sábado, 8 de septiembre de 2012

Cristina: Arrogancia y descaro


El gobierno de Cristina de Kirchner anda de mal en peor en materia de arrogancia. La frase del jueves de la Presidente de que “solo hay que tenerle miedo a Dios… y un poquito a mí”, en referencia a sus funcionarios a los que pidió que deben siempre consultarla, desenmascara la insolencia que va ganando terreno.

A esto se le debe sumar que el lunes superó todos los récords hablando por cadena nacional 15 horas, 11 minutos y 38 segundos, tiempo que muchas veces ha usado para hacer pura propaganda sobre temas de poca importancia que no tienen que ver con la excepcionalidad e importancia de las comunicaciones gubernamentales que señala la Constitución.

También siguieron los dichos sobre la relección presidencial de la mano de una reforma constitucional con otras excusas y la idea que se va extendiendo de que los argentinos debieran poder votar después de cumplidos los 16 años. La discusión podría ser importante y de altura, a no ser que el kirchnerismo comenzó una campaña de adoctrinamiento, muy al estilo chavista, en las escuelas primarias y secundarias, responsabilidad del brazo juvenil de la Presidente, La Cámpora, organización muchas veces de choque que lidera Máximo, hijo de Cristina.

Hace unos días los esfuerzos de este adoctrinamiento quedaron expuestos por casualidad, cuando un chico de Villa General Belgrano, localidad de la provincia de Córdoba, fue sancionado con 10 amonestaciones por escribir que una muestra le daba asco. Escribió al respecto en un libro de entradas de la muestra fotográfica sobre la trayectoria de Evita, uno de los íconos del peronismo y que Cristina de Kirchner se ha encargado de ponerla a la altura de próceres argentinos que han quedado relegados.

Al joven luego no le pusieron las sanciones debido a la presión de sus padres y de la comunidad, encendida por las opiniones que se volcaron en los medios de comunicación. Pero pese a que no hubo represalias, el hecho demuestra que el kirchnerismo, así como busca el populismo a través de programas de propaganda en la sociedad general, también está consciente de que su batalla es de largo aliento y debe ganarla a largo plazo.

Y uno se pregunta si todos estos esfuerzos de propaganda (cientos de millones de dólares en lo que va del año) no estarían mejor destinamos a combatir la pobreza e incentivar la verdadera educación.
  

jueves, 6 de septiembre de 2012

¿Cumplirán las FARC?

Ahora, después del anuncio del presidente Juan Manuel Santos sobre los miembros del comité de negociación por parte del gobierno, le queda a las FARC anunciar a sus negociadores para sellar el compromiso del proceso de paz que formalmente deberá iniciarse el 5 de octubre en Oslo, Noruega.

 ¿Cumplirán con el compromiso y la confianza? es la pregunta que de cara a otros procesos de paz fracasados, es la pregunta que muchos nos hacemos. En el banco de confianza poco son sus depósitos, y por su perfil de narcotraficantes se sabe que mucho tienen que perder. Sin embargo, por principios, y pese al pesimismo, no se puede dejar de tener la esperanza de que un nuevo proceso de paz puede ser posible.

El equipo de gobierno estará liderado por el ex vicepresidente y ex ministro del Interior Humberto de la Calle e integrado por el asesor de seguridad, Sergio Jaramillo; Frank Pearl, ex consejero de paz del gobierno de Alvaro Uribe y ex ministro del Ambiente de esta Presidencia de Santos; Oscar Naranjo, ex director de la policía y actualmente asesor de Seguridad en México; Jorge Mora Rangel, ex comandante de las fuerzas militares y Luis Carlos Villegas, presidente de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia.

Comparto la columna “Paz más allá de Colombia” que publiqué el fin de semana sobre este tema:

“No solo Colombia, pero América Latina se merece el proceso de paz anunciado esta semana por el presidente Juan Manuel Santos que pretende dirimir un sangriento conflicto de 50 años con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Pese a las críticas y oposición internas que originó el anuncio, el respaldo inmediato a las negociaciones que comenzarán el 5 de octubre en Oslo, Noruega, por parte de Naciones Unidas, OEA, Unión Europea y EE.UU. demuestra que los beneficios de la paz trascienden a Colombia. Primero, porque no solo neutraliza la violencia interna que ya ha generado 250 mil muertos y cuatro millones de desplazados; sino también, porque desarticula a una banda de narcotraficantes que ha internacionalizado el mercado de las drogas y negocios derivados, minando la paz en países como México y los centroamericanos. Segundo, porque se aniquila un foco de polarización regional, debido al apoyo logístico que las FARC siempre recibieron de los hermanos Castro y de Hugo Chávez, como al estratégico respaldo que el gobierno recibe de EE.UU. a través del Plan Colombia. Pero más aún, porque se desbarata la capacidad de las FARC de contribuir económicamente a procesos electorales en toda América Latina, como en los más recientes de Ecuador y Venezuela, generándose mayor estabilidad democrática en la región. Tercero, y más importante, porque los recursos millonarios que el gobierno destina para la guerra, podrán ahora invertirse en programas de desarrollo para las zonas más afectadas y sus víctimas, crecimiento económico y liderazgo regional. Invertir en programas para la paz, en vez de pertrechos militares, siempre será más redituable. El anuncio del presidente Santos puso en perspectiva su estrategia para la paz. Ahora se entiende porque se hizo amigo de Chávez, se acercó a Cuba y se reconcilió con Rafael Correa después que como ministro de Defensa durante la presidencia de Alvaro Uribe ordenó la invasión de la selva ecuatoriana para bombardear campamentos guerrilleros. Pero su audacia va más allá de sus nuevos amigos. Desde que asumió hace dos años, tejió un andamiaje jurídico para la paz, mediante una reforma constitucional y creación de leyes de reparación a víctimas, desplazados y restricciones para que existan zonas de despeje que en el pasado solo beneficiaron a los guerrilleros. Pese a los recientes atentados de las FARC contra la infraestructura energética y petrolera del país y a las amenazas contra su vida, Santos sabe que el hartazgo de cada colombiano contra la violencia, lo benefician para buscar la paz y evitar los fracasos de procesos anteriores como los de Belisario Betancur en 1984, César Gaviria en 1992 y de Andrés Pastrana en 2001. Por eso ahora adelantó que los militares no perderán presencia ni el Estado renunciará a su soberanía territorial mientras duren las negociaciones y la posible desmovilización guerrillera. Su mayor opositor, su anterior jefe, Uribe, tiene muchas razones para desconfiar de las guerrillas, tanto como muchos colombianos. La visión de que varios líderes guerrilleros procesados por crímenes de lesa humanidad puedan terminar con privilegios en las bancas del Congreso, es simplemente aterradora. Los últimos atentados de las FARC demuestran que pese a que están diezmadas y que muchos de sus líderes fueron aniquilados, todavía tienen capacidad de resistir a los embates militares y prolongar el conflicto eternamente. De ahí que Santos, fiel a sus obligaciones y promesas de campaña, piense que la negociación es la única y verdadera forma de alcanzar la paz. El desafío mayor que enfrentan ahora los colombianos es entender que en toda negociación, de la que también formarán parte Cuba, Venezuela, Noruega y Chile, nadie puede quedar totalmente satisfecho. Los procesos de paz tienden a ser imperfectos, como ha quedado demostrado en Centro y Sur América, al resultar casi imposible conciliar lo que unos ganan y otros pierden, encontrar la verdad y porque existe una línea muy delgada entre justicia e impunidad, castigo e indulto, rencor y perdón. Muchos creen que es más fácil alcanzar la paz mediante la guerra, por lo que este proceso tendrá tropiezos. Pero el hecho de que comience, permite a América Latina tener la esperanza de que pueda cerrar la última de sus venas abiertas”.

martes, 4 de septiembre de 2012

Chávez y la cultura del miedo

El presidente venezolano, todo un experto en procesos y campañas electorales, referéndums y consultas, sabe muy bien que para ganar, la estrategia es infundir miedo en la población. Siempre cercano a las elecciones y tratando de atraer la atención con sensacionalismo, profundiza las diferencias con los opositores diciendo que si éstos ganan, el país quedará envuelto en una guerra civil o, al menos, sumergido en una profunda desestabilización. Sus comentarios de este lunes sobre que el candidato opositor, Henrique Capriles Radonski, tendría bajo la manga un “paquetazo neoliberal oculto” y que “pretende retrotraernos a una Venezuela que ya no resistiría esto y entraría de nuevo en un nefasto escenario, en una profunda desestabilización (…) que nos acercaría a lo mejor hasta a una guerra civil”, forman parte de una de sus tácticas más comunes para desacreditar al adversario e infundir miedo en la población. Creo que después de 13 años a lo más que le teme Chávez – y esto es regla sobre los gobiernos autoritarios que permanecen más de ocho años – es a perder los privilegios y verse de cara frente a la justicia. Cuanto más absolutista un gobierno es, más se aferra al poder a través de populismo y propaganda, e infundiendo el miedo ante los posibles cambios de rumbo.

domingo, 2 de septiembre de 2012

En busca de la reina Cristina

Como cualquier movimiento que se precia por su arrogancia y absolutismo, el kirchnerismo argentino volvió a instalar en la agenda pública el tema de la relección de la presidente Cristina de Kirchner. El tema no es nuevo, pero es parte de la estrategia propagandística del gobierno que insiste en estos menesteres hasta encontrar el plafond adecuado para que del globo de ensayo se pase a la acción. Ya lo hizo sin éxito años anteriores, pero esta vez, el tema ya está institucionalizado; y pese a que el diario La Nación haya sacado hoy una encuesta en la que muestra que un 66% de la gente opina en contra de esta posibilidad, pareciera que el tema quedará, al menos, en la subconsciencia social, para que se disparen los pensamientos reales apenas cualquier otro funcionario hable de esa posibilidad. Así como en otros países con presidentes arrogantes y autoritarios, en Argentina la figura de la relección necesita una reforma constitucional, algo que se rechaza, pero que el gobierno ha minimizado con una estrategia de propaganda impresionante y efectiva. No creo que en el país la oposición y los movimientos sociales tendrán el éxito que tuvieron los colombianos para detener la arrogancia que en su momento sintieron los uribistas y así parar en seco la posibilidad de una tercera relección del ex presidente Alvaro Uribe. El ex mandatario no usaba la propaganda ni las subvenciones a granel, almas del populismo, por lo que sus posibles intenciones fueron fáciles de neutralizar.

Cuba no cambia

Cuba no cambia Pese a las expresiones de cambio del gobierno cubano para alcanzar mayor desarrollo económico, con el renovado apoyo de Brasil y el siempre respaldo de Venezuela, las autoridades siguen regateando lo más imprescindible para sus ciudadanos: la libertad. A la ola de restricciones, detenciones y encarcelamientos de miles de disidentes en lo que va del año, se sumó ayer el arresto de Orlando Luis Pardo Lazo, un reconocido bloguero, a quien liberaron casi a media noche, nueve horas después. Pardo, fotógrafo y escritor, ya había anunciado su detención y que estaba siendo vigilado a través de Google Voice, mientras que su colega, Yoani Sánchez, la denunció apenas ocurrió. Probablemente se trató de una “detención preventiva”, ya que Pardo estaba por participar como moderador de una mesa redonda sobre el Nuevo Pensamiento Cubano, a través del Proyecto Estado de Sats, que promueve ideas y discusión abierta de la realidad de la isla, es decir, malas palabras para el régimen. Según reportes de El Nuevo Herald de Miami, junto a Pardo fueron arrestados “su novia, Silvia, Manuel Cuesta Morúa, líder del partido Arco Progresista y otras personas no identificadas. Todos fueron trasladados a la unidad policial de El Cotorro, según explicó Roberto de Jesús Guerra, director de la agencia de información Hablemos Press, radicada en La Habana”. Las autoridades cubanas - según el periódico - han reforzado la vigilancia de periodistas independientes, opositores y activistas de derechos humanos en ciudades como La Habana, Holguín y Santa Clara. La situación coincide con informes sobre la ola de operativos por parte de la policía y la Seguridad del Estado cubano contra reconocidas figuras de la disidencia y jóvenes artistas. Es una lástima que las violaciones a los derechos humanos y a la libertad, temas tan preciados en el mundo libre, no sean un condicionamiento para que los países restrinjan su ayuda económica a naciones como Cuba.