Libertad, leyes e internet 12-09-09
En el momento que en Argentina, Ecuador y Venezuela se están cercenando las libertades de expresión y de prensa a través de invasivas regulaciones gubernamentales para controlar la actividad de los medios de comunicación, es importante registrar cuál es y ha sido el principio rector que permitió el descomunal avance y desarrollo del internet.
La falta de intromisión de los gobiernos, dejando al sector privado la iniciativa y plena autonomía, ha sido la bujía que potenció el crecimiento del internet desde que fue creado hace 40 años en un laboratorio de la Universidad de California en Los Ángeles. La libertad ha sido clave para la creatividad y la innovación en el ciberespacio. Y más allá de los beneficios económicos, comerciales y culturales, su último gran avance, las redes sociales, no son producto de ninguna traba o incentivo estatal, sino fruto de una revolución ciudadana espontánea que sigue elevando los estándares de la expresión y la comunicación.
Pero la libertad no puede darse por sentada. Existe un movimiento, actual y de vieja data, de muchos países, poco o nada democráticos, como Cuba, China, Libia, Rusia y Vietnam, entre otros, que consideran que la gobernabilidad privada del ciberespacio – a la que se conoce como Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y Números, una firma privada californiana - debe ser suplantada por una agencia multi estatal.
Preocupa, claro, que sean estos gobiernos los que exijan regular, puesto que son los que utilizan filtros para bloquear el internet, castigan con cárcel a los internautas críticos y aplican censura férrea a todo tipo de actividad periodística o expresiva que consideren “contaminante”.
Precisamente este criterio de “contenidos desestabilizadores” es el que justifican con actitudes revanchistas Hugo Chávez, Rafael Correa y Cristina de Kirchner para imponer controles legales y éticos a los periodistas y medios. Por eso no extraña el dictado de leyes mordaza como la de Responsabilidad Social en Venezuela que permitió el cierre de RCTV y decenas de radioemisoras, o las que comenzaron a debatirse esta semana en los congresos de Argentina y Ecuador desafiando naturales estándares de libertad de prensa.
Al margen de si en Argentina hay consenso para ordenar y hacer más plural y diverso el espectro radioeléctrico, molesta la actitud hostil contra los medios que motivó el proyecto presidencial de Ley de Servicios Audiovisuales. La excusa apresurada de acabar con los “monopolios”, no es más que la búsqueda por eliminar a los canales de disenso y crítica, ya que la concentración de medios no es más que el producto de la libertad y competencia que permitieron las leyes hasta ahora, y que nunca han limitado al Estado para incentivar a la sociedad a crear más y mejores medios. El nuevo proyecto, entre varios desmanes, prevé nuevas instancias de censura, al estipular revisión de licencias cada dos años y un órgano de vigilancia supra estatal, con mayores poderes para el oficialismo.
En Ecuador empezaron a circular en el Congreso proyectos para la ley de comunicación que debe aprobarse en octubre. Uno, en particular, de un partido de oposición se entromete tanto en los criterios editoriales que “obliga” a los medios a la autorregulación. Un favor muy especial para el presidente Correa, quien no deja de sermonear a los periodistas y dictar medidas administrativas para cerrar medios de comunicación y abrir los propios que, como en Venezuela, son utilizados para el servicio del gobierno y no del público.
En la misma dirección, se perfila otra iniciativa reciente de Correa para crear un órgano internacional de control periodístico a través del Unasur. Un producto importado del “mapa de guerra mediático” ordenado por Chávez a sus ministros hace dos meses, que ya ha desencadenado en proyectos de ley para castigar los “delitos mediáticos” y los derechos de reunión y protesta, lo último que queda por prohibir en Venezuela.
Estos ejemplos demuestran que la vocación de los gobiernos por ordenar la actividad periodística, suele casi siempre evolucionar hacia el vicio de cercenar el derecho a saber. Por ello, es importante la lección que ofrece el internet, que al igual que el principio de libertad de expresión, indica que la mejor regulación gubernamental, es aquella que no existe.
sábado, 12 de septiembre de 2009
viernes, 11 de septiembre de 2009
Libertad de prensa y democracia
Esta es la segunda parte del discurso que expresé en un panel sobre libertad de prensa y democracia que se realizó hoy en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Texas en la ciudad de Austin, después de relatar los problemas estructurales de las democracias:
Hacer periodismo en este clima no es fácil. Las consecuencias están directamente relacionadas a estos problemas estructurales y se hacen más notables cuando la prensa gana en 1) profesionalización (entiéndase, es más investigativa) en 2) independencia (entiéndase, mayor compromiso democrático) y en 3) credibilidad (entiéndase, mayor calidad).
Tener más calidad en un contexto mediocre, hace que la prensa sufra mayores consecuencias:
Entre esas consecuencias está la censura directa:
En este año han sido asesinados 15 periodistas. Siete de ellos en México, producto de represalias del narcotráfico, país donde la autocensura es el método más utilizado por periodistas y medios para defenderse, debido a la falta de reacción del Estado. En El Salvador, el caso más reciente, un periodista fue asesinado por las pandillas por denunciar en un documental sus métodos de violencia. Otros periodistas fueron asesinados Guatemala y Honduras, dos en cada país y otros en Colombia, Paraguay y Venezuela.
En los últimos 20 años fueron asesinados 358 periodistas, 11 de ellos están desaparecidos. Aquí en Estados Unidos, el caso más reciente es el de Chauncey Bailey en el 2007 en Oakland, pero el más conocido fue en 1976 el de Don Bolles del diario Arizona Republic. La prensa de los grupos migratorios sufrió más en años recientes: hay tres casos de periodistas vietnamitas asesinados en California, tres haitianos en el sur de la Florida y un hispano, Manuel de Dios Unanue, en 1992 en Nueva York.
Las agresiones y los atentados contra periodistas y medios sucedieron en todas las épocas en América Latina – hay casos de bombas que destruyeron edificios enteros de diarios por sus denuncias contra el poder político, los militares y el narcotráfico de Pablo Escobar – sin embargo ahora parece haberse agravado por un clima de confrontación y polarización generado por gobiernos populistas como los de Hugo Chávez, Rafael Correa, Evo Morales, Daniel Ortega y Cristina de Kirchner.
Estos presidentes, exitosos en controlar a los demás poderes y a la oposición, están, con todo tipo de estrategias, tratando de controlar a la prensa.
Dividen a los periodistas de los medios, calificando a unos de trabajadores explotados y a los otros de oligarcas explotadores. Esta semana un gran número de periodistas nicaragüenses se declararon “sandinistas”, para condenar a los medios que “atacan” al gobierno.
Sancionan decretos o leyes de prensa con los que buscan incidir en los contenidos. En Bolivia por decreto se obliga a los medios a dejar espacio de opinión a cada periodista. En Venezuela se obliga a los medios a tener columnistas de todas las ideologías y en Ecuador un nuevo proyecto obliga a los medios a autorregularse, pero les dice cómo deben hacerlo y en forma obligatoria. Tanto en Ecuador como en Argentina, la futura ley de radiodifusión busca evitar la concentración y los monopolios privados, pero ayuda a crear monopolios del Estado.
En todos estos países es alarmante como los gobiernos han creado cadenas de medios- cerrando y expropiando a muchos y abriendo nuevos – que no son utilizados como medios públicos, al estilo PBS o BBC, sino como órganos de propaganda manejados por el propio presidente.
La propaganda es parte esencial de estos regímenes. Chávez en 10 años ha dado más de 400 cadenas obligatorias y a cualquier hora. Correa hace lo mismo todos los sábados. La ley de Argentina también posibilita esas cadenas oficiales. Tenemos ahora un grupo que podemos llamar de “presi-riodistas”, o presidentes devenidos en periodistas.
En muchos países todavía la publicidad oficial es una forma de censurar en forma indirecta a los medios. Se le quita a los medios “opositores” y se les da a los medios “amigos”.
Criticar a un presidente o una autoridad puede ser considerada una ofensa mayor en algunos países, como el caso de Venezuela.
Ni hablar de la cantidad de delitos y excusas que se generan en Venezuela para cerrar medios, principalmente electrónicos que están directamente regulados por el estado. 200 radios están amenazadas de cierre, amenazas que ya se concretaron en varias docenas. A los que no están regulados, como los diarios, se les imponen multas y se les dificulta la compra de papel e insumos de producción.
La colegiación obligatoria de periodistas es usada en varios países todavía, como una forma gubernamental de controlar la profesión.
Por último, vale reconocer avances en algunos gobiernos, donde se ha logrado establecer leyes de acceso a la información pública.
Concluyo: Los ataques a la libertad de prensa no mermarán en América Latina, a no ser que mejore el clima institucional y la democracia. Ambas, como dije al principio, son inseparables. Pero si la democracia desmejora, veremos cómo habrá cada vez más ataques contra la prensa.
De todos modos, la prensa tiene la obligación de seguir contribuyendo, mejorando en calidad de sus investigaciones, de incentivar el debate público y de empoderar a la gente y a los gobernantes.
Hacer periodismo en este clima no es fácil. Las consecuencias están directamente relacionadas a estos problemas estructurales y se hacen más notables cuando la prensa gana en 1) profesionalización (entiéndase, es más investigativa) en 2) independencia (entiéndase, mayor compromiso democrático) y en 3) credibilidad (entiéndase, mayor calidad).
Tener más calidad en un contexto mediocre, hace que la prensa sufra mayores consecuencias:
Entre esas consecuencias está la censura directa:
En este año han sido asesinados 15 periodistas. Siete de ellos en México, producto de represalias del narcotráfico, país donde la autocensura es el método más utilizado por periodistas y medios para defenderse, debido a la falta de reacción del Estado. En El Salvador, el caso más reciente, un periodista fue asesinado por las pandillas por denunciar en un documental sus métodos de violencia. Otros periodistas fueron asesinados Guatemala y Honduras, dos en cada país y otros en Colombia, Paraguay y Venezuela.
En los últimos 20 años fueron asesinados 358 periodistas, 11 de ellos están desaparecidos. Aquí en Estados Unidos, el caso más reciente es el de Chauncey Bailey en el 2007 en Oakland, pero el más conocido fue en 1976 el de Don Bolles del diario Arizona Republic. La prensa de los grupos migratorios sufrió más en años recientes: hay tres casos de periodistas vietnamitas asesinados en California, tres haitianos en el sur de la Florida y un hispano, Manuel de Dios Unanue, en 1992 en Nueva York.
Las agresiones y los atentados contra periodistas y medios sucedieron en todas las épocas en América Latina – hay casos de bombas que destruyeron edificios enteros de diarios por sus denuncias contra el poder político, los militares y el narcotráfico de Pablo Escobar – sin embargo ahora parece haberse agravado por un clima de confrontación y polarización generado por gobiernos populistas como los de Hugo Chávez, Rafael Correa, Evo Morales, Daniel Ortega y Cristina de Kirchner.
Estos presidentes, exitosos en controlar a los demás poderes y a la oposición, están, con todo tipo de estrategias, tratando de controlar a la prensa.
Dividen a los periodistas de los medios, calificando a unos de trabajadores explotados y a los otros de oligarcas explotadores. Esta semana un gran número de periodistas nicaragüenses se declararon “sandinistas”, para condenar a los medios que “atacan” al gobierno.
Sancionan decretos o leyes de prensa con los que buscan incidir en los contenidos. En Bolivia por decreto se obliga a los medios a dejar espacio de opinión a cada periodista. En Venezuela se obliga a los medios a tener columnistas de todas las ideologías y en Ecuador un nuevo proyecto obliga a los medios a autorregularse, pero les dice cómo deben hacerlo y en forma obligatoria. Tanto en Ecuador como en Argentina, la futura ley de radiodifusión busca evitar la concentración y los monopolios privados, pero ayuda a crear monopolios del Estado.
En todos estos países es alarmante como los gobiernos han creado cadenas de medios- cerrando y expropiando a muchos y abriendo nuevos – que no son utilizados como medios públicos, al estilo PBS o BBC, sino como órganos de propaganda manejados por el propio presidente.
La propaganda es parte esencial de estos regímenes. Chávez en 10 años ha dado más de 400 cadenas obligatorias y a cualquier hora. Correa hace lo mismo todos los sábados. La ley de Argentina también posibilita esas cadenas oficiales. Tenemos ahora un grupo que podemos llamar de “presi-riodistas”, o presidentes devenidos en periodistas.
En muchos países todavía la publicidad oficial es una forma de censurar en forma indirecta a los medios. Se le quita a los medios “opositores” y se les da a los medios “amigos”.
Criticar a un presidente o una autoridad puede ser considerada una ofensa mayor en algunos países, como el caso de Venezuela.
Ni hablar de la cantidad de delitos y excusas que se generan en Venezuela para cerrar medios, principalmente electrónicos que están directamente regulados por el estado. 200 radios están amenazadas de cierre, amenazas que ya se concretaron en varias docenas. A los que no están regulados, como los diarios, se les imponen multas y se les dificulta la compra de papel e insumos de producción.
La colegiación obligatoria de periodistas es usada en varios países todavía, como una forma gubernamental de controlar la profesión.
Por último, vale reconocer avances en algunos gobiernos, donde se ha logrado establecer leyes de acceso a la información pública.
Concluyo: Los ataques a la libertad de prensa no mermarán en América Latina, a no ser que mejore el clima institucional y la democracia. Ambas, como dije al principio, son inseparables. Pero si la democracia desmejora, veremos cómo habrá cada vez más ataques contra la prensa.
De todos modos, la prensa tiene la obligación de seguir contribuyendo, mejorando en calidad de sus investigaciones, de incentivar el debate público y de empoderar a la gente y a los gobernantes.
jueves, 10 de septiembre de 2009
Democracia y libertad
Estos son algunos de los puntos que expresé en un panel sobre libertad de prensa y democracia que se realizó hoy en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Texas en la ciudad de Austin.
Para hablar de libertad de prensa es necesario hablar de democracia, porque ambas disciplinas están estrechamente relacionadas. La calidad de una afecta a la otra.
Esta ecuación se puede observar claramente en América Latina:
La región ganó en democracia formal en los últimos 20 años, pero las instituciones son muy débiles y en muchos casos el Estado no logra resolver las necesidades de la gente. Los gobiernos – los tres poderes y otras instituciones, como los militares – tienen los índices más bajos de credibilidad.
Podemos hablar de Estados fallidos, ya que creo que el problema de fondo es la extrema debilidad y falta de independencia de la Justicia, utilizada como instrumento político del poder. A esto se suman gobiernos con sistemas muy presidencialistas, demasiado protagonistas, con un sistema de oposición de partidos políticos demasiado débiles.
Con una prensa que se desenvuelve en un clima hostil, que en muchos casos es arrastrada al plano político – a veces por su falta de independencia y otras veces porque debe llenar el vacío de otras instituciones – en el que es violentada, calificada de “opositora” y tener intereses más allá de lo periodístico.
Esta realidad se da en un contexto con problemas sociales estructurales:
Inseguridad generalizada: En casi todos los países un 80% de la gente se siente desprotegida. Se vive en muchas ciudades en un clima permanente de incertidumbre, similar al que hubo en Estados Unidos en los primeros meses después de Setiembre 11.
El crimen organizado, las pandillas y en muchos casos los propios gobiernos, especialmente las policías, como sucede en México, son parte del problema.
Corrupción: Con excepciones como Chile y Costa Rica, América Latina sigue a la cabeza en índices de corrupción gubernamental en el mundo y con tendencia a crecer. Incide en estos índices la corrupción provocada por multinacionales, como IBM, Chevron o antes Chiquita. ¿Por qué? Simplemente porque hay clima y cultura para delinquir.
Educación: Es otro de los índices en que la región está a la zaga. Si bien hay avances en alfabetización, la educación no tiene nivel para preparar a la fuerza laboral para competir en un mundo más globalizado.
Pobreza y hambre: Grandes porcentajes de la población es pobre, existen países con graves desigualdades, como el caso de Brasil o Bolivia. La crisis aumentó la pobreza y 53 millones de latinoamericanos sufren hambre según la FAO. El desempleo es tan alarmante como la baja producción; siendo un continente cuyas exportaciones dependen de materia prima, no de productos manufacturados.
En el próximo post, pondré la segunda parte del discurso.
Para hablar de libertad de prensa es necesario hablar de democracia, porque ambas disciplinas están estrechamente relacionadas. La calidad de una afecta a la otra.
Esta ecuación se puede observar claramente en América Latina:
La región ganó en democracia formal en los últimos 20 años, pero las instituciones son muy débiles y en muchos casos el Estado no logra resolver las necesidades de la gente. Los gobiernos – los tres poderes y otras instituciones, como los militares – tienen los índices más bajos de credibilidad.
Podemos hablar de Estados fallidos, ya que creo que el problema de fondo es la extrema debilidad y falta de independencia de la Justicia, utilizada como instrumento político del poder. A esto se suman gobiernos con sistemas muy presidencialistas, demasiado protagonistas, con un sistema de oposición de partidos políticos demasiado débiles.
Con una prensa que se desenvuelve en un clima hostil, que en muchos casos es arrastrada al plano político – a veces por su falta de independencia y otras veces porque debe llenar el vacío de otras instituciones – en el que es violentada, calificada de “opositora” y tener intereses más allá de lo periodístico.
Esta realidad se da en un contexto con problemas sociales estructurales:
Inseguridad generalizada: En casi todos los países un 80% de la gente se siente desprotegida. Se vive en muchas ciudades en un clima permanente de incertidumbre, similar al que hubo en Estados Unidos en los primeros meses después de Setiembre 11.
El crimen organizado, las pandillas y en muchos casos los propios gobiernos, especialmente las policías, como sucede en México, son parte del problema.
Corrupción: Con excepciones como Chile y Costa Rica, América Latina sigue a la cabeza en índices de corrupción gubernamental en el mundo y con tendencia a crecer. Incide en estos índices la corrupción provocada por multinacionales, como IBM, Chevron o antes Chiquita. ¿Por qué? Simplemente porque hay clima y cultura para delinquir.
Educación: Es otro de los índices en que la región está a la zaga. Si bien hay avances en alfabetización, la educación no tiene nivel para preparar a la fuerza laboral para competir en un mundo más globalizado.
Pobreza y hambre: Grandes porcentajes de la población es pobre, existen países con graves desigualdades, como el caso de Brasil o Bolivia. La crisis aumentó la pobreza y 53 millones de latinoamericanos sufren hambre según la FAO. El desempleo es tan alarmante como la baja producción; siendo un continente cuyas exportaciones dependen de materia prima, no de productos manufacturados.
En el próximo post, pondré la segunda parte del discurso.
miércoles, 9 de septiembre de 2009
Los medios y la "ética obligada"
Todas las organizaciones periodísticas argentinas se están pronunciando en contra de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que el 27 de agosto envió al Congreso la presidenta Cristina de Kirchner, especialmente pidiendo que haya un procedimiento transparente y un debate alejado de la politización.
Las críticas más frecuentes es que el gobierno está cercenando la libertad de empresa, la competencia y la pluralidad y diversidad que se dice busca la ley, generando un Estado más fuerte como presencia mayor en las licitaciones, más o menos como haciendo ver que las empresas privadas son el mal y las estatales son las que ofrecen una real democracia participativa.
De todas las críticas y propuestas que leí, hay una, la del Foro de Periodismo Argentino (FOPEA), un grupo de 270 profesionales argentinos muy respetados y de buena reputación en el periodismo nacional, que me sorprendió negativamente.
Primero vale aclarar que la mayoría de los 16 puntos que presentaron me parecieron muy válidos, excepto el referente a la ética periodística. En el punto 2 de la carta dicen lo siguiente: “Proponemos que a los licenciatarios se les exija, al presentarse a una licitación, un código de ética, lineamientos de estándares profesionales y un código de conducta empresaria. Asimismo, deben comprometerse a la financiación y organización de la capacitación permanente de sus periodistas. Todas estas pautas para garantizar la calidad periodística deben poder ser demostrables. El incumplimiento de estos compromisos debe ser considerado una falta grave. Sugerimos que la ley disponga que cada medio designe un Defensor del oyente o del televidente, de acuerdo al modelo de la Asociación Internacional de Ombudsman, considerando las categorías de medios que disponga la norma”.
Considero este punto un grave error. Primero, porque la ética periodística o la que deben albergar los medios es un ideal, es un objetivo a alcanzar o no, ya que justamente la ética, a diferencia de la ley, que es obligatoria, depende del libre albedrío de la persona o, en este caso, del medio. La ética no se puede imponer. La autorregulación de por sí misma se define, depende de la elección que la persona o le medio haga. Hay medios que prefieren guiarse por conductas que se han logrado por la práctica, en forma consuetudinaria, y otros que prefieren tener códigos de ética muy pormenorizados y otros solo declaraciones orientativas muy generales. La ley obliga, la ética se escoge.
Mucho peor aún, es obligar a los medios a que tengan ombudsman, una práctica que en muchos casos y países no ha resultado para nada exitoso.
Ambas prácticas, la de tener o no Código de ética o ombudsman deben ser cuestiones estrictamente voluntarias que no deben estar regidas por ley.
Las críticas más frecuentes es que el gobierno está cercenando la libertad de empresa, la competencia y la pluralidad y diversidad que se dice busca la ley, generando un Estado más fuerte como presencia mayor en las licitaciones, más o menos como haciendo ver que las empresas privadas son el mal y las estatales son las que ofrecen una real democracia participativa.
De todas las críticas y propuestas que leí, hay una, la del Foro de Periodismo Argentino (FOPEA), un grupo de 270 profesionales argentinos muy respetados y de buena reputación en el periodismo nacional, que me sorprendió negativamente.
Primero vale aclarar que la mayoría de los 16 puntos que presentaron me parecieron muy válidos, excepto el referente a la ética periodística. En el punto 2 de la carta dicen lo siguiente: “Proponemos que a los licenciatarios se les exija, al presentarse a una licitación, un código de ética, lineamientos de estándares profesionales y un código de conducta empresaria. Asimismo, deben comprometerse a la financiación y organización de la capacitación permanente de sus periodistas. Todas estas pautas para garantizar la calidad periodística deben poder ser demostrables. El incumplimiento de estos compromisos debe ser considerado una falta grave. Sugerimos que la ley disponga que cada medio designe un Defensor del oyente o del televidente, de acuerdo al modelo de la Asociación Internacional de Ombudsman, considerando las categorías de medios que disponga la norma”.
Considero este punto un grave error. Primero, porque la ética periodística o la que deben albergar los medios es un ideal, es un objetivo a alcanzar o no, ya que justamente la ética, a diferencia de la ley, que es obligatoria, depende del libre albedrío de la persona o, en este caso, del medio. La ética no se puede imponer. La autorregulación de por sí misma se define, depende de la elección que la persona o le medio haga. Hay medios que prefieren guiarse por conductas que se han logrado por la práctica, en forma consuetudinaria, y otros que prefieren tener códigos de ética muy pormenorizados y otros solo declaraciones orientativas muy generales. La ley obliga, la ética se escoge.
Mucho peor aún, es obligar a los medios a que tengan ombudsman, una práctica que en muchos casos y países no ha resultado para nada exitoso.
Ambas prácticas, la de tener o no Código de ética o ombudsman deben ser cuestiones estrictamente voluntarias que no deben estar regidas por ley.
martes, 8 de septiembre de 2009
Obama, educación, democracia
Me pareció totalmente exagerado que los conservadores estadounidenses hayan hecho tanta alharaca por el discurso del presidente Barack Obama en la inauguración del ciclo escolar en una escuela de Arlington, Virginia.
Los conservadores, apenas se enteraron que Obama daría un discurso, pusieron el grito en el cielo sobre unas declaraciones con las que se podría ideologizar a los estudiantes con sus “ideas socialistas”, lo que terminó creando temor en muchísimos padres de familia.
También me pareció exagerado que muchos distritos escolares o sistemas educativos hayan decidido no reproducir en los televisores o permitido a los estudiantes mirar el discurso siquiera por internet por ese temor a que alguien, por más que sea el Presidente, puede politizar las aulas, temor que está fundado tal vez, por el lobby que Obama está haciendo a favor de su proyecto de reforma del sistema de salud.
Más allá de que me pareció exagerada la reacción a un discurso que finalmente terminó siendo de motivación para que los estudiantes sean responsables, estudien por el bien de ellos y de su país y no abandonen la escuela, lo que me pareció inconmensurablemente bueno es la discusión democrática que originó y la importancia que se le da en el sistema educativo, a la reacción y opinión de los padres de familia.
Apenas sucedió eso, me pregunté si ese nivel de involucramiento lo permite la nueva ley de educación que fue adoptada en Venezuela, una legislación que ideologiza y que le quita a los padres la potestad sobre sus hijos. Otra forma más de acabar con la democracia.
Los conservadores, apenas se enteraron que Obama daría un discurso, pusieron el grito en el cielo sobre unas declaraciones con las que se podría ideologizar a los estudiantes con sus “ideas socialistas”, lo que terminó creando temor en muchísimos padres de familia.
También me pareció exagerado que muchos distritos escolares o sistemas educativos hayan decidido no reproducir en los televisores o permitido a los estudiantes mirar el discurso siquiera por internet por ese temor a que alguien, por más que sea el Presidente, puede politizar las aulas, temor que está fundado tal vez, por el lobby que Obama está haciendo a favor de su proyecto de reforma del sistema de salud.
Más allá de que me pareció exagerada la reacción a un discurso que finalmente terminó siendo de motivación para que los estudiantes sean responsables, estudien por el bien de ellos y de su país y no abandonen la escuela, lo que me pareció inconmensurablemente bueno es la discusión democrática que originó y la importancia que se le da en el sistema educativo, a la reacción y opinión de los padres de familia.
Apenas sucedió eso, me pregunté si ese nivel de involucramiento lo permite la nueva ley de educación que fue adoptada en Venezuela, una legislación que ideologiza y que le quita a los padres la potestad sobre sus hijos. Otra forma más de acabar con la democracia.
lunes, 7 de septiembre de 2009
Los K, sus abusos y los medios
Nada del matrimonio Kirchner que “reina” en la Argentina me gustó alguna vez. Pero ahora es peor, ya no lo soporto y menos a Cristina por dejar que su esposo Néstor siga siendo el presidente y trate de imponer la agenda política y pública en el país. Siempre los adversé principalmente por su verborragia autocrática, cargada de adjetivos e insultos contra sus adversarios. La historia que les antecede en su provincia de origen es nefasta, aunque fueron exitosos para llegar al poder.
Hay algunos puntos específicos que me hicieron perder credibilidad en ellos, que tienen que ver con privilegios y abusos continuos. De los que más me molestaron: depositaron millones de dólares de la provincia en el exterior, mientras los bolsillos del resto – de todos los argentinos – eran saqueados por el “corralito”; la cantidad de medios de comunicación y testaferros que ubicaron en ellos para ir creando un aparato propagandístico de proporciones titánicas; la política agropecuaria de malgastar los ingresos para el país por unas retenciones impositivas confiscatorias que les posibilitaría “caja chica” para hacer demagogia; el dinero desproporcionado que han acumulado en ganancias que supera el 600% en los últimos años; y, por último, el abuso que están cometiendo en contra de la libertad de prensa.
La semana pasada Cristina envió al Congreso el proyecto de ley de Servicios Audiovisuales argumentando que el país necesita mayor pluralidad y diversidad de medios, cuando en realidad lo que están buscando – y su marido lo ha expresado en numerosas ocasiones – es amordazar no solo a Clarín y las empresas mediáticas de este grupo, sino a todos los demás que representan el disenso, la crítica y la “oposición”.
Este proyecto de ley, de por sí, ya viene mal barajado, porque quieren imponer que el Congreso lo discuta antes del 10 de diciembre cuando el oficialismo perderá su mayoría, después de que los Kirchner fueron derrotados en las elecciones legislativas pasadas de junio. En cuanto al proyecto, que tampoco los oficialistas han permitido que la oposición realice audiencias públicas en el interior del país, empezará a debatirse esta próxima semana, lo que creará una profunda polémica por un contenido abusivo que justamente lo que menos busca es pluralidad y diversidad.
Crea un órgano de control muy fuerte con figuras del gobierno, pide que el gobierno revise las licencias otorgadas cada dos años, ocho años menos de lo que estipula la ley actual, lo que convertirá a este mecanismos en un método de autocensura sistemática y los grupos que ahora tienen medios de diferentes tecnologías, radio, televisión, escritos, internet – con licencias otorgadas por ley - se verán obligados a venderlos a precios irrisorios antes de un año de promulgada la ley por una cláusula inconstitucional de retroactividad.
Por donde se la mire, esta ley que trata de derribar los monopolios, lo que está haciendo es coartando la pluralidad y diversidad que trata de incentivar, porque después de todo, muchas de esas empresas le han dado al interior del país una gama importante de opciones, de cómo informarse y entretenerse. El Estado es quien terminará recibiendo mayor cantidad de licencias, lo que va en detrimento del sector privado. Además, permitirá que el Estado pueda sancionar a un medio retirándole la licencia por dos faltas graves, pudiendo confiscar al medio y adueñándose de los equipos, algo similar a lo que sucede en Venezuela, donde por ejemplo Hugo Chávez cerró RCTV en mayo de 2007, y utilizó los equipos de la televisora central y de trasmisión y estudios en todo el país, para crear una nueva televisora estatal.
Al igual que en Venezuela, también el proyecto de Cristina permitirá disponer “cadenas” cada vez que existan supuestos de “trascendencia institucional”, lo que implica que es a su pura discreción.
Veremos que sucede esta semana cuando las comisiones discutan en profundidad el proyecto
Hay algunos puntos específicos que me hicieron perder credibilidad en ellos, que tienen que ver con privilegios y abusos continuos. De los que más me molestaron: depositaron millones de dólares de la provincia en el exterior, mientras los bolsillos del resto – de todos los argentinos – eran saqueados por el “corralito”; la cantidad de medios de comunicación y testaferros que ubicaron en ellos para ir creando un aparato propagandístico de proporciones titánicas; la política agropecuaria de malgastar los ingresos para el país por unas retenciones impositivas confiscatorias que les posibilitaría “caja chica” para hacer demagogia; el dinero desproporcionado que han acumulado en ganancias que supera el 600% en los últimos años; y, por último, el abuso que están cometiendo en contra de la libertad de prensa.
La semana pasada Cristina envió al Congreso el proyecto de ley de Servicios Audiovisuales argumentando que el país necesita mayor pluralidad y diversidad de medios, cuando en realidad lo que están buscando – y su marido lo ha expresado en numerosas ocasiones – es amordazar no solo a Clarín y las empresas mediáticas de este grupo, sino a todos los demás que representan el disenso, la crítica y la “oposición”.
Este proyecto de ley, de por sí, ya viene mal barajado, porque quieren imponer que el Congreso lo discuta antes del 10 de diciembre cuando el oficialismo perderá su mayoría, después de que los Kirchner fueron derrotados en las elecciones legislativas pasadas de junio. En cuanto al proyecto, que tampoco los oficialistas han permitido que la oposición realice audiencias públicas en el interior del país, empezará a debatirse esta próxima semana, lo que creará una profunda polémica por un contenido abusivo que justamente lo que menos busca es pluralidad y diversidad.
Crea un órgano de control muy fuerte con figuras del gobierno, pide que el gobierno revise las licencias otorgadas cada dos años, ocho años menos de lo que estipula la ley actual, lo que convertirá a este mecanismos en un método de autocensura sistemática y los grupos que ahora tienen medios de diferentes tecnologías, radio, televisión, escritos, internet – con licencias otorgadas por ley - se verán obligados a venderlos a precios irrisorios antes de un año de promulgada la ley por una cláusula inconstitucional de retroactividad.
Por donde se la mire, esta ley que trata de derribar los monopolios, lo que está haciendo es coartando la pluralidad y diversidad que trata de incentivar, porque después de todo, muchas de esas empresas le han dado al interior del país una gama importante de opciones, de cómo informarse y entretenerse. El Estado es quien terminará recibiendo mayor cantidad de licencias, lo que va en detrimento del sector privado. Además, permitirá que el Estado pueda sancionar a un medio retirándole la licencia por dos faltas graves, pudiendo confiscar al medio y adueñándose de los equipos, algo similar a lo que sucede en Venezuela, donde por ejemplo Hugo Chávez cerró RCTV en mayo de 2007, y utilizó los equipos de la televisora central y de trasmisión y estudios en todo el país, para crear una nueva televisora estatal.
Al igual que en Venezuela, también el proyecto de Cristina permitirá disponer “cadenas” cada vez que existan supuestos de “trascendencia institucional”, lo que implica que es a su pura discreción.
Veremos que sucede esta semana cuando las comisiones discutan en profundidad el proyecto
domingo, 6 de septiembre de 2009
Maradona: desfasado y a destiempo
Ya no creo en Maradona. No porque haya perdido 3 a 1 contra Brasil anoche, sino porque el fútbol que le hace jugar a su equipo trabaja a destiempo, juega en otra realidad a la que se mueve su rival.
Creo que Maradona nunca se percató de su don, y del que tiene Leonel Messi, de que lo que algunos piensan que se trata de jugadores tocados por la varita mágica, no es otra cosa que estar superdotados por moverse en otra dimensión, en otro tiempo, en otro espacio. Cada vez que ellos tocan o se deslizan con la pelota, lo hacen con dos o tres jugadas en mente, casi como los maestros del ajedrez. Nada en ellos es casualidad, cada toque, cada gambeta, cada puntapié tiene una razón de ser, y por eso aventajan y aventajaron a sus adversarios. De ahí su magia, de ahí que cada uno de nosotros cada vez que estos jugadores están en la cancha, así sea con pelota en el pie o libres de ella en cualquier espacio de la cancha, tenemos la expectativa de que algo increíble puede pasar. Y la mayoría de las veces no nos decepcionan.
Así como ese destiempo es su ventaja y cualidad y los convierte en privilegiados, también puede ser negativo y una desventaja. De ahí que haya jugadores que no progresan, que viven en la mediocridad porque están desfasados con las habilidades físicas e intelectuales de sus rivales.
Así juega Argentina. Y quedó demostrado con todos los goles que le metieron en los últimos partidos – once - contando los dos de Ecuador, los seis de Bolivia y los tres de Brasil, con solo tres a favor, uno a Bolivia, otro a Brasil – que no significaron nada excepto salvar el honor – y uno contra Colombia que fue la única victoria que se escabulló en la era Maradona.
Maradona no tiene visión de técnico. Es un técnico que vive y piensa como jugador y como fue un superdotado hace jugar a su equipo concibiéndolos a todos como superdotados, como individualidades y haciendo un fútbol por demás demagógico y populista, que agrada por los nombres y las luminarias que convoca, pero que no están sintonizados a trabajar en un todo, como un equipo, como realmente lo hace el Barcelona de Messi o el seleccionado de Raúl.
Argentina no está encontrando la fórmula de jugar con el destiempo a su favor. Está por debajo del tiempo y espacio en que se mueven sus rivales. Por eso termina desorientado, como ante Bolivia, o estúpidamente embaucado como ante Brasil, en el primer gol, cuando los delanteros arrastraron a los defensores abriendo el área para que de la nada aparezca un cabezazo solitario que vino picando desde atrás y con él, la debacle de la noche.
Maradona y Messi siempre supieron, como los karatecas, usar la fuerza de sus adversarios en su propio beneficio. Pero esta selección no sabe hacer eso, juega como si no hubiera rival en la cancha, siempre con una estrategia similar para cualquier partido y rival creyendo que las fuerzas de la casualidad o las repetidas veces que Maradona se persigna al costado de la cancha servirá para que Dios ilumine a los suyos. No entiende que el fútbol, por más sagrado que sea él o la gente lo perciba de esa forma, no tiene nada de sagrado, es pura estrategia de equipo con algo de garra y de individualidades. ¿Acaso Messi podría jugar sin Henry, sin Iniesta, sin Puyol?
Maradona no entiende la gran diferencia que hay entre su concepción del fútbol, internalizado y elevado a la enésima potencia, con la de un equipo que necesita considerar a sus rivales como diferentes. El fútbol de Brasil, al menos el de anoche, no fue superlativo, fue práctico, aburrido, de empuje, de garra, algo que a nadie le gusta realmente, dejó de ser el “jogo bonito” de antaño. Aunque la diferencia fue que jugó utilizando las fuerzas, los miedos y las inseguridades de los argentinos.
Se viene Paraguay y el horizonte hacia Sudáfrica es difuso. Y aunque se logre su cometido, el fútbol de Maradona como técnico seguirá estando desfasado del tiempo y el espacio. Será casualidad ganar un partido – como fue contra Colombia – y llegar al Mundial.
Dedico este post a mi querido hermano Gerardo que vive en Madrid, con quien compartimos estas disquisiciones en una llamada telefónica esta mañana, en la que hicimos un poco de catarsis y tratamos de poner en otras palabras lo que a los dos seguramente nos apetecía más: gritar insultos a mansalva.
Creo que Maradona nunca se percató de su don, y del que tiene Leonel Messi, de que lo que algunos piensan que se trata de jugadores tocados por la varita mágica, no es otra cosa que estar superdotados por moverse en otra dimensión, en otro tiempo, en otro espacio. Cada vez que ellos tocan o se deslizan con la pelota, lo hacen con dos o tres jugadas en mente, casi como los maestros del ajedrez. Nada en ellos es casualidad, cada toque, cada gambeta, cada puntapié tiene una razón de ser, y por eso aventajan y aventajaron a sus adversarios. De ahí su magia, de ahí que cada uno de nosotros cada vez que estos jugadores están en la cancha, así sea con pelota en el pie o libres de ella en cualquier espacio de la cancha, tenemos la expectativa de que algo increíble puede pasar. Y la mayoría de las veces no nos decepcionan.
Así como ese destiempo es su ventaja y cualidad y los convierte en privilegiados, también puede ser negativo y una desventaja. De ahí que haya jugadores que no progresan, que viven en la mediocridad porque están desfasados con las habilidades físicas e intelectuales de sus rivales.
Así juega Argentina. Y quedó demostrado con todos los goles que le metieron en los últimos partidos – once - contando los dos de Ecuador, los seis de Bolivia y los tres de Brasil, con solo tres a favor, uno a Bolivia, otro a Brasil – que no significaron nada excepto salvar el honor – y uno contra Colombia que fue la única victoria que se escabulló en la era Maradona.
Maradona no tiene visión de técnico. Es un técnico que vive y piensa como jugador y como fue un superdotado hace jugar a su equipo concibiéndolos a todos como superdotados, como individualidades y haciendo un fútbol por demás demagógico y populista, que agrada por los nombres y las luminarias que convoca, pero que no están sintonizados a trabajar en un todo, como un equipo, como realmente lo hace el Barcelona de Messi o el seleccionado de Raúl.
Argentina no está encontrando la fórmula de jugar con el destiempo a su favor. Está por debajo del tiempo y espacio en que se mueven sus rivales. Por eso termina desorientado, como ante Bolivia, o estúpidamente embaucado como ante Brasil, en el primer gol, cuando los delanteros arrastraron a los defensores abriendo el área para que de la nada aparezca un cabezazo solitario que vino picando desde atrás y con él, la debacle de la noche.
Maradona y Messi siempre supieron, como los karatecas, usar la fuerza de sus adversarios en su propio beneficio. Pero esta selección no sabe hacer eso, juega como si no hubiera rival en la cancha, siempre con una estrategia similar para cualquier partido y rival creyendo que las fuerzas de la casualidad o las repetidas veces que Maradona se persigna al costado de la cancha servirá para que Dios ilumine a los suyos. No entiende que el fútbol, por más sagrado que sea él o la gente lo perciba de esa forma, no tiene nada de sagrado, es pura estrategia de equipo con algo de garra y de individualidades. ¿Acaso Messi podría jugar sin Henry, sin Iniesta, sin Puyol?
Maradona no entiende la gran diferencia que hay entre su concepción del fútbol, internalizado y elevado a la enésima potencia, con la de un equipo que necesita considerar a sus rivales como diferentes. El fútbol de Brasil, al menos el de anoche, no fue superlativo, fue práctico, aburrido, de empuje, de garra, algo que a nadie le gusta realmente, dejó de ser el “jogo bonito” de antaño. Aunque la diferencia fue que jugó utilizando las fuerzas, los miedos y las inseguridades de los argentinos.
Se viene Paraguay y el horizonte hacia Sudáfrica es difuso. Y aunque se logre su cometido, el fútbol de Maradona como técnico seguirá estando desfasado del tiempo y el espacio. Será casualidad ganar un partido – como fue contra Colombia – y llegar al Mundial.
Dedico este post a mi querido hermano Gerardo que vive en Madrid, con quien compartimos estas disquisiciones en una llamada telefónica esta mañana, en la que hicimos un poco de catarsis y tratamos de poner en otras palabras lo que a los dos seguramente nos apetecía más: gritar insultos a mansalva.
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