El ex presidente argentino, Néstor Kircher, mantiene un grado alto de incongruencia e incoherencia cuando se refiere a temas como los derechos humanos y la libertad de expresión, no entendiendo que ambos se incluyen.
En el Foro de Sao Paulo que acaba de terminar en Buenos Aires, Kirchner pidió terminar con situaciones que afectan los derechos humanos en América Latina y que “todos tengan derecho a expresarse”.
Hasta ahí, el discurso de Kirchner pareciera el de un estadista y un verdadero demócrata. Sin embargo, en la misma Buenos Aires, en esos momentos, el gobierno, por orden directa de su esposa, presidenta Cristina, y de él, estaban dedicados a arrebatarle a Clarín – el medio de comunicación al que han jurado públicamente desintegrar – el servicio de internet, Fibertel, mediante la caducidad de la licencia de operación.
Lo de Fibertel no es casualidad, es solo el último round gubernamental en contra del diario que incluye la Ley de Medios Audiovisuales, la embestida contra Papel Prensa - de la que son propietarios el estado junto a La Nación y Clarín - los derechos de televisación del fútbol, la embestida contra los hijos adoptivos de la directora de Clarín e innumerables acciones fiscales e insultos públicos proferidos contra ejecutivos y periodistas del matutito.
Parece que Kirchner al hablar de derechos humanos es muy selectivo y solo escoge aquellos que les da rédito político. Y se hace el distraído sobre la libertad de expresión y de prensa, derechos humanos que también se incluyen en todos los tratados internacionales y en la propia Constitución argentina.
sábado, 21 de agosto de 2010
viernes, 20 de agosto de 2010
Ground Zero y la mezquita
Como nunca antes la libertad de culto – una garantía “sagrada” en toda Constitución moderna y bien arraigada en la estadounidense - había dividido a tantos políticos y ciudadanos en este país, desde que estalló la polémica sobre la construcción de una mezquita y un centro cultural islámico a pocas cuadras de Ground Zero, el lugar que ocupaban las Torres Gemelas antes de ser derribadas por los terroristas musulmanes el 11 de setiembre de 2001, también considerado como lugar “sagrado” o de reflexión.
Pero muchos no consideran que se trate de un problema de libertad de culto, sino más bien de respeto a la memoria de las víctimas, por más que el presidente Barack Obama haya respaldado la construcción argumentando que todo mundo tiene derecho a practicar su religión y tener sus templos, siempre y cuando no se contravengan leyes y ordenanzas locales.
Más allá de la división entre políticos a favor y en contra, simpatizo con los sentimientos de la mayoría, según varias encuestas, que consideran que construir la mezquita tan cerca de la Zona Cero es una ofensa. Es obvio que se necesita mayor educación para entender que el Islam no incentiva ni es refugio de terroristas, pero es comprensible los prejuicios que se han alimentado sobre esta religión después de que los terroristas de Setiembre 11 pertenecían a ella.
Creo que el responsable, el imán Feisal Abdul Rauf, debería tener más consideración con los sentimientos de la gente y entender que no se trata de un problema de libertad de culto. Pudiera levantar la mezquita a más cuadras de distancia o en otro barrio más alejado de la Zona Cero y de esa forma, lograr los dos objetivos: que los creyentes musulmanes tengan su lugar de oración y que los familiares de las víctimas y quienes estén afectados, se sientan respetados.
Si realmente el objetivo del imán es tener un espacio de reunión, contemplación y oración, no debería hacer del lugar el epicentro del debate y la división. Lo mejor para el Islam sería no incentivar mayores polémicas y sí contribuir, desde un lugar más apropiado, al ecumenismo religioso.
Para el Islam, comprender el sentimiento ajeno e incentivar el entendimiento hacia su propia filosofía, fortalecerá su imagen a largo plazo. Y ello es también una forma de apostar a la libertad de culto.
Pero muchos no consideran que se trate de un problema de libertad de culto, sino más bien de respeto a la memoria de las víctimas, por más que el presidente Barack Obama haya respaldado la construcción argumentando que todo mundo tiene derecho a practicar su religión y tener sus templos, siempre y cuando no se contravengan leyes y ordenanzas locales.
Más allá de la división entre políticos a favor y en contra, simpatizo con los sentimientos de la mayoría, según varias encuestas, que consideran que construir la mezquita tan cerca de la Zona Cero es una ofensa. Es obvio que se necesita mayor educación para entender que el Islam no incentiva ni es refugio de terroristas, pero es comprensible los prejuicios que se han alimentado sobre esta religión después de que los terroristas de Setiembre 11 pertenecían a ella.
Creo que el responsable, el imán Feisal Abdul Rauf, debería tener más consideración con los sentimientos de la gente y entender que no se trata de un problema de libertad de culto. Pudiera levantar la mezquita a más cuadras de distancia o en otro barrio más alejado de la Zona Cero y de esa forma, lograr los dos objetivos: que los creyentes musulmanes tengan su lugar de oración y que los familiares de las víctimas y quienes estén afectados, se sientan respetados.
Si realmente el objetivo del imán es tener un espacio de reunión, contemplación y oración, no debería hacer del lugar el epicentro del debate y la división. Lo mejor para el Islam sería no incentivar mayores polémicas y sí contribuir, desde un lugar más apropiado, al ecumenismo religioso.
Para el Islam, comprender el sentimiento ajeno e incentivar el entendimiento hacia su propia filosofía, fortalecerá su imagen a largo plazo. Y ello es también una forma de apostar a la libertad de culto.
jueves, 19 de agosto de 2010
Cuba y la libertad dolorosa
Otros dos periodistas independientes que purgaban cárcel desde marzo de 2003 fueron liberados y hoy llegaron con sus familiares a Madrid, dentro del acuerdo marco entre la Iglesia Católica, el presidente Raúl Castro y el gobierno español.
Se trata de Fabio Prieto Llorente y Juan Carlos Herrera Acosta, mientras que otro periodista independiente Juan Adolfo Fernández, de 61 años, deberá viajar esta noche hacia Madrid. Los tres completan el grupo de los 26 liberados que tuvieron que marcharse al destierro forzoso.
Siete periodistas arrestados en la embestida de 2003 aún continúan en prisión, al igual que otro reportero encarcelado con posterioridad, según anunció el Comité de Protección de Periodistas.
Es un día importante en la vida de todos los liberados que han salido de la opresión, de la cárcel más grande que tiene Latinoamérica. Lamentable es, sin embargo, que la libertad signifique la expulsión. Es una libertad dolorosa.
Se trata de Fabio Prieto Llorente y Juan Carlos Herrera Acosta, mientras que otro periodista independiente Juan Adolfo Fernández, de 61 años, deberá viajar esta noche hacia Madrid. Los tres completan el grupo de los 26 liberados que tuvieron que marcharse al destierro forzoso.
Siete periodistas arrestados en la embestida de 2003 aún continúan en prisión, al igual que otro reportero encarcelado con posterioridad, según anunció el Comité de Protección de Periodistas.
Es un día importante en la vida de todos los liberados que han salido de la opresión, de la cárcel más grande que tiene Latinoamérica. Lamentable es, sin embargo, que la libertad signifique la expulsión. Es una libertad dolorosa.
Guardianes del Sur
Dos documentales sobre Venezuela, “Los Guardianes de Chávez” de la televisión española y “Al Sur de la Frontera” producido por el afamado Oliver Stone, han puesto en evidencia cuán delgada es la línea entre la propaganda y la información, en especial cuando se busca retratar los logros o fracasos del chavismo.
El ex ministro de Comunicación venezolano, Andrés Izarra, invitado la semana en un programa de CNN en Español del que participó en teleconferencia, acusó a la televisora estadounidense de practicar un “periodismo pornográfico” al divulgar noche tras noche “Los Guardianes de Chávez”, un trabajo que critica al gobierno por entregar armas a paramilitares y milicias urbanas, tolerar a grupos guerrilleros y de ser ineficaz para reducir los índices de criminalidad.
Izarra, ahora presidente de Telesur, una cadena de noticias y propaganda que Hugo Chávez ideó en 2005 para neutralizar a televisoras “imperialistas” de EEUU y Europa, desacreditó a su entrevistador, se burló a carcajadas fingidas de otros interlocutores por los datos “exagerados” sobre violencia y la falta de balance sobre el gran logro estructural del gobierno: la reducción de la pobreza y la desigualdad.
Pero como el debate estaba enfocado sobre el incremento progresivo de la violencia desde que Chávez asumió hace más de una década, Izarra, sin argumentos, apeló a su histrionismo habitual mofándose del “sesgo informativo” de una cadena “cada vez más decadente”.
Si bien en el programa se admitió que CNN puede ser sesgada en su criterio editorial, dista mucho de los estándares propagandísticos a los que sí está ligada Telesur. Una televisora gubernamental que ejerce un activismo político militante, en la que es usual observar a sus periodistas intimidar a quienes identifican como adversarios o halagar a quienes consideran partidarios.
Para muestra sirve la entrevista que Izarra y otros informadores hicieron el domingo pasado a Fidel Castro en La Habana. En una reverenciada puesta en escena, sin cuestionar nada, adularon al entrevistado que se despachó sobre el inminente holocausto nuclear que se cierne sobre Irán, criticó a Colombia y elogió a Wikileaks por revelar los secretos de EEUU en Afganistán. Si hubiese estado presente un periodista real en esa tertulia, al menos se le habría preguntado por aquellos periodistas, ahora en el destierro, que sufrieron siete años de cárcel por haber “revelado secretos de Estado” a potencias extranjeras: la catástrofe económica o la desigualdad entre cubanos y turistas.
Pero así como Izarra ve en la crítica informativa solo propaganda, su óptica cambia radicalmente cuando del otro lado se alaban los logros de la revolución, como es el caso de “Al Sur de la Frontera”, un documental en el que Stone defiende la transformación social que en Sudamérica encarna Chávez, y lideran en sus países Evo Morales, Lula da Silva, Cristina y Néstor Kirchner, Rafael Correa y Fernando Lugo, quienes solo buscan la independencia económica y política del imperio y desterrar décadas de consumismo y degradación moral.
Stone piensa que la “prensa domesticada” estadounidense, así como la política exterior de EEUU, está bajo “la dominación de los judíos”, y solo sirve para manipular al público, lo que encuadra perfectamente con la visión chavista. De ahí que se considera avergonzado de que su propio país vilipendie a Chávez, a quien considera que no es autoritario ni peligroso, sino víctima mediática.
Stone cree que en Venezuela hay libertad de prensa. Argumenta que todo el mundo es libre de gritar y patalear contra el régimen, pero olvida que quien lo hace sufre represalias. Que existen listas negras de personas que por hablar pierden el trabajo, que el poder judicial manipula la justicia, que el electoral las elecciones y que más de 50 medios fueron clausurados.
Como guardianes del sur, Izarra y Stone, tienen el derecho a considerar que toda información que critica a Chávez es propaganda y que todo dato que ellos generan tiene la misión de equilibrar el sesgo informativo mundial. Sin embargo, un pequeño detalle revela la incongruencia de su prédica. Mientras “Al Sur de la Frontera” pudo verse libremente en todas partes, “Los Guardianes de Chávez” sigue restringida, divulgándose solo por CNN en la limitada señal por cable que reciben algunos venezolanos.
El ex ministro de Comunicación venezolano, Andrés Izarra, invitado la semana en un programa de CNN en Español del que participó en teleconferencia, acusó a la televisora estadounidense de practicar un “periodismo pornográfico” al divulgar noche tras noche “Los Guardianes de Chávez”, un trabajo que critica al gobierno por entregar armas a paramilitares y milicias urbanas, tolerar a grupos guerrilleros y de ser ineficaz para reducir los índices de criminalidad.
Izarra, ahora presidente de Telesur, una cadena de noticias y propaganda que Hugo Chávez ideó en 2005 para neutralizar a televisoras “imperialistas” de EEUU y Europa, desacreditó a su entrevistador, se burló a carcajadas fingidas de otros interlocutores por los datos “exagerados” sobre violencia y la falta de balance sobre el gran logro estructural del gobierno: la reducción de la pobreza y la desigualdad.
Pero como el debate estaba enfocado sobre el incremento progresivo de la violencia desde que Chávez asumió hace más de una década, Izarra, sin argumentos, apeló a su histrionismo habitual mofándose del “sesgo informativo” de una cadena “cada vez más decadente”.
Si bien en el programa se admitió que CNN puede ser sesgada en su criterio editorial, dista mucho de los estándares propagandísticos a los que sí está ligada Telesur. Una televisora gubernamental que ejerce un activismo político militante, en la que es usual observar a sus periodistas intimidar a quienes identifican como adversarios o halagar a quienes consideran partidarios.
Para muestra sirve la entrevista que Izarra y otros informadores hicieron el domingo pasado a Fidel Castro en La Habana. En una reverenciada puesta en escena, sin cuestionar nada, adularon al entrevistado que se despachó sobre el inminente holocausto nuclear que se cierne sobre Irán, criticó a Colombia y elogió a Wikileaks por revelar los secretos de EEUU en Afganistán. Si hubiese estado presente un periodista real en esa tertulia, al menos se le habría preguntado por aquellos periodistas, ahora en el destierro, que sufrieron siete años de cárcel por haber “revelado secretos de Estado” a potencias extranjeras: la catástrofe económica o la desigualdad entre cubanos y turistas.
Pero así como Izarra ve en la crítica informativa solo propaganda, su óptica cambia radicalmente cuando del otro lado se alaban los logros de la revolución, como es el caso de “Al Sur de la Frontera”, un documental en el que Stone defiende la transformación social que en Sudamérica encarna Chávez, y lideran en sus países Evo Morales, Lula da Silva, Cristina y Néstor Kirchner, Rafael Correa y Fernando Lugo, quienes solo buscan la independencia económica y política del imperio y desterrar décadas de consumismo y degradación moral.
Stone piensa que la “prensa domesticada” estadounidense, así como la política exterior de EEUU, está bajo “la dominación de los judíos”, y solo sirve para manipular al público, lo que encuadra perfectamente con la visión chavista. De ahí que se considera avergonzado de que su propio país vilipendie a Chávez, a quien considera que no es autoritario ni peligroso, sino víctima mediática.
Stone cree que en Venezuela hay libertad de prensa. Argumenta que todo el mundo es libre de gritar y patalear contra el régimen, pero olvida que quien lo hace sufre represalias. Que existen listas negras de personas que por hablar pierden el trabajo, que el poder judicial manipula la justicia, que el electoral las elecciones y que más de 50 medios fueron clausurados.
Como guardianes del sur, Izarra y Stone, tienen el derecho a considerar que toda información que critica a Chávez es propaganda y que todo dato que ellos generan tiene la misión de equilibrar el sesgo informativo mundial. Sin embargo, un pequeño detalle revela la incongruencia de su prédica. Mientras “Al Sur de la Frontera” pudo verse libremente en todas partes, “Los Guardianes de Chávez” sigue restringida, divulgándose solo por CNN en la limitada señal por cable que reciben algunos venezolanos.
martes, 17 de agosto de 2010
Venezuela: ahora censura fotografías
Una vez más se comprobó la veracidad del dicho que reza que "una foto vale más que mil palabras", al menos para el gobierno venezolano, que a partir de hoy, dictó una de las medidas más fuertes y ridículas de censura a través de un tribunal, prohibiendo a los periódicos de ese país una medida que lo asemeja a un país talibán: "deben abstenerse de realizar publicaciones de imágenes violentas, sangrientas, grotescas, bien sea de sucesos o no, que de una forma u otra vulneren la integridad psíquica y moral de los niños".
El fallo judicial se produjo en reacción y represalia a una fotografía que publicó el viernes pasado el diario caraqueño El Nacional sobre cadáveres apilados en camillas en una morgue, con la cual se ilustró una nota sobre el deplorable estado de la inseguridad ciudadana. El tema ya venía levantando presión la semana pasada entre el gobierno y los medios, a raíz de la emisión del documental "Los Guardianes de Chávez" por parte de CNN en Español, referente al tema de la inseguridad.
Pero más allá de la polémica, lo que sucedió este martes fue pura censura política y una falta total de comprensión sobre el papel de los medios en una sociedad democrática. No solo están destinados a informar, educar, orientar, sino también a crear polémicas, debates, opinión y desafiar a la sociedad y al gobierno para que puedan establecerse los correctivos adecuados.
Pero las medidas ya se venían venir. El mismo viernes ya se amanazó a El Nacional con medidas judiciales, con las argucias no de fondo, sino de forma, de que la fotografía era trucada o tomada en 2006; lo que los directores del periódico explicaron que se trataba de una foto usada como ilustración sobre el estado de las morgues y de la inseguridad, y que había sido tomada en diciembre del año pasado.
La censura vino envasada en un fallo que plantea una "acción de protección" que tendrá "un lapso de un mes contado a partir de la presente decisión". Otra sentencia no general sino particular contra El Nacional le prohibe "la publicación de imágenes, informaciones y publicidad de cualquier tipo con contenido de sangre, armas, mensajes de terror, agresiones físicas que aticen contenidos de guerra y mensajes sobre muertes y decesos".
La acusación contra el periódico, que incluye una multa del dos por ciento de los ingresos brutos por violación a la ley de la minoridad, se originó en dos fiscales ante la solicitud del grupo oficialista Frente de Estudiantes Contra la Privatización de la Universidad Central de Venezuela, el que pidió la investigación tras la publicación de la fotografía. El grupo planteó que la foto "vulnera el derecho a la integridad moral y psíquica de los niños, niñas y adolescentes, así como a recibir información adecuada a su formación integral", según un comunicado de la Fiscalía sobre el que informa el diario El Nuevo Herald de Miami.
Lo particular de este episodio fue que en solidaridad y en señal de protesta - como sucedió con los periódicos de toda Escandinavia que publicaron las caricaruras del profeta Mahoma con un turbante con bombas después de la amenaza de musulmanes radicales contra el diario danés que publicó originalmente los dibujos - el diario Tal Cual, así como otros periódicos del interior del país, publicaron la fotografía y más información sobre los graves problemas de inseguridad.
Esto comprueba que el dicho "una imagen vale más que mil palabras" no siempre es cierto, a veces el no poder publicar una imagen equivale a que se multipliquen las palabras. Justo el efecto negativo que el gobierno quería evitar. La censura siempre terminada burlada.
El director de El Nacional, Miguel Henrique Otero, dijo que el diario no dejará de seguir informando lo que debe informar y que se trata obviamente de una medida política del gobierno en represalia por los informes críticos sobre la inseguridad ciudadana.
El fallo judicial se produjo en reacción y represalia a una fotografía que publicó el viernes pasado el diario caraqueño El Nacional sobre cadáveres apilados en camillas en una morgue, con la cual se ilustró una nota sobre el deplorable estado de la inseguridad ciudadana. El tema ya venía levantando presión la semana pasada entre el gobierno y los medios, a raíz de la emisión del documental "Los Guardianes de Chávez" por parte de CNN en Español, referente al tema de la inseguridad.
Pero más allá de la polémica, lo que sucedió este martes fue pura censura política y una falta total de comprensión sobre el papel de los medios en una sociedad democrática. No solo están destinados a informar, educar, orientar, sino también a crear polémicas, debates, opinión y desafiar a la sociedad y al gobierno para que puedan establecerse los correctivos adecuados.
Pero las medidas ya se venían venir. El mismo viernes ya se amanazó a El Nacional con medidas judiciales, con las argucias no de fondo, sino de forma, de que la fotografía era trucada o tomada en 2006; lo que los directores del periódico explicaron que se trataba de una foto usada como ilustración sobre el estado de las morgues y de la inseguridad, y que había sido tomada en diciembre del año pasado.
La censura vino envasada en un fallo que plantea una "acción de protección" que tendrá "un lapso de un mes contado a partir de la presente decisión". Otra sentencia no general sino particular contra El Nacional le prohibe "la publicación de imágenes, informaciones y publicidad de cualquier tipo con contenido de sangre, armas, mensajes de terror, agresiones físicas que aticen contenidos de guerra y mensajes sobre muertes y decesos".
La acusación contra el periódico, que incluye una multa del dos por ciento de los ingresos brutos por violación a la ley de la minoridad, se originó en dos fiscales ante la solicitud del grupo oficialista Frente de Estudiantes Contra la Privatización de la Universidad Central de Venezuela, el que pidió la investigación tras la publicación de la fotografía. El grupo planteó que la foto "vulnera el derecho a la integridad moral y psíquica de los niños, niñas y adolescentes, así como a recibir información adecuada a su formación integral", según un comunicado de la Fiscalía sobre el que informa el diario El Nuevo Herald de Miami.
Lo particular de este episodio fue que en solidaridad y en señal de protesta - como sucedió con los periódicos de toda Escandinavia que publicaron las caricaruras del profeta Mahoma con un turbante con bombas después de la amenaza de musulmanes radicales contra el diario danés que publicó originalmente los dibujos - el diario Tal Cual, así como otros periódicos del interior del país, publicaron la fotografía y más información sobre los graves problemas de inseguridad.
Esto comprueba que el dicho "una imagen vale más que mil palabras" no siempre es cierto, a veces el no poder publicar una imagen equivale a que se multipliquen las palabras. Justo el efecto negativo que el gobierno quería evitar. La censura siempre terminada burlada.
El director de El Nacional, Miguel Henrique Otero, dijo que el diario no dejará de seguir informando lo que debe informar y que se trata obviamente de una medida política del gobierno en represalia por los informes críticos sobre la inseguridad ciudadana.
lunes, 16 de agosto de 2010
El muerto se asusta del degollado
La verdad que Fidel Castro deja mucho que desear cuando critica a la ONU por haber nombrado al ex presidente Alvaro Uribe como vicepresidente de la comisión que tendrá a cargo la investigación del ataque de Israel a la flotilla humanitaria que se dirigía a Gaza.
Fidel criticó que haberlo nombrado a Uribe en esa posición le da inmunidad – e impunidad - ante los crímenes de lesa humanidad que habría cometido en su país. Y lo dijo con total desparpajo, casi como desconociendo la historia, su propia historia.
Sin tratar de justificar las malas acciones que ha tenido Uribe como presidente, éstas ni siquiera se comparan en un uno por ciento de todas las atrocidades que ha cometido él durante los más de 50 años de dictadura y totalitarismo cubano.
La verdad que no es serio prestarle atención a los disparates de Fidel, un hombre que ha hecho de las libertades individuales y sociales puro mamarracho. Una vergüenza para la raza humana, como el resto de los dictadores, sin distingo de ideologías.
Fidel criticó que haberlo nombrado a Uribe en esa posición le da inmunidad – e impunidad - ante los crímenes de lesa humanidad que habría cometido en su país. Y lo dijo con total desparpajo, casi como desconociendo la historia, su propia historia.
Sin tratar de justificar las malas acciones que ha tenido Uribe como presidente, éstas ni siquiera se comparan en un uno por ciento de todas las atrocidades que ha cometido él durante los más de 50 años de dictadura y totalitarismo cubano.
La verdad que no es serio prestarle atención a los disparates de Fidel, un hombre que ha hecho de las libertades individuales y sociales puro mamarracho. Una vergüenza para la raza humana, como el resto de los dictadores, sin distingo de ideologías.
Corrupción: publicidad oficial
No hay censura tan solapada y abominable como el uso discriminatorio de la publicidad oficial que utilizan muchos gobiernos para castigar económicamente a los medios e comunicación y periodistas que lo critican o para premiar a aquellos que lo favorecen.
Este modelo de premiar o castigar a los medios es tan viejo como la prostitución y cada gobierno lo asume con la misma naturalidad que rechaza esta práctica cuando es oposición. Lo peor de todo, no es solo la mala práctica, sino que mucha gente disculpa al gobierno diciendo que tiene el derecho de usar la publicidad donde y como más le convenga.
Muchos no se dan cuenta que no se trata de publicidad, sino del manejo de recursos públicos y cuando estos son administrados ineficientemente, esto no tiene otra traducción que corrupción.
En Argentina, la oposición, liderada en este tema por la diputada Silvana Giudici, está presentando un proyecto de ley auspicioso que busca imponer al gobierno ciertas restricciones para que no pueda discriminar a los medios con la publicidad oficial y para que no pueda usarla como propaganda política o para su propio beneficio partidario.
Giudice, en una nota de opinión publicada por La Nación de Buenos Aires el 12 de agosto, denuncia que el gobierno de los Kirchner gasta 800 millones en publicidad oficial, 900 millones en la televisación del fútbol, además de los 1.000 millones en la creación de la televisión digital.
Lo importante es que esta sería la primera ley de esta naturaleza que podría ayudar para sentar un buen precedente para otros países latinoamericanos, cuyos pueblos también demandan que sus gobiernos sean transparente y usen los recursos públicos en forma transparente, sin negligencia o mala práctica.
Este modelo de premiar o castigar a los medios es tan viejo como la prostitución y cada gobierno lo asume con la misma naturalidad que rechaza esta práctica cuando es oposición. Lo peor de todo, no es solo la mala práctica, sino que mucha gente disculpa al gobierno diciendo que tiene el derecho de usar la publicidad donde y como más le convenga.
Muchos no se dan cuenta que no se trata de publicidad, sino del manejo de recursos públicos y cuando estos son administrados ineficientemente, esto no tiene otra traducción que corrupción.
En Argentina, la oposición, liderada en este tema por la diputada Silvana Giudici, está presentando un proyecto de ley auspicioso que busca imponer al gobierno ciertas restricciones para que no pueda discriminar a los medios con la publicidad oficial y para que no pueda usarla como propaganda política o para su propio beneficio partidario.
Giudice, en una nota de opinión publicada por La Nación de Buenos Aires el 12 de agosto, denuncia que el gobierno de los Kirchner gasta 800 millones en publicidad oficial, 900 millones en la televisación del fútbol, además de los 1.000 millones en la creación de la televisión digital.
Lo importante es que esta sería la primera ley de esta naturaleza que podría ayudar para sentar un buen precedente para otros países latinoamericanos, cuyos pueblos también demandan que sus gobiernos sean transparente y usen los recursos públicos en forma transparente, sin negligencia o mala práctica.
domingo, 15 de agosto de 2010
Wikileaks, la verdad y la seguridad
Desde que hace un mes el sitio de internet Wikileaks, dedicado desde que abrió en 2006, a difundir documentos secretos, publicó unos 76 mil sobre EEUU y su involucramiento en la guerra de Afganistán, todo tipo de argumentos, a favor y en contra, sobre los derechos u obligaciones del sitio y sobre el papel de la prensa, respecto a temas tan complejos como la seguridad nacional, arreciaron en los medios de comunicación tradicionales, en las redes sociales y en el internet.
Hasta ahora nunca había habido tanto debate, tal vez porque estamos en una época de mayor interactividad y todo el mundo - como antes – no solo que piensa, sino que ahora tiene más posibilidades de expresar sus pensamientos.
Hay varios componentes en este caso que tienen que ver no solo con cuestiones legales, sino con la ética, desde que previamente un análisis sobre estos documentos fue expresado días antes de su publicación por The New York Times, The Guardian y Der Spiegel.
El gobierno estadounidense poco pudo hacer y seguramente intentará, además de proferir amenazas como las que hizo esta semana el Pentágono para evitar que Wikileaks difunda 15 mil documentos adicionales, entablar algún tipo de demanda para detener el sitio a que siga “poniendo el riesgo de personas en Afganistán”, así sean soldados, civiles, contratistas y la seguridad nacional.
Para EEUU no es una situación saludable, no solo por los documentos que debe trabar, sino porque siendo el país que clama por la liberación de internet y ha estado siempre renuente en los foros internacionales a que el internet sea regulado por los gobiernos, pudiera ahora correr el riesgo de tener que ponerse en el bando de los “malos”, aquellos gobiernos que buscan cualquier estrategia para imponer controles.
Es cierto que el tema de seguridad nacional es uno de los dilemas éticos a los que se debe enfrentar el periodismo toda vez que tiene que sacar los trapitos al sol, pero es también necesario que muchas veces los medios deben desafiar al sistema y a las leyes cuando hay informaciones que tienen mayor “interés común y social” que el de los propios gobiernos, que por naturaleza siempre tratarán de ocultar información o al menos mantenerla clasificada.
Nos podríamos imaginar que pasaría en situaciones similares con otros gobiernos que pasarían por la misma situación que EEUU. Chávez ya estaría hablando de conspiraciones promovidas por el imperio, Fidel de que esto es parte del embargo, los chinos acusando a los rusos y los coreanos del norte a los del sur.
El balance es difícil: verdad, seguridad nacional, derecho a publicar y deberes de no publicar.
Seguramente en los próximos días este tema tendrá nueva aristas cuando Wikileaks decida publicar el resto de los 15 mil documentos. Alago que a su creador, Assange, ya le valió que lo contraten diarios suecos como columnista.
Hasta ahora nunca había habido tanto debate, tal vez porque estamos en una época de mayor interactividad y todo el mundo - como antes – no solo que piensa, sino que ahora tiene más posibilidades de expresar sus pensamientos.
Hay varios componentes en este caso que tienen que ver no solo con cuestiones legales, sino con la ética, desde que previamente un análisis sobre estos documentos fue expresado días antes de su publicación por The New York Times, The Guardian y Der Spiegel.
El gobierno estadounidense poco pudo hacer y seguramente intentará, además de proferir amenazas como las que hizo esta semana el Pentágono para evitar que Wikileaks difunda 15 mil documentos adicionales, entablar algún tipo de demanda para detener el sitio a que siga “poniendo el riesgo de personas en Afganistán”, así sean soldados, civiles, contratistas y la seguridad nacional.
Para EEUU no es una situación saludable, no solo por los documentos que debe trabar, sino porque siendo el país que clama por la liberación de internet y ha estado siempre renuente en los foros internacionales a que el internet sea regulado por los gobiernos, pudiera ahora correr el riesgo de tener que ponerse en el bando de los “malos”, aquellos gobiernos que buscan cualquier estrategia para imponer controles.
Es cierto que el tema de seguridad nacional es uno de los dilemas éticos a los que se debe enfrentar el periodismo toda vez que tiene que sacar los trapitos al sol, pero es también necesario que muchas veces los medios deben desafiar al sistema y a las leyes cuando hay informaciones que tienen mayor “interés común y social” que el de los propios gobiernos, que por naturaleza siempre tratarán de ocultar información o al menos mantenerla clasificada.
Nos podríamos imaginar que pasaría en situaciones similares con otros gobiernos que pasarían por la misma situación que EEUU. Chávez ya estaría hablando de conspiraciones promovidas por el imperio, Fidel de que esto es parte del embargo, los chinos acusando a los rusos y los coreanos del norte a los del sur.
El balance es difícil: verdad, seguridad nacional, derecho a publicar y deberes de no publicar.
Seguramente en los próximos días este tema tendrá nueva aristas cuando Wikileaks decida publicar el resto de los 15 mil documentos. Alago que a su creador, Assange, ya le valió que lo contraten diarios suecos como columnista.
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