sábado, 19 de abril de 2014

Los titulares, reflejo de grandes contrasentidos

En este continente americano profundamente nuestro, tal vez reflejo del mundo bipolar, se destaca la capacidad humana para las contradicciones. Basta leer a diario los titulares de los periódicos, sintonizar las decisiones que toman quienes lideran y comparar la realidad que nos tocó vivir ayer con la de hoy.

De tantas experiencias, de tantos contrasentidos vividos, a uno no le queda más que abrazarlos y vivir resignado con ellos. En ese sentido, varios titulares acaparan mi atención, el principal es la muerte del gran periodista y novelista colombiano Gabriel García Márquez. Dueño de una prosa irresistible, mágica y libertaria, Gabo, contradictoriamente, también abrazó como suya a la revolución cubana de Fidel que se dedicó a quitarle la libertad a su pueblo, libertad que él jamás se permitió quitar a sus personajes. Cómo pudo alguien, reconocido periodista en mayúsculas, haber hecho tan poco para interceder con su amigo revolucionario para que se libere a los periodistas independientes que la Primavera Negra arrojó a pudrirse en sus cárceles. Unas cuantas palabras sobre libertad de prensa y sobre buen periodismo, como las que luego impregnaron su escuela de periodistas en Cartagena, hubieran servido para cambiar la situación. Posible es que por debajo de la mesa Gabo haya hecho mucho. Pero no haciendo público algo que hubiera podido avergonzar a su amigo o romper una amistad íntima de décadas, se omitió una buena posibilidad. Creo que esta fue su gran contradicción.

El EE.UU. de hoy, gracias a las nuevas tecnologías de la información que creó y exportó generosamente para el mundo, han mostrado a la gran nación con sus grandes contradicciones, y para ello bastaron sus propios ciudadanos como Edward Snowden, Bradley Manning, quienes a su estilo trataron de convertirse en los “garganta profunda” del Watergate aquel, pero sin la pericia del anonimato de antaño, sino enfundados como personajes de reality show, parte de una cultura “feisbuqueana” que ha hecho de la vanidad y el narcisismo un rasgo habitual de nuestro tiempo. Pero hoy el titular que más llama la atención, es el que se desprende de un informe de Naciones Unidas, que retrotrae la memoria a “12 años de esclavitud”, donde se aprecia un país contradiciendo a su propia historia y a sus líderes, de Abraham Lincoln a Martin Luther King, en el que los negros – y también los latinos – debido al color de su piel, no tienen las mismas oportunidades educativas, un tono distintivo de la desigualdad que sigue imperando en el país.

Y el otro titular que me llamó la atención es el que rescata a Cristina de Kirchner buscando regular los piquetes, cortes de ruta y protestas populares, para que se transformen en manifestaciones de civilidad, tratando que el derecho de asociación y reunión no empañe los demás derechos de los argentinos. Poner cuotas, horarios y restricciones geográficas a quienes protestan a fin de que los derechos de algunos no pisen los de sus semejantes, tiene gran sentido común basado en el orden civil y democrático. Pero el gran contrasentido no deviene de los principios bien aplicados, sino de la practicidad de una mandataria que busca coartar el disenso, pero quedando públicamente como demócrata. Porque uno sabe que el peronismo histórico – especialmente en esta última década de la mano de ella y su marido -  siempre hizo gala de las movilizaciones para demostrar fuerza política y censurar a la oposición.
Contradicciones o hipocresías son parte intrínseca de este mundo bipolar que todos estamos destinados a vivir y que, obviamente, también han calado hondo en nuestra forma personal de ser y actuar.          

martes, 15 de abril de 2014

EE.UU. y mala propaganda por el ZunZuneo en Cuba

El sabio dicho de que el fin no justifica los medios cobra de nuevo relevancia en las relaciones entre EE.UU. y Cuba. El ZunZuneo entra en esa categoría. Se trata de un programa creado y manipulado por el gobierno estadounidense dirigido a los ciudadanos cubanos para incentivar su disenso, protestas callejeras y cambios democráticos mediante mensajes por telefonía móvil. 

El ZunZuneo o “twitter cubano” duró dos años, dejando de existir en 2012 por falta de fondos, sin lograr cambios ni “primaveras” como en los países árabes. Esta semana el Congreso investigó si la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), desvirtuó su carácter humanitario con un programa ilegal, secreto y con fines políticos.

Nadie puede asombrarse. La información siempre ha sido utilizada como propaganda o arma tanto para liberar, oprimir o confrontar. Y EE.UU. tiene una larga trayectoria en Cuba con proyectos como Radio y TV Martí, con el objetivo de romper el bloqueo y control informativo. Pero, ¿se puede justificar el ZunZuneo en nombre de la democracia? 

¡No! por varias razones. La más importante es la seguridad de los 40 mil usuarios cubanos que se suscribieron al servicio de textos sobre fútbol, béisbol e información general, sin saber que serían manipulados para disentir y protestar contra el gobierno. 

Se los expuso a posibles represalias – detenciones, agresiones y hostigamiento - que el régimen aplica contra “subversivos” o “ayudantes del enemigo”, es decir contra todos aquellos que buscan y difunden información por fuera de las fuentes estatales. Solo en enero, se registraron 1.052 casos de golpizas y detenciones arbitrarias, según la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional.

Además, el gobierno cubano inició una pesquisa interna en la empresa estatal Etecsa para descubrir la fuente que pasó nombres y datos de usuarios a las empresas fantasmas del gobierno estadounidense, lo que supone duras represalias. 

El ZunZuneo tampoco fue bueno para la política exterior de EE.UU., confirmando la prédica de gobiernos poco democráticos como los de Bolivia, Ecuador y Venezuela que expulsaron a la USAID por actividades políticas en sus territorios. Pero no solo es un problema de credibilidad, sino que se puso en riesgo al personal de la USAID por participar de actividades clandestinas y peligrosas, más apegadas a funciones que desarrolla la Agencia Central de Inteligencia.

Lo del ZunZuneo cobra relevancia porque es un eslabón más de una larga cadena de escándalos del gobierno de Barack Obama, a los que se suman Wikileaks delatado por Julian Assange, el espionaje masivo revelado por Edward Snowden, la falta de transparencia y el fisgoneo contra periodistas. 

Justificándose en el precepto de promoción de la democracia que EE.UU. lanzó 50 años atrás en plena Guerra Fría, muchos consideran que el ZunZuneo sirvió para combatir la censura de un régimen que solo permite navegar internet en 200 salas, donde se cobra 4.5 dólares por hora, mitad del sueldo promedio mensual. El régimen ahora promociona una red domiciliaria de acceso a internet, pero con la advertencia de que seguirá bloqueando sitios “contrarrevolucionarios”, es decir más del 90% de todo lo que circula en la web.

Está visto que estos programas políticos como el ZunZuneo no han traído grandes cambios, en las más de cinco décadas de la dictadura. Los cambios se podrían buscar en forma más eficiente y, seguramente, ocurrirían con más rapidez si se permitiera a la empresa privada “invadir” Cuba, levantando el embargo que mantiene EE.UU. En esta época de economía global, y con la mayor apertura económica de los Castro, la iniciativa privada pudiera ser el mejor antídoto contra el régimen.

Además, programas clandestinos como el ZunZuneo, al manipular y tratar a la gente como tonta, desvirtúan el concepto de “multitudes inteligentes” que se acuñó tras la autodeterminación espontánea que las poblaciones suelen alcanzar mediante la comunicación por telefonía móvil y redes sociales. 

El ZunZuneo demuestra que si bien promover democracia es una cuestión inherente al gobierno estadounidense, los métodos que utiliza en el exterior son muchas veces incoherentes con su política interna de transparencia y respeto a los derechos humanos.