Hubo cosas importantes en la visita de esta semana de América Latina. Regaló elogios al nuevo presidente uruguayo condicionado su izquierdismo a una buena relación con EE.UU.; no desairó a Cristina de Kirchner que necesitaba de una visita para no caer en las críticas de la oposición; regaló ayuda a Chile y respaldó a Michel Bachelet por no haber pedido ayuda internacional a tiempo; intimó con Lula da Silva con temas de igual a igual con la potencia del Sur; y con los centroamericanos se mostró dispuesta a colaborar más con la lucha antidrogas y la pobreza.
Los buenos resultados en general de la visita se debieron en gran parte también a que no hubo griteríos de parte del presidente Hugo Chávez que siempre trata de hacer ruido para disipar cualquier cosa positiva que pudiera liderar el “imperio” en América Latina, un territorio del que esperaría que le rindan pleitesía. La buena fortuna de Hillary ha sido que a Chávez lo tuvo distraído la justicia española, entre medio de acusaciones judiciales de que su gobierno – o al menos un funcionario de su equipo – habría favorecido la colaboración entre los grupos terroristas ETA y FARC en territorio venezolano.
La buena fortuna de Hillary por la distracción de Chávez, encontró empero algunas situaciones difíciles de resolver. Lula no quiso darle el respaldo para que se impongan sanciones severas a Irán por su política nuclear, Cristina la incomodó por pedirle intercesión con Gran Bretaña para resolver el conflicto de exploración petrolífera en Malvinas y la soberanía de las islas, y varios países, como Nicaragua, Brasil y Argentina, se mostraron indiferentes a su pedido para que se reconozca plenamente a Honduras en todos los frentes.
Del desaire de Ortega para no acudir a la reunión con los demás presidentes centroamericanos era esperado, lo mismo que si se hubiese hecho una gira por países andinos a la que seguramente no acudiría Venezuela. Pero lo más importante, a pesar del desaire, es que validó la política estadounidense de apoyar a Honduras y anunció que ha pedido al Congreso que se resuelva a favor de la cooperación económica. Pese a quien le pese.
sábado, 6 de marzo de 2010
viernes, 5 de marzo de 2010
Mariposas mortíferas
Sobre lo que el FBI estadounidense estaba advirtiendo respecto a que se están recrudeciendo los cibertaques provenientes de potencias extranjeras corruptas, grupos extremistas o particulares ladrones, acaba de quedar en evidencia con el desbarate de una banda cibercriminal en España.
En momentos en que Google puso a la luz pública su conflicto con China denunciando que piratas informáticos del gobierno de ese país atacaron su correo de Gmail afectando a numerosos activistas de los derechos humanos, en España cayó la red cibercriminal 'Mariposa', que a decir de diario El País, controlaba 13 millones de ordenadores 'zombis' en 190 países, manipulando datos pertenecientes a 800 mil personas.
Se trataba de tres delincuentes que cayeron por un error y quienes utilizaban virus troyanos para después manejar información y datos a distancia de sus víctimas. A través de computadoras zombies y con botnet (red controlada a distancia) los criminales tenían el poder de piratear a distancia sistemas financieros y gubernamentales.
Lo más sorprendente de estos tres piratas, que según parece no tendrían conexión con ciberterroristas o gobiernos corruptos, es que tenían entre sus víctimas a más del 50% de las empresas más ricas del mundo.
La autoridades consideraron que Mariposa es la red cibercriminal desarticulada más grande hasta el momento, y se sospecha que podría tener conexiones en otros países y con otros criminales a quienes se acusa de haber atacado hasta el Pentágono.
Justamente hace pocas semanas el director Nacional de Inteligencia (DNI) estadounidense, Dennis Blair, advirtió en una audiencia del Comité de Inteligencia del Senado sobre el aumento 'sin precedente' de los ataques cibernéticos y señaló que el lanzado contra Google es una 'llamada de alerta' sobre los puntos débiles de las redes de información.
Según Blair, los ataques cibernéticos provenientes de redes terroristas o criminales comunes son extraordinariamente avanzados, con la peligrosidad de que ponen en riesgo los sistemas de defensa del país.
En momentos en que Google puso a la luz pública su conflicto con China denunciando que piratas informáticos del gobierno de ese país atacaron su correo de Gmail afectando a numerosos activistas de los derechos humanos, en España cayó la red cibercriminal 'Mariposa', que a decir de diario El País, controlaba 13 millones de ordenadores 'zombis' en 190 países, manipulando datos pertenecientes a 800 mil personas.
Se trataba de tres delincuentes que cayeron por un error y quienes utilizaban virus troyanos para después manejar información y datos a distancia de sus víctimas. A través de computadoras zombies y con botnet (red controlada a distancia) los criminales tenían el poder de piratear a distancia sistemas financieros y gubernamentales.
Lo más sorprendente de estos tres piratas, que según parece no tendrían conexión con ciberterroristas o gobiernos corruptos, es que tenían entre sus víctimas a más del 50% de las empresas más ricas del mundo.
La autoridades consideraron que Mariposa es la red cibercriminal desarticulada más grande hasta el momento, y se sospecha que podría tener conexiones en otros países y con otros criminales a quienes se acusa de haber atacado hasta el Pentágono.
Justamente hace pocas semanas el director Nacional de Inteligencia (DNI) estadounidense, Dennis Blair, advirtió en una audiencia del Comité de Inteligencia del Senado sobre el aumento 'sin precedente' de los ataques cibernéticos y señaló que el lanzado contra Google es una 'llamada de alerta' sobre los puntos débiles de las redes de información.
Según Blair, los ataques cibernéticos provenientes de redes terroristas o criminales comunes son extraordinariamente avanzados, con la peligrosidad de que ponen en riesgo los sistemas de defensa del país.
Cinismo presidencial
Ciertos gobiernos latinoamericanos no cesan de exhibir una ambigüedad cínica cuando les toca definirse en el ámbito de la democracia. Esta semana desistieron de invitar a Honduras a la cumbre presidencial en Cancún porque el golpe de Estado era incompatible con los objetivos democráticos del encuentro, pero sin ningún escrúpulo recibieron con grandes abrazos a Cuba con sus 51 años de sangrienta dictadura y a Venezuela con los 11 de progresivo autoritarismo.
Mientras Raúl Castro y Hugo Chávez distraían con amañados discursos anti imperialistas a una audiencia de colegas impávidos, en Cuba el gobierno dejaba morir al disidente Orlando Zapata tras una huelga de hambre de 83 días con la que buscaba reconocimiento como “preso de conciencia”; y Venezuela recibía un severo informe sobre violación a las libertades individuales, elaborado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA.
La muerte de Zapata concitó la repulsa inmediata de Estados Unidos, de la Comunidad Europea, en particular de Francia y España. En cambio, los presidentes latinoamericanos optaron por el silencio. El brasileño, Ignacio Lula da Silva, por hallarse de visita en La Habana, fue presionado a pronunciarse, pero su tímido lamento hipócrita, se sumó al cinismo de su par cubano, quien insólitamente recriminó a EEUU por el incidente, objetando que en Cuba no existen torturados ni presos políticos, “como en Guantánamo”.
El paso de Lula da Silva por Cuba fue lamentable. No porque se retrató junto al “trofeo mayor” de la dictadura como ya lo hizo una docena de presidentes latinoamericanos, sino por su reiterada torpeza en desconocer la existencia de una disidencia con más de 200 presos políticos que el gobierno no puede ya ocultar, y más de 50 opositores a los que detuvo o forzó a permanecer en sus casas para evitar protestas públicas o que asistan al entierro de Zapata.
Chávez pavoneó su habitual cinismo en la Cumbre de Cancún. Junto a otros líderes del Alba, aprovechó para tirar loas a la futura Comunidad Latinoamericana y del Caribe, con un dejo de sarcasmo por la exclusión de EEUU y Canadá, países que lejos de reprochar el gesto, alabaron que haya un nuevo foro donde limar asperezas, buscar unidad y cooperación.
Su intención también fue seguir desacreditando a la OEA y a la CIDH, a la que aborrece por ser la caja de resonancia donde llegan los venezolanos a denunciar y buscar la justicia que no encuentran en los tribunales de su país.
Los informes de la CIDH de todos los años le incomodan, pero por el de esta semana, al que llamó “basura”, amenazó con renunciar a la organización. Claro que es solo una jugada retórica, porque si la OEA fuera menos débil, antes que su renuncia, correspondería que Venezuela sea expulsada, sancionada y aislada, como sucedió con Cuba y recientemente con Honduras.
El documento de más de 300 páginas no sorprende con denuncias nuevas, pero su valor radica en que esquematiza las violaciones, dentro de un marco de impunidad profunda, falta de independencia judicial y serias restricciones de asociación y de expresión.
El informe es un rosario de atropellos. Denuncia la inhabilitación de 260 candidatos opositores; la inexistencia de concursos públicos para cargos judiciales; el procesamiento penal de 2.200 personas por manifestarse en público; cierre de medios de comunicación; excesivo uso de fuerza estatal; existencia de grupos paramilitares y galopante inseguridad ciudadana.
Lo significativo es que la muerte de Zapata y el informe de la CIDH corporizan violaciones sistemáticas a los derechos humanos, permitiendo que se comprenda la gravedad que atraviesan ciudadanos en ambos países. De esta forma, se evita que caigamos en la superficialidad de la sarcástica retórica de micrófono, con la que los líderes nos regalan epítetos divertidos que solo sirven de comidilla en las redes sociales o de ring tones de celulares, como el “sea varón”, “vete al carajo”, “por qué no te callas” o el “aquí huele a azufre”.
Es condenable que haya presos políticos y perseguidos en nuestra América Latina, pero es tan reprobable como nefasto, que haya gobiernos que finjan que estos crímenes no existen. De continuar este cinismo e hipocresía, nuestro continente flaqueará en credibilidad y en promover verdadera democracia.
Mientras Raúl Castro y Hugo Chávez distraían con amañados discursos anti imperialistas a una audiencia de colegas impávidos, en Cuba el gobierno dejaba morir al disidente Orlando Zapata tras una huelga de hambre de 83 días con la que buscaba reconocimiento como “preso de conciencia”; y Venezuela recibía un severo informe sobre violación a las libertades individuales, elaborado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA.
La muerte de Zapata concitó la repulsa inmediata de Estados Unidos, de la Comunidad Europea, en particular de Francia y España. En cambio, los presidentes latinoamericanos optaron por el silencio. El brasileño, Ignacio Lula da Silva, por hallarse de visita en La Habana, fue presionado a pronunciarse, pero su tímido lamento hipócrita, se sumó al cinismo de su par cubano, quien insólitamente recriminó a EEUU por el incidente, objetando que en Cuba no existen torturados ni presos políticos, “como en Guantánamo”.
El paso de Lula da Silva por Cuba fue lamentable. No porque se retrató junto al “trofeo mayor” de la dictadura como ya lo hizo una docena de presidentes latinoamericanos, sino por su reiterada torpeza en desconocer la existencia de una disidencia con más de 200 presos políticos que el gobierno no puede ya ocultar, y más de 50 opositores a los que detuvo o forzó a permanecer en sus casas para evitar protestas públicas o que asistan al entierro de Zapata.
Chávez pavoneó su habitual cinismo en la Cumbre de Cancún. Junto a otros líderes del Alba, aprovechó para tirar loas a la futura Comunidad Latinoamericana y del Caribe, con un dejo de sarcasmo por la exclusión de EEUU y Canadá, países que lejos de reprochar el gesto, alabaron que haya un nuevo foro donde limar asperezas, buscar unidad y cooperación.
Su intención también fue seguir desacreditando a la OEA y a la CIDH, a la que aborrece por ser la caja de resonancia donde llegan los venezolanos a denunciar y buscar la justicia que no encuentran en los tribunales de su país.
Los informes de la CIDH de todos los años le incomodan, pero por el de esta semana, al que llamó “basura”, amenazó con renunciar a la organización. Claro que es solo una jugada retórica, porque si la OEA fuera menos débil, antes que su renuncia, correspondería que Venezuela sea expulsada, sancionada y aislada, como sucedió con Cuba y recientemente con Honduras.
El documento de más de 300 páginas no sorprende con denuncias nuevas, pero su valor radica en que esquematiza las violaciones, dentro de un marco de impunidad profunda, falta de independencia judicial y serias restricciones de asociación y de expresión.
El informe es un rosario de atropellos. Denuncia la inhabilitación de 260 candidatos opositores; la inexistencia de concursos públicos para cargos judiciales; el procesamiento penal de 2.200 personas por manifestarse en público; cierre de medios de comunicación; excesivo uso de fuerza estatal; existencia de grupos paramilitares y galopante inseguridad ciudadana.
Lo significativo es que la muerte de Zapata y el informe de la CIDH corporizan violaciones sistemáticas a los derechos humanos, permitiendo que se comprenda la gravedad que atraviesan ciudadanos en ambos países. De esta forma, se evita que caigamos en la superficialidad de la sarcástica retórica de micrófono, con la que los líderes nos regalan epítetos divertidos que solo sirven de comidilla en las redes sociales o de ring tones de celulares, como el “sea varón”, “vete al carajo”, “por qué no te callas” o el “aquí huele a azufre”.
Es condenable que haya presos políticos y perseguidos en nuestra América Latina, pero es tan reprobable como nefasto, que haya gobiernos que finjan que estos crímenes no existen. De continuar este cinismo e hipocresía, nuestro continente flaqueará en credibilidad y en promover verdadera democracia.
miércoles, 3 de marzo de 2010
¿Podrá contra los Castro?
¿Hasta cuándo podrá aguantar el periodista independiente cubano Guillermo Fariñas con la huelga de hambre? ¿Podrá concitar mayor atención internacional que Orlando Zapata a quien el régimen de los hermanos Castro dejó morir después de 83 días en huelga de hambre reclamando su reconocimiento como preso de conciencia?
Zapata, pobre, consiguió cierto respaldo internacional de la Comunidad Europea y de Estados Unidos después de muerto, pero no lo que é y todos hubiésemos querido, que nuestros gobiernos latinoamericanos se hubieran percatado al menos de la tragedia y condenado al régimen. ¡Pero nadie lo hizo! ¡Qué cinismo! Incluso el del presidente brasileño, Lula da Silva, con su tímido lamento mientras estaba en La Habana, aunque no tuvo la entereza de buscar una reunión con los disidentes a los que desconoció.
La gesta de Zapata no fue en vano. Fariñas dice que él tomó el relevo tras su muerte y que sobre su propia muerte habrá otros que también lo relven, con la condición de que el régimen cubano reconozca que tiene presos de conciencia – tema que Raúl y Fidel desmienten a gritos – y los libere.
Sería muy extraño que los Castro se dejen doblar el brazo y reconozcan su error. Haciendo eso saben que mostrarían demasiada debilidad ante un pueblo que está demasiado hambriento de libertad. La opresión reconocida como tal es un coctel magnífico para los levantamientos.
Los Castro preferirán que Fariñas muera, incluso que sea un mártir, pero no dejarán en libertad a los prisioneros de conciencia ni a todo su pueblo. Los Castro le temen a la libertad. Su poder emerge de la opresión.
Zapata, pobre, consiguió cierto respaldo internacional de la Comunidad Europea y de Estados Unidos después de muerto, pero no lo que é y todos hubiésemos querido, que nuestros gobiernos latinoamericanos se hubieran percatado al menos de la tragedia y condenado al régimen. ¡Pero nadie lo hizo! ¡Qué cinismo! Incluso el del presidente brasileño, Lula da Silva, con su tímido lamento mientras estaba en La Habana, aunque no tuvo la entereza de buscar una reunión con los disidentes a los que desconoció.
La gesta de Zapata no fue en vano. Fariñas dice que él tomó el relevo tras su muerte y que sobre su propia muerte habrá otros que también lo relven, con la condición de que el régimen cubano reconozca que tiene presos de conciencia – tema que Raúl y Fidel desmienten a gritos – y los libere.
Sería muy extraño que los Castro se dejen doblar el brazo y reconozcan su error. Haciendo eso saben que mostrarían demasiada debilidad ante un pueblo que está demasiado hambriento de libertad. La opresión reconocida como tal es un coctel magnífico para los levantamientos.
Los Castro preferirán que Fariñas muera, incluso que sea un mártir, pero no dejarán en libertad a los prisioneros de conciencia ni a todo su pueblo. Los Castro le temen a la libertad. Su poder emerge de la opresión.
martes, 2 de marzo de 2010
Chávez se defiende, pero...
A pesar de que Hugo Chávez considere que la acusación de un juez español sobre la relación ETA – FARC bajo el amparo de su gobierno sea una estrategia del “imperio” para desacreditarlo, es importante la reacción del gobierno español y, especialmente, de la oposición española, el Partido Popular.
La importancia radica en que el gobierno de Luis Rodríguez Zapatero siempre ha sido muy considerado con las relaciones que se fueron tejiendo entre varios gobiernos latinoamericanos, principalmente del venezolano con las FARC, incluso después de que fueron puestas en evidencia tras la revelación del contenido de la computadora del narcoterrorista Reyes, matado en territorio ecuatoriano.
Ahora, que según el juez, se habría hecho evidente la relación FARC – ETA, el gobierno español pide una explicación y se pone firme, algo que hubiera podido ocurrir mucho antes, al menos en solidaridad de un país como Colombia, que igual que España, es víctima del terrorismo.
El Partido Popular establece ahora que deberían romperse las relaciones diplomáticas entre España y Venezuela, pero da la sensación que lo hace por una oportunidad política, ya que esta relación entre ETA y las FARC que se oficializa con la opinión judicial, se conocía desde tiempo atrás.
Por otro lado, Chávez, si realmente cree que esa relación no existe ni que su gobierno tiene algo que ver, debería ordenar una investigación exhaustiva para deslindar responsabilidades, en lugar de acusar a medio mundo y declarase la víctima de este ajetreo.
La importancia radica en que el gobierno de Luis Rodríguez Zapatero siempre ha sido muy considerado con las relaciones que se fueron tejiendo entre varios gobiernos latinoamericanos, principalmente del venezolano con las FARC, incluso después de que fueron puestas en evidencia tras la revelación del contenido de la computadora del narcoterrorista Reyes, matado en territorio ecuatoriano.
Ahora, que según el juez, se habría hecho evidente la relación FARC – ETA, el gobierno español pide una explicación y se pone firme, algo que hubiera podido ocurrir mucho antes, al menos en solidaridad de un país como Colombia, que igual que España, es víctima del terrorismo.
El Partido Popular establece ahora que deberían romperse las relaciones diplomáticas entre España y Venezuela, pero da la sensación que lo hace por una oportunidad política, ya que esta relación entre ETA y las FARC que se oficializa con la opinión judicial, se conocía desde tiempo atrás.
Por otro lado, Chávez, si realmente cree que esa relación no existe ni que su gobierno tiene algo que ver, debería ordenar una investigación exhaustiva para deslindar responsabilidades, en lugar de acusar a medio mundo y declarase la víctima de este ajetreo.
Fuerza Chile!
No hay dudas que Chile es uno de los países descollantes de América Latina y que sus consecutivos gobiernos han demostrado al continente que cuando hay objetivos a largo plazo, cualquier ideología o forma de pensar política se adapta a favor del bien común.
No siempre el camino es fácil. Esta vez, la naturaleza le jugó una mala pasada al pueblo chileno justo en las postrimerías de su querido festival de Viña del Mar dándole una nota discordante y triste. Pero más allá de las imágenes escalofriantes que dejaron el sismo y el tsunami del sábado – además de la triste nota que siempre dan aquellos que se aprovechan para generar violencia y robos – y de algunas fallas que tuvieron las autoridades en el manejo de la información, todos tienen la certeza de que Chile se recuperará muy pronto, y sin tanto traumas como la paupérrima Haití que ha perdido a más de 200 mil almas en su tragedia de enero.
Parece que aquel dicho en el país de que “cada gobierno tiene su terremoto” se hizo verdad también para Michel Bachelet a pocos días de la entrega de su poder, cuando todo auguraba que su mandato terminaría sin grandes tropiezos. Seguramente, con el correr de los días, Bachelet seguirá recogiendo muchas críticas por la falta de reacción ante hechos puntuales sobre distribución de ayuda, falta de seguridad y por haber demorado en pedir ayuda internacional no habiendo calculado los daños reales desde los primeros momentos de la catástrofe, culpas que ya se le endosan a la Armada chilena por no haber previsto el tsunami y su proporción devastadora en las costas del país.
Hay varias cosas que se pueden rescatar de la experiencia chilena. Primero, no se tuvieron que lamentar tantas víctimas a pesar de lo que connotaba una catástrofe de esta magnitud. Segundo, tal vez lo más importante, es que a pesar de las diferencias que Chile mantiene con gobiernos vecinos como Bolivia y Perú, estos han sido los que ha reaccionado de inmediato manifestando solidaridad y aportando ayuda más allá de las palabras.
Quedará esta herencia y desafío grande para el presidente electo, Sebastián Piñera, que asumirá el 11 de marzo, y que seguramente seguirá los pasos de Bachelet, quien desde el primer día llamó a todos los chilenos y a los medios de comunicación a sumarse a la reconstrucción, con la frase más famosa que tienen sus ciudadanos: “!Fuerza Chile!”
Piñera tendrá la suerte que todos los males que se le atribuirán al gobierno por no haber reaccionado con mayor rapidez, se le podrán endosar a su antecesora.
No siempre el camino es fácil. Esta vez, la naturaleza le jugó una mala pasada al pueblo chileno justo en las postrimerías de su querido festival de Viña del Mar dándole una nota discordante y triste. Pero más allá de las imágenes escalofriantes que dejaron el sismo y el tsunami del sábado – además de la triste nota que siempre dan aquellos que se aprovechan para generar violencia y robos – y de algunas fallas que tuvieron las autoridades en el manejo de la información, todos tienen la certeza de que Chile se recuperará muy pronto, y sin tanto traumas como la paupérrima Haití que ha perdido a más de 200 mil almas en su tragedia de enero.
Parece que aquel dicho en el país de que “cada gobierno tiene su terremoto” se hizo verdad también para Michel Bachelet a pocos días de la entrega de su poder, cuando todo auguraba que su mandato terminaría sin grandes tropiezos. Seguramente, con el correr de los días, Bachelet seguirá recogiendo muchas críticas por la falta de reacción ante hechos puntuales sobre distribución de ayuda, falta de seguridad y por haber demorado en pedir ayuda internacional no habiendo calculado los daños reales desde los primeros momentos de la catástrofe, culpas que ya se le endosan a la Armada chilena por no haber previsto el tsunami y su proporción devastadora en las costas del país.
Hay varias cosas que se pueden rescatar de la experiencia chilena. Primero, no se tuvieron que lamentar tantas víctimas a pesar de lo que connotaba una catástrofe de esta magnitud. Segundo, tal vez lo más importante, es que a pesar de las diferencias que Chile mantiene con gobiernos vecinos como Bolivia y Perú, estos han sido los que ha reaccionado de inmediato manifestando solidaridad y aportando ayuda más allá de las palabras.
Quedará esta herencia y desafío grande para el presidente electo, Sebastián Piñera, que asumirá el 11 de marzo, y que seguramente seguirá los pasos de Bachelet, quien desde el primer día llamó a todos los chilenos y a los medios de comunicación a sumarse a la reconstrucción, con la frase más famosa que tienen sus ciudadanos: “!Fuerza Chile!”
Piñera tendrá la suerte que todos los males que se le atribuirán al gobierno por no haber reaccionado con mayor rapidez, se le podrán endosar a su antecesora.
¿Será España?
Qué rico olor a Mundial que ya hay. A partir de hoy y ante la marca de 100 días para que Sudáfrica se destape, las opiniones de todos – y las apuestas – no se hacen esperar. Los vaticinios siempre acompañan a los equipos más famosos y nadie duda que Brasil es siempre un favorito en cualquier Mundial.
Pero los ojos están fijos en el campeón europeo y el primero del Ranking FIFA, España. Este es el gran favorito este año y mañana podría desplegar todo su fútbol ante Francia y tratar de ganarle a los galos en su casa después de 40 años.
Lo que juega en contra de España es justamente eso, que es favorito, así como le sucedió a Colombia en el 94 o a Argentina y Brasil en el 06, cuando los italianos (cuatro veces sin ser favoritos) se alzaron con la Copa. Veremos si la Furia puede ir en contra del maleficio de los favoritos.
La prensa internacional ayer se despachó a favor de España y Brasil, poniéndoles a ambos la presión del favoritismo, lo que Diego Maradona agradeció, recordando que Argentina juega mejor sin ser favorito como sucedió en el 86, victoria de 3 a 2 sobre Alemania en la final con un cartel detrás del arco germano que rezaba “Perdón Bilardo”, una disculpa de la hinchada y de la prensa que había sido implacable contra el técnico hasta ese momento. Todos saben que Argentina descansa en los pies de la “Pulga” Messi que por toda la defensa que se le impondrá seguramente tendrá un papel austero como hasta ahora.
Todos sueñan que la Copa en Sudáfrica sea alzada por algún equipo sin torneo, pero no por España, sino por alguien más chico, como Costa de Marfil, Estados Unidos, Chile, Honduras, Nueva Zelanda o Corea del Norte. La verdad que si fuera por simpatías, en este momento trágico, se merecería gritar ¡Fuerza Chile!
Veremos a partir de hoy y mañana como jugarán los equipos en las docenas de amistosos, y quienes se perfilan como los grandes protagonistas para el deleite de todos: Ronaldo, Rooney o Messi.
Lo más importante es que ya huele a fútbol y la ansiedad es tan grande como la incertidumbre de quién será el próximo campeón mundial.
Pero los ojos están fijos en el campeón europeo y el primero del Ranking FIFA, España. Este es el gran favorito este año y mañana podría desplegar todo su fútbol ante Francia y tratar de ganarle a los galos en su casa después de 40 años.
Lo que juega en contra de España es justamente eso, que es favorito, así como le sucedió a Colombia en el 94 o a Argentina y Brasil en el 06, cuando los italianos (cuatro veces sin ser favoritos) se alzaron con la Copa. Veremos si la Furia puede ir en contra del maleficio de los favoritos.
La prensa internacional ayer se despachó a favor de España y Brasil, poniéndoles a ambos la presión del favoritismo, lo que Diego Maradona agradeció, recordando que Argentina juega mejor sin ser favorito como sucedió en el 86, victoria de 3 a 2 sobre Alemania en la final con un cartel detrás del arco germano que rezaba “Perdón Bilardo”, una disculpa de la hinchada y de la prensa que había sido implacable contra el técnico hasta ese momento. Todos saben que Argentina descansa en los pies de la “Pulga” Messi que por toda la defensa que se le impondrá seguramente tendrá un papel austero como hasta ahora.
Todos sueñan que la Copa en Sudáfrica sea alzada por algún equipo sin torneo, pero no por España, sino por alguien más chico, como Costa de Marfil, Estados Unidos, Chile, Honduras, Nueva Zelanda o Corea del Norte. La verdad que si fuera por simpatías, en este momento trágico, se merecería gritar ¡Fuerza Chile!
Veremos a partir de hoy y mañana como jugarán los equipos en las docenas de amistosos, y quienes se perfilan como los grandes protagonistas para el deleite de todos: Ronaldo, Rooney o Messi.
Lo más importante es que ya huele a fútbol y la ansiedad es tan grande como la incertidumbre de quién será el próximo campeón mundial.
domingo, 28 de febrero de 2010
Cuba: cambio desde adentro
Las esperanzas que había de que Raúl Castro reformaría la política y economía en Cuba se siguen desvaneciendo. El sistema sigue tan opresor como en la época de su hermano Fidel.
Más allá de que se pueda discutir hasta el cansancio si EEUU hace o no bien en mantener el embargo contra Cuba, creo que lo único que dará resultado es si el cambio se efectúa desde adentro. Tal vez, la muerte la semana pasada, de Orlando Zapata, después de 83 días en huelga de hambre para que se le reconozcan sus derechos como “preso de conciencia”, pudiera ser el detonador de algunas reacciones internas que se necesitan para que el cambio empiece a florecer.
Otros presos políticos iniciaron este viernes huelgas de hambre en protesta por lo que sucedió con Orlando Zapata, y tal vez estamos frente a una presión gigantesca que se podría estar generando en varias cárceles, lo que podría motivar una fuerte presión para el gobierno. No soy partidario de las huelgas de hambre como forma de protesta, pero tal vez en este caso, los presos cubanos es la única opción que tengan.
¿Qué pasaría si los más de 200 presos políticos en las cárceles hicieran huelga de hambre? ¿Podrán volcar de esa forma la atención internacional y obligar al gobierno a liberarlos?
Creo que Diosdado González Marrero, Eduardo Díaz Freitas, Fidel Suárez Cruz y Nelson Molinet, encarcelados en la cárcel de alta seguridad de Kilo Cinco y Medio en la provincia occidental de Pinar del Río, hacen bien en intentarlo. Si no hay un cambio y una gran presión desde adentro, los hermanos Castro han demostrado por más de 50 años que nada ni nadie les hace cambiar de opinión.
Más allá de que se pueda discutir hasta el cansancio si EEUU hace o no bien en mantener el embargo contra Cuba, creo que lo único que dará resultado es si el cambio se efectúa desde adentro. Tal vez, la muerte la semana pasada, de Orlando Zapata, después de 83 días en huelga de hambre para que se le reconozcan sus derechos como “preso de conciencia”, pudiera ser el detonador de algunas reacciones internas que se necesitan para que el cambio empiece a florecer.
Otros presos políticos iniciaron este viernes huelgas de hambre en protesta por lo que sucedió con Orlando Zapata, y tal vez estamos frente a una presión gigantesca que se podría estar generando en varias cárceles, lo que podría motivar una fuerte presión para el gobierno. No soy partidario de las huelgas de hambre como forma de protesta, pero tal vez en este caso, los presos cubanos es la única opción que tengan.
¿Qué pasaría si los más de 200 presos políticos en las cárceles hicieran huelga de hambre? ¿Podrán volcar de esa forma la atención internacional y obligar al gobierno a liberarlos?
Creo que Diosdado González Marrero, Eduardo Díaz Freitas, Fidel Suárez Cruz y Nelson Molinet, encarcelados en la cárcel de alta seguridad de Kilo Cinco y Medio en la provincia occidental de Pinar del Río, hacen bien en intentarlo. Si no hay un cambio y una gran presión desde adentro, los hermanos Castro han demostrado por más de 50 años que nada ni nadie les hace cambiar de opinión.
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