No me refiero a que Tiger Woods haya dejado temporalmente el golf por sus problemas de falda – en realidad de faldas porque parece que tiene 13 líos – ni que Barack Obama, mientras recibía un Premio Nobel que muchos cuestionaban haya sido elegido en América Latina como el líder más popular, calificación que dejó en los últimos dos lugares a Fidel Castro y a Hugo Chávez, en ese orden, a pesar que estos dos narcisistas crean que siempre están en la cresta de la ola.
Tampoco que Manuel Zelaya, casi como una vedette política o como un jugador famoso esperando con ansiedad su transferencia, siga con su eterna disyuntiva de cómo hacer para evadir la justicia hondureña en la que tiene opciones caducas por minutos: un malogrado pase a México, una expulsión de la sede brasileña después del 27 de enero o una esperanzadora charla con Porfirio Lobo en zona neutral, propuesta por Leonel Fernández.
Tampoco esta semana me pareció importante porque Hilary Clinton por fin se haya animado a tomar el toro por las astas y acusar a Chávez y a Evo Morales por estar flirteando con el presidente de Irán - ese con un apellido tan difícil de pronunciar como de escribir y que no le tiembla la mano para reprimir a los jóvenes y a la oposición de su país - aunque se olvidó de mencionar a Lula da Silva, que no solo flirteó sino también prometió acuerdos comerciales con el imitador de dictador.
Ni tampoco a esa encuesta de Latinobarómetro 2009 sobre que los latinoamericanos preferimos la democracia por sobre otros sistemas de gobierno, porque en realidad los datos, aunque los presentaron como positivos, son muy cuestionables: solo el 59 por ciento de los latinoamericanos estamos de acuerdo con la democracia, mientras que un 44 por ciento está insatisfecho. Porcentajes peligrosos, especialmente porque las instituciones son débiles y se están debilitando cada día más, debido principalmente a una justicia que no resuelve. Prueba de ello es la otra encuesta de la Secretaría General Iberoamericana que reveló que el 73 por ciento de los latinoamericanos tiene miedo de ser víctima de un delito y el 63 por ciento considera que su país es inseguro, convirtiendo este problema en el que debería estar en el tope de la agenda política internacional.
Sin embargo, lo que sí creo que hizo de esta semana una inolvidable, fueron las denuncias por doquier sobre las violaciones a los derechos humanos gracias a la celebración del 61 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Hubo noticias desalentadoras por su contenido trágico y dramático, pero muy alentadoras si se tiene en cuenta que ahora se sabe más que antes sobre los atropellos y arbitrariedades que son cometidos por los propios gobiernos o al menos toleradas; lo que nos permitiría, como raza humana, encontrar los caminos justos, judiciales y adecuados para enmendar errores y tantas violaciones a los derechos humanos.
Recomiendo para su lectura y toma de conciencia el informe de Human Rights Watch sobre Brasil, en el que se denuncia que la policía de Río de Janeiro y San Pablo asesina a más de 1.000 personas por año, sobre quienes aduce que son bajas en enfrentamientos o porque se resisten a ser detenidas. Una cuestión espeluznante, si se tiene en cuenta que la policía de Río mata a una persona cada 23 arrestos (en EEUU es una cada 37.000 – sí! Una muerte por cada treinta y siete mil arrestos) y en San Pablo una cada 348.
Los datos vertidos en el informe sobre Brasil son tan escalofriantes, como el que reveló esta semana la Fiscalía General de Colombia, respecto a que los 4.000 paramilitares desmovilizados que confesaron haber cometido 156,000 homicidios, entre ellos los de 2.650 niños. En el informe de la Fiscalía se habla también del conflicto armado general que desplazó a más de tres millones de colombianos que tuvieron y deben vivir como extranjeros en otras zonas de su propio país.
Mientras en México el que pegó fuerte fue un informe de Amnistía Internacional acusando a los militares – la fuerza desplegada por el presidente Felipe Calderón para combatir el narcotráfico – de cometer “escandalosas y cada vez más frecuentes” violaciones a los derechos humanos, especialmente donde se concentra la guerra contra el narco, los estados limítrofes con EEUU. A diferencia de Brasil, en México no son los policías sino los militares y en ciudades periféricas del país, donde se lucha a brazo partido contra el crimen organizado, pero a la vez se comenten mayores atropellos y arbitrariedades contra la población en general.
Esta falta de justicia y un clamor por mayor seguridad se vio reflejada en un estudio realizado esta semana en Guatemala donde se responsabiliza a las fisuras en la administración de justicia, de ahí que en los últimos meses, ante la falta de una respuesta adecuada de parte de la justicia y por el clima de impunidad reinante, la población haya linchado a 49 delincuentes y rescatado a otros 210 de las garras de quienes quieren imponer un sistema de justicia propia.
No se puede culpar a los guatemaltecos por buscar soluciones rápidas ante una justicia no solo demasiado tardía sino inoperante. A muchos colombianos, por ejemplo, les gustaría agarrar del pescuezo a muchos militares que para ascender en su carrera muestran escalofriantes trofeos de guerra: falsos positivos; simplemente una forma de denominar a aquellas civiles que son asesinados a quemarropa para luego disfrazarlos con ropa de camuflaje y presentarlos como víctimas guerrilleras producto de enfrentamientos armados.
Ojala esta semana pudiera ser replicada en las restantes 51 del año, para que todos tomemos conciencia de los atropellos y del terrorismo de Estado que está debilitando nuestras democracias. Ojala estas informaciones sirvan para que los gobiernos tomen conciencia, que los ciudadanos ejerzamos presiones y así las democracias tomen medidas correctivas que nos hagan sentir a todos un poco mejores como seres humanos.
sábado, 12 de diciembre de 2009
viernes, 11 de diciembre de 2009
Narcotráfico y "estadounización"
El periodismo suele introducir nuevos adjetivos cuando necesita crear una imagen rápida y comprensible sobre un hecho complejo. De ahí que califique de “colombianización” la situación actual de México, para explicar mejor la tragedia que vive el país a raíz de la violencia y la influencia del narcotráfico en todas sus estructuras.
Aunque el término suene peyorativo, la imagen del México actual se espeja en aquella Colombia dominada por el Cartel de Medellín y su capo Pablo Escobar, quien dinamitaba, asesinaba, infiltraba estructuras políticas o vivía impune como un rey, al amparo de jueces amigos y temerosos.
La “colombianización” es sinónimo de un crimen organizado que no da tregua y del escenario que describió esta semana el presidente mexicano Felipe Calderón. Advirtió sobre la injerencia del narcotráfico en la financiación de campañas electorales municipales, cuyo fin es comprar políticos para asegurarse nuevos territorios y así expandir el narcomenudeo, el consumo de narcóticos y crímenes derivados.
Pero las comparaciones despectivas entre países ya no son fáciles de hacer. El vigorizado y disputado negocio de las drogas, borró de cuajo la diferencia entre naciones productoras, consumidoras y de tránsito. Hoy, la marihuana de mejor calidad y el éxtasis no se cultiva y fabrica en Colombia, ni en Perú ni Bolivia, sino en Estados Unidos y Canadá, dos de los mayores consumidores del mundo. Mientras tanto, los cárteles mexicanos les quitaron el monopolio de la actividad a los colombianos, quedándose con la parte más jugosa del negocio: la distribución y el menudeo.
Esto trajo como consecuencia que haya actores más pequeños y diversos dedicados al tráfico, forzando que el consumo de drogas se dispare en todo el mundo; favorecido, además, por una mayor tolerancia social y políticas más laxas sobre los estupefacientes. La despenalización del consumo en países como Argentina, Colombia, Chile y México, además de Brasil, que también promete replicar políticas adoptadas en Italia, Holanda, Luxemburgo y Portugal, y en algunos estados de EEUU, son parte de la ecuación.
Los niveles de consumo son alarmantes en Latinoamérica, región que hasta no hace mucho se caracterizaba solo por producir y traficar narcóticos. No sería desacertado entonces, así como se califica de “colombianización” al proceso mexicano del narcotráfico, usar el adjetivo de “estadounización” para Latinoamérica, infiriendo el peligro que representan los índices cada vez más elevados de consumo.
El Informe Mundial de Drogas 2009 de la ONU registró un alto incremento del uso de cocaína, marihuana y anfetaminas, especialmente en los países del cono Sur. El mayor aumento de cocaína se dio en Argentina, Chile y Uruguay donde es consumida por el 2.6, 1.4 y 1.5 por ciento de la población entre 15 y 64 años. El uso de marihuana también se ha disparado, teniendo en Chile un 7% de fumadores en ese segmento poblacional. Por otra parte, Perú, El Salvador y República Dominicana tienen, en sus respectivas regiones, los porcentajes más altos de consumo de éxtasis.
Preocupación superlativa causa la incidencia cada vez mayor de las drogas en las escuelas, habiendo aumentado el uso de pasta base de cocaína en toda Latinoamérica; así como de productos inhalantes en Brasil, y en países caribeños y centroamericanos.
Los países latinoamericanos, ya consumistas, tampoco han dejado de cultivar, producir o fabricar drogas. Paraguay destaca como la potencia sudamericana de cultivo de marihuana; Colombia, Perú y Bolivia en el procesamiento de coca; mientras que la fabricación de anfetaminas se concentra en Argentina, Guatemala, Honduras y Perú.
Los gobiernos tienen dificultades para encontrar respuestas adecuadas a este negocio multinacional que vive en expansión constante, retroalimentándose de otros ilícitos, como terrorismo, corrupción política, lavado de dinero, piratería, tráfico de armas y de personas; y que tiene en la extrema violencia la mejor arma para desviar toda la atención y recursos de los estados.
Más allá del uso de la fuerza pública para reprimir el crimen, tal vez la estrategia que emanó en noviembre de la Comisión Interamericana contra las Drogas entre la OEA y EEUU, de combatir la oferta, pero reduciendo también la demanda, mediante programas de prevención y recuperación de adictos en países del hemisferio, ofrezca cierta esperanza y demuestre que la lucha contra las drogas todavía no está del todo perdida.
Aunque el término suene peyorativo, la imagen del México actual se espeja en aquella Colombia dominada por el Cartel de Medellín y su capo Pablo Escobar, quien dinamitaba, asesinaba, infiltraba estructuras políticas o vivía impune como un rey, al amparo de jueces amigos y temerosos.
La “colombianización” es sinónimo de un crimen organizado que no da tregua y del escenario que describió esta semana el presidente mexicano Felipe Calderón. Advirtió sobre la injerencia del narcotráfico en la financiación de campañas electorales municipales, cuyo fin es comprar políticos para asegurarse nuevos territorios y así expandir el narcomenudeo, el consumo de narcóticos y crímenes derivados.
Pero las comparaciones despectivas entre países ya no son fáciles de hacer. El vigorizado y disputado negocio de las drogas, borró de cuajo la diferencia entre naciones productoras, consumidoras y de tránsito. Hoy, la marihuana de mejor calidad y el éxtasis no se cultiva y fabrica en Colombia, ni en Perú ni Bolivia, sino en Estados Unidos y Canadá, dos de los mayores consumidores del mundo. Mientras tanto, los cárteles mexicanos les quitaron el monopolio de la actividad a los colombianos, quedándose con la parte más jugosa del negocio: la distribución y el menudeo.
Esto trajo como consecuencia que haya actores más pequeños y diversos dedicados al tráfico, forzando que el consumo de drogas se dispare en todo el mundo; favorecido, además, por una mayor tolerancia social y políticas más laxas sobre los estupefacientes. La despenalización del consumo en países como Argentina, Colombia, Chile y México, además de Brasil, que también promete replicar políticas adoptadas en Italia, Holanda, Luxemburgo y Portugal, y en algunos estados de EEUU, son parte de la ecuación.
Los niveles de consumo son alarmantes en Latinoamérica, región que hasta no hace mucho se caracterizaba solo por producir y traficar narcóticos. No sería desacertado entonces, así como se califica de “colombianización” al proceso mexicano del narcotráfico, usar el adjetivo de “estadounización” para Latinoamérica, infiriendo el peligro que representan los índices cada vez más elevados de consumo.
El Informe Mundial de Drogas 2009 de la ONU registró un alto incremento del uso de cocaína, marihuana y anfetaminas, especialmente en los países del cono Sur. El mayor aumento de cocaína se dio en Argentina, Chile y Uruguay donde es consumida por el 2.6, 1.4 y 1.5 por ciento de la población entre 15 y 64 años. El uso de marihuana también se ha disparado, teniendo en Chile un 7% de fumadores en ese segmento poblacional. Por otra parte, Perú, El Salvador y República Dominicana tienen, en sus respectivas regiones, los porcentajes más altos de consumo de éxtasis.
Preocupación superlativa causa la incidencia cada vez mayor de las drogas en las escuelas, habiendo aumentado el uso de pasta base de cocaína en toda Latinoamérica; así como de productos inhalantes en Brasil, y en países caribeños y centroamericanos.
Los países latinoamericanos, ya consumistas, tampoco han dejado de cultivar, producir o fabricar drogas. Paraguay destaca como la potencia sudamericana de cultivo de marihuana; Colombia, Perú y Bolivia en el procesamiento de coca; mientras que la fabricación de anfetaminas se concentra en Argentina, Guatemala, Honduras y Perú.
Los gobiernos tienen dificultades para encontrar respuestas adecuadas a este negocio multinacional que vive en expansión constante, retroalimentándose de otros ilícitos, como terrorismo, corrupción política, lavado de dinero, piratería, tráfico de armas y de personas; y que tiene en la extrema violencia la mejor arma para desviar toda la atención y recursos de los estados.
Más allá del uso de la fuerza pública para reprimir el crimen, tal vez la estrategia que emanó en noviembre de la Comisión Interamericana contra las Drogas entre la OEA y EEUU, de combatir la oferta, pero reduciendo también la demanda, mediante programas de prevención y recuperación de adictos en países del hemisferio, ofrezca cierta esperanza y demuestre que la lucha contra las drogas todavía no está del todo perdida.
¿Derechos humanos en Cuba?
Una vez más el régimen cubano se comportó cobarde, al atropellar a un grupo de Damas de Blanco que con motivo del día internacional de los derechos humanos hacía su recorrido habitual por la capital cubana, gladiolos en mano y repartiendo declaraciones universales sobre derechos humanos.
Como se preveía, las Damas fueron asaltadas por dos días consecutivos, esta vez, por un contingente que bajó de ómnibus del gobierno, insultándolas, tironeándolas del pelo y amenazándolas de que la próxima vez las represalias serían mayores, para todas aquellas mujeres representantes de la “gusanera” (exilio en Miami).
El crimen de las Damas es pedir por sus esposos presos, la mayoría de ellos encarcelados en marzo de 2003, el período conocido como “la primavera negra”, por delitos tan graves como escribir mails, enviar información sobre horarios de cine y precios de comida al exterior, actividades que todas, entran en la categoría de “propaganda enemiga” y de “traición a la patria”.
Y pensar que hay muchos románticos y amantes de la libertad que todavía creen en los postulados liberadores de la revolución. Claro, desde afuera y desde lejos.
Como se preveía, las Damas fueron asaltadas por dos días consecutivos, esta vez, por un contingente que bajó de ómnibus del gobierno, insultándolas, tironeándolas del pelo y amenazándolas de que la próxima vez las represalias serían mayores, para todas aquellas mujeres representantes de la “gusanera” (exilio en Miami).
El crimen de las Damas es pedir por sus esposos presos, la mayoría de ellos encarcelados en marzo de 2003, el período conocido como “la primavera negra”, por delitos tan graves como escribir mails, enviar información sobre horarios de cine y precios de comida al exterior, actividades que todas, entran en la categoría de “propaganda enemiga” y de “traición a la patria”.
Y pensar que hay muchos románticos y amantes de la libertad que todavía creen en los postulados liberadores de la revolución. Claro, desde afuera y desde lejos.
jueves, 10 de diciembre de 2009
Impunidad y periodistas
Nuestra lucha en la SIP por la impunidad que rodea los crímenes contra los periodistas en todo el hemisferio occidental ha sido y es ardua. Llena de sinsabores, especialmente debido a que los gobiernos poco hacen para que se haga justicia.
Más de 350 periodistas han sido asesinados en las Américas en los últimos 20 años y solo un puñado de esos casos ha sido aclarado. Lamentablemente, en países donde la violencia es alta, como el caso de México donde han sido muertos seis periodistas y uno permanece desaparecido en este 2009, la impunidad es bien alta.
Ciertas esperanzas ofrecen algunos activistas y políticos que se comprometen a esta causa y que desde dentro del poder político tratan de ayudar presionando a su propio gobierno. Tuve la oportunidad la semana pasada de entrevistarme con Manuel Clouthier, diputado nacional por el PAN en México, quien dijo que bregará por este tema ante el presidente Felipe Calderón.
¿Bajo qué premisas? La promesa es seria, si se considera que el flamante diputado oficialista tuvo que dejar la dirección de su diario, Noroeste de Culiacán, para embarcarse en este peregrinaje político siguiendo los pasos de su padre homónimo, uno de los reformistas del PAN y que ha llevado a ese partido a lo que es hoy, con dos presidentes consecutivos en el poder, después de una dinastía de 70 años en manos del PRI.
Clouthier, durante un seminario - “El blindaje periodístico ante la violencia”- que organizamos junto a la Universidad Nacional Autónoma de México, criticó la inacción del gobierno nacional de su país para proteger la labor de periodistas y medios de comunicación, particularmente en el interior del país, al tiempo que reclamó que “necesitamos convertir este grave problema en un problema de ellos”, infiriendo que “el gobierno sólo actúa bajo presión”.
Clouthier, quien hizo aportes importantes a la campaña de la SIP en México para combatir la impunidad, reclamó que “falta compromiso de la autoridades en general para resolver los casos de agresiones a la libertad de expresión… por lo que debemos hacerles sentir que es un problema de ellos”, recordando que la única forma que el gobierno actúa es cuando siente presión.
“Se debe meter la presión suficiente para que asuman sus responsabilidades”, enfatizó Clouthier, añadiendo que los “políticos y funcionarios tienen animadversión con el periodismo, y así no los podemos hacer parte del problema”.
Más de 350 periodistas han sido asesinados en las Américas en los últimos 20 años y solo un puñado de esos casos ha sido aclarado. Lamentablemente, en países donde la violencia es alta, como el caso de México donde han sido muertos seis periodistas y uno permanece desaparecido en este 2009, la impunidad es bien alta.
Ciertas esperanzas ofrecen algunos activistas y políticos que se comprometen a esta causa y que desde dentro del poder político tratan de ayudar presionando a su propio gobierno. Tuve la oportunidad la semana pasada de entrevistarme con Manuel Clouthier, diputado nacional por el PAN en México, quien dijo que bregará por este tema ante el presidente Felipe Calderón.
¿Bajo qué premisas? La promesa es seria, si se considera que el flamante diputado oficialista tuvo que dejar la dirección de su diario, Noroeste de Culiacán, para embarcarse en este peregrinaje político siguiendo los pasos de su padre homónimo, uno de los reformistas del PAN y que ha llevado a ese partido a lo que es hoy, con dos presidentes consecutivos en el poder, después de una dinastía de 70 años en manos del PRI.
Clouthier, durante un seminario - “El blindaje periodístico ante la violencia”- que organizamos junto a la Universidad Nacional Autónoma de México, criticó la inacción del gobierno nacional de su país para proteger la labor de periodistas y medios de comunicación, particularmente en el interior del país, al tiempo que reclamó que “necesitamos convertir este grave problema en un problema de ellos”, infiriendo que “el gobierno sólo actúa bajo presión”.
Clouthier, quien hizo aportes importantes a la campaña de la SIP en México para combatir la impunidad, reclamó que “falta compromiso de la autoridades en general para resolver los casos de agresiones a la libertad de expresión… por lo que debemos hacerles sentir que es un problema de ellos”, recordando que la única forma que el gobierno actúa es cuando siente presión.
“Se debe meter la presión suficiente para que asuman sus responsabilidades”, enfatizó Clouthier, añadiendo que los “políticos y funcionarios tienen animadversión con el periodismo, y así no los podemos hacer parte del problema”.
miércoles, 9 de diciembre de 2009
Honduras y Mercosur: intransigencia
El Mercosur buscó la unión de posiciones en la política, la que no puede alcanzar en lo económico, esta vez atrincherándose bajo el lema de no reconocer las elecciones presidenciales recientes en Honduras.
Era de esperar, ya que sus países integrantes y asociados, Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay, Chile y Bolivia, siempre se mostraron partidarios de Manuel Zelaya, incluso gestionando por él, albergándolo, además de seguir sosteniendo que el golpe del 28 de junio es un nefasto antecedente para Latinoamérica.
Lo que es a todas luces inconcebible es que estas naciones, que han sido atropelladas por dictadores de toda calaña, no reconozcan que Zelaya estuvo dando golpes continuos a la Constitución y a las leyes en los momentos previos al desenlace del 28 de junio y que él mismo desconoció arreglos pactados con el gobierno de Micheletti antes de las elecciones y que ahora insiste con total desparpajo en que debe haber una reforma constitucional.
El Mercosur hace aguas en un mar que se está calmando y debería reconocer a Porfirio Lobo que nació de un proceso electoral legítimo que estaba especificado antes del 28 de junio, y permitir que Honduras sea parte de la OEA, como así se buscó que Cuba, la gran dictadura americana en perpetuo golpe de Estado, fuera nuevamente reconocida.
Era de esperar, ya que sus países integrantes y asociados, Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay, Chile y Bolivia, siempre se mostraron partidarios de Manuel Zelaya, incluso gestionando por él, albergándolo, además de seguir sosteniendo que el golpe del 28 de junio es un nefasto antecedente para Latinoamérica.
Lo que es a todas luces inconcebible es que estas naciones, que han sido atropelladas por dictadores de toda calaña, no reconozcan que Zelaya estuvo dando golpes continuos a la Constitución y a las leyes en los momentos previos al desenlace del 28 de junio y que él mismo desconoció arreglos pactados con el gobierno de Micheletti antes de las elecciones y que ahora insiste con total desparpajo en que debe haber una reforma constitucional.
El Mercosur hace aguas en un mar que se está calmando y debería reconocer a Porfirio Lobo que nació de un proceso electoral legítimo que estaba especificado antes del 28 de junio, y permitir que Honduras sea parte de la OEA, como así se buscó que Cuba, la gran dictadura americana en perpetuo golpe de Estado, fuera nuevamente reconocida.
martes, 8 de diciembre de 2009
Las dudas sobre Evo Morales
Evo Morales ganó fácilmente la reelección el domingo pasado y nadie duda de la limpieza del proceso electoral y de la voluntad del pueblo boliviano que le ha dado cinco años más para gobernar. Sin embargo, sobre lo que se duda, es sobre su espíritu democrático y si no acentuará aún más la imposición de su estilo populista para desbaratar a la oposición a la que criticó en el momento de clamar victoria y a la que calificó de traidora a la patria.
De la misma forma que hacen otros populistas, a Morales no le gusta tener disensos ni discrepancias y está, desde siempre, tratando de limitar y destruir la oposición y todo tipo de críticas que pueda emerger de los medios de comunicación, sus dos enemigos como los ha reconocido durante su Presidencia.
No habiendo sido él mismo muy democrático y habiendo formado parte de una oposición acérrima al gobierno de Sánchez de Lozada en su época de sindicalista, Morales debería tener la entereza de respetar el disenso y permitir democráticamente su expresión a través del fortalecimiento de los partidos políticos y de la libertad de prensa.
Nadie espera grandes cambios en estas materias, y muchos predicen que esta rotunda victoria le permitirá tener a Morales la excusa perfecta para ahondar su revolución, olvidándose de las minorías y la expresión.
De la misma forma que hacen otros populistas, a Morales no le gusta tener disensos ni discrepancias y está, desde siempre, tratando de limitar y destruir la oposición y todo tipo de críticas que pueda emerger de los medios de comunicación, sus dos enemigos como los ha reconocido durante su Presidencia.
No habiendo sido él mismo muy democrático y habiendo formado parte de una oposición acérrima al gobierno de Sánchez de Lozada en su época de sindicalista, Morales debería tener la entereza de respetar el disenso y permitir democráticamente su expresión a través del fortalecimiento de los partidos políticos y de la libertad de prensa.
Nadie espera grandes cambios en estas materias, y muchos predicen que esta rotunda victoria le permitirá tener a Morales la excusa perfecta para ahondar su revolución, olvidándose de las minorías y la expresión.
lunes, 7 de diciembre de 2009
Clima: potencias egoístas
Empezó la cita de Copenhague. Estados Unidos, China, India y la Comunidad Europea, los países más contaminantes del mundo, no hablan el mismo idioma cuando se trata de llegar a un acuerdo para reducir las emisiones de carbono y así contribuir a que el clima no siga aumentando.
Por los últimos 150 años, principalmente tras la era industrial, los europeos y los estadounidenses fueron los responsables – sumando las últimas décadas industriales chinas – de que la temperatura haya subido o esté subiendo, acarreando notables problemas de cambio climático.
En la mesa de negociaciones hay mucho egoísmo, como si todavía habría dudas sobre lo que sucede con el calentamiento global, especialmente ahora con la excusa sobre las mentiras y exageraciones de unos científicos británicos. Bajar el 40% de las emisiones es la meta, pero en el primer día, la delegación estadounidense promete 17%, los europeos presionan con 30% y los chinos e indios esperan que Barack Obama pueda hacer un compromiso mayor , que venga adherido a una promesa del Congreso, algo aún más difícil de lograr.
Muchos no creen que desde Dinamarca se de el paso adecuado para reemplazar al acuerdo de Kyoto, creen que el egoísmo y la perversión económica podrán más, que la creatividad que deben mostrar las potencias para crear un sinnúmero de efectivas fuentes de energía alternativa. Nadie puede creer hoy en día que la humanidad, tan inteligente para muchas cosas, dependa todavía de combustibles fósiles y contaminantes. Todo movido por una economía consumista.
Por los últimos 150 años, principalmente tras la era industrial, los europeos y los estadounidenses fueron los responsables – sumando las últimas décadas industriales chinas – de que la temperatura haya subido o esté subiendo, acarreando notables problemas de cambio climático.
En la mesa de negociaciones hay mucho egoísmo, como si todavía habría dudas sobre lo que sucede con el calentamiento global, especialmente ahora con la excusa sobre las mentiras y exageraciones de unos científicos británicos. Bajar el 40% de las emisiones es la meta, pero en el primer día, la delegación estadounidense promete 17%, los europeos presionan con 30% y los chinos e indios esperan que Barack Obama pueda hacer un compromiso mayor , que venga adherido a una promesa del Congreso, algo aún más difícil de lograr.
Muchos no creen que desde Dinamarca se de el paso adecuado para reemplazar al acuerdo de Kyoto, creen que el egoísmo y la perversión económica podrán más, que la creatividad que deben mostrar las potencias para crear un sinnúmero de efectivas fuentes de energía alternativa. Nadie puede creer hoy en día que la humanidad, tan inteligente para muchas cosas, dependa todavía de combustibles fósiles y contaminantes. Todo movido por una economía consumista.
domingo, 6 de diciembre de 2009
Arte: más ventas, menos mensaje
Este fin de semana fue uno de lo que más espero en Miami. Se convierte en la meca del arte del mundo, con las megaferias Art Miami y Art Basel Miami Beach.
Según los diarios locales, por suerte para los galeristas, las ventas aumentaron un 30 por ciento comparado a lo que sucedió en diciembre pasado, cuando se puso en peligros el seguimiento de las exposiciones debido al sacudón que pegó la crisis económica que se estaba profundizando.
Sin embargo, lo que creo que faltó esta vez es que haya más arte con mensaje, casi todo lo que se vio fue un arte demasiado comercial. Los clásicos de siempre, como Picasso, Hirst, Warhol, Botero, Lam, estuvieron acompañados por artistas noveles y por obras realmente que uno siente que no es arte, como un montón de vidrios rotos sobre el piso de una habitación o unos peones de ajedrez de oro y plata diminutos en un escenario sobre el piso de 10 por 10 metros (¿arte?).
De todas maneras, lo mejor es que estas megaferias y otras 15 alrededor de ellas, permiten ver la tendencia del arte contemporáneo y la ubicación de los precios. La obra que más nos gustó a mi esposa y a mí es un pequeño óleo del cubano Wilfredo Lam expuesto en el stand de la galería Cernuda de Coral Gables, de Miami, a un costo de 750 mil dólares. Con ganas acumularía las ganancias de varias vidas para poder obtenerlo.
Según los diarios locales, por suerte para los galeristas, las ventas aumentaron un 30 por ciento comparado a lo que sucedió en diciembre pasado, cuando se puso en peligros el seguimiento de las exposiciones debido al sacudón que pegó la crisis económica que se estaba profundizando.
Sin embargo, lo que creo que faltó esta vez es que haya más arte con mensaje, casi todo lo que se vio fue un arte demasiado comercial. Los clásicos de siempre, como Picasso, Hirst, Warhol, Botero, Lam, estuvieron acompañados por artistas noveles y por obras realmente que uno siente que no es arte, como un montón de vidrios rotos sobre el piso de una habitación o unos peones de ajedrez de oro y plata diminutos en un escenario sobre el piso de 10 por 10 metros (¿arte?).
De todas maneras, lo mejor es que estas megaferias y otras 15 alrededor de ellas, permiten ver la tendencia del arte contemporáneo y la ubicación de los precios. La obra que más nos gustó a mi esposa y a mí es un pequeño óleo del cubano Wilfredo Lam expuesto en el stand de la galería Cernuda de Coral Gables, de Miami, a un costo de 750 mil dólares. Con ganas acumularía las ganancias de varias vidas para poder obtenerlo.
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