que la reunión de París asoma como oportunidad histórica. Comparó este proceso ecológico con el que se vivió a favor del movimiento por los derechos humanos tras la Segunda Guerra Mundial.
La misma dimensión la dieron 36 premios Nobel a principios de mes reunidos en Alemania: “Si no se revisa nuestra cada vez mayor demanda de alimentos, agua y energía, acabará por sobrepasar la capacidad que tiene la Tierra para satisfacer las necesidades de la humanidad, y llevará a una tragedia humana a gran escala”.
Los acuerdos que se alcancen en París trascienden el verde ecológico. Esta oportunidad histórica e invocación de Francisco por una “solidaridad universal nueva”, servirá para buscar un mayor equilibrio económico, combatir la desigualdad mundial y, sobre todo, para construir más paz. 

septiembre 27, 2014

Clima todavía muy demagógico

Sobre tres grandes luchas se debatió esta semana en la asamblea de Naciones Unidas: Contra el terrorismo internacional, el virus del ébola y el cambio climático.

Las dos primeras batallas son difíciles pero tangibles, de ahí que por los acuerdos y consensos alcanzados sobre acciones inmediatas, se pronostique éxito a corto o mediano plazo. En cuanto a la protección del medio ambiente, la realidad es muy diferente. Muchos países todavía consideran que el tema es importante, pero no urgente debido a que los resultados no se verán hasta en la próxima generación. Aun así, todos los líderes pronunciaron discursos rimbombantes sobre la necesidad de reducir los gases de efecto invernadero e invertir en energías renovables.

Si bien el martes hubo tanta demagogia como en pasadas asambleas, vale destacar que hay algo de mayor conciencia sobre las urgencias. Todos los países - ricos, emergentes y pobres - coincidieron en dejar de achacarse culpas y trabajar para que el año próximo en París se alcance un tratado con prácticas y objetivos comunes para reducir los gases contaminantes.

Los gobiernos no hubieran conseguido este avance a no ser por la presión que ejerció la sociedad civil. En el Central Park de Nueva York el domingo desfilaron 300 mil personas, una de las 2.700 marchas que se contagiaron en 158 países. Y también porque el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, advirtió la demagogia y reclamó cambios: “No estamos aquí para hablar sino para actuar”.

Ya nadie quiere escuchar discursos sino ver acciones concretas. Tampoco que gobiernos y científicos con intereses mezquinos emitan informes sobre que el cambio climático es un proceso normal del universo, así como las tabacaleras se pasaron décadas negando que el cigarrillo cause cáncer. Los datos son contundentes. En 2013 las emisiones de combustibles fósiles aumentaron 2,3% alcanzando un récord de 36 mil millones de toneladas de dióxido de carbono. Este año el porcentaje será mayor.

A una tasa anual de 40 mil millones de toneladas liberadas al año, en menos de una generación se llegaría al tope de 1.200 que puede soportar la Tierra antes de que suba la temperatura dos grados centígrado y las consecuencias sean catastróficas. El último informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático pronosticó que en este siglo la degradación irreversible del ecosistema desplazará a millones de personas, generándose conflictos y guerras.

El gobierno de EEUU ya admitió culpas y responsabilidades. El estudio “Evaluación Nacional del Clima” realizado por 300 científicos, demostró los problemas actuales que afectan al país, entre ellos, desastres meteorológicos, cambios en la agricultura y en el nivel del mar y mayor número de enfermedades. Ahora se espera que China, el mayor contaminador con el 28% de las emisiones del planeta, e India, el cuarto después de EEUU y la Unión Europea, se comprometan a descontaminar, pese a que teman una desaceleración de sus economías.

Más allá de los gobiernos, las empresas de transporte y constructores de automóviles también se comprometieron a sustituir gasolina por electricidad y las petroleras a reducir las emisiones de metano.

La sustitución de energías fósiles por las renovables, eólica y solar, se apunta como la alternativa más eficiente y factible, y en esa práctica Alemania, España y Brasil, están adelantados. Sin embargo, para contagiar al resto, todavía falta demostrar que las energías renovables son redituables en comparación con el carbón, siempre barato y accesible.

La respuesta puede encontrarse en “La nueva economía del clima”, reciente informe del Fondo Monetario Internacional y la Universidad de Bolonia. No habla de sustitución de energías, sino de reemplazo de impuestos. Que los países impongan cargas tributarias caras a la tonelada de emanación por carbón y que, al mismo tiempo, reduzcan otros impuestos como el de las ganancias. Considera que así, a la vez que se incentive la sustitución de energías, la mayor cantidad de dinero circulante proporcionaría beneficios adicionales para el crecimiento del país.

Quizás esta sea la receta más concreta hasta ahora. Podría ayudar a vencer la resistencia de aquellos gobiernos que ven en la lucha contra el cambio climático un mal negocio y una gran amenaza para sus economías. 

enero 28, 2014

Cachetada a la disidencia en Cuba

No debe haber peor bofetón, desaliento y frustración para un opositor cubano que ser ignorado por los jefes de Estado de toda Latinoamérica, el Caribe y los líderes de la ONU y la OEA, como estará sucediendo entre hoy y mañana en La Habana durante la cumbre de la CELAC.

Los disidentes cubanos por décadas han sido agredidos, golpeados, encarcelados, reprimidos y restringidos, pero siempre pudieron soportar la opresión a cambio de la esperanza de que algún día, cuando la cultura democrática floreciera en todo el continente, fueran reconocidos como fuerza política mientras su gobierno sería arrastrado, inexorablemente, a ese sistema.

Pese a todas las agresiones, los disidentes cubanos, desde las integrantes de las Damas de Blanco, o los más conocidos como Biscet, Fariñas y Yoani, entre tantos otros desconocidos y anónimos, vivieron cada honor y premio en el exterior – o desde las cárceles – como un reconocimiento a su lucha personal; pero, más aún, como un voto de castigo al gobierno dictatorial y anacrónico de la familia Castro.

Se equivocaron y feo. La dictadura, siempre adicta a los subsidios extranjeros, desde Rusia a China pasando por Venezuela, se la ha ingeniado para sobrevivir económica y políticamente. Su mejor último aliado ideológico, el finado ex presidente Hugo Chávez, fue quien sostuvo al régimen con petróleo y quien en 2009 lo devolvió al seno de la OEA y creó esta CELAC en 2010, para que Cuba se crea políticamente libre para tratar de igual a igual al resto de gobiernos democráticos, pese a las condiciones remachadas en los tratados internacionales, como la Carta Democrática Interamericana.

El gobierno cubano reclama mayores libertades mediante acuerdos económicos que permiten que los cubanos puedan trabajar por cuenta propia, alquilar viviendas o comprar automóviles. Sin embargo, sigue restringiendo las más importantes, las políticas, que tienen que ver con el derecho al voto, a la libertad de expresión y a la libertad de asociación y reunión. Es el único régimen de las Américas que se arroga en forma monopólica todas las potestades políticas de la nación.

Los disidentes pueden comprender este destino, pero lo que les resulta despreciable es que, por conveniencia política, todos los líderes presentes en La Habana los ignoren para no incomodar a los hermanos Raúl y Fidel Castro. Les duele que teniendo una oportunidad histórica en su propio suelo, la CELAC termine hablando sobre la importancia de las plantaciones de quinua, la soberanía de los estados y de que se declare zona de paz a Latinoamérica, pero calle sobre la paz y la libertad que a ellos y a todos los cubanos se les niega en su propio país.


Los disidentes sienten la cachetada fuerte y tal vez esta sea la más hipócrita que han tenido que soportar, porque ha sido en su propia casa. Están en su sano juicio si consideran que la cumbre es una burla a la democracia y a sus aspiraciones.        

octubre 29, 2013

Privacidad en la web: No hay que por bien no venga

En las últimas décadas, EE.UU. fue el gobierno que más batalló para que uno de sus inventos, el internet, sea libre, gratuito y neutral; además de haber luchado a brazo partido contra gobiernos que siempre trataron de controlar la web, como los casos de China, Saudi Arabia, Cuba, Vietnam, entre tantos otros.
Actualmente, debido al programa masivo de vigilancia electrónica y de telecomunicaciones adelantado por la estadounidense Agencia Nacional de Seguridad, que ha puesto en vilo la seguridad y privacidad de los usuarios particulares en la net, dos países, cuyos líderes, empresas y ciudadanos han sido víctimas de esa prácticas, están proponiendo cambios al modelo actual de internet y promoviendo resguardos para la privacidad.
Casi en despecho por el espionaje sufrido, las líderes de Brasil y Alemania, Dilma Rousseff y Angela Merkel, están tratando que las Naciones Unidas sea el páramo para contener el espionaje indiscriminado por parte del gobierno de Barack Obama, a través de una resolución que deberá debatirse en el comité de Derechos Humanos de la Asamblea General de la ONU. El texto que ya está ganando adeptos entre países amigos y enemigos de Washington por igual, incluye la propuesta de Rousseff de que el internet sea regulado por un cuerpo de Naciones Unidas y que el Alto Comisionado por los Derechos Humanos de la organización confeccione dos informes anuales sobre la vigilancia indiscriminada y la violación de los derechos humanos, así como que incluya recomendaciones de buenas prácticas para los gobiernos.
Obviamente, un internet gobernado por un cuerpo de Naciones Unidas no es buena idea, desde que el Comité de Derechos Humanos estuvo liderado por países como Cuba, China o Libia que en los últimos 50 años no se caracterizaron por la defensa de esos derechos. Podría suceder que países que siempre han querido controlar a los usuarios del internet, pudieran ahora estar justificados para poder hacerlo.


Sin embargo, el tema de informes y condenas al tema de la violación a la privacidad, sería un aporte considerable para denunciar los atropellos que se comenten en la web y a través de esta. Después de todo, por ir en contra de sus propias convicciones y por mal usar el internet, EE.UU. podría estar logrando lo que siempre estuvo buscando, que se denuncien las violaciones a la libertad, seguridad y a la privacidad en el internet. No hay mal que por bien no venga, dice el dicho que fácilmente se aplica a esta situación.

septiembre 29, 2013

Google y la peligrosa propuesta de Dilma Rousseff

Ofuscada por ser ella y su país víctimas de espionaje, la presidente de Brasil, Dilma Rousseff, tuvo sobradas razones para despotricar contra el gobierno de EE.UU. en la asamblea de Naciones Unidas, donde pidió desmantelar la red de vigilancia electrónica global que viola el derecho internacional.
Sin embargo, Rousseff se extralimitó al solicitar una mayor regulación del internet, poniendo en la misma bolsa a las compañías privadas como Google, Facebook, Apple o Microsoft, que a los gobiernos. No consideró que estas empresas, gracias a que se desarrollan en un clima de libertad y sin restricciones gubernamentales, pudieron innovar y crear productos que avivaron la industria del conocimiento y transformaron la forma en cómo vivimos.
La falta de distinción de Rousseff entre culpar a las compañías de internet o pedir cuentas claras al gobierno de Barack Obama por su escasa transparencia y prácticas secretas de espionaje, puede acarrear riesgos graves para el futuro del internet y la humanidad. Justamente, su propuesta es un viejo anhelo de varios gobiernos, entre ellos los de Rusia, China, Cuba y Vietnam, que censuran el internet y encarcelan internautas, justificando que desestabilizan con su disenso y opiniones virtuales.
La revolución digital que lideran las megaempresas del internet, no habría sido posible en un contexto represivo. Grandes avances tecnológicos que permitieron la creación de Facebook, Wikipedia o Google Maps, solo pudieron surgir de países sin restricciones políticas y económicas, y donde se premia e incentiva la invención y la innovación.
Google es un ejemplo palpable. No solo es motor de búsqueda y agencia de publicidad con ingresos monstruosos, sino una compañía que ha convertido al conocimiento, la acción de almacenar y procesar datos, en una fuente inagotable de ideas en pos de su desarrollo y del bien común.
Larry Page, uno de sus fundadores junto a Sergey Brin, anunció en estos días la creación de Calico, una división de investigación científica que se enfocará en destrabar el misterio del envejecimiento. Se trata de uno de los proyectos más ambiciosos de la empresa que hace tiempo invierte en investigación de la salud y genética, mientras procesa millones de datos médicos para descubrir curas que por ahora están reservadas a medicamentos y corporaciones farmacéuticas.
En la salud, así como en la tecnología, Google es un laboratorio gigante, donde se innova, prueba y erra sin cesar, descartándose ideas y productos de escaso resultado económico o de utilidad para el público. Muchos proyectos fueron desechados, como Google Buzz que no pudo competir con Twitter o Google+ que parece en vías de extinción, ante un Facebook que no pudo desbancar.
En esa cultura de laboratorio continuo, solo posible en mercados desregulados y libres, Google está registrando grandes mejoras para la humanidad. Así como Calico, se destaca su proyecto X, de donde surgieron grandes ideas, algunas de las cuales revolucionarán la forma en que vivimos y nos conectamos con el mundo. Los lentes inteligente Google Glass, por un lado, y el proyecto Loon, por el otro, que mediante globos aerostáticos permite llevar internet y conexión a personas en zonas remotas y pobres.
A ello, Google suma la invención de los automóviles sin conductor y Makani Power, una compañía dedicada a la investigación y creación de energías renovables, creaciones todas que globaliza sin dejar derechos específicos para ningún país y que superan la capacidad de cualquier gobierno.
Es obvio que como cualquier compañía privada, Google busca el lucro por medio de sus filiales YouTube, AdSense, Gmail, Maps y Android, entre las más conocidas, y que también ha cometido errores graves en temas de privacidad, derechos de autor o agachar la cabeza ante el gobierno chino para penetrar aquel mercado. Pero también invierte capacidad y recursos en avances para la humanidad.
Mediante excesivas regulaciones al internet que podrían degenerar tras la  propuesta de Rousseff, se corre el riesgo de coartar el espíritu emprendedor de estas empresas y otras en formación, que gracias a la industria del conocimiento, adoptaron políticas de responsabilidad social ya sea para luchar contra el sida y la malaria, tal el caso de Microsoft, o para detener la vejez como pretende Google. 

septiembre 24, 2013

Rousseff tiene razón, pero…

Entre varios discursos presidenciales en la Asamblea de Naciones Unidas, el de Dilma Rousseff se destacó ampliamente por desafiar a la comunidad internacional y especialmente al gobierno de Barack Obama para que se termine de usar el internet como un arma de espionaje que contraviene el derecho internacional y la soberanía de los países.

Rousseff, indignada por el espionaje en internet de usuarios y empresas brasileñas así como las escuchas telefónicas de las que fue víctima, según relató Edward Snowden, a manos de la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense, pidió una mayor regulación de la red mundial, además de haber cancelado su reunión con Obama en octubre.

Si bien la presidenta brasileña está justificada, su petición por mayores regulaciones al internet podría desencadenar un peligroso consenso. En especial de aquellos países que hace años vienen reclamando reglas más estrictas para el internet, no con el fin de que sea más ordenado y que se garantice la libertad, sino todo lo contrario. Justamente esos países, como Cuba, Irán, China, Rusia, Vietnam, Algeria, entre varios otros, es donde mayor cantidad de internautas siguen presos, acusados de diseminar en sus blogs información desestabilizadora para esos regímenes.

Rousseff no está entendiendo que el problema no es el internet, tal como está concebido. Sus críticas deberían estar dirigidas más bien a las acciones del gobierno estadounidense para el espionaje, el que utiliza no solo al internet sino a todo tipo de comunicaciones - electrónicas, telefónicas y satelitales – para su cometido, el cual está respaldado, en gran parte, por leyes y tribunales que las aplican en forma secreto.

El grave problema del gobierno de Obama es la falta de transparencia y el sigilo con el que envuelve todo tipo de tareas. Repito aquí un par de párrafos de lo que escribí en mi columna de junio pasado, titulada “¿Seguridad, privacidad o transparencia?”

“Obama debe revisar sus políticas de vigilancia sobre el internet, ya que no puede estar escribiendo con la mano lo que borra con el codo. Lo contradictorio, es que Obama fue quien ayudó al desarrollo impetuoso de la industria digital, instaló al internet como la panacea para el comercio y el desarrollo internacional, y es quien promociona que las redes sociales sean instrumentos para empoderar cambios democráticos como el de la Primavera Árabe y despotrica contra todo gobierno autoritario que restringe su uso.

Es lógico que el gobierno debe mantener sigilo para detectar terroristas, pero bien podría hacerlo en forma transparente, explicar sus políticas de vigilancia para que los usuarios de Facebook, Google o Skype sepan a qué atenerse o en qué plataformas pueden sentirse más libres o que no sean tratados como sospechosos.

Más que un debate ciudadano sobre seguridad y privacidad, lo que se requiere es una amplia discusión en el Congreso sobre el costo político, comercial y de credibilidad por mantener una vetusta cultura del secreto. Aunque disguste a muchos, tal vez el delator Edward Snowden, haya ayudado para que el Congreso se enfoque en legislar a favor de la transparencia gubernamental”.



julio 22, 2012

Internet; por fin, nuevo derecho humano


Mientras el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas (CDHNU) pedía por primera vez a los gobiernos que protejan y garanticen la libertad de expresión en internet, un complicado debate sobre el papel de las empresas proveedoras de tecnología y servicios digitales en los países más autoritarios, ha cobrado intensidad.

La solicitud del CDHNU tras reconocer la semana pasada que la libertad de expresión digital y el acceso al internet es un derecho humano, coincidió con un inusual pedido de un grupo de ONGs estadounidenses, dedicado a denunciar violaciones a los derechos humanos en Cuba, Irán, Siria, Sudán y en otras dictaduras. En una carta dirigida a Google, Adobe, McAfee, Yahoo y Facebook, el grupo les exhortó a burlar los embargos económicos que imponen EE.UU. y la Comunidad Europea a los regímenes opresores, para seguir vendiéndoles software y tecnologías de la información.

Si bien los gobiernos represores usan esas tecnologías para censurar contenidos, vigilar y espiar internautas, el grupo considera que se trata de un mal menor, si se compara con el hecho de que el internet, las redes sociales y la telefonía móvil son las herramientas que los disidentes y opositores usan para denunciar abusos, convocar marchas y forzar cambios políticos.

El pedido es muy loable, pero a la vez complejo. Muchas de estas corporaciones, como Google, Apple, Microsoft, Siemens, Ericsson ya fueron sancionadas por vender software y tecnología o colaborar con gobiernos autoritarios, motivando en abril pasado una orden ejecutiva del presidente Barack Obama que prohíbe “vender, ceder o proveer de cualquier manera bienes, servicios o tecnología… que pudieran poner en riesgo los derechos humanos”.

La solicitud de las ONGs desnuda otra disyuntiva permanente a la que se enfrentan estas compañías, entre aceptar las reglas de juego que imponen los gobiernos autócratas o no cumplir con sus objetivos de expansión comercial, como por ejemplo Google, que prefirió renunciar al mega mercado chino, a tener que prestar su motor de búsqueda para la censura oficial.
El dilema pudiera agravarse aún más en el futuro. Se prevé que para el 2020, de no establecerse una fuerte cultura ética y reglas estrictas, muchas empresas tecnológicas cederán a la presión de gobiernos totalitarios, debido a la competencia y los beneficios económicos. Así lo cree una mayoría de más de mil ejecutivos de Nokia, Netflix, Microsoft y Google, consultados por el Centro de Investigación Pew. Esta investigación también planteó dudas razonables sobre el nivel de libertad que habrá en el internet del futuro.
Todo podría empeorar, además, si se considera que en un futuro cercano los países democráticos no serían los únicos en poseer la llave de la ciencia y la innovación informática. Globalización y transferencia de tecnología mediante, los países autoritarios pronto podrían prescindir del extranjero.  
Por ahora, a esos gobiernos les resulta suficiente con controlar mediante adquisición de tecnologías e imposición de leyes restrictivas. Rusia lo demostró esta semana. Diputados oficialistas aprobaron una ley sobre pornografía infantil que la oposición cree será usada para censurar Facebook y Twitter, redes que han sido fundamentales para organizar las marchas de protesta contra el fraude electoral que llevó a Vladimir Putin al poder. Es una treta parecida a la que usó Hugo Chávez, cuando pasó la cláusula de horario de protección al menor, que terminó siendo la clave para ordenar el cierre de medios como Radio Caracas Televisión.
 Aparte de los intereses de gobiernos y empresas, preocupan otros controles más sutiles y que pasan desapercibidos, que también ponen en riesgo la libertad de expresión. Como los algoritmos personalizados, que utilizando nuestros “likes” y búsquedas, van creando nuestro perfil sobre la base de gustos y criterios. Con el tiempo, no solo se pierde privacidad, sino también se consume información complaciente, bloqueándose otros puntos de vista. Se trata de una filtración auto infligida; quizás, de auto censura involuntaria.
Mientras tanto, habrá que ver si la afirmación de Naciones Unidas de que el internet es un derecho humano, ayudará a que éste no solo se piense en función de avances tecnológicos y comerciales, sino de su influencia en la libertad y la conducta humanas.

junio 13, 2012

Malvinas: obvio y estúpido referéndum

Los políticos británicos de las Islas Malvinas anunciaron un referéndum en el que le consultarán a los ciudadanos malvinenses si querrán seguir con su estatus de británicos o preferirán ser argentinos y regidos por el gobierno de Buenos Aires.

Más que un referéndum se trata de una treta de propaganda para dejar por sentado lo que ya todos saben. Por ello, cuando la noticia surcó los cielos del Atlántico Sur – justo en momentos que el gobierno de Cristina de Kirchner está por demandar a petroleras internacionales que explotan el subsuelo submarino cerca de las islas y se apresta a viajar a Nueva York para representar a la Argentina en la sesión por Malvinas del Comité de Descolonización de las Naciones Unidas – el primer ministro británico, James Cameron, ni lerdo ni perezoso, dijo que el Reino Unido “respetará y defenderá” el resultado de la votación.

El referéndum, anunciado para la “primera mitad de 2013” por el presidente de la Asamblea Legislativa de las islas, Gavin Short, carece de validez. Primero porque se trata más de un resultado que puede buscarse por medio de una simple encuesta sobre empatías. Un referéndum sirve para decidir entre un sí y un no sobre un tema conflictivo entre dos posiciones polarizadas. En este caso no hay polarización, siempre se supo que los malvinenses quieren ser británicos, de eso nadie tiene dudas, ni siquiera el gobierno argentino. Además un referéndum no tiene validez cuando se consulta solo a una parte de dos en conflicto. Es como si preguntarle a los chavistas si quisieran que Chávez sea el candidato del PSU; o, en un caso internacional, como si se les preguntara a los chilenos o a los bolivianos si Chile debiera entregarle a Evo Morales una salida al mar. Los resultados serían obvios.

Tanto el argumento del referéndum como los dichos de Cameron (“Sólo el pueblo de las Falklands (sic) puede decidir cómo quiere ser gobernado. Por eso respaldo ampliamente esta iniciativa. De hecho, creo que llega en un momento muy significativo y le permitirá al pueblo de las islas enviar un mensaje claro a la Argentina y a toda la comunidad internacional de que son los únicos dueños de su destino”), son realmente obvios, estúpidos y propagandísticos.

Para cualquier tipo interpretación que se haga sobre Malvinas hay ciertas consideraciones a tener en cuenta. Las Islas Malvinas son una colonia británica y no existe otro modo de clasificarlas. Los británicos las usurparon a Argentina en 1833; posteriormente tras décadas tímidas de reclamos, la dictadura militar las invadió en 1982 perdiendo una guerra contra el Reino Unido, bajo alianzas regionales de Estados Unidos, Canadá y Chile, entre otros países americanos, que le dieron la espalda al tratado del TIAR. Ahora el gobierno argentino actual, por consideraciones nacionalistas que algunos piensan están motivadas por los mismos argumentos de la dictadura, de nuevo trae a colación el tema de la soberanía, con el apoyo de resoluciones de la ONU que son ignoradas por Gran Bretaña y otras grandes potencias. A largo plazo – décadas quizá - no habrá forma que el Reino Unido pueda ignorar este reclamo, como así sucedió con territorios como el de Hong Kong.

La posición de los británicos no se sostiene; solo les queda la excusa de la invasión militar argentina. No tienen otro argumento.

diciembre 10, 2011

De “Deberes humanos”, debería ser este día

Hoy se celebra el Día Internacional de los Derechos Humanos después de que hace 63 años las Naciones Unidas adoptara el 10 de diciembre de 1948 la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Debería hacerse otra declaración que obligue a las naciones a respetar esos derechos, por lo que debería llamarse Declaración Universal de los Deberes Humanos, para que todos los estados de mundo, que casi llegan a 200, cumplan con preceptos básicos so pena de aislamiento internacional. No me refiero a países en los que sí se violan los derechos humanos en forma esporádica, sino a aquellos que hacen de las violaciones su vida cotidiana.

En nuestra América Latina, Cuba se destaca por no cumplir con ninguno de los preceptos, entre ellos los de libertad religiosa, de asociación, de reunión, de traslado y de libertad de expresión y de prensa. Otros países como Venezuela y Ecuador son una vergüenza para el continente, ya que habitualmente desobedecen las opiniones y fallos de la Comisión Interamericanas de Derechos Humanos.

La Declaración debería ser vinculante, obligatoria, porque de lo contrario sirve para hacer declamaciones, cháchara y demagogia, como está demostrado en el propio Consejo de los Derechos Humanos de la ONU - un hazmerreír de la institución - ya que de entre sus continuos miembros se observa a China, Libia, Irán y Cuba, entre otros.

octubre 12, 2011

Chávez: Esperada "no injerencia"

Como era de esperar el gobierno de Hugo Chávez rechazó las 38 recomendaciones del Examen Periódico Universal (EPU) Consejo de Derechos Humanos de la ONU, destinadas a fortalecer los derechos humanos en Venezuela, bajo la consideración de que se trató de una estrategia injerencista en los asuntos internos venezolanos de parte de los países imperialistas como son EE.UU y los de la Comunidad Europea, según dijo el viceministro de Asuntos Exteriores venezolano, Temir Porras.

Se esperaba tanto el rechazo de Venezuela como las recomendaciones que se harían, ya que desde hace una década que el gobierno de Chávez sigue violando muchas de las normas establecidas en los tratados internacionales, entre ellas la necesidad de que el Poder Judicial sea independiente, que se permita la supervisión de organismos de derechos humanos y que no se penalice ni castigue a ciudadanos, periodistas y medios de comunicación por ejercer la libertad de expresión y de prensa.

Entre los puntos más importantes, se pidió a Venezuela que cumpla con los fallos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y las opiniones de la Comisión homónima, teniendo en cuenta que Caracas suele incumplirlas, como fue la última decisión de la Corte que falló en contra de la inhabilitación al político de oposición, Leopoldo López.

Las recomendaciones también pedían que se revisara la ley de Partidos Políticos, Reunión Públicas y Manifestaciones, que se despenalizaran los delitos de difamación para la tarea periodística y para que se eliminen los delitos de desacato y vilipendio de los códigos Penal y Militar, además de que se eviten los abusos de autoridad de parte de las fuerzas de seguridad.

En materia judicial, según las recomendaciones presentadas durante la reunión del EPU en Ginebra por Inglaterra, pedían “garantizar procedimientos abiertos y transparentes basados en el mérito” para elegir a jueces y fiscales, y la de Israel de dejar “utilizar el sistema judicial para silenciar a los críticos con el Gobierno”, de acuerdo a un cable de la agencia Efe.

En materia de derechos humanos, Israel instó a “terminar con la cultura de la impunidad que rodean a casos de represalias contra disidentes y ataques contra defensores de los derechos humanos y periodistas”. Francia pidió que se genere “un entorno que permita trabajar con libertad” a los activistas de derechos humanos y de “luchar contra la impunidad” de quienes les acosan y agreden. Y Canadá solicitó que “se permita el acceso a la financiación internacional, de manera que los defensores de los derechos humanos puedan seguir llevando a cabo su trabajo legítimo”.

septiembre 28, 2011

Facebook y la ONU

No es coincidencia que esta semana, mientras en la asamblea general de Naciones Unidas varios líderes resaltaban el involucramiento de las redes sociales en experiencias positivas como la “Primavera Árabe”; Facebook y Google+, presentaban nuevas posibilidades técnicas para seguir enriqueciendo la intercomunicación entre sus usuarios y, por ende, la potencialidad de sus experiencias democratizadoras.

Los anuncios aparentan ser solo cambios cosméticos, si uno se limita a observar la nueva re categorización de amigos y la capacidad de reproducir música en Facebook o el lanzamiento abierto de Google+, con su propiedad para trasmitir videollamadas múltiples; pero, son mucho más profundos. Estas nuevas herramientas mejoran las relaciones y prácticas entre los usuarios, lo que sumado a la expansión continua de servicios, está convirtiendo a las redes sociales en los medios informativos y de trasmisión de conocimiento predilectos.

Sorprende no solo el incremento vertiginoso de sus audiencias como los 750 millones de usuarios de Facebook, los más de 200 de Twitter, la expansión continua de LinkedIn y Tumblr o los más de 30 millones que alcanzó la red social brasileña Orkut, sino que el segmento de adultos mayores de 60 años, hasta hace poco considerados analfabetos digitales, es el de más crecimiento.

Una encuesta del Proyecto Pew de Internet reveló que en Estados Unidos un 65% de los adultos usan redes sociales como Facebook o LinkedIn, un 61% más que en 2010. Esta tendencia se va replicando en otros países, no solo bajo la condición de que mejore la conexión de banda ancha para internet, sino también por el mayor desarrollo de la telefonía móvil, desde donde se está accediendo cada vez más a las redes sociales, como ocurre en América Latina.

Otros estudios de la empresa Nielsen y la fundación Knight, dados a conocer este mes, coinciden en que los usuarios de redes sociales son más activos en dar opiniones políticas, discutir, informarse y en reconocer la importancia de valores y causas democráticas que se promueven.

Estos argumentos, sumados a las experiencias vividas durante la “Primavera Árabe”, fundamentan los motivos de los gobiernos de Estados Unidos y Brasil, que en forma conjunta lanzaron este martes desde Nueva York, la Alianza de Gobierno Abierto. Se trata de una iniciativa basada en herramientas de acceso por internet para los ciudadanos, que permitirá combatir la corrupción y promover la rendición de cuentas y la transparencia gubernamental.

Ambos gobiernos lanzarán portales especiales con ese fin, pero antes tendrán que revisar sus políticas de transparencia. Brasil debería aprobar la ley de acceso a la información que duerme en el Congreso y la administración pública estadounidense mejorar su performance de rendición de cuentas. Esta semana, incluso, ambos gobiernos impusieron trabas para evitar que grupos de jóvenes, convocados a través de Twitter, protestaran libremente en Brasilia contra la corrupción de los políticos y en Nueva York, contra la avaricia de los banqueros de Wall Street.

Los usuarios de internet y redes sociales serán útiles para impulsar esta iniciativa en la que ya se han comprometido 46 países. Sin embargo, a medida que avance su importancia, mayores serán los desafíos, por lo que se necesitarán blindajes especiales contra aquellos gobiernos que quieran imponer la censura y hostiguen a los usuarios. China y Rusia, por ejemplo, con un largo historial de restricciones a internautas y blogueros, impulsaron esta semana en la ONU una resolución que crearía un “código de conducta” para la gobernanza del internet, una excusa con la intención de “legalizar” la censura. En Ecuador, la futura Ley de Comunicación incluiría posibilidades similares, que también existen en Venezuela y que se acaban de aprobar en el estado mexicano de Veracruz, donde también dos ciudadanos fueron asesinados en represalia por denunciar en Twitter a los narcotraficantes.

De todos modos y pese a que los cambios en nuestra cuentas de redes sociales pueden causar incomodidad, lo importante es que cuando Facebook, LinkedIn, Twitter o Google+ perfeccionan sus sistemas, crean nuevas posibilidades para expandir nuestros mundos y para que los gobiernos se sientan más fiscalizados y obligados a ser transparentes y democráticos.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...