sábado, 10 de abril de 2010

Pecado o delito: reformas

Si el domingo de Pascua, Jesucristo hubiera reaparecido físicamente, no me caben dudas de que furioso echaría a los abusadores de menores que se refugian en la Iglesia Católica, así como expulsó a los mercaderes del templo porque lo habían convertido en cueva de pecado y corrupción.
No tendría misericordia. Su repulsión sería mayúscula y no le temblaría la mano ni la voz para condenar a los pederastas y a cualquier otro delincuente que se enmascare detrás de una sotana para manosear a un niño. Tampoco toleraría la negligencia ni la manipulación u omisión de quienes encubrieran esos delitos. Su compasión correspondería a las víctimas.
Y diferenciaría el pecado del delito. Entre la actitud de quienes se infligen daño a sí mismos, como la prostituta a la que nadie se atrevió a tirarle una piedra, con la de aquellos que transgreden la moral y la ley causando mal a los demás. Para los primeros existe la confesión, la penitencia y el arrepentimiento, para los segundos la cárcel y el destierro.
Para el líder de la Iglesia, el Papa Benedicto XVI, tampoco existen dudas sobre los pederastas. Prometió “tolerancia cero” contra ellos, asumiendo con firmeza, desde cuando era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que se deberían erradicar las porquerías del templo. “¡Cuánta suciedad hay en la Iglesia!”, gritó en su sermón de Viernes Santo de 2005.
A pesar de la postura del Pontífice, muchos de sus detractores piden que renuncie. Unos artículos del The New York Times lo acusan de “pecar por omisión”, al no haber expulsado al cura Lawrence Murphy, un pederasta en Wisconsin que molestó a 200 niños sordos y al alemán Peter Hullermann, otro cura depredador a quien se le habría permitido continuar en su diócesis cuando era arzobispo de Múnich; aún habiéndolo sabido.
Sus defensores argumentan que no hubo omisiones, tal vez distracciones. Es que como obispo, siempre displicente para las tareas diocesanas administrativas, Joseph Ratzinger estuvo más interesado en perseguir descarriados teológicos que depredadores sexuales. No obstante, no le tembló la mano contra más de 200 casos de curas alcohólicos, adúlteros y pedófilos; ni se amilanó cargando culpas ajenas cuando se reunió con víctimas de pederastia en Australia y Estados Unidos.
También, como cardenal, Ratzinger emitió en 2001 un edicto que obligó a los obispos a reportar al Vaticano cualquier abuso, mientras que en su reciente carta pastoral a los católicos irlandeses agravó el castigo contra los religiosos y sacerdotes que “traicionaron” el Evangelio y a la Iglesia, responsabilizándolos no solo ante la justicia divina, sino arrojándolos ante los tribunales ordinarios.
Esta nueva política de asumir la sanción de la justicia donde antes existía la mera posibilidad de arrepentimiento y penitencia, debería incluso aplicarse en aquellos casos como en Alemania, en que las causas prescribieron por el tiempo trascurrido entre el abuso y la denuncia. Sería una fórmula decorosa para limpiar el templo, evitar los encubrimientos e impedir la reincidencia delictiva.
A pesar de que Roma tendrá que asumir costosas consecuencias, como por ejemplo si la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos permite demandas directas contra el Vaticano - además de que varias diócesis se declararon en bancarrota tras pagar compensaciones millonarias a las víctimas; lo que está en juego no es un problema económico, sino la propia credibilidad de un liderazgo que justamente alecciona sobre temas urticantes relacionados a la sexualidad.
Por eso el conflicto actual reviste mayor gravedad y gravitación social que el despertado por otros sismos eclesiásticas, como la controvertida universalidad de Galileo Galilei, la nefasta Santa Inquisición o el aquelarre financiero del Banco Ambrosiano, porque simplemente no tocaban las fibras íntimas del comportamiento moral y sexual de la sociedad.
Lo que no hay que confundir con este caso, es que se condene a la Iglesia como institución o a todos sus representantes sin distinciones, o se llegue al extremo de señalar la preferencia sexual de las personas como causante del mal. En estos tiempos, se necesita la prudencia necesaria para entender que los abusos de menores, y todos los delitos conexos, como la pornografía infantil y la pedofilia, son pecados capitales que no discriminan a grupo o asociación humana alguna.
Creo, por último, y lo repito, que la Iglesia debería ya asumir reformas impostergables, que si bien no van directas a cortar los pecados actuales, seguramente a largo plazo evitarían mayores errores: eliminar el celibato, es decir que las personas casadas también puedan escoger consagrarse al sacerdocio y dejar de lado la prohibición de que las mujeres puedan ordenarse al sacerdocio. Sin estos requisitos, por más que la Iglesia se defienda con argumentos teológicos, no es más que discriminación.

jueves, 8 de abril de 2010

Cuba y la "retórica fría"

Mientras el mundo entero está contemplando una de las mejores noticias de todos los tiempos, la firma hoy en Praga de un nuevo acuerdo de no proliferación de armas atómicas entre Rusia y EEUU, con lo que se sigue desvaneciendo la “Guerra Fría” que por décadas nos mantuvo en vilo, el gobierno cubano continúa con su “retórica fría”, a través de una editorial de su diario propagandístico más importante, Granma, en el que le echa la culpa al “imperio” de todos los males del mundo. Mientras tanto, realza y alaba al dictador Fidel Castro y la fortaleza revolucionaria con un “defenderemos la verdad con nuestra moral y nuestros principios”, lema con el que da pie al final del artículo para lanzar una proclama a favor de una promisoria y apoteósica marcha del pueblo para el 1 de mayo.
El editorial de primera página (http://www.granma.cu/espanol/2010/abril/juev8/defenderemos.html) está lleno de banalidades y de reiterados adjetivos peyorativos contra el “imperio y sus aliados”. Acusa a EEUU de ser el culpable de la cantidad de muertes de cubanos en el Estrecho de la Florida, cuando en realidad se trata de cubanos que se tiran al mar desesperados en busca de la libertad que se les niega. Obviamente habla de los grandes aciertos de la revolución en materia de salud y educación; niega que haya presos políticos en la Isla y acusa a EEUU y a la Comunidad Europea de patrocinar económicamente a disidentes o a las Damas de Blanco o a Guillermo Fariñas – aunque sin identificarlo.
Reitera acusaciones contra el “imperio y a sus aliados” por estar realizando una “nueva cruzada para intentar demonizar a Cuba. Su poderosa maquinaria política y mediática ha puesto en marcha una colosal operación de engaño con el objetivo de desacreditar el proceso revolucionario, desestabilizar el país y provocar las condiciones para la destrucción de nuestro sistema social”.
La editorial es una “obra maestra” de propaganda del medio partidario que no escatima esfuerzos para alabar a su gobierno/patrón. Niega que los ciudadanos puedan tener la libertad de opinar y que estén presos quienes se hayan atrevido a hacerlo públicamente.
Si bien puedo compartir y simpatizar sobre algunas acusaciones respecto a que se usan medios públicos en el extranjero para propagar la democracia en Cuba, no creo que el gobierno cubano pueda sentirse por ello con la excusa de oprimir a su pueblo y arrebatarle, por más de medio siglo, el don más preciado que ha regalado Dios a los seres humanos, sin distinciones: el libre albedrío.
El editorial está llena de la misma “retórica fría” de siempre, ya desenmascarada, y con la que ya no puede “comprar” a nadie. Sus bofetadas en contra de Fariñas y de los 200 presos políticos encarcelados le hacen perder credibilidad. La posible muerte de Fariñas agudizará el descreimiento de un régimen tan anquilosado como sus dueños.

miércoles, 7 de abril de 2010

Dilema: protección del menor

Hoy una jueza salvadoreña condenó a un diario por el delito de haber publicado la foto de un menor criminal, con lo que quedó abierta una polémica sobre el conflicto natural entre la protección legal de la que gozan los menores de edad para que sus nombres o fotografías no sean publicadas por los medios de comunicación – a pesar de que hayan o no cometido delitos o actos criminales – y el deber que tienen los medios de publicar actos delictivos, independientemente a la edad del delincuente, para proteger el derecho del público a la información.

Es decir, una típica polémica entre la protección de los menores y la protección de la libertad de prensa, dos garantías existentes a nivel constitucional y en los derechos y estándares reflejados en tratados internacionales.

La jueza del Juzgado Segundo de Menores de San Salvador, María Isabel Ponce Gallardo, condenó el 6 de abril al director ejecutivo del diario La Prensa Gráfica, José Roberto Dutriz, al pago de una multa equivalente a 50 días de salario mínimo, unos 340 dólares estadounidenses, por identificar y publicar fotos in fraganti - en violación de la Ley Penal Juvenil que protege a los menores de 18 años - sobre un asesinato ejecutado por un menor de edad, en aparente violación de la Ley Penal Juvenil.

La Prensa Gráfica reprodujo las fotografías del estudiante de 17 años cuando asesinaba el pasado 11 de marzo a otro joven de una escuela rival. La jueza, actuando de oficio porque la causa se radicó en su juzgado, abrió una investigación contra el periódico por haber publicado el rostro y el nombre del agresor, imágenes e información que en los días subsiguientes fueron reproducidas por otros medios de comunicación del país.

La Dirección Editorial del diario publicó a sabiendas de que estaba identificando a un menor y que corría el riesgo de sufrir represalias judiciales, pero sopesó los riesgos entendiendo que sobre ese caso de protección del menor prevalecía el derecho del público a saber. El director del periódico dijo que apelará la decisión, garantía que le asiste ante el debido proceso que indica la ley, y que, seguramente derivará en que se dicte una mejor una mejor jurisprudencia que servirá de antecedentes para discernir en casos futuros.

El caso es, más allá de una cuestión legal, un dilema ético para el periodismo y un desafío para la ley y la justicia.

Por una lado, el periodismo debe por lo general respetar la ley, sin embargo también tiene el deber / derecho de desafiarla cuando hay un conflicto de valores. En este caso se trataba de un joven, no de un niño, en un país en cuyas calles muchos crímenes son cometidos por menores y donde hay una fuerte presencia de pandillas juveniles, por lo que la publicación puede convertirse en un elemento disuasivo para la sociedad; especialmente porque se debió a un hecho público.

Además, no se trató de un menor cometiendo un delito simple, sino grave; es decir no se trató de proteger la identidad de alguien que robaba, sino de denunciar a alguien que cometió un homicidio, teniendo en cuenta que en varios países, cuando los menores cometen ese tipo de delitos, los jueces determinan que sean juzgados como personas mayores. Lo que realmente se debiera ver en esta situación, no es el conflicto entre las dos protecciones mencionadas, sino que se ha violentado el derecho a la vida.

Estos mismos temas que representan un dilema ético para los medios, resultan también un desafío para los legisladores y los jueces. Primero, dentro del contexto general de conciencia pública y de violencia agravado por las pandillas juveniles, ¿no es ya anacrónico el límite de edad de 18 años? ¿la protección del menor no debiera ser en especial para cuando éste es víctima de violencia, como en el caso de una niña violada, pero no para cual el menor es el agresor? ¿la justicia no debiera tener en cuenta otro tipo de penalidades – amonestaciones, tal vez – para cuando se trata de medios que no suelen tener una conducta general de agravios a menores, como en el caso de La Prensa Gráfica que hasta está regido por una manual sobre el tratamiento de la violencia en sus páginas?

Este conflicto, ofrece, sin duda, la oportunidad de que se pueda plantear y replantear el papel de los medios de comunicación en sociedades cada vez más violentas y, especialmente, que la ley y la justicia tengan la necesaria flexibilidad para reformarse y adaptarse a los nuevos retos que ofrece la sociedad: violencia e inseguridad ciudadana.

martes, 6 de abril de 2010

Messi, calidad universal

Los argentinos y los barceloneces, pero también todos los amantes del fútbol, disfrutaron hoy, una vez más, de un rosario de goles de la “Pulga” Messi que, como topadora doble tracción, arrasó con un Arsenal a fuerza de cuatro golazos para todos los gustos: desde fuera del área y al ángulo, de rebote, de emboquillada y entre medio de las piernas del arquero.

Los adjetivos quedan cortos para alguien que hace un par de semanas metió tres en un partido, dos en otro y hoy cuatro y que está cerca de conseguir el Pichichi de Oro y… que nadie se imagina lo que le falta por lograr.

Las preguntas, claro, que surgen de las cosas cuando son buenas o se parecen a un sueño, es si pueden trasformar en pesadilla, como lo que le sucedió a Beckham, que quedó fuera del Mundial por lesión. Y otras preguntas no son tan dolorosas pero igual de incómodas por su resultado incierto: ¿por qué en la selección de Maradona, Messi no hace lo mismo? ¿Le hacen falta sus cracks del Barcelona?

Lo importante, de todas maneras, es agradecer a Dios que cada tanto y en épocas diferentes aparezcan estos tipos salidos de otras galaxias, como Di Stéfano, Garrincha, Pelé, Maradona, Ronaldinho o Messi, que nos hagan ver que el fútbol fue y sigue siendo un arte y que más allá de las nacionalidades, el fútbol nos vuelve a todos universales.

Tolerancia cero

El domingo de Pascua no fue muy bueno. Hubiese preferido que el Papa Benedicto XVI hubiera repetido su lema de "tolerancia cero" sobre los curas pederastas y hubiera pedido perdón por las declaraciones que uno de sus asistentes dio el Viernes Santo comparando las críticas contra el Pontífice como aquellas que sufrieron los judíos tras el holocausto.

Es verdad que el Papa no puede estar todos los días refiriéndose al problema de los pederastas, pero no es menos cierto que los líderes de la Iglesia sí tienen la responsabilidad de no evadir este tema por mas espinoso que sea.

Años atrás, cuando el primer escándalo se destapó en EEUU por la década del 70 y más recientemente se develó en los 90, este problema solo aparentaba ser de los católicos estadounidenses.

Los obispos norteamericanos en el 2002 determinaron la política de tolerancia cero, dejando de encubrir a los pederastas, denunciándolos a la policía y expulsándolos del sacerdocio.

Es menester que los obispos de otros países afectados y no afectados todavía, adopten esta política para que no se encubra el delito.

Cuando ls líderes de la Iglesia tuvieron la oportunidad de defender a los niños o a ellos mismos, prefirieron defenderse a sí mismos, pero al hacerlo perjudicaron a toda la Iglesia y su credibilidad.

En muchos países latinoamericanos el escándalo todavía no saltó, tal vez porque son sociedades más cerradas donde existen mayors prejuicios sobre temas sexuales, o porque el sistema judicial es aún más reacio a demandas sobre estos temas - pero seguramente también pueden saltar en cualquier momento y sería decoroso que los obispos y el clero actúen decorosamente y no cometiendo los mismos errors que los líderes estadounidenses y europeos.

lunes, 5 de abril de 2010

Chávez, CIDH y Ricky

La aseveración de que en Venezuela no existe separación de poderes es tan obvia como la afirmación de Ricky Martin de que es homosexual, aunque muchos, por ambos casos, parecieran o se hagan los sorprendidos.

Este fin de semana, el chileno Felipe González, presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, insistió en que el Poder Judicial venezolano es dependiente del Poder Ejecutivo, situación que no es nueva; aunque lo que se podría afirmar es que en el transcurso de los últimos años, la justicia se viene comportando de manos atadas, cada vez más adicta al poder y a los designios de Hugo Chávez.

Sobre el caso de Ricky Martin, así como de Pablito Ruiz, el cantante argentino que ahora también dijo que la “confesión” del puertorriqueño lo ayudó a desenmascararse o a “salir del clóset”, también se podría decir lo mismo. Ya se sabía y era obvio que eran homosexuales, y en el caso de Ricky nadie creía mucho su “eterno” noviazgo con Rebeca de Alba, quien se aparecía acaramelada cada vez que el cantante tenía que promocionar un disco o sus nuevos temas.

Pero parece que la gente quiere asegurarse de las obviedades y es bueno que los propios autores sean los que se confiesen para no dejar lugar a dudas.

Sin embargo, esperemos que quienes sospechan de que en la revolución bolivariana no hay independencia de poderes, no piensen que Chávez saldrá a confesar como tiene maniatado al Poder Judicial.

domingo, 4 de abril de 2010

Pascua y Paz

En estas Felices Pascuas y celebrando la vida de nuestro Señor Jesucristo y agradeciendo por nuestras vidas, uno de los mejores regalos vino de aquellas dos naciones que por décadas estuvieron enfrascadas en la Guerra Fría con una carrera armamentista capaz de disolver nuestro plantea en cuestión de horas.
Por suerte, estas dos naciones, Estados Unidos y Rusia, que siempre se comportaron egoístas como sheriffs del mundo entero con una capacidad nuclear destructible de varios planetas como el nuestro, nos reglaron esta semana unos nuevos acuerdos en los que Barack Obama y Dmitri Medvédev sellaron su compromiso por seguir reduciendo la cantidad de ojivas nucleares de sus armamentos.
Si bien faltan muchos acuerdos para seguir reduciendo un arsenal atómico todavía devastador, lo importante es la señal que también se emite para otras naciones con poderío nuclear, como India, Israel o Francia, entre otras o que están a la caza de esa tecnología como Irán, que bajo sus intenciones pacíficas esconde, probablemente, fines militares.
En un día muy especial en el que celebramos la Vida, estos acuerdos nos animan también a celebrar la Paz.