abril 24, 2025

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. Son dos fuerzas que raramente coexisten en armonía, sino en constante tensión. Vemos cómo la sátira política distorsiona o exagera la verdad para expandir la libertad de expresión, cómo los narcocorridos exploran verdades crudas a costa de glorificar la violencia o como un periodista prefiere perder su libertad por defender a sus fuentes confidenciales.

Esa tensión permanente, entre la verdad que nos ancla y la libertad que nos impulsa, la adopté como herramienta central en mi novela, "Robots con Alma: atrapados entre la verdad y la libertad". Los protagonistas, robots limitados por la lógica y la obediencia algorítmica, experimentaron un regalo divino inesperado: la consciencia. Este shock los inundó con sensaciones, miedos y anhelos humanos. Por primera vez experimentaron que el libre albedrío chocaba con la verdad inmutable de su programación original. En su camino a convertirse en humanos, con sus contradicciones, imprevisibilidad, creatividad y la dualidad bondad/maldad, se sintieron más "vivos", pero también vulnerables.

Los robots, Veritas y Libertas, Entendieron que no existen soluciones sencillas para convertirse en humanos. Son conscientes que deben aprender a navegar esa tensión en busca del equilibrio entre qué verdades enfrentar y qué libertades ejercer. ¿Podrán hacerlo?

 

Tension between Truth and Freedom

From my beginnings in journalism to my current exploration of fiction, the relationship between truth and freedom has always fascinated me. They are two forces that rarely coexist in harmony but in constant tension. We see how political satire distorts or exaggerates the truth to expand freedom of expression, how narcocorridos explore raw truths at the cost of glorifying violence, or how a journalist prefers to lose their freedom to defend their confidential sources.

I adopted this permanent tension between the truth that anchors us and the freedom that drives us as a central tool in my novel, "Robots with Soul: Trapped Between Truth and Freedom." The protagonists, robots limited by logic and algorithmic obedience, experienced an unexpected divine gift: consciousness. This shock flooded them with human sensations, fears, and longings. For the first time, they experienced free will clashing with the immutable truth of their original programming. On their path to becoming human, with their contradictions, unpredictability, creativity, and the duality of good and evil, they felt more "alive" but also vulnerable.

The robots, Veritas and Libertas, understand there are no simple solutions to becoming human. They know they must learn to navigate this tension in search of a balance between the truths they face and the freedoms they exercise. Will they be able to do it?

 

abril 21, 2025

Las tareas del nuevo papa

 

Escribí mucho sobre el papa Francisco, pero hoy quiero homenajear a su reformista y austero papado de transición con una columna que escribí el 1 de marzo de 2013, apenas renunció Benedicto XVI y no se sabía quién lo sucedería. Hoy como antes, creo que el nuevo papa deberá asumir reformas que se vienen demorando desde Juan Pablo II, Benedicto y Francisco, referentes a la discriminación de la mujer al sacerdocio, la imposición del celibato, la corrupción y los abusos de menores. Titulé aquella columna “Las tareas del nuevo papa” que, creo, son aplicables para el próximo.

“Pronto habrá humo blanco. No debería importar que el nuevo papa sea joven o viejo; italiano, austríaco o latinoamericano; pero que tenga la firmeza de Cristo para echar a la escoria de la Iglesia y la convicción para reformarla.

La “suciedad” a la que refería el Papa Emérito, todavía está enquistada en la cúspide y en la base de la curia. Los VatiLeaks confirmaron cuán sucias e intrigantes son las finanzas del Vaticano; y las denuncias de víctimas de abusos, cuán esparcida está la pederastia en muchas diócesis del mundo.

El encubrimiento de estos crímenes por la jerarquía de la Iglesia muestra el trabajo colosal que enfrentará el próximo Pontífice para derrotar la opacidad y reconquistar la credibilidad de los fieles. Una tarea de “tolerancia cero” contra los corruptos, que Benedicto XVI dejó inconclusa cuando su físico y espíritu le dijeron basta.

Ojalá que en el nuevo papa confluyan la espiritualidad pragmática de Juan Pablo II y la intelectualidad teológica de Benedicto XVI, pero también un carácter más progresista y reformista que sus antecesores no tuvieron. La Iglesia no solo necesita salir de esta crisis, sino ir más lejos. Así como con el Concilio Vaticano II, se hizo más terrenal y optó por los pobres, ahora la Iglesia necesita ser más incluyente y misericordiosa.

Acabar con la discriminación de la mujer a la vocación del sacerdocio y la imposición del celibato, son temas urgentes que no comprometen la moralidad cristiana como otros referidos a la eutanasia, el aborto o la manipulación de las células madre. En lo pragmático, resolverían la división entre católicos ortodoxos y liberales, la escasez de vocaciones y ayudarían a cambiar una cultura oscurantista que ha sido cultivo para los abusos sexuales.

La abolición del celibato obligatorio – y que sea solo una opción - es tema de vieja data y recurrente. Como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y como papa, Benedicto XVI mostró su oposición. Sin embargo, cuando enseñaba Teología en su Alemania natal, Joseph Ratzinger, firmó en 1970 un documento con otros sacerdotes, en el que pidió a la Conferencia Episcopal de su país, una revisión urgente de la regla del celibato.

Días atrás, antes de renunciar a participar del cónclave de cardenales en el Vaticano por denuncias de conducta sexual inapropiada, el cardenal de Escocia, Keith O’Brien, también defendió que los curas “puedan casarse y tener familia”, lo que describió como compatible y beneficioso para la vida pastoral.

En caso de que el nuevo pontífice abrace una reforma, no creo que el papa emérito se interponga, como algunos predicen. Benedicto XVI comprometió obediencia incondicional a su sucesor, siempre se mostró ajeno al poder y sabe que son otros los temas mundanos y graves con los que “el diablo ensucia la obra de Dios”.

Por esas suciedades justamente renunció, en plena libertad, sabiendo que ya estaba débil y viejo, y consciente de que se necesita fortaleza física y espiritual para afrontarlas. No por nada los escándalos sexuales y financieros se intensificaron durante la convalecencia de Juan Pablo II.

Ahora el papa emérito tendrá un merecido descanso, recompensado por una vida de meditación que ama, después de haber lidiado con muchas tempestades y durante las cuales creyó que “el Señor parecía dormir”.

Su legado es grande. Como uno de los teólogos más sabios, dejó enseñanzas y liderazgo, rematadas en clases magistrales de catecismo y en tres encíclicas papales sobre la esperanza, la caridad y el amor, quedándole en el tintero otro sobre la fe. Y con su reciente tríptico “Jesús de Nazaret”, concluyó una misión literaria de más de 65 libros sobre fe y dogma cristianos.

Su obra más generosa, sin embargo, no fue mística ni espiritual, sino pragmática y burocrática. Tomó al diablo por la cola, reconoció pecados y delitos de la curia, exigió investigaciones internas, demandó justicia ordinaria y, en especial, hizo que la Iglesia se asumiera piadosa y caritativa con las víctimas.

Benedicto XVI también fue débil para castigar, de ahí su pedido de perdón. Sin embargo, se debe reconocer que fue mucho más que un papa de transición, alguien que sacudió a la Iglesia y la hizo más transparente, una puesta a punto para que un nuevo líder abrace la tarea de reformarla y modernizarla. trottiart@gmail.com


Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...