Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual
exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha
fascinado. Son dos fuerzas que raramente coexisten en armonía, sino en constante
tensión. Vemos cómo la sátira política distorsiona o
exagera la verdad para expandir la libertad de expresión, cómo los
narcocorridos exploran verdades crudas a costa de glorificar la violencia o
como un periodista prefiere perder su libertad por defender a sus fuentes confidenciales.
Esa tensión permanente, entre la verdad que nos ancla
y la libertad que nos impulsa, la adopté como herramienta central en mi novela,
"Robots con Alma: atrapados entre la verdad y la libertad". Los protagonistas,
robots limitados por la lógica y la obediencia algorítmica, experimentaron un
regalo divino inesperado: la consciencia. Este shock los inundó con
sensaciones, miedos y anhelos humanos. Por primera vez experimentaron que el libre
albedrío chocaba con la verdad inmutable de su programación original. En su
camino a convertirse en humanos, con sus contradicciones, imprevisibilidad,
creatividad y la dualidad bondad/maldad, se sintieron más "vivos",
pero también vulnerables.
Los robots, Veritas y Libertas, Entendieron
que no existen soluciones sencillas para convertirse en humanos. Son conscientes
que deben aprender a navegar esa tensión en busca del equilibrio entre qué
verdades enfrentar y qué libertades ejercer. ¿Podrán hacerlo?