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marzo 13, 2016

Maria Sharapova sin marcas ni huellas

Maria Sharapova desentonó en el Día Internacional de la Mujer. Cuando todas las mujeres celebraban logros y reivindicaban desventajas sociales, ella confesó haber ingerido un anabólico durante los últimos 10 años de su rutilante carrera.

Si bien cosechó empatías por la valiente actitud de arrepentimiento, la tenista cometió otro error tan penoso como el meldonio consumido. Sharapova buscó  atenuantes personales - “Mi esperanza es que me den una nueva oportunidad y volver a competir” – pero se olvidó de pedir perdón a sus rivales, las víctimas de su competencia desleal.

Sharapova dijo que desconocía los efectos del meldonio, que no fue su intención doparse y que se lo prescribieron por indicios de diabetes y anomalías en sus ecocardiogramas. A su favor jugó que la Agencia Mundial Antidopaje prohibió la droga recién en enero pasado. En contra, que se prescribe para tratamientos cardíacos por un máximo de 6 semanas y que entre los atletas nadie desconocía que sus efectos anabólicos pasaban por debajo del radar de los controles antidoping.

Por ahora Sharapova fue suspendida y la Federación Internacional de Tenis deberá decidir si termina la carrera con 4 años de suspensión o le otorga el beneficio de la duda. No le podrán despojar de sus cinco Grand Slam y otros 35 torneos que ganó antes de que el meldonio fuera prohibido. Pero lo que sí perderá es mucho dinero y valor de marca.

Nike, TAG Heur y Porsche, entre otras grandes firmas que la habían catapultado como la única mujer en la lista de los 20 deportistas más ricos con ganancias de más de 250 millones de dólares en los últimos años, le bajaron el pulgar un par de minutos después de su confesión en conferencia de prensa. Nike le cortó un contrato de 70 millones que se extendía hasta el 2018; mientras que otros patrocinadores esperan por pruebas más contundentes de la Federación.

No asombró la rapidez de los patrocinadores para desprenderse de Sharapova. En épocas de Facebook, Instagram y Twitter, las marcas saben que la fidelización es un tema muy volátil, especialmente por la hipersensibilidad de los usuarios y de los mercados que registran y amplifican todo. En segundos, la viralidad de un tuit negativo que sensacionalmente resalta lo negativo con memes y sarcasmos, puede destruir una marca bien posicionada que costó décadas construir.

Los patrocinadores no solo se despojan de aquellas conductas antideportivas dentro del terreno de juego como del crónico dopaje de Diego Maradona o del beisbolista Alex Rodríguez, sino también de cualquier conducta extradeportiva. Días atrás, Nike suspendió su patrocinio a Manny Pacquiau por opinar que los “homsexuales son peores que los animales”, con la misma rapidez que antes canceló el contrato a su estrella Tiger Woods, por su adicción al sexo.

No siempre la conducta de las marcas es consecuente con la moral. A veces hacen la vista gorda ante delitos mucho más graves que los de opinión, tales como los procesos judiciales de evasión fiscal a los que fueron sometidos Messi, Neymar y Mascherano; y en otras, no les importa apoyar a equipos acusados de amañar partidos o seguir patrocinando el juego sucio de la FIFA.

En el caso de Sharapova los grandes patrocinadores no solo perdieron una máquina perfecta de marketing, sino la esperanza de colarse con ella en las olimpíadas de Río 2016, evitando la descarga multimillonaria que implica ser patrocinador oficial, una práctica de mercadeo desleal – ambush marketing – en el que los deportistas usan disimuladamente los logos de sus auspiciantes personales. De ahí que Messi se ate los botines o Roger Federer mire el Rolex de su muñeca a sabiendas que las cámaras persiguen cada uno de sus alientos.

Habrá que estar atentos al futuro de Sharapova que puede ser condenada por doble vía, por la Federación y por el Comité Olímpico Internacional, si decide no levantar la suspensión de Rusia a Río 2016, por haber incentivado el dopaje de sus atletas con total impunidad.

Con Sharapova el golpe es duro para todos. Sus patrocinadores pierden a un gran estandarte de marketing. Sus fanáticos pierden la confianza y sus rivales se sienten burlados. Para ella no solo se trata de una mancha en su marca personal, sino la posibilidad de dejar una huella intachable en la historia del deporte. 

septiembre 14, 2009

Del Potro a la selección

No hay muchos triunfos deportivos argentinos por estos días, así que conviene abrazarse a este magnífico de Juan Martín del Potro en el US Open. Seguro que cuando destruyó a Federer en el quinto set del US Open con un 6-2 todos los argentinos nos hicimos las mismas preguntas: “¿mirá si le hubiéramos ganado a Brasil… y a Paraguay… y ya estuviéramos clasificados?”. O mejor: “¿y por qué no lo llevamos a la selección… con los hue… fuerza que puso, seguro que le devolvemos la divinidad al Diego”.

Pero bueno, Del Potro no se merece eso sino festejar con él, un magnífico logro que lo pone junto a Vilas y Sabatini como los únicos argentinos que han ganado el US Open, y con la posibilidad que a sus 20 años se destape como quien pudiera llegar a ser un próximo número uno. Su performance de este año hace soñar con esta posibilidad y por lo que mejoró especialmente cuando en el Sony Ericsson de Miami se veía como una potencialidad tras su derrota en la semifinal contra Murray.

Habrá que esperar ahora un año y ver si la promesa no se desinflará como ocurrió en otras épocas con grandes tenistas como Nabaldian, Coria y Gaudio, este último después de ganar el French Open en el 2004. Pero Del Potro parece tener algo más. Es altísimo, 1,98 mts., tiene fuerza y mucha más que le llegará con la edad y las pesas, y un temperamento entre tranquilo, frío y maduro para las definiciones; mucho más de lo que tenía cuando en el French Open perdió este año la semifinal contra el propio Federer y en un match que se definió en cinco sets también. Fe de venganza y competitividad son dos armas naturales en el deporte, y también parece tenerlas. Pero es muy temprano para predecirlo, en el deporte es mejor “no cantar gloria antes de victoria”.

Más allá de las predicciones y comparaciones, lo bueno es disfrutar con él, alegrarse de que se embolsó casi dos millones de dólares y saber que le lloverán las marcas para promocionar, pero más que todo que seguirá elevando el tenis en un país que siempre anhelo tener varios entre los diez mejores.

Y por último, seguir soñando con llevarlo Del Potro a la selección, o al menos que se siente en las tribunas cuando se tenga que definir – al menos el repechaje – contra Perú y Uruguay. Después de tantas derrotas consecutivas, valía la pena un triunfo para celebrar.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...