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julio 04, 2010

Vacío insuperable

Está de más afirmar que el vacío y la desorientación son insuperables en esta etapa de subterráneo y oscuro dolor que no pasa. El reloj se detuvo. El tiempo no pasa. Daría lo que fuera para que sea octubre y se cerrara la herida. Los cuatro goles germanos siguen machacando la mente, uno por uno – con todos los detalles como si fuera un replay exacto e interminable mostrado por un un tv 3d incorporado en las neuronas y hasta con el sonido perenne de las vuvuzelas que no puedo bloquear. Malditos sentidos. Hasta recuerdo el sudor en las manos.
Apenas empezó el Copa del Mundo escribí mi columna “Mundial, agujero negro”, donde no sólo decía que todas las energías del mundo eran consumidas – en analogía con la astronomía - por este “agujero negro que todo lo consume”, sino que traté de descifrar las consecuencias que tendría el Mundial para cualquier fanático que no estuviera en las huestes del país que alzará la copa de oro el próximo domingo 11 de julio.
Y decía lo más importante sobre nosotros los fanáticos: “Varios técnicos saldrán expulsados hacia otras galaxias y a años luz de volver a dirigir, los jugadores quedarán exhaustos o insultados y los fanáticos, los más importantes, quedaremos con una sensación de vacío insuperable, desorientados, con cábalas que no funcionaron e imaginando mejores suertes”.
Subrayo lo de desorientación y vacío. Ayer fui un zombi. Mi mujer y mis hijos también. Nada pudo sacar de la mente lo que sucedió, siempre estuvo ahí martillando. ¡Maldito martillo!
No basta buscar el consuelo en el sufrimiento de otros, ni en el de hinchas argentinos desahuciados ni siquiera en el de otros brasileños dolidos. Nada duele ni desorienta más que la impotencia de no poder fabricar el propio destino. Los fanáticos no somos dueños ni responsables de ese destino y lo único que podemos hacer es dejar pasar el tiempo (¡pero no pasa!) y auto convencernos que de las grandes adversidades aparecen las grandes oportunidades. Pero por ahora ni siquiera creo en esta última frase que escribo.

junio 16, 2010

Mundial; agujero negro

Así como los inconmensurables agujeros negros del universo, el Mundial tiene ese poder absorbente de consumir toda la energía del planeta cada cuatro años, tragando todas las impurezas propias y ajenas al fútbol.
Todo es nada y nada tiene sentido, desde la recuperación de Tiger Woods hasta el forzado retorno de barrabravas argentinos. O todo es relativo, así sea la inseguridad y el irresuelto apartheid en Sudáfrica, el subibaja del Euro, la marea negra en el Golfo o las sanciones de la ONU contra Irán.
Sólo el Mundial importa. Es que es más que 32 naciones y 30 días. Con el puntapié inicial de Sudáfrica el viernes, se inició la culminación de un Vía Crucis que por tres años tuvo en vilo a 208 países nucleados en la FIFA. Un proceso de todos contra todos, muy democrático pero doloroso, apasionante pero inhumano, generador de iluminados y eliminados.
Los fanáticos irlandeses viven el dolor como nadie. Una mano del francés Thierry Henry los dejó fuera del Mundial, ¡qué ironía! justo ellos que todavía celebran como propia “la mano de Dios” del 86 que victimizó a sus archirrivales ingleses. Mientras el autor de aquel pícaro gesto de potrero, recuperado de adicciones e infartos, busca dar la vuelta desnudo a un obelisco, imitando a Franz Beckenbauer y Mario Zagallo, los únicos con doble corona mundialista como técnicos y jugadores.
Aunque Diego Maradona, así como Dunga, tiene la posibilidad de la doble hazaña, no podrá ser imitado por siglos. Es el único con prontuario triple ante la FIFA. Fue sancionado y suspendido como jugador por consumir cocaína en Italia, como mundialista por doparse con efedrina en el Mundial del 94 y como técnico por insultar a periodistas tras conseguir la clasificación ante Uruguay. Hay dudas sobre si este Mundial será el cielo o su infierno; más seguro, su purgatorio.
En Europa de escándalos también saben. En Italia el Inter puso en peligro su último título así como hace cuatro años fueron sancionados Juventus, Fiorentina, Milán y la Lazio por dedicarse a arreglar árbitros y partidos. Acusación similar que el presidente de la Federación Inglesa de Fútbol hizo en mayo en contra de España y Rusia para este Mundial; mientras que meses antes, el tema generó razias policiales en Alemania, Suiza, Austria y Turquía, por arreglos de partidos entre mafias y sistemas de apuestas ilegales.
Las manchas también alcanzan a jugadores. Algunos están salpicados por escándalos sexuales, como los franceses Karim Benzema y Franck Ribéry, acusados de solicitar los servicios de una prostituta menor de edad; mientras que el técnico de los ingleses, Fabio Capello, casi el Benedicto XVI del fútbol, en un aquelarre de infidelidades conyugales, tuvo que despojar de la capitanía de su equipo a John Terry por involucrarse con la ex novia de su compañero de equipo, Wayne Bridge, quien prefirió renunciar al seleccionado antes que viajar a Sudáfrica con su amigo traidor.
Pero todo lo que sucedió hasta aquí no importa. Borrón y cuenta nueva. El Mundial convierte adversidades en oportunidades. De que el “fútbol da revancha”, saben mucho los brasileños. Bastó el fatídico “maracanazo” de los uruguayos en el 50 para que Brasil despegara como potencia a partir del 58 y desde ahí empezaría a hilvanar sus cinco coronas, convirtiéndose en el eterno favorito de fanáticos sin equipo y de novatos en mundiales.
Por suerte, la energía del agujero negro tiene vida efímera. Tras las primeras dos semanas y los primeros 16 seleccionados eliminados, se producirá el big-bang de efectos predecibles. Varios técnicos saldrán expulsados hacia otras galaxias y a años luz de volver a dirigir, los jugadores quedarán exhaustos o insultados y los fanáticos, los más importantes, quedaremos con una sensación de vacío insuperable, desorientados, con cábalas que no funcionaron e imaginando mejores suertes, así sea con no convocados, como Ronaldinho y Zanetti, o con lesionados, como Beckham y Ballack.
Mejor que todo sea rápido. Al final, como sólo un país se llevará la gloria, al resto nos quedará el consuelo de aferrarnos a cualquier cosa - al mejor gol, al goleador, al … - con tal de salir indemnes de este doloroso y destructivo agujero negro que, por ahora, todo lo consume.

junio 11, 2010

Mundial clásico

La TV muestra todavía a Shakira sacudiendo sus caderas, toda la fiesta sudafricana, los analistas la inseguridad y los temas irresueltos del apartheid en ese país que estamos aprendiendo a conocer, los periodistas deportivos se lamentan de los lesionados y los no convocados, pero lo que nos importan a los fanáticos, esos que tenemos cultura de fútbol en las venas y que es capaz de infartar el corazón con las alegrías y desazones, queremos el puntapié inicial y que empiecen los goles.
No hay dicha más grande que ver un partido bueno y lleno de golazos, el resto es pura parafernalia que terminará pronto en el olvido. La esencia del Mundial, lo que perdurará en el tiempo y convertirá a un Mundial en clásico son los goles, las jugadas, los resultados y obviamente la corona. Si un país africano la obtendrá, será lo único que se recuerde por siglos. El primer Mundial, el primer título.
Ojala, por el bien del fútbol y de Africa, que este sea un Mundial que se transforme en clásico.

junio 08, 2010

Goles son amores

Los de España dan miedo. Le metieron hoy seis pepas a los polacos y de todos los colores y sabores. No por nada esta España que juega como la “naranja mecánica” holandesa del 78 o el Barcelona actual, es el gran favorito de este Mundial. Tiene toque, furia, elegancia y mucho gol.
Entre los seis goles españoles, los tres portugueses, los cinco brasileños de ayer, los seis holandeses… pareciera que este Mundial estará lleno de gritos. No es para menos, como en ninguna otra competencia anterior, las duplas goleadoras de muchos equipos vienen precedidas de un año extraordinario. Y hay equipos que no son muy nombrados, como Uruguay y Holanda, que pueden fácilmente entreverarse en lo más alto del podio.
Goles son amores dice el dicho y ojalá los goleadores hagan gala de ellos en un mundial donde me parece que habrá grandes selecciones y selecciones a secas. Habrá grandes y chicos. No medianos. Las goleadas mostrarán esa diferencia.
Argentina tiene varias esperanzas goleadoras. Messi con 34 y todos los elogios, Higuain con algunos menos en la liga española, Milito con 22 en la italiana y Tévez con 12 en la inglesa muestran la artillería más selecta y precisa, claro está… por separado. Los portugueses tienen a Ronaldo que metió 26 en la liga española, mientras los ingleses cuentan con Rooney con la misma cantidad de goles en la Premier. Pero Italia, a quienes pocos le dan crédito, pero siempre está presente en las finales, y a solo una estrella de Brasil, tiene a Antonio di Natale con 29 goles en el Calcio. España mostró hoy que Torres, Pedro, Alonso, Fábregas, Villa, Xavi o Iniesta la pueden empujar; mientras que los uruguayos tienen una dupla demoledora con Forlán goleador de la última competencia que ganó el Atlético de Madrid, mientras que su compañero, el poco conocido Luis Suárez, es el goleador máximo de los países europeos, con 35 goles en Holanda, y la mejor apuesta de los celestes.
Luis Fabiano con 15 goles en España y Robinho son temibles en el ataque siempre ganador de Brasil; mientras que Oscar Cardozo de Paraguay, con 24 goles en Portugal y el argentino nacionalizado paraguayo, Lucas Barrio, con 19 goles en la liga alemana, ya están dando de qué hablar; mientras que Cuauhtémoc Blanco en México es la apuesta longeva de varios nuevos goleadores aztecas. Claro, en Africa están el camerunés Samuel Eto’o y el marfileño Didier Drogba, que si se recupera de la lesión para el tercer partido, pueden llevar bien alto al continente africano.
Muchos de estos jugadores poco hicieron en el Mundial anterior, pero ahora están cargados de experiencia y sus alforjas llenas de goles. Todos tienen hambre y quieren el botín de oro. Ojalá nos regalen muchos amores.

junio 07, 2010

Maradona no; Argentina tampoco

Diego Maradona es la gran excusa de muchos no argentinos (y algunos connacionales) para expresar sus deseos profundos de que Argentina no gane el Mundial. Es que más allá de que la albiceleste nunca es bien vista, casi todos prefieren a Brasil, el eterno favorito. Como siempre, a la gente le gusta apostar por el potencialmente ganador y por quien, además, le da al fútbol una singular alegría.
Pero volvamos a Maradona. “No me importa Argentina, lo que no quiero es tener que soportar a un Maradona ganador” es la excusa de muchos y en realidad debe ser bien valorada. Maradona tiene una personalidad arrogante, eruptiva, desafiante, resentida, lo que ha demostrado varias veces y confirmó después del partido por las eliminatorias contra Uruguay, cuando recriminó a los periodistas y a sus críticos pidiéndoles que se metan con sus genitales antes que opinar. Esa personalidad estilo “Chávez”, chúcara, irreverente, irrespetuosa es por la que Maradona es mal visto o desconsiderado para merecer cualquier tipo de suerte o los máximos honores de ahora en más en la vida. El deseo de muchos es que por todas las malas acciones que ha producido o han producido sus palabras a lo largo de su carrera y en forma posterior, Maradona pase por el purgatorio en esta vida, no en la próxima.
Lo que encoleriza de Maradona es su personalidad, no su vida. Porque a decir verdad, otros futbolistas o deportistas pasaron por la misma cosa, fueron drogadictos, anduvieron de parranda y festicholas, los agarraron consumiendo anabólicos, polemizaron con el público y con los periodistas o no pasaron los exámenes antidoping. Si Maradona tuviera una personalidad menos intempestiva sus pecados se habrían perdonado de fácil forma, como sucedió con muchos jugadores manchados o no estaría sufriendo la misma condena social.
En realidad, si uno mirara la historia desde otro ángulo, casi como trama de telenovela, lo de Maradona es hoy una historia de éxito que podría inspirar a millones, aunque la FIFA lo siga viendo como a un atorrante. Es decir, es un tipo que vino desde la máxima privacidad de Villa Fiorito, se convirtió en el mejor (o segundo mejor) jugador de la historia y en plena fama derrumbó su vida a base de drogas e indisciplina, estuvo a punto de la muerte física y la que le asignaron los medios de comunicación, resucitó a base de cirugías de alto riesgo, se rearmó, llegó a ser seleccionador de unos de los seleccionados más importantes del mundo y está (como cualquier otro de los 31 técnicos, equipos y países) con potencial de subirse al carro del triunfo máximo del fútbol.
Es realmente una trama impresionante de vida. Tiene todos los componentes: fama, éxito, fracaso, recuperación y superación al mismo tiempo, lo que le ha valido hasta ahora ser el jugador de fútbol más mediático de todos los tiempos más allá de que sus gambetas endemoniadas terminaron más de una década atrás. La pregunta que cabe entonces: ¿Por qué desearle el mal a una persona en esas condiciones?
Reitero. Creo que el seleccionador argentino es solo una excusa, permitiéndole a todos justificarse elegantemente de un deseo mucho más profundo y que va más allá de Maradona: que Argentina no gane el Mundial.

junio 05, 2010

Fútbol a partir de ahora

Más allá de que escribiré otras cosas que me molestan, no puedo obviar, como les pasa a la mayoría de ustedes, empezar a calentar los motores por el Mundial de Sudáfrica y desahogar las penas y alegrías por esta gran pasión. La ansiedad es mucha y a seis días de que Sudáfrica enfrente a México, el tiempo parece detenido, no pasa, no llega.
Claro está que voy por cualquier equipo de las Américas en caso de que mi querida Argentina se quede en el camino. Lloraré como otras veces. Tendré pesadillas. No quiero que Brasil salga campeón porque haciendo cálculos matemáticos, en mi vida la “celeste-y-blanca” no alcanzaría a igualar el record de la “verdeamarela” ni por las tapas, de seis copas contando la posible actual. Pero preferiría Brasil antes que Inglaterra, sin dudas. Prefiero a Honduras antes que a México o a Chile, aunque me entusiasma Bielsa, así como Martino el otro técnico argentino que dirige a Paraguay, pero antes que a paraguayos y también uruguayos, prefiero a mis adoptivos estadounidenses.
Del resto me da igual, pero iría por España por mi hermano y su familia, aunque traicionaría a mis ancestrales italianos; por lo que con Holanda me sentiría muy cómodo si el triunfador sería un europeo. Por el resto, si ganara un africano o un asiático sentiría como que el Mundial no fue importante, como se sentiría un brasileño si su equipo pierde en primera ronda o pierde la clasificación para entra a una Copa del Mundo.
Aunque algunos crean que en el Mundial solo hay 32 equipos, en realidad en las dolorosas eliminatorias de los últimos tres años participaron los 208 países miembros, lo que hace a la FIFA y a la práctica del fútbol un proceso muy democrático. Distinta, claro está, es la apreciación que uno puede hacer de esta competencia en caso de que su país esté o no como finalista.

mayo 27, 2010

"Blame it on Rio"

El fútbol es tan poderoso que en Río de Janeiro ya se viven intensamente dos mundiales. El que está por comenzar en Sudáfrica y el del 2014, que tendrá a la “Cidade Maravilhosa” como una de sus sedes en Brasil.

El mundial de ahora es pura alegría y esperanza. Los cariocas ya están de fiesta. Bailan por calles abanderadas de “verde amarelo” y dejaron los anaqueles vacíos de televisores, camisetas y matracas. Pero el del 2014, en marcado contraste, es el mundial de la preocupación. No hay completa certeza sobre si las nuevas políticas para contener la violencia y hacer una copa en paz resultarán a tiempo y efectivas.

Si bien es cierto que Río es una ciudad multicolor, de profundo verde y azul, también se tiñe de rojo sangre. Alegre, alucinante y violenta. Todo se vive con la misma intensidad: carnaval, fútbol, riqueza, pobreza extrema, corrupción y crimen organizado. Es como vivir entre el paraíso y el infierno al mismo tiempo.

Por eso las opiniones están divididas sobre la efectividad de las medidas que el gobierno adoptó para lidiar con la violencia y las favelas de cara al Mundial de 2014 y las Olimpíadas del 2016. Muchos son escépticos; creen que se trata de marketing y cosmética. Otros tienen esperanza, porque ya se advierten cambios de conducta y reducción del crimen.
En respuesta a los magnos eventos deportivos conseguidos para la ciudad, en el 2009 se creó la Unidad de Policía Pacificadora (UPP), una fuerza policial que instaló sus comisarías en las favelas más impenetrables, desarmó a los violentos e implementó políticas de prevención y no violencia. Por ahora solo existen en 19 estaciones, pero se espera que para fines de año, con la ejecución de otros programas sociales y ecológicos, la iniciativa beneficiará a 220 mil residentes de barrios marginales.

Los problemas de Río son muy complejos. El narcotráfico y las milicias o grupos parapoliciales controlan las más de mil favelas y, por ende, el transporte público ilegal, la distribución de televisión por cable y la venta de garrafas de gas.

Pero ahora los resultados están a la vista. La violencia ha mermado drásticamente en donde operan las UPP, según coinciden autoridades, activistas de derechos humanos y taxistas. Lo pude comprobar cuando visité esta semana la favela Doña Marta en la ladera del Corcovado, la misma en la que Michael Jackson debió pedir autorización a los narcotraficantes para entrar y filmar su clip musical “They don’t care about us”.

Ahora no hay que pedir permiso. En la entrada, donde antes se apostaban los narcos con sus AK-47, hay vendedores ambulantes y más arriba, en un recoveco, donde siempre había tiroteos y muchos muertos, junto a un colega conversamos con varios residentes, mientras unos niños se arremolinaban alrededor de actores que interpretaban a unos superhéroes en una obra teatral callejera.

Quienes no se dejan arrastrar por el contraste, reconocen la eficiencia pacificadora, pero la sienten insuficiente. Saben que el tráfico de drogas persiste, aunque con mayor discreción y que la violencia no desapareció, sino que se mudó del otro lado de la bahía, a la ciudad de Niteroy. Reclaman que no habrá paz duradera, sin hospitales, escuelas y empleos.

Son también los mismos que protestaron cuando se comenzó la construcción de muros de concreto de tres metros de altura para contener el crecimiento desmesurado de las favelas y evitar que se siga destruyendo la vegetación, argumentando que la meta del gobierno era solo una cuestión de imagen: esconder la pobreza.

Aunque al momento la política de pacificación beneficia solo a un 15% de los pobres, se coincide que es el único experimento efectivo tras décadas de políticas frustradas que terminaron siempre manchadas de corrupción. Hay ahora, con los objetivos deportivos del 2014 y 2016, una mayor determinación y sincronía obligada entre los gobiernos local y estatal, y el apoyo del presidente Luis Inácio Lula da Silva.

Más allá de si se busca crear una mejor imagen o existe un interés genuino por reducir la violencia, lo cierto es que el Mundial de 2014, y no éste de Sudáfrica, es el que le podrá dar a Río las verdaderas razones para festejar.

mayo 18, 2010

Río y los dos mundiales

Estoy por trabajo en Río de Janeiro, una de las ciudades más lindas del mundo, donde el cielo y el infierno se tocan de la mano y comparten el mismo espacio. Las playas, los cerros, la gente, el carnaval; pero también las favelas, el narcotráfico y la violencia. Dos realidades opuestas con la que los cariocas están acostumbrados a vivir.
Es la ciudad de los dos mundiales de fútbol. Fanáticos tanto para hablar del fútbol de Sudáfrica en menos de un mes, como para hablar del mundial del 2014 que tendrá a esta sede como epicentro. Los dos temas son los más importantes de cualquier discusión: el fervor por el campeonato que empezará en 20 días y el temor por el que acontecerá en cuatro años más; especialmente porque no se sabe a ciencia cierta si el gobierno podrá reducir los índices de violencia en una de las urbes más violentas y peligrosas del mundo.
La esperanza para muchos cariocas está puesta en la Unidad de Policía Pacificadora, una nueva policía que fue instaurada en el estado de Río de Janeiro para reducir el nivel de violencia en las favelas. Su misión principal es establecer el orden desarmando a los traficantes. Si bien hasta ahora se ha reducido la violencia en las 15 favelas de las más de mil que existen, cierto es también que la violencia se está mudando a ciudades aledañas, como Niteroy.
Nadie sabe si habrá resultados concretos hacia el 2014. Es cierto que la violencia ya se redujo algo pero que el problema principal de las drogas continúa, aunque en forma más discreta.
Por el momento, el espíritu alegre, apasionado y fogoso de Río continua, mientras su “moradores”, los cariocas, piensan no solo en Sudáfrica sino en los dos próximos mundiales.

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