viernes, 31 de diciembre de 2010

2010: año eléctico. 2011: deseo más libertad


Termina un año ecléctico en todos los sentidos en nuestro continente americano. Lleno de desbarajustes económicos que molestaron nuestros bolsillos; de cambalaches políticos, corrupción y eternas campañas electoralistas que enturbiaron el camino de quienes deben dedicarse a hacer el bien común; de desastres naturales, como los terremotos en Chile y Haití, que sacudieron nuestros cimientos; de enfermedades que todavía no tienen cura o que reaparecieron encolerizadas como el cólera en Haití; de cambios intempestivos de clima que inundaron zonas de sequía, quemaron zonas frías y enfriaron países tropicales; de pocos avances  científicos y tecnológicos que nos permitan evolucionar mejor; y, lo peor, de persecución e intolerancia contra quien piensa u opina diferente.

En realidad no fue un año distinto a otros de la primera década de este siglo; aunque sí fue más preocupante porque no hemos evolucionado hacia sociedades mejores con el paso del tiempo. Seguimos cometiendo los mismos errores. La clase dirigente ha seguido con la misma rutina de peleas ideológicas antagónicas en cada país y es difícil ver bolsones de honestidad dentro de los que se ha pensado en objetivos a largo plazo. Casi siempre, nuestros políticos se enfrascaron en luchas intestinales con el único objetivo de complacer logros a corto plazo, electoralistas. Rescato, sin embargo, a los gobiernos de Lula da Silva que termina esta noche, el de Alan García que desembocará en las elecciones de abril próximo y el de Sebastián Piñera que arrancó con un terremoto y tsunami pero que supo campear bien el temporal. Los tres dieron pruebas de que América Latina está para grandes cosas, para pensar en grande, en un desarrollo sostenido a largo plazo.

Mi preocupación especial y pesimismo es observar lo malo que fue este año en materia de libertad de prensa y de expresión. 23 periodistas han sido asesinados, uno más esta semana, abatido en Honduras. 8 permanecen en las cárceles cubanas porque eligieron no ser desterrados a Madrid como los 16 que fueron liberados este año por un régimen que hace gala de la censura y la opresión de todas las libertades humanas. El régimen venezolano acaba de pasar dos reformas de leyes que hacen posible la censura, el bloqueo y la filtración de información del internet y las redes sociales, de la misma forma que puede censurar y cerrar medios de comunicación cuando se le antoje. En muchos países, como Argentina y Bolivia, siguieron sancionándose leyes en contra de la libertad de prensa y en otros como Panamá, Uruguay y Brasil se siguió penalizando a periodistas y medios por informar lo que algunos no quieren que se haga público. En Estados Unidos no se puede dejar de lamentar que a raíz del destape de Wikileaks muchos legisladores quieren controlar el internet. Y en muchos otros países es horroroso que los gobiernos sigan creando y comprando medios destinados al sistema de propaganda oficial y que usen ciber militantes y activistas para denostar a rivales, opositores y gente que piense diferente, a través de concentraciones, en los medios oficiales o a través del internet y las redes sociales.

Rescato, en materia de libertad de expresión, a las nuevas tecnologías que han traído un espacio formidable de expresión ciudadana a través de la interactividad de las redes sociales, así sea Twitter, Facebook o MySpace, entre tantas otras; a todos los periodistas que han sido asesinados por defender el derecho de la población a que se sepan cosas que muchos deshonestos quisieran que permanezcan ocultas y silenciadas; a todos aquellos comunicadores y blogueros que desafían la cárcel, como en Cuba, para informar e iluminar situaciones oscuras; a todos aquellos medios de comunicación que han sido víctima de atentados provenientes del crimen organizado u orquestado por funcionarios públicos o entidades privadas que ven amenazados sus intereses; a la Primera Enmienda de los Estados Unidos que sigue siendo un arma poderosa interpretada por los jueces para limitar a los intolerantes; a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que ha contribuido a denunciar cada atropello a la libertad de prensa y de expresión más allá de muchos silencios que guardó su casa rectora, la Organización de Estados Americanos; y, como no podría ser de otra manera, resalto también el trabajo irrenunciable, convencido e incansable de la Sociedad Interamericana de Prensa, para poner en la agenda pública internacional todas las violaciones a la libertad de prensa e insistir en que se tomen las medidas correctivas.

Me quedo con este último párrafo, esperanzado y optimista, de que la lucha por la libertad de expresión, el mayor atributo de una sociedad democrática, tolerante, plural y diversa, servirá para seguir mejorando la vida en nuestras comunidades.

Agradezco a todos aquellos que entran a este blog, que leen, discrepan, dejan sus comentarios e ideas, como si estuviéramos reunidos alrededor de una mesa de café. Fue justamente lo de compartir alrededor de una mesa, lo que me llevo a abrir este espacio. Les deseo a todos un excelente 2011 y anhelando que tengamos un año con mayor tolerancia y libertad de expresión.

jueves, 30 de diciembre de 2010

Polémica: ¿Facebook o Wikileaks?


El año terminó con una interesante polémica. El público votó en forma abrumadora por Julian Assange, el fundador de Wikileaks, como “personaje del año”, pero los editores de la revista Time escogieron sabiamente a Mark Zuckerberg, el fundador de la red social Facebook.

En materia de comunicación, las creaciones de ambos hombres figuran entre las más relevantes de la década que termina, pero concuerdo con la decisión de Time.

Aunque la fuerza de Wikileaks al publicar ilimitados materiales secretos e incómodos podría desestabilizar a un gobierno o cambiar las formas de hacer política, en el fondo no es más que el aprovechamiento potenciado de las nuevas tecnologías por parte del periodismo tradicional. Su valor radica en la denuncia y la creación de agenda pública dentro de un esquema de comunicación vertical, de emisor a receptor.

Por Wikileaks puede que apreciemos el mundo de forma diferente, pero Facebook, en cambio, modificó nuestra forma de vivirlo. Zuckerberg, en pocos años, desde que inició en 2004 su proyecto casi como un juego en Harvard, transformó la forma en que nos comunicamos. Nos ofreció una versión más madura de nuestra experiencia con el internet; y ahora vivimos una etapa de mayor horizontalidad expresiva, de libertad, donde lo más trascendente ya no es el modo en cómo comunicamos, sino cómo interactuamos y nos conectamos con los demás.

Lo podemos palpar a nivel personal. En mi casa, la rutina de los desayunos cambió desde que formamos parte de esta comunidad de Facebook de 550 millones de personas que crece a un ritmo de 700 mil usuarios al día. Mi esposa lee el periódico después de reconectarse con sus amigas de hace 30 años; chatea, etiqueta fotos y comparte como no lo hacía desde su adolescencia. Y yo, desde que seguí la formidable campaña política de Barack Obama, navego leyendo lo que le interesa a mis amigos, sigo las tendencias de grupos que protestan o simpatizan con cualquier causa, endoso campañas de todo tipo o me relaciono con quienes compartimos gustos a pesar de distintas edades, ideologías o nacionalidades.

Es cierto que hemos perdido algo de privacidad, que las relaciones virtuales pueden condicionar nuestras vidas o que podemos ser más vigilados que antes. Pero nada se compara a las ventajas de la libertad de expresarnos y conectarnos. Incluso hay investigaciones, como la del banco español BBVA, que demuestran que los migrantes mexicanos en EEUU que usan redes sociales, como Facebook y Twitter, ganan 23% más que el resto, porque acceden a mejor información sobre fuentes de trabajo, salarios y formas de ahorro.

Es tan poderosa la comunicación espontánea que se ha convertido en un desafío para gobiernos intolerantes. Las autoridades chinas tienen censurado a Facebook desde principios de 2009 y en Pakistán, Irán o Arabia Saudita lo bloquean periódicamente. Habrá que ver qué sucederá en Venezuela. Esta semana, Hugo Chávez legalizó la censura del internet y quienes formen grupos en las redes sociales para criticar al gobierno podrán ser castigados. Ni pensar el nivel de censura que generaría que Wikileaks publicara cables secretos de la diplomacia chavista, ya que la nueva legislación permite bloqueos como se practican en Cuba. 

Facebook sobrevivirá a gobiernos y su censura. No fue la primera ni es la única red social, pero como Google en el mundo de los buscadores de internet, se transformó en la fuerza dominante. Se calcula que tendrá un billón de usuarios para 2012. Los medios y los avisadores lo seguirán usando para expandir sus límites y los periodistas para retroalimentar historias. Y como ya está ocurriendo, la conexión a sitios de noticias o entretenimiento, será a través de perfiles en Facebook, una especie de “pasaporte” para cualquier actividad.

Zuckerberg estuvo bien escogido como “personaje del año”. No porque a los 26 años tenga una compañía de más de U$S40 billones o se comprometiera como joven filántropo ante Bill Gates y Warren Buffet a donar la mitad de su fortuna en vida, sino por su visión. Time lo debe haber elegido porque donde todos veían en una red de computadoras la oportunidad de negocios formidables, el vio una vasta red de personas y una nueva forma de comunicación, de interconexión.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

El 2010 y la libertad de prensa


El 2010 no fue un año bueno, estuvo marcado por muchos retrocesos en materia de libertad de prensa en el continente. El peor es, sin dudas, la violencia en contra de los periodistas. Fueron asesinados 23, once en México, nueve en Honduras, dos en Brasil y uno en Colombia. Ninguno de estos crímenes fue esclarecido, el grado de impunidad de este año es tan alto como el de los anteriores.

Sin embargo, el presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa, Gonzalo Marroquín, en su informe anual divulgado hoy, resalta que hay ciertas señales de esperanza. La más concreta se refiere a que cinco criminales fueron condenados y 16 más están siendo procesados por crímenes contra periodistas que fueron cometidos en años pasados. También señaló como buenas señales la “creación de jurisdicción especial en Perú para procesar a los asesinos de periodistas; la instauración de una fiscalía en México para atender este tipo de delitos o la promesa de alcanzar una ley de federalización y el aumento a 30 años del plazo de prescripción para estos crímenes en Colombia”.

Resaltó la campaña “Dona tu voz”, un concurso de canto al que se accede a la página de www.impunidad.com para crear conciencia sobre el fenómenos de la violencia en contra de los periodistas, que sirve de herramientas para reclamar justicia y un alto a la impunidad.

Fue severo en señalar que existen grandes preocupaciones, entre ellas, “las reformas legales que se hicieron en Venezuela para restringir a los medios y limitar la internet, así como por las intenciones de algunos legisladores estadounidenses de limitar la libertad de expresión en la red, en represalia por las filtraciones de Wikileaks sobre información diplomática confidencial”.

Entre los problemas más graves señaló: “Cuba siguió destacándose por su invariable censura, y por el destierro de 18 periodistas independientes liberados y ocho todavía encarcelados. En México el crimen organizado fue responsable por el asesinato de 11 periodistas y una docena de atentados contra sedes de medios; mientras la administración de Venezuela cerró cinco canales de cable y 34 emisoras y las de Argentina, Bolivia, Ecuador, Honduras, Nicaragua y Venezuela, siguieron comprando y creando medios con dineros públicos, integrándolos a su sistema de propaganda”.

En Argentina, Ecuador y Nicaragua, los gobiernos idearon campañas públicas de desprestigio en contra de la prensa, discriminando la publicidad oficial, aplicando  sanciones económicas o interfiriendo sus operaciones con conflictos gremiales y laborales.

Varios periodistas fueron sancionados judicialmente y muchas publicaciones tuvieron que soportar censura y censura previa, tanto por denunciar corrupción pública en Brasil, mostrar fotos de jóvenes delincuentes en El Salvador o de morgues mal administradas en Venezuela, por escuchas telefónicas en Colombia y Perú, como por casos de supuesta difamación a funcionarios en casos en Panamá, Paraguay y Uruguay.

También hubo revuelo legal contra de la libertad de prensa. Así como en Venezuela años atrás se usó el principio de protección de la infancia para crear leyes anti prensa, hubo excusas similares en proyectos de ley que se discutieron en Colombia y Perú, así como en la aprobación en Bolivia de una norma para combatir el racismo y las malas costumbres.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Conspiración: la teoría infaltable


Así en Argentina como en China, pasando obviamente por Venezuela, Bolivia o Ecuador, los gobiernos suelen plantear teorías de la conspiración, acusando a opositores y (especialmente) a los medios de comunicación, cada vez que se enfrentan a un tema complejo que no pueden resolver con la retórica.

Estos días en Argentina, donde los que no tienen acceso a la vivienda creen que pueden arrebatar espacios en comodato y han creado un enmarañado ambiente de violencia, el gobierno nacional se fue por la tangente, a través de declaraciones del  jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, quien dejó grabado el sábado una reacción sobre los disturbios que dos días antes se dieron en la estación de trenes Constitución en la Capital Federal, tras una protesta gremial.

La grabación está dedicada a culpar y denunciar al también peronista Eduardo Duhale y a los medios como desestabilizadores de la democracia; situación calificada luego como “proceso para generar zozobra en la sociedad", según Florencio Randazzo, ministro del Interior.

Los dos calificativos - “desestabilización” y “crear zozobra” - son los que se usaron en forma reiterada como argumentos en las dos leyes reformadas por Hugo Chávez para censurar a los periodistas en sus medios y al público general en el internet.

Esta vez Fernández también se fue en contra de la izquierda. Su costumbre siempre estaba muy reservada a acusar de desestabilizadores a la derecha, a los radicales, a los peronistas que no son kirchneristas, a los oligarcas, empresarios o campesinos, y a los medios. Así que ahora ya no le quedan muchas posibilidades, a no ser que imite a Chávez endilgándole al imperio todos los males, una teoría infaltable en la retórica retrógrada.