sábado, 10 de noviembre de 2012

Cristina vs. Dilma; de nuevo


Hace poco escribí sobre las diferencias notables que Cristina de Kirchner y Dilma Rousseff tienen respecto a la filosofía de su mandato, haciendo un paralelismo sobre los discursos que ambas ofrecieron en la Universidad de Harvard, en diferentes actividades este año.
Aunque el dicho diga que las comparaciones son odiosas, creo que es la mejor manera para mostrar las realidades. En estos días, cuando en Brasil se está desarrollando uno de los juicios anti corrupción más grande de la historia que tiene como protagonistas al partido oficialista, y cuando en Argentina un amplio sector de la población salió a las calles el 8 de noviembre, cacerolas en mano, para protestar en contra de las poco eficaces medidas del gobierno en materia de seguridad y economía, una vez más, ambas mandatarias fueron muy transparentes sobre su visión política.
Durante la Conferencia Internacional Anticorrupción celebrada en Brasilia, la presidenta Rousseff hizo una destacada defensa del valor de la libertad de prensa y del flujo informativo, pese a decir que muchas veces la información es exagerada.
 "Es preferible el ruido de los periódicos al silencio de tumba de las dictaduras”, dijo la presidente brasileña, recordando épocas en que fue prisionera por tres años y torturada por la dictadura de su país. Una sentencia suficiente para comprender el valor que le da a la información, lo que además es consecuente con varias medidas adoptadas en Brasil para favorecer el flujo informativo, como la Ley de Acceso a la Información Pública.
Respecto a la transparencia y la corrupción, Rousseff recordó que es papel del Estado combatirla, mediante la Fiscalía General, la Policía Federal y la prensa libre; que hay más de 100 proyectos de ley en ese sentido y que se combate actualmente a través de órganos de control ético, de la Ley de Transparencia y de la Fiche Limpia, que impide a políticos presentarse a cargos electivos si tuvieron condenas en alguna instancia.
Por último, la mandataria hizo una defensa sobre el valor de las instituciones y dijo que no son ellas las que se corrompen, sino las personas.
Cristina de Kirchner, por otro lado, quien no es conocida por el valor que le da a la lucha contra la corrupción, considera que los medios de comunicación y los periodistas son los grandes conspiradores de su mandato, a los que les achaca todos los males que padece su gobierno. En el anterior cacerolazo y en el reciente del N8, la presidente argentina, cree que se esconde la mano de Clarín, La Nación y de otros diarios a los que acusa de luchar por sus intereses empresarios y que los que marcharon cacerola en mano no tenían idea de por qué lo hacían o que eran contratados por la oligarquía de la prensa nacional para hacerlo.

Cristina de Kirchner se mofó, ironizó y tuvo frases sarcásticas por doquier para desacreditar a muchos argentinos. Como siempre, el gobierno de Kirchner prefiere la confrontación al diálogo, la chicana a la tolerancia. Y lamentablemente, después de todo el descrédito que le achaca a los involucrados que se convocaron por Facebook, dice que en el país las marchas demuestran que existe amplia libertad de expresión.

Creo que en ese sentido, la presidenta se equivoca, de la misma forma que lo hace cuando habla del 54% de apoyo que obtuvo en las urnas. Primero, la libertad de expresión demanda tolerancia y respeto por las opiniones diversas y acciones en consecuencia, por ejemplo una ley de acceso a la información y, sobretodo, no tomar represalias contra quienes disienten. Segundo, el mandato mayor de una democracia no involucra el poder electoral – que dicho sea de paso muchas veces en Argentina, bajo cualquier tipo de gobierno fue manipulado y hubo más clientelismo que otra cosa – sino gobernar de cara a las minorías, construyendo un país incluyente, diverso y plural; y no tratar de des construir y crear clases diferentes de personas, cuya consecuencia será siempre un país dividido, polarizado y cada vez más alejado del bien común (léase) del bien de todos.
 
 

jueves, 8 de noviembre de 2012

Deber de escuchar… a las cacerolas


El gobierno de Cristina de Kirchner debe esta vez escuchar el ruido de las cacerolas de este N8 y actuar en consecuencia.

La protesta es masiva e indicativa que hay gran porcentaje de la población que estima que sus políticas están erradas. Es verdad que fue elegida por un 54% de los votos, pero a esta altura en lugar de desacreditar a quienes marchan o a sus motivaciones, el gobierno debería empezar por escuchar.

¿Cómo hacerlo en una situación tan polarizada donde tantas organizaciones, individuos y partidarios de sus políticas se podrían ofender si ella les diera la espalda? Simple. El gobierno podría utilizar a una empresa de medición de opiniones para que ausculte el sentimiento de la gente y pueda escuchar en forma directa cuales son los reclamos o la prioridad de los mismos: Si se trata de la seguridad, de la economía, de la relección, del cepo cambiario, de las faltas de libertades, de la arrogancia o la falta de confianza en los dirigentes, etc…

Midiendo esas opiniones podrá saber cuales son las prioridades de la gente, ya que a esta altura muchos son los temas y también es verdad que algunos pueden aprovechar a plantear sus intereses, lo que no necesariamente puede estar sincronizado con las verdaderas y más inquietantes necesidades. Y de esa forma podrá actuar en consecuencia, hacer ajustes y reformas y podrá también, como hoy lo expresó la Presidenta, no hacer cosas que crea que van en contra de sus principios, aunque deberá recordar que ella es empleada de todos, debe pretender el bien común no defender sus intereses. Debe sobretodo, no privilegiar a unos sectores sobre otros.

Un buen gobierno debe saber escuchar y debe tener la actitud de diálogo. Hoy Cristina de Kirchner tiene esa oportunidad. Gran parte de su pueblo se lo pide.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Republicanos sin fiesta, como decían los sondeos


Nota a pedido del diario La Voz del Interior, Córdoba, Argentina, que redacté en la cobertura del acto final de los republicanos. Por Ricardo Trotti, especial desde Boston, 07/11/2012 00:01 por Ricardo Trotti

Entrada la noche, mientras se conocían los primeros resultados dentro de la sede central de campaña de Mitt Romney, en el Centro de Convenciones deBoston en el sur de la ciudad, miles de partidarios se enfocaban en sus teléfonos inteligentes, tabletas y en los monitores, para seguir los resultados con la misma ansiedad de semanas pasadas, cuando las encuestas nunca apostaron por un claro ganador.

Pero la ansiedad duró hasta las 23.14 de Boston, cuando sobrevino la frustración. Mientras en las pantallas gigantes del recinto las cadenas nacionales mostraban que Barack Obama acababa de alcanzar 273 electores, tres más de los requeridos para ocupar la Casa Blanca, y la multitud explotaba de alegría en Chicago, el presidente enviaba su primer tuit y sentencia de la noche: “Esto pasó debido a ustedes. Gracias”.

La noche nunca fue buena dentro del Centro de Convenciones. Nadie festejó cuando se anunciaron los primeros resultados con Romney cuando obtenía ocho electores por el estado de Kentucky y Obama sus primeros tres de Vermont.

De reojo, y con mayor atención, todos miraban a la pantalla gigante con los datos de la Florida, uno de los estados indecisos que, minuto a minuto, iba cambiando de color según se adelantaba el voto demócrata o el republicano, sabiendo que 29 electores eran esenciales para llegar a la Casa Blanca.

Poco a poco, temprano en la noche, las pantallas gigantes mostraban los votos de Indiana, Virginia, Carolina del Norte y Ohio, entre otros estados, y si bien Romney seguía favorecido por el voto popular, se sabía que la carrera en el Colegio Electoral iría por otra dirección, tal como las encuestas de boca de urna y sondeos previos habían pronosticado.

Nadie festejaba con la ventaja momentánea, sabiendo que sólo un milagro podría hacer que Nueva York con 29 electores, New Jersey 14 y Ohio con 18, renegaran de su tradición demócrata.

Nadie dentro del Centro parecía reparar que los republicanos mantendrían la Cámara de Diputados y con ello el balance de poderes en el gobierno. Todos estaban concentrados en la carrera cabeza a cabeza de Romney y en imágenes del ícono neoyorquino, el Empire State Building, en cuya cúspide dos luces, azul demócrata y roja republicana, trepaban según el conteo de electores.

Todo seguía bastante frío como la temperatura exterior de cero grados, donde quedó una multitud que no consiguió entradas al recinto.

Pero el baldazo llegó pasadas las 11 de la noche cuando se supo que Ohio, el estado clave, tenía clara tendencia demócrata y que Florida, con pocos votos por contar, también se quedaría con Obama. California, con 55 electores, nuevamente, como en muchas elecciones, ni siquiera contó a la hora de favorecer a Obama como estaba previsto.

Hubo varias derrotas para los republicanos en el recinto. La primera sobrevino cuando temprano los monitores mostraron que la demócrata Elizabeth Warren le quitó el puesto de senador por Massachusetts al republicano Scott Brown con el 52 por ciento de los votos.

Al cierre de esta edición, Mitt Romney y su entorno todavía aguardaban en el Hotel Westin cruzando la calle del Centro de Convenciones.

Pese a la frustración, la gente lo seguía aguardando con orgullo, banderitas en mano y mejor cara que la que le presentaron hace cuatro años al republicano John McCain, de quien se sabía que perdería antes de que se contaran los votos.

Romney anoche, pese a que perdió la presidencia, seguía teniendo una leve ventaja en el voto popular.

Y aunque no la mantuviera, seguro que es suficiente para que el reelecto presidente Obama gobierne pensando también en los cambios que esa mayoría eligió.

martes, 6 de noviembre de 2012

Mi voto, hoy cuenta, y mucho


Comparto esta nota que me publicó hoy La Voz del Interior, Córdoba, Argentina.  
06/11/2012 01:01 | Por Ricardo Trotti (Especial desde Boston)

No es fácil votar en Estados Unidos cuando uno es independiente y quiere que su voto cuente. Depende mucho del estado en el que esté empadronado, la franja horaria donde vive y, sobre todo, cómo bloquear tanta información y propaganda política negativa que se cuela debajo de la puerta, por la televisión, Facebook y mensajes de texto.

Al no existir días de reflexión como en otros países, la propaganda y los discursos políticos tratan de arrancarle a uno la voluntad hasta el último minuto. Ayer la campaña de Barack Obama me pidió por correo electrónico que comparta en Facebook la curiosidad de que de las 30.542.975 personas que votaron en forma anticipada, 10.230 se llaman Ricardo. Y la de Romney, que asista a sus celebraciones de hoy en el Convention Center y a las del Boston Park Plaza Hotel, donde recalará Scott Brown, senador nacional republicano por Massachussets, quien busca su reelección.

El tironeo por la propaganda desgasta, pero lo bueno es que es pareja. A uno, como inmigrante latinoamericano, le llama la atención que el oficialismo no tiene ventajas, ni más medios para hacer propaganda ni usa los recursos del Estado como si fueran propios. Cabe la crítica que estas elecciones son las más caras de la historia, pero tranquiliza que gran parte del dinero provenga de donaciones y no de los contribuyentes.

El sistema de Colegio Electoral tiene desventajas. Los estados que realmente importan son los indecisos, el resto, entre ellos los más poblados y económicamente más importantes del país –Nueva York, Texas y California– no cuenta. Prueba de ello, es que los candidatos ni repararon en esos estados y se concentraron en el desconocido New Hampshire y en Nevada, que después de Las Vegas tiene pocos atractivos.

Estar empadronado en un estado decidido, desmotiva la responsabilidad democrática. Una persona amiga aquí en Massachusetts está desahuciada. Su voto castigo contra Romney no tiene valor, ya que Obama ganará fácilmente, por lo que envidia a quienes votamos en estados indecisos. Su único incentivo es que votará por Elizabeth Warren, candidata demócrata a senadora, quien buscará recuperar la banca que Ted Kennedy dejó tras su muerte en 2009.

El huso horario del estado al que uno pertenece también conspira. Muchos californianos y pobladores de estados del oeste terminan siendo espectadores de las elecciones para presidente. Votar con tres horas de atraso al resto del país, cuando resultados y sondeos a boca de urna, ya marcan la tendencia o el resultado final, desmotivan salir a votar para hacer una diferencia. Si a ello se le suma que de los ocho estados indecisos, los cinco más importantes están en el Este –Florida, Ohio, New Hampshire, Carolina del Norte y Virginia– las elecciones pueden terminar siendo un fiasco.

En mi caso, por suerte, mi voto contará. Soy hispano, parte de la minoría más grande de Estados Unidos con 50 millones de habitantes y un caudal de 12 millones de votantes cada vez más importante en el mapa político del país. Tengo domicilio en Florida, estado indeciso y del este, que permite el voto en ausencia y adelantado, por lo que mi esposa y yo, ya sufragamos hace dos semanas a través del correo con sobre con franqueo pagado.

Y a juzgar por cómo se definieron las elecciones de 2000 –la Corte Suprema de Florida tras un conteo manual de votos favoreció con los electores a George W. Bush dándole la presidencia– ser residente de la Florida es un privilegio.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Otra apuesta de Romney



05/11/2012 01:01 | Ricardo Trotti (Especial desde Boston) para La Voz del Interior, Córdoba, Argentina

A pesar de que Mitt Romney tuvo una gestión exitosa al frente de la gobernación de Massachusetts en el período 2003-2007, mañana perderá las elecciones por amplio margen en ese estado.

Romney lo sabe y no le preo­cupa. Después de todo, Massachussetts está más inclinada a los demócratas no por ser tierra de la dinastía de los Kennedy, sino por el desgaste de los últimos cuatro gobernadores republicanos (1991-2007) y por sus propios errores. Cuando Romney decidió en 2005 no apostar a la reelección y aventurarse a buscar la nominación presidencial, esto le demandó ausentarse permanentemente del estado para formar su red de apoyo, lo que terminó por derrumbar su popularidad.

Por aquellas ausencias seguirá pagando castigo y por eso, sus varios logros de los que hizo gala en tres debates contra el presidente Barack Obama, no le servirán de nada. En Massachusetts, uno de los seis estados de la zona de Nueva Inglaterra, la más histórica y política del país, los errores se pagan caro.

El área metropolitana de Boston, donde Romney tiene su sede nacional de campaña y la Universidad de Harvard es centro focal en la localidad de Cambridge, parece ser una zona detenida en el 2008 post-George W. Bush, cuando hablar mal de Obama o a favor de algún republicano, sonaba a mala palabra o ser condenado al ostracismo.

Pese a que en la Facultad de Negocios de Harvard varios logros de Romney gobernador fueron casos de estudio, la mayoría de los académicos y del público reniega de los beneficios de aquella gobernación. Romney equilibró el presupuesto bajo acuerdo entre demócratas y republicanos, generó empleos, elevó a las escuelas públicas al primer puesto del desempeño educativo de la nación y creó un plan universal de salud, el “ Romneycare ”, con mayores ventajas de los que promete el Obamacare .

Con valor simbólico. Perdidos por perdidos los 11 votos electorales de este estado, Romney prefirió ir a la caza obsesiva de los cuatro del vecino New Hampshire, uno de los ocho todavía considerados in­decisos que podrían volcar la elección. Una casa familiar de descanso y una constante presencia en este estado, podrían darle la ventaja necesaria en una elección que se pronostica quedará definida por pequeñísimo margen.

New Hampshire, de escasos 1.3 millón de habitantes, es tradicionalmente importante. No sólo tiene el electorado más participativo del país con un 70 por ciento muy superior al 50 por ciento del promedio nacional, sino que es donde se empiezan a revelar los primeros resultados. También este estado acredita tener la mayor curiosidad electoral, por eso Obama, Romney y todos los periodistas, esperarán los resultados de las elecciones de la pequeña localidad de Dixville Notch, con sólo una veintena de votantes.

El conteo se podrá saber minutos después del lunes a la medianoche cuando terminen los sufragios apenas se abran las urnas ubicadas en el ya famoso y simbólico vestíbulo del hotel The Balsams . Aunque los resultados no necesariamente coinciden con los finales, seguro que les sirve a los candidatos para disipar las ansiedades y empezar a terminar el día más largo de sus vidas.


domingo, 4 de noviembre de 2012

Romney, cada vez más confiado


Nota especial que preparé a pedido del diario La Voz del Interior, Córdoba, Argentina, publicada hoy: 04/11/2012 | Ricardo Trotti (Desde Boston)

Mitt Romney sabe que tiene posibilidades y está confiado. Sabe también que debe remar cuesta arriba en estos últimos dos días de campaña, en la que el actual presidente Barack Obama sacó algunas ventajas con el manejo de la desgracia que Sandy llevó por Nueva York y otras ciudades del este del país.

Con sonrisa y peinado “reganiano”, Romney hace sus últimos esfuerzos para convencer a los obstinados electores independientes, que todavía quedan en los ocho estados indecisos, los que pueden definir la elección.

Cinco estados en un día, 13 ciudades en otro, los viajes son agotadores, pero el trofeo de alcanzar los 270 electores es inconmensurable.

Su confianza, apoyada por sondeos de última hora que en Florida le dan una ventaja de seis puntos (estado con 29 delegados en el Colegio Electoral), ha impregnado de optimismo a miles de partidarios en la sede central de la campaña republicana, algunos de los cuales se sumaron a Romney para sus viajes finales.

Atrás quedaron miles de coordinadores y un comité de celebración con su visión enfocada en la celebración del martes. Ese día, desde muy temprano, se espera a Romney y Paul Ryan en el Centro de Convenciones, donde el acto central empezará a las 8 de la noche, en el que confían que el exgobernador se transformará en presidente del país.

Romney no escucha ni tiene tiempo para las campanas victoriosas. Está concentrado en desbancar a Obama, a quien no considera un mal presidente, pero sí alguien que encarna una visión errada y errática.

Romney, republicano al fin, pero no tan conservador como al Tea Party y a otros republicanos les gustaría, a menudo rescata a los padres fundadores del país, quienes pregonaban que la libertad y la persecución de la felicidad son conceptos de derecho individual.

Por eso pregona que el error grave de Obama fue haber traicionado los principios fundacionales, haber creado más gobierno y burocracia, y de haberles quitado lustre a los pequeños negocios y a todo el sector privado, castigándolos con mayores impuestos y menos incentivos.

El último esfuerzo discursivo de Romney en New Hampshire, Ohio, Iowa, Colorado, Wisconsin y Pennsylvania se concentra en lo que domina las elecciones: el bolsillo. Insiste en que reducirá el déficit sideral que se duplicó durante este gobierno, que creará empleos reduciendo impuestos al sector privado, atraerá negocios e inversiones al país y creará nuevos mercados, como en América latina, región a la que considera estratégica.

El exgobernador de Massachusetts también sabe que ya nadie escucha discursos y propuestas. En una campaña tan reñida, lo más importante termina siendo ganar el corazón de la gente, no sus razones.

Al final, todo termina reducido a lo más elemental de la política: cuántas manos estrechar, cuántos bebés levantar, cuántas sonrisas ofrecer.

Hoy, en un acto de cierre de campaña en New Hampshire, Romney pegó un batacazo como en el primer debate. Pidió a la gente “votar por amor a su país”, con lo que consumó dos objetivos: llegar al corazón de la gente, pero, sobre todo, criticar a Obama que horas antes pidió un “voto venganza” en contra de los republicanos.

Perfil del candidato
El primer mormón. El exgobernador de Massachusetts (2003-2007) busca convertirse en el primer presidente mormón en la historia de Estados Unidos. Se presenta en la recta final de la contienda como un candidato centrista y un avezado empresario que desde la Casa Blanca podrá estimular la recuperación económica del país.

Millonario. Nacido en Detroit (Michigan) el 12 de marzo de 1947, en el seno de una familia con profundas raíces políticas y religiosas, fue misionero mormón en París a finales de los ‘60. Después hizo fortuna como fundador y ejecutivo de Bain Capital en 1984. Este es su segundo intento desde 2008 para llegar a la presidencia.

Un respaldo impensado

Romney y un respaldo impensado