sábado, 19 de septiembre de 2009

Obama, educación y salud

La salud y la educación por lo general son temas independientes en las políticas de gobierno de Estados Unidos, pero esta semana estuvieron estrechamente vinculadas por los encendidos mensajes del presidente Barack Obama ante el Congreso y las escuelas.
Muchos padres de familia y distritos escolares, exacerbados por activistas conservadores, se opusieron a que los estudiantes escucharan el mensaje con el que Obama inauguraría el ciclo lectivo. Temían que manipulara la tribuna escolar para arengar sobre las ideas liberales y “socialistas” que el presidente promueve en la reforma del sistema de salud. Hubo quienes optaron por no enviar a sus hijos a la escuela, aunque los distritos escolares de todo el país pudieron ejercer su criterio para transmitir en directo el discurso, diferirlo o no usarlo.
Como se comprobó luego, los temores fueron exagerados, con la consecuencia de haber negado a estudiantes y maestros la oportunidad de generar un rico debate sobre el fondo del mensaje.
Las críticas cayeron en saco roto cuando la Casa Blanca reveló el contenido del mensaje antes de su alocución. Obama tranquilizó con que no buscaba una manipulación ideológica, sino que incentivaría a los alumnos a estudiar y trabajar duro, plantear objetivos y -utilizando experiencias personales - pediría responsabilidad ante las adversidades para perseguir sueños, por muy ambiciosos que fueren.
Más allá de que uno comparta o no las ideas de Obama, el discurso terminó siendo aleccionador y motivador para un país cuya educación está en crisis, si se considera que a nivel de secundaria la deserción escolar alcanza a un 30 por ciento, lo cual se dispara hasta un 50 por ciento en las grandes ciudades por la incidencia de las poblaciones negra e hispana. “Si abandonan la escuela, no se están abandonando a sí mismos, sino a su país”, dijo Obama, empoderando a los estudiantes a ser responsables del destino común, una versión actual de aquella arenga del presidente John Kennedy: “no preguntes lo que tu país puede hacer por ti, sino lo que tú puedes hacer por el país”.
El celo y actitud de los padres y distritos escolares estuvo politizado y por ello careció de sentido común. Porque mientras se prohíbe a los estudiantes a escuchar a un presidente, cuya responsabilidad está demarcada y condicionada por los votos, no se ponen pruritos a la exposición negativa que los estudiantes pueden tener durante todo el año frente a maestros malos o politizados, o frente a la incidencia de la televisión, los videojuegos, el internet y sus redes sociales.
A pesar de la preocupación exacerbada de que Obama pudiera “ideologizar” la educación casi comparándolo a Fidel Castro y Hugo Chávez, posición que la prensa criticó y tomó en sorna, también es importante ver que el sistema tiene en cuenta las decisiones de los padres y motiva a través de asociaciones con los maestros, que sus opiniones se conviertan en acción cuando se debate sobre los presupuestos, el currículo y la calidad de la enseñanza.
Esta consideración a la participación desacredita aún más la actitud de no haber permitido a los estudiantes escuchar a Obama. Se desaprovechó utilizar sus palabras para debatir, pensar, establecer objetivos educativos que sirvieran al sistema y a los alumnos para atacar la deserción escolar y mejorar la calidad de la enseñanza, dos prioridades insoslayables y en crisis, que tienen una directa relación con el bienestar y la salud del país.
Las estadísticas demuestran esa estrecha vinculación. Según datos de la Oficina del Censo de Estados Unidos, aquellas personas que poseen un diploma de escuela secundaria tienen mejores condiciones para alcanzar un buen nivel de vida, son afectadas menos por desempleo y por ende su incidencia en el costo de los beneficios del sistema social es menor, además de que en su vida productiva, sus ingresos superan en 200 mil dólares a los de quienes no se graduaron.
Pero el dato más relevante de esa simbiosis entre salud y educación, que quedó relacionado en los dos mensajes de Obama, es que según un estudio de la facultad de Educación de la Universidad de Columbia, quien obtiene un diploma de escuela secundaria tiene una expectativa mayor de vida de nueve años por sobre quien no lo tiene.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Venezuela: sin tanto optimismo

Acabamos de terminar en Venezuela con la SIP un foro de emergencia sobre libertad de expresión que tenía como motivo principal respaldar a los medios, especialmente a Globovisión y a un sinnúmero de radioemisoras que tienen la soga al cuello y que serán cerradas pronto según decisión oficial anunciada.
Al final del día, en todas las mesas y paneles se coincidió en que los medios deben seguir resistiendo los atropellos del poder, ya que es lo único que puede ser rescatado de lo que queda de democracia en el país, al tiempo que se alzó la voz sobre un común denominador en el resto de los países: los gobiernos totalitarios populistas están utilizando todas las herramientas – judiciales, legales y amenazas – para acosar a los medios y controlar la información.
En Venezuela los medios y periodistas son bravos y desafían al gobierno y sus medidas totalitarias. Sin embargo es de tal magnitud el atropello y el andamiaje legal que se ha creado que cada día más, como dijo Federico Ravell, director de Globovisión, se está lamentablemente recurriendo a la autocensura y al silencio cómplice. Aspectos que señaló como los peligros mayores que tiene la libertad de prensa en el país.
El día fue fructífero en contenido, especialmente con intervenciones de los ex presidentes de Perú, Alejandro Toledo y de Bolivia, Carlos Mesa, pero fue desastroso cuando uno recopila todos los mensajes vertidos y siente que no hay mucho optimismo sobre un giro del gobierno de Chávez más favorable a la libertad de expresión. Todo lo contrario. Cada día las restricciones y el ahogo son mayores y el futuro se ve más sombrío.
El único resquicio de optimismo que queda es que la prensa pueda seguir haciendo su trabajo a pesar de las restricciones. La tarea es descomunal.
El ex presidente Toledo, en una actitud valiente que seguramente será criticada de intromisión, felicitó a la SIP por hablar de libertad “en la misma boca del lobo”, agregando que “esta patria no puede disfrutar de democracia sin libertad de expresión y menos puede haber una nueva democracia atentando contra los medios de comunicación”.
Mientras él decía eso y dentro de la sala había un buen debate - incluso con periodistas oficialistas - ministros y funcionarios acusaban a través de los medios a la SIP de ser de todo, desde oligarcas hasta brazo de la CIA y golpistas, la Asamblea Nacional calificaba a la SIP y el foro de non grato.
En fin, una de esas visitas parecidas a las más de una docena que realizamos a Venezuela durante los diez años del gobierno de Chávez, donde se observa la intolerancia del Presidente al disenso y cómo su grupo de idólatras se presta a ser el brazo armado de esa intolerancia.

Chávez y las obras públicas

Estoy nuevamente en Caracas y como siempre me sucedió en una veintena de viajes anteriores en estos 10 años de gobierno de Hugo Chávez, hay algo que me sorprende y hasta saca de quicio: nunca podré entender como este gobierno no tiene las mismas características de otros autoritarios que se desviven por crear y levantar obras públicas, infraestructura o hasta monumentos faraónicos.

Venezuela es el país con mayores recursos disponibles y explotados de América Latina. Nada en petróleo, genera divisas al por mayor y es, en comparación, el país que menos invierte en infraestructura. Las obras de Chávez son escasas y el chiste de muchos caraqueños es señalar una fuente en una plaza que ni siquiera la mandó a construir, sino solo a remodelarla.

Venezuela se compara a los países arábigos en riqueza petrolera, pero en nada a la infraestructura que se invierte en Arabia Saudita, Dubai u otros reinos del área, que hasta se dan el lujo de construir filiales de museos y universidades de las más prestigiosas de otros países desarrollados de occidente.

Si bien Chávez tiene otras prioridades sobre el gasto público y la exportación de dólares y petróleos para expandir su ideología, daría la impresión que igualmente tiene los recursos, aunque no la voluntad, para crear obras físicas que ayuden al desarrollo social y queden para la posteridad. No se entiende como una persona que se dice y cree inteligente y revolucionaria no se de cuenta que las autopistas, los puertos, los edificios, los hospitales, las escuelas, los hoteles, los museos, las fábricas quedan, y que las ideas, si no se hacen cultura, desaparecerán apenas se acabe el personalismo.

Da pena una Venezuela rica y sin obras. Me recuerda a la parábola evangélica de los talentos… quien recibe mucho y lo desperdicia…

martes, 15 de septiembre de 2009

Intolerancia a las opiniones

Muchos gobiernos se llenan la boca de que en sus países hay libertad de prensa y de expresión, pero suelen estar equivocados. Hugo Chávez es un ejemplo. Recalca que a juzgar por los disparates que dicen los medios, existe libertad de expresión en su país.

Está equivocado. La libertad de expresión no es solo el derecho a decir, sino también comprende el deber de escuchar, de tolerar, de respetar el disenso. Y esa obligación no es una tarea fácil.

Hoy, Día de la Democracia, la ONU divulgó un sondeo de la Unión Interparlamentaria (UIP) en la que se establece que una mayoría de la población mundial considera que en sus países “no se pueden expresar opiniones políticas impopulares y los partidos opositores carecen de la oportunidad de exponer sus puntos de vista”, mientras que los legisladores, por lealtad, no pueden distanciarse de los criterios de sus propios partidos.

El sondeo también revela que hay un amplio apoyo a la democracia como sistema de Gobierno, pese a que entre los encuestados persiste la duda sobre su funcionamiento en la práctica y la voluntad de las autoridades de sus países de respetar sus principios, según informó la agencia EFE.

De 21.285 encuestados por World Public Opinion en 24 países – siendo de las Américas partícipe Argentina, Brasil, Estados Unidos y México – el 86 por ciento dijo que es muy importante poder expresar opiniones políticas, aunque solo el 24 por ciento aseguró que en su país se puede ejercer ese derecho sin temor a sufrir represalias.

Esta falta de tolerancia al disenso y a las opiniones críticas es justamente lo que tiene a una mayoría confundido sobre el papel de la democracia, a la que le adjudican un alto valor, pero sobre la que no están convencidos de que funciona en la práctica.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Del Potro a la selección

No hay muchos triunfos deportivos argentinos por estos días, así que conviene abrazarse a este magnífico de Juan Martín del Potro en el US Open. Seguro que cuando destruyó a Federer en el quinto set del US Open con un 6-2 todos los argentinos nos hicimos las mismas preguntas: “¿mirá si le hubiéramos ganado a Brasil… y a Paraguay… y ya estuviéramos clasificados?”. O mejor: “¿y por qué no lo llevamos a la selección… con los hue… fuerza que puso, seguro que le devolvemos la divinidad al Diego”.

Pero bueno, Del Potro no se merece eso sino festejar con él, un magnífico logro que lo pone junto a Vilas y Sabatini como los únicos argentinos que han ganado el US Open, y con la posibilidad que a sus 20 años se destape como quien pudiera llegar a ser un próximo número uno. Su performance de este año hace soñar con esta posibilidad y por lo que mejoró especialmente cuando en el Sony Ericsson de Miami se veía como una potencialidad tras su derrota en la semifinal contra Murray.

Habrá que esperar ahora un año y ver si la promesa no se desinflará como ocurrió en otras épocas con grandes tenistas como Nabaldian, Coria y Gaudio, este último después de ganar el French Open en el 2004. Pero Del Potro parece tener algo más. Es altísimo, 1,98 mts., tiene fuerza y mucha más que le llegará con la edad y las pesas, y un temperamento entre tranquilo, frío y maduro para las definiciones; mucho más de lo que tenía cuando en el French Open perdió este año la semifinal contra el propio Federer y en un match que se definió en cinco sets también. Fe de venganza y competitividad son dos armas naturales en el deporte, y también parece tenerlas. Pero es muy temprano para predecirlo, en el deporte es mejor “no cantar gloria antes de victoria”.

Más allá de las predicciones y comparaciones, lo bueno es disfrutar con él, alegrarse de que se embolsó casi dos millones de dólares y saber que le lloverán las marcas para promocionar, pero más que todo que seguirá elevando el tenis en un país que siempre anhelo tener varios entre los diez mejores.

Y por último, seguir soñando con llevarlo Del Potro a la selección, o al menos que se siente en las tribunas cuando se tenga que definir – al menos el repechaje – contra Perú y Uruguay. Después de tantas derrotas consecutivas, valía la pena un triunfo para celebrar.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Armamentismo: ¿y la inseguridad pública?

Casi todos los países de la región se han lanzado a una carrera armamentista sin precedentes en la región, encabezada por Brasil y Venezuela con la compra de aviones franceses para el primer país y con pertrechos militares de todo tipo traídos de Rusia e Irán en el segundo caso. A estos dos se suma Chile también con la compra de armamento – fragatas y submarinos, helicópteros y aviones de combate – que puede ser utilizado para defensa y ataque desde el exterior. Los expertos ubican a Colombia y México con grandes gastos en armamento, pero para ser utilizado en las luchas internas contra la guerrilla y le narcotráfico en el primer caso y el crimen organizado en el segundo.

Según las cifras, América Latina quintuplicó el gasto militar en los últimos años, alcanzando este año unos 50.000 millones de dólares.

Sin embargo, es contradictorio que mientras los recursos se dedican para armas de defensa, muy pocos son los recursos que se dedican a la seguridad interna, la mayor preocupación que tienen las poblaciones de todos los países, según los sondeos. Contradicción que se vuelve más palpable en Venezuela y Brasil, los países que más gastaron en armamento y donde se han registrado los índices de violencia interna más elevados.

La gente común no le teme a las invasiones de otros países, eso solo está en la cabeza de mentes expansionistas como la de Hugo Chávez. Lo que la gente le teme es que pueda ser atracada en la esquina de su casa, frente a un cajero automático, que le entren en su casa o que le secuestren a un familiar.

¿No sería mejor que esos 50.000 millones de dólares fueran invertidos para la seguridad interna, y así todos ganáramos en tranquilidad?