En este ambiente sobresaturado de informaciones, noticias falsas y
posverdad, los medios de comunicación saben que generar contenidos de calidad
es la única salida para sobresalir y sobrevivir.
Tampoco les basta con producir contenidos diferenciados. Deben cobrarlos
y distribuirlos con eficiencia para enganchar nuevas audiencias. Esa es la
nueva fórmula del periodismo auto sustentable.
Nadie todavía tiene la receta adecuada, salvo algunos grandes medios,
como el New York Times. Ha duplicado sus ventas en suscripciones pagadas, gracias
a su calidad y al anabólico que significa la pelea con el presidente Donald
Trump.
La buena noticia para el resto, es que los medios le han perdido el miedo
a las nuevas tecnologías. Entienden que la transformación digital es imperativa
y el buen futuro depende de la urgencia con la que la abracen.
Esta lectura de optimismo mesurado emergió de la reciente conferencia
digital SIPConnect que organizó la Sociedad Interamericana de Prensa en Miami.
Más de 200 representantes de 25 países ratificaron la tendencia. La calidad
implica contar más historias en formato audiovisual, distribuirlas por múltiples
plataformas digitales y llegar de lleno adonde las audiencias son pirañas: los teléfonos
móviles.
Rescato otras dos ideas sobre transformación que, aunque invisibles, las
sentí como bebidas energéticas en la conferencia. La necesidad de establecer
espacios para crear e innovar y la revalorización por buscar el bienestar
social.
Crear e innovar son nuevos valores que motorizan el desarrollo. Así como
los medios tienen secciones de trabajo como policiales o deportes, deberán crear
laboratorios donde pensar, proyectar y experimentar sean tareas cotidianas. El
camino creativo es integral y debe abarcar desde cómo contar historias, cómo
distribuirlas o cómo crear productos laterales a la información.
Los medios deben recuperar el liderazgo comunitario que tuvieron. Han
quedado rezagados ante otras empresas que generan información, crean
necesidades, empoderan y cambian los hábitos del público.
Son esas compañías que tienen a las tecnologías como potenciadoras, pero
su razón de ser se basa en ideas audaces que revolucionan la forma en que nos
conectamos, consumimos y vivimos. Spotify en música, Netflix en películas, Airbnb
en hospedaje y Uber o Lyft en transporte urbano muestran esa ecuación exitosa
de la tecnología supeditada a las ideas.
La transformación digital en sí misma no es más que el uso de la
tecnología para el beneficio propio. Pero cuando está alineada a la
responsabilidad social, permite crear mecanismos que ayudan al cambio y
fortalecimiento de la sociedad. Así, alineada a la misión y visión, la transformación
deja de ser un fin en sí misma, tornándose más simple y fácil de alcanzar.
Lo ejemplifica muy bien el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg. Se hubiera
podido quedar tranquilo años atrás cuando alcanzó el millón de usuarios
conectados a su red social. Esta semana, sin embargo, la red Facebook alcanzó 2
billones de usuarios, está valorada en 440 billones de dólares y ganó 8
billones en el último trimestre.
¿La fórmula? El motor de su evolución no es la tecnología, sino su idea y
visión potenciadas por esa tecnología. Fiel a ellas, esta semana redefinió su
misión, reorientando su rumbo y razón de ser. Facebook ya no tratará de “dar a
la gente el poder de compartir y hacer del mundo un lugar más abierto y
conectado”, sino que buscará “dar a la gente el poder de construir comunidades
y acercar al mundo”.
Un cambio imperceptible, pero mayúsculo. Centra su visión en el hombre
social, como factor de cambio. Un ejemplo de la fuerza de Facebook Groups se ve
en Miami. Una idea de un individuo se convirtió en una energía descomunal de 4.500 voluntarios dedicados a la limpieza de las
playas.
Salvando las distancias con ese coloso, los medios no deberían quedarse
ensimismados en su negocio o en solo fabricar contenidos en busca de monetizar,
distribuir y crear nuevas audiencias. Son fines loables pero insuficientes en
estos tiempos, si es que quieren reposicionarse como líderes comunitarios. Más
que empezar por adquirir tecnología, deberían primero revisar su misión, para
que cuando abracen el cambio, se conviertan en motores de la transformación social.
trottiart@gmail.com