sábado, 5 de junio de 2010

Fútbol a partir de ahora

Más allá de que escribiré otras cosas que me molestan, no puedo obviar, como les pasa a la mayoría de ustedes, empezar a calentar los motores por el Mundial de Sudáfrica y desahogar las penas y alegrías por esta gran pasión. La ansiedad es mucha y a seis días de que Sudáfrica enfrente a México, el tiempo parece detenido, no pasa, no llega.
Claro está que voy por cualquier equipo de las Américas en caso de que mi querida Argentina se quede en el camino. Lloraré como otras veces. Tendré pesadillas. No quiero que Brasil salga campeón porque haciendo cálculos matemáticos, en mi vida la “celeste-y-blanca” no alcanzaría a igualar el record de la “verdeamarela” ni por las tapas, de seis copas contando la posible actual. Pero preferiría Brasil antes que Inglaterra, sin dudas. Prefiero a Honduras antes que a México o a Chile, aunque me entusiasma Bielsa, así como Martino el otro técnico argentino que dirige a Paraguay, pero antes que a paraguayos y también uruguayos, prefiero a mis adoptivos estadounidenses.
Del resto me da igual, pero iría por España por mi hermano y su familia, aunque traicionaría a mis ancestrales italianos; por lo que con Holanda me sentiría muy cómodo si el triunfador sería un europeo. Por el resto, si ganara un africano o un asiático sentiría como que el Mundial no fue importante, como se sentiría un brasileño si su equipo pierde en primera ronda o pierde la clasificación para entra a una Copa del Mundo.
Aunque algunos crean que en el Mundial solo hay 32 equipos, en realidad en las dolorosas eliminatorias de los últimos tres años participaron los 208 países miembros, lo que hace a la FIFA y a la práctica del fútbol un proceso muy democrático. Distinta, claro está, es la apreciación que uno puede hacer de esta competencia en caso de que su país esté o no como finalista.

Chávez oficializa la censura

Hugo Chávez oficializó la censura en Venezuela, con un reciente decreto presidencial por el cual creó el Centro de Estudio Situacional de la Nación (CESNA), un organismo que estará encargado de “recopilar, procesar, analizar e integrar” informaciones de interés nacional provenientes del Estado y la sociedad.

Es decir, continuará, pero ahora oficialmente, centralizando la información, posición contraria a la tendencia generalizada en Latinoamérica de países que están promulgando leyes sobre acceso a la información pública, lo que obliga a los estados a ser más transparentes y compartir la información que administran pero que no les pertenece.

De esta forma, este nuevo instrumento será el que tendrá el poder de “declarar el carácter de reservada, clasificada o de divulgación limitada a cualquier información, hecho o circunstancia”. Lo que obviamente, por la experiencia de lo que viene demostrando el chavismo, de no dar información pero sí hacer propaganda, no es difícil imaginar que este será un órgano dedicado a establecer la censura de lo que el régimen no quiere compartir.

Una ley de acceso a la información pública no solo obliga al Estado a ofrecer lo que no es suyo, sino que además permite que los funcionarios que niegan la información sean castigados, asegurando de esa forma que sea un instrumento de servicio al pueblo y no de protección de los funcionario.

Esta es otra vuelta de tuerca de un régimen que se sigue consolidando como autoritario.

viernes, 4 de junio de 2010

Bicentenarios y libertad

Cristina Kirchner, Rafael Correa y Hugo Chávez declamaron discursos ideológicos trillados durante los actos del Bicentenario argentino esta semana, empleando como sinónimos los significados de independencia y libertad.
En realidad se trata de dos valores muy diferentes. Un país puede ser independiente, pero no necesariamente libre. El caso de Cuba así lo demuestra. La independencia es una acción circunstancial, en cambio la libertad es un derecho natural; cuando el Estado lo subvierte, se desnaturaliza a sí mismo.
Esta confusión dialéctica es una vieja coartada de la izquierda latinoamericana. Usa de chivo expiatorio la dependencia externa o la opresión del imperio, al tiempo que internamente aprovecha para coartar las libertades públicas y los derechos civiles. Chávez es el caso típico. Mientras en Argentina reclamaba “independencia plena” frente a la nueva Galería de los Patriotas Latinoamericanos de la Casa Rosada – donde insolentemente equiparaba a San Martín con el Che Guevara - en su Caracas se proscribía mediante ley a varios opositores para las elecciones de setiembre y se expropiaban más empresas.
El cansino llorisqueo contra el colonialismo, como el de Correa, quien reclamó al llegar a Buenos Aires que “nos falta alcanzar la independencia económica, social, cultural, liberarnos de todo el imperialismo”, no es más que una cortina de humo para esconder la ineficiencia frente a la inseguridad, la pobreza, la falta de educación y el desempleo, carencias que no están tan atadas a la dependencia de potencias foráneas, como sí ligadas a la incapacidad doméstica.
El ex presidente costarricense, Oscar Arias, ya venía desnudando estos pretextos en cumbres presidenciales. En su recordado discurso de Cancún en febrero, pedía que “ni el colonialismo español, ni la falta de recursos naturales, ni la hegemonía de Estados Unidos, ni ninguna otra teoría producto de la victimización eterna de América Latina”, se deben utilizar para justificar los gastos en armamentismo en detrimento del presupuesto para educación; el talón de Aquiles de una región que 30 años atrás era más rica que el ahora potentado sudeste asiático.
La falta de educación y libertad no solo afecta los resultados económicos, sino también es responsable de la pobreza cívica, como es evidente en el socialismo chavista. De ahí que muchos gobiernos latinoamericanos hayan tenido éxito con reformas constitucionales y electorales, que les permiten gobernar solo para las mayorías mientras aniquilan cada vez más a la oposición.
El retroceso de las libertades internas y no la dependencia foránea es el verdadero factor de atraso en América Latina. Una medición reciente de la organización no gubernamental, Freedom House, muestra este preocupante declive y describe con alarma como los estados autoritarios en el mundo, incluida Venezuela junto a Rusia e Irán, no solo son más represivos, sino también, más influyentes en la arena internacional.
En nuestro continente, el informe ve un retroceso en los últimos cuatro años, remarcando menos libertades democráticas en Honduras, Guatemala y Nicaragua, al tiempo que descalifica como plenas democracias a Ecuador, Colombia, Bolivia y Paraguay. A Cuba, el único país no libre del hemisferio, le atribuye además, junto a Bielorrusia y Myanmar, ser el más represivo del mundo en materia de libertad de prensa.
La disminución de la libertad carcome el sistema político y degrada la confianza de los ciudadanos. Y aunque en Argentina la presidenta Kirchner haya capitalizado las celebraciones populares y los 27 años de proceso democrático ininterrumpido, debería prestar más atención a las encuestas más recientes, donde los argentinos creen en la democracia, pero desconfían de las instituciones y de la dirigencia política, así como a lo interno aborrecen la escasa independencia entre los poderes republicanos.
La desconfianza democrática – salvo notables excepciones como Chile y Brasil - es moneda común en varios países latinoamericanos, alimentada por declaraciones irresponsables como las del presidente nicaragüense Daniel Ortega, quien dijo preferir gobernar con Congreso cerrado.
Esta falta de independencia de poderes y de contrapesos y balance, son las características más relevantes del autoritarismo actual, y las que amenazan nuestro derecho sagrado a la libertad. La dependencia foránea es solo la excusa en este juego dialéctico.

jueves, 3 de junio de 2010

Ortega: fallo político contradictorio

El presidente Daniel Ortega actuó como juez al fallar en contra de Israel por su ataque a la flotilla con ayuda humanitaria para Gaza, rompiendo relaciones diplomáticas con el estado judío.

Lo que no hizo y que sí hace un juez es aplicar la presunción de inocencia hasta que el caso se investiga y, más acercado a la verdad, puede juzgar en consecuencia. Todavía hay una gran nebulosa sobre los incidentes, el cual está tamizado de propaganda de un lado y del otro, con que la flotilla era realmente pacífica o que sus integrantes no eran tan pacíficos y que dentro del barco insignia se encontró gran cantidad de artefactos para la violencia.

Ortega si bien mostró su solidaridad y condolencia a los familiares de las siete víctimas que arrojaron los soldados israelíes, dio su veredicto diciendo que Israel violó, a priori, la ley internacional y el derecho internacional humanitario.

Romper relaciones con un país, si bien es una medida política legítima, es una total contradicción con el propio llamado que hizo Ortega a: “una pronta y rápida solución a ese foco de tensión que afecta a toda la comunidad internacional”; “que cese al bloqueo y la amenaza del pueblo palestino”; y que se alcancen “acuerdos de paz que sean definitivos y cierren ese terrible capítulo”.

Estas son cosas de la política que uno no entiende. Es decir, cómo alguien puede pedir soluciones, pero excluirse del diálogo y su aporte a las soluciones del problema. Romper las relaciones diplomáticas, como entre Bolivia y Estados Unidos, es desechar la posibilidad potencial de arreglar el conflicto que originó la ruptura.

miércoles, 2 de junio de 2010

Fútbol y básquet: la gran diferencia

A juzgar por la decisión y actitud de las grandes estrellas seleccionadas para integrar los equipos nacionales de fútbol y básquet que se disputarán a partir de la semana próxima en Sudáfrica y desde fines de agosto en Turquía, la diferencia entre las dos disciplinas es cada vez más grande.
Si bien el fútbol es el deporte más popular del mundo, el básquet venía creciendo como la espuma gracias a una agresiva campaña de mercadeo de la NBA, la liga de básquet estadounidense y la FIBA, la federación internacional. Sin embargo, el problema es que mientras para una estrella del fútbol ser convocado es el mayor honor en su carrera deportiva, los del básquet se dejan embarullar por los contratos supermillonarios de sus equipos, dejando el honor nacional por el piso, justificándose tras posibles lesiones y cansancio.
Mientras a un Messi o Kaká o Ronaldo ni se les pasaría por su cabeza desairar a sus países, distinto es con los basquetbolistas. El español Paul Gasol de los Lakers ya anunció que no integrará la selección española, así como antes lo hizo el argentino Manu Ginobilli y el francés Tony Parker, ambos de los Spurs de San Antonio.
El desaire de estas estrellas, permitido por los dirigentes, no es más que una torpeza que perjudica al propio deporte que están tratando de posicionar en el mundo.

lunes, 31 de mayo de 2010

El péndulo latinoamericano

Con el amplio triunfo de Juan Manuel Santos en la primera ronda del domingo en Colombia, sigue la tendencia en Latinoamérica del péndulo político moviéndose hacia la derecha, después de años de estar zarandeándose por la izquierda, capitaneado por Hugo Chávez desde 1999.
Con Chinchilla en Costa Rica, Piñera en Chile, Lobo en Honduras, Martinelli en Panamá, y con un Funes en El Salvador que no se pliega al partido de izquierda que le contribuyó con los votos para llevarlo a la Presidencia un año atrás, Latinaomérica de a poquito se va hacia la derecha. Morales en Bolivia, Correa en Ecuador, Ortega en Nicaragua y Chávez vienen advirtiendo que ya han pasado las mejores horas de la izquierda y totalmente desaprovechadas.
Queda ver si para setiembre Chávez seguirá manteniendo su hegemonía parlamentaria o si la oposición le quitará varias bancas después de la estúpida estampida del 2005; uno de los errores políticos más grandes que un sector de la oposición en Venezuela haya dado jamás: servirle en bandeja el autoritarismo al gobierno sin ningún tipo de peso y contrapeso en el Congreso. Lo que la oposición creyó era un mensaje formidable en contra de Chávez, terminó siendo la mejor ventaja que un gobernante puede tener para mandar a su antojo.
No quiere decir que el neoliberalismo haya hecho mejor las cosas en materia política y económica que la izquierda populista, ni que la corrupción haya sido distinta. Los dos sistemas han sido malos y no han logrado responder a las grandes necesidades de América Latina. Aunque claro está, en el neoliberalismo por lo menos había mayores garantías y respeto por las libertades individuales y sociales.
Ojalá que en este novel cambio los políticos de la derecha tengan la sabiduría para no cometer los errores de la década pasada.

domingo, 30 de mayo de 2010

Doble sorpresa en Colombia

A diferencia de los pronósticos y del optimismo de las autoridades, en Colombia se dieron dos sorpresas: Juan Manuel Santos ganó en primera vuelta por más de 25 puntos a Antanas Mockus, con más del 46 por ciento de los votos, casi siete millones de sufragios, mientras que el ex alcalde de Bogotá obtuvo algo más de tres millones.
Más allá de la buena elección de la izquierda, con 1.3 millones de votos, lo más sorprendente es que los pronósticos se equivocaron también sobre la participación de los colombianos en las urnas. Se preveía que sería una elección masiva, pero sólo apareció a votar el 51% del electorado, un porcentaje bajo, similar a otras elecciones.
Pronósticos y encuestas equivocadas por lejos, serán parte del análisis que sobrevendrá por los próximos días hasta que llegue el 20 de junio, día de la segunda vuelta. ¿Qué pasará con el electorado de Mockus? ¿La derrota de hoy lo incentivará? ¿o terminará por desahuciarlo? Veremos en las próximas semanas como se maneja Santos para capitalizar y sumar a las otras fuerzas políticas; siendo él el favorito.

Mockus sería bueno

Más allá de las disquisiciones en este día electoral en Colombia sobre quien sería mejor para el país, si la continuidad de la seguridad pública de Alvaro Uribe que encarna Juan Manuel Santos o la necesidad del cambio con Antanas Mockus, creo que le vendría bien a Latinoamérica y Colombia que suba este último.
Mockus – a pesar de su fama de excéntrico - y su compañero de fórmula han demostrado hacer muy bien las cosas en las dos alcaldías más importantes del país, como Bogotá y Medellín, así que habría que descartar su falta de experiencia. Mockus seguramente no descartaría todos los avances que ha hecho el país con Uribe en materia de guerrilla y narcotráfico, dándole continuidad, pero enfocaría su prioridad en temas tan trascendentales para él y el continente como es la educación.
Si las cosas le empezaran a salir bien y Colombia hace un cambio interesante a partir de esta propuesta, podría transformarse en un laboratorio importante para que políticos de otros países pudieran seguir su ejemplo. Justamente la educación es el problema mayor de América Latina, su talón de Aquiles. La baja escolaridad es lo que tiene al continente atrasado, comparativamente a otras regiones como el sudeste asiático, que gracia a ellos superó en las últimas dos décadas los mejores pronósticos.
Y no solo se trata de mejorar el performance en ciencias para procurar desarrollo, innovación como motores del desarrollo, sino también educación cívica, otro de los grandes abismos que tenemos en las Américas. Si gana Mockus probablemente se seguiría el ejemplo de Chile, que después de 20 años de un partido en el poder subió otro pero con la consigna de dar continuidad y seriedad a los objetivos de país, nacionales, sin distinción de banderías políticas.
Si gana Mockus tendremos esa potencial oportunidad. Y es bueno que ocurra.