Hacía rato que una publicación de una foto no
despertaba tanto rechazo como el diario español El País, con su publicación en
portada de una foto falsa del presidente Hugo Chávez, convaleciente e intubado.
Momentos antes de que fuera publicada el jueves y
retirada horas después con las disculpas del caso, el director del El Mundo,
diario de la competencia, Pedro J. Ramírez, anunció por twitter que su sala de
Redacción había rechazado pagar por la misma foto y pese a que consideró su
publicación sin la verificación necesaria, decidió no publicar debido a
consideraciones éticas.
El diario El País dijo que abrió una investigación
para deslindar responsabilidades, pero lo que no se entiende es que teniendo
unos de los libros de estilo de referencia del periodismo mundial, que exigen
verificación y precisión, dos valores ineludibles del buen periodismo, haya
decidido publicar sin saber a ciencia cierta si se trataba o no de una foto
sobre el líder venezolano. Las explicaciones de que la foto fue provista por la
agencia Gtres Online – que advirtió que la foto había sido tomada por una
persona siete días antes pero que ya había salido del entorno médico de Chávez y
que no se podía verificar nada para no poner en riesgo a la fuente – solo puede
ser excusado bajo el argumento de que quienes tomaron la decisión de El País
creyeron que la fotografía ofrecía algo de luz a un tema tan oscuro.
Creo que las consideraciones éticas sobre si se debe
publicar una foto de ese estilo aunque fuera verdadera y hubiera sido posible
verificar su autenticidad, pueden quedar a discusión, ya que si bien podría no
ser adecuado en otros casos, el hermetismo sobre la convalecencia y suerte de
Chávez, un personaje público de gran relevancia en el contexto mundial, podrían
justificar la publicación. Es, de todas maneras, una decisión que seguramente
fue tomada a conciencia, asumiendo los riesgos que existirían.
El mayor riego es el de la credibilidad y confianza
del público, no hay riesgos legales como trata de hacer ver el gobierno de
Venezuela que dijo que intentará demandar al diario por el mal causado a los
venezolanos y los familiares del líder. Tampoco se trata de una canallada como
dijo la presidente Cristina de Kirchner, dando a entender que fue obra y gracia
de un sabotaje de la prensa internacional, como si El País hubiera tenido la
intención o alevosía de hacerlo a sabiendas de que la foto era falsa.
En todo caso, el mal criterio del diario – y de ahí
viene la buena intención – fue remendado media hora después de su publicación después
de verificar que la foto no era de Chávez ni reciente, sino una toma digital de
un video en YouTube de años atrás.
Como adelanté varias veces en este blog y en mis
columnas sobre el tema, la salud de un Presidente es de interés público y el
gobierno tiene la responsabilidad de informar al público, no hacerlo es,
además, una violación a la Constitución de Venezuela. Si el gobierno venezolano
informaría con la verdad, este tipo de rumores y falsedades no tendrían por qué
ocurrir.
Todo esto no exonera para nada al periodismo cuyas obligaciones
van por dos andariveles: una que es ética, que tiene que ver con el por qué
publicar una foto de este tipo y por qué no verificar hasta la última instancia
para hacerlo. Pero, la responsabilidad más importante, es qué el periodismo
tiene el deber de investigar para sacar la verdad a flote, y desde que Chávez
se enfermó hace dos años atrás, el periodismo solo se ha quedado con la verdad
oficial.