En el deporte hay muchos héroes, pero muchos tienen
pies de barro. Uno de ellos es el pelotero de tercera base de los Yanquis, Alex
Rodríguez, quien tuvo una semana embarrada, habiendo recibido más silbidos y
abucheos en pocos días de los que recibió en su larga y exitosa (ahora dudosa)
carrera profesional, como el deportista mejor pagado del béisbol.
Lo abuchearon anoche en su propio estadio en NY frente
a los Tigres de Detroit cuando lo anunciaron en la pantalla y más fuerte aun
cuando lo poncharon. Pero le fue peor el mismo lunes en Chicago de visita a los
Media Blancas. No es para menos, A-Rod tuvo su “merecido homenaje” con lluvia
de abucheos después de ingeniárselas para entrar a los jardines tras hacer una
apelación a la sentencia de las Grandes Ligas, por la que fue suspendido por
dopaje por 211 partidos, hasta finales de 2014.
A los 38 años, A-Rod merecería mayor suspensión si se
le comprobaran todas las acusaciones. No solamente consumió esteroides que le
proporcionaba la clínica Biogénesis of America de Miami, sino que instigó a
otros peloteros a consumirlas. La suspensión de esta semana también incluyó a
otros 12 beisbolistas, la mayoría de origen dominicano, quienes no podrán jugar
por 50 juegos.
Tres veces el Jugador Más Valioso de las Grandes
Ligas, A-Rod tenía mucha más responsabilidad. Admitió que entre 2001 y 2003
consumió sustancias prohibidas mientras jugaba con los Rangers de Texas, pero
que desde entonces no lo ha vuelto a hacer. Una teoría difícil de creer que
recuerda a la negativa del ciclista Armstrong que por años estuvo evadiendo las
sanciones del ciclismo y mintiendo a todos los fanáticos quienes ya habían
festejado siete Tours de Francia.
Lo importante en este caso es que la investigación
contra los peloteros se inició después de una elaborada investigación
periodística que hizo el Miami New Times, un periódico alternativo de la ciudad que pese a sus pocos recursos
suele hacer buenos descubrimientos.
A-Rod tiene mucho por lo
que pelear. Su reputación y espacio en el Salón de la Fama están en entredicho.
A esta altura de su carrera, los millones de por medio - deja de cobrar los 8.5
millones de dólares de los 28 que debería recibir en esta temporada y los 86
que le faltan en sus cuatro años de contrato; más los ingresos por publicidad y
patrocinios – no representan tanto.
Los abucheos contra su
fama, el que le dejen sentir que ha traicionado a aficionados y fanáticos, y
que probablemente será recordado como uno de los grandes fraudes del deporte,
seguramente no lo dejen dormir; pero, en lo positivo, su conducta sancionada es
un excelente mensaje para otros beisbolistas y deportistas que tienen que saber
que el dopaje, como atajo al éxito deportivo, jamás puede ser considerado.