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diciembre 30, 2017

Bipolaridad futbolística: de Maradona a Sampaoli

No se trata de “un hecho menor” como dijo Jorge Sampaoli sobre el exabrupto que tuvo contra un agente de tránsito en un control de alcoholemia. Su frase “boludo, cobrás 100 pesos al mes” desnuda la bipolaridad del fútbol argentino, meneándose entre el talento de sus celebridades y sus imbecilidades extradeportivas.

El dicho de Sampaoli engrosará la historia futbolera atestada de frases célebres, como el “perdón Bilardo” en el Azteca de 1986 y el “me cortaron las piernas” de Diego Maradona tras el doping positivo en el Mundial del 94.
Es injusto juzgar a todos por la conducta de algunos. José Peckerman no tiene dentro o fuera de la cancha la misma actitud agresiva que Sampaoli. Tampoco Lionel Messi tiene la conducta irascible de Maradona, ni Agüero o Higuaín irrumpen con irreverencias maradonianas ante cualquier tema.

La agresividad en el fútbol argentino es parte de una cultura permisiva que se fue acentuando de generación en generación. La violencia y las muertes en las tribunas son una cuestión de Estado y no han mermado porque se haya prohibido a las barras bravas entrar en estadios visitantes. Estas, en connivencia con los dirigentes, todavía cobran sueldos, imponen jugadores, echan técnicos y amañan partidos.

Los extra dotados como Maradona, sin quererlo, también incentivaron esa permisividad. La “mano de Dios” y una zurda celestial sirvieron para justificar sus dopajes y adicciones; así como por sus goles de fantasía a Messi y Cristiano Ronaldo se les perdonan sus abultados desfalcos al fisco español, lo que otro mortal debe pagar con años tras las rejas.

La bipolaridad no es solo propiedad del fútbol argentino. El FIFAgate viene desnudando una corrupción global, “sistémica y desenfrenada” como la calificó una ex fiscal estadounidense, que desde hace 25 años y con total impunidad, viene carcomiendo al balón desde adentro.

Gracias a la torpeza de haber usado bancos estadounidenses para transferir sobornos y cobrar extorsiones, hoy se presencia con deleite y sorpresa a un tribunal de Nueva York administrando castigos, dando vida a aquella sentencia justiciera de Maradona en su homenaje de despedida: “… la pelota no se mancha”.

El cartel mafioso está conformado por dirigentes de asociaciones regionales y ejecutivos de empresas de mercadeo escondidos tras la chapa de la FIFA. Uno de ellos, el arrepentido clave del juicio neyorquino es el argentino Alejandro Burzaco, ex CEO de la empresa Torneos. Su testimonio fue clave para enviar a prisión a José María Marín, ex presidente de la poderosa Confederación de Fútbol de Brasil y al paraguayo Juan Ángel Napout, ex presidente de la Conmebol.

Su alegato, además, sepultó la poca fama que le quedaba al fallecido Julio Gondona, ex presidente de la AFA, a quien sobornó por 10 años consecutivos. También desencadenó el suicidio del abogado argentino del programa gubernamental Fútbol Para Todos, Jorge Delhon, que se tiró a la vías del tren el mes pasado en Buenos Aires.

Los testimonios de Burzaco y otros arrepentidos sirvieron para poner caras y rótulos a más de 12 años de investigación. La justicia estadounidense demostró la asociación ilícita y conspiración de un cartel masivo dedicado a lavar dinero, extorsionar y sobornar, arreglar transferencias de jugadores, partidos y campeonatos, “vender” sedes mundialistas como las de Rusia y Qatar, y cobrar comisiones por la televisación amañada de partidos y la reventa de entradas. Una mafia que forma parte de lo que el ex director del FBI, Jamey Comey, definió como esa “cultura de la corrupción que pudrió el deporte más grande del mundo”.

Más allá de la corrupción, la bipolaridad del fútbol argentino también queda demostrado por el tremendismo de una fanaticada que poco disfruta de las dos estrellas sobre el pecho, sino que vive perseguida por las tres que no pudieron ser, en especial las del 90 y el 2014, que se robaron los alemanes por la mínima diferencia.


Para un país lleno de cábalas y supersticiones futboleras, el viejo adagio “el fútbol da revancha” es consuelo esperanzador para Rusia. Sin embargo, Messi, tocado también por el tremendismo de sus orígenes, sabe la sentencia que pesa sobre él y sus compañeros si en julio próximo desperdicia otra final: “ten(dr)emos que desaparecer todos de la selección”. trottiart@gmail.com

abril 19, 2012

De Guillén a Maradona y Fidel

El manager del equipo de béisbol Miami Marlins, el venezolano Oswaldo “Ozzie” Guillén, no es el primer deportista famoso en confesar su amor por el dictador cubano. Su frase “I love Fidel Castro” en la revista Time, es similar a la del legendario entrenador argentino Diego Maradona, “Díganle a Fidel que lo amo”, aunque la gravedad de la ofensa de Guillén radica en el contexto en que la cometió.

El derecho a expresar lo que pensamos es un ejercicio complicado. Aunque las leyes amparen ese derecho a decir y hacer lo que sentimos, la libertad de expresión está condicionada por normas éticas de pundonor y sensibilidad, con el fin de que evitemos ofensas y agravios gratuitos.
En EE.UU. donde la libertad de expresión tiene una amplia protección constitucional y la Corte Suprema de Justicia ampara hasta quien quiera quemar una bandera o romper un crucifijo, esos actos están más condicionados legal y moralmente, si se cometieran en un desfile militar de veteranos o en una procesión de Semana Santa, por incitar a la violencia.

Aunque Guillén tiene todo el derecho a decir lo que piensa, como se argumentó en otras ciudades y en el exterior; también se justifica el enojo de muchos en Miami que preferirían verlo expulsado del equipo a que solo le hayan disciplinado con cinco juegos de suspensión sin goce de sueldo. Para muchos, se trata de una leve sanción que no repara la burla ni la ofensa de alguien que trabaja y vive a costilla de decenas de miles de fanáticos beisboleros que fueron perseguidos, torturados, expulsados o que escaparon de la férrea dictadura de los Castro.

Si bien en una conferencia de prensa esta semana Guillén admitió su error e imploró perdón, no muchos quedaron convencidos de darle una segunda oportunidad por temor a las reiteraciones. Es que Guillén como Maradona, tiene un temperamento verborrágico y desafiante, sin diferenciar el hablar con honestidad del ofender con arrogancia. Por eso cuando ganó el campeonato nacional con los Medias Blancas de Chicago en 2005, en vez de celebrar, Guillén gritó “Viva Chávez”, ensañándose contra quienes lo critican por su ideología; una actitud similar a la que adoptó Maradona cuando clasificó al Mundial de Sudáfrica de 2010, quien en vez de exudar alegría, insultó a los periodistas pidiéndoles entretenerse con sus genitales.

En casos como estos, en que las sanciones legales son impopulares y de difícil aplicación, los mejores correctivos son las fuertes medidas disciplinarias. Así el futbolista uruguayo Luis Suárez debió pagar 60 mil dólares de multa y se perdió ocho juegos por hacerle comentarios racistas al francés Patrice Evra en un partido entre el Liverpool y el Manchester United. Al basquetbolista de los Lakers, Kobe Bryant no le fue mejor, tuvo que pagar 100 mil dólares por comentarios anti gay contra un árbitro; mientras que la cadena ESPN echó y suspendió a un redactor y un comentarista por hacer acotaciones despectivas contra los asiáticos cuando se refirieron a la sensación de los Knicks de Nueva York, Jeremy Lin, el basquetbolista estadounidense de origen taiwanés.

Está visto que el derecho a la expresión siempre conlleva limitaciones, máxime cuando se trata de figuras públicas o personas con exposición mediática como los deportistas estrellas, cuyos dichos y acciones tienen mayor repercusión entre los más jóvenes. Pero no hay que preocuparse cuando prefieren la verborragia a abrazar causas como las de la UNICEF del Barcelona, promover la lectura como la NBA o combatir la drogadicción, ya que sus polémicas son útiles para generar discusión y aprendizaje. Después de todo, el caso de Guillén sirvió para recordar una vez más las atrocidades del régimen cubano.

La expresión sin sensibilidad de los deportistas célebres no es tan preocupante como cuando los gobernantes no se auto limitan, insultando desde sus tarimas a disidentes y críticos. En todo caso, los primeros crean polémica e imponen temas en la agenda social, mientras los segundos solo consiguen polarizar y dividir.

Aunque Guillén como Maradona tiene la virtud de enojar a la gente, es bueno que su caso se contextualice y no se generalice. De lo contrario, corremos el riesgo de que en otros casos, no diferenciemos la delgada línea existente entre exigir auto limitaciones e imponer censura.

mayo 20, 2011

Maradona se asombra, pero no ve


Hay algo que me llamó mucho la atención en estos días. Diego Maradona fue contratado esta semana por el equipo Al Wasl de los Emiratos Árabes Unidos. Cuando llegó a Dubai, desde Chechenia y tras firmar un contrato millonario por dos años, no pudo dejar de asombrarse por su próximo país de residencia. Quedó atónito, maravillado, encandilado, reconociendo el avance de estos reinos árabes que han sido construidos desde la nada, desde las arenas del desierto, gracias al dinero del petróleo y al gran sentido de planificación.

La planificación ha hecho que se conviertan en verdaderos oasis, en países desarrollados. Para ello invirtieron en arquitectura, urbanización, ingeniería, en mega construcciones e infraestructura de comunicación, tanto física como virtual. También atrajeron filiales de las mejores universidades del mundo occidental, desde la estadounidense Northwestern hasta la inglesa Oxford, para que sus nativos puedan estudiar y desarrollarse. También invirtieron en cultura, atrayendo filiales de grandes museos, como el francés Louvre y el Guggenheim. Los hospitales son de primera. Las escuelas también.

Pienso en toda esa plata bien invertida. Todos esos recursos para que los ciudadanos vivan mejor y sean mejores a futuro. Y vuelvo de nuevo a Maradona, un gran defensor de causas perdidas, como el caso de la Cuba de los Castro y la Venezuela de Hugo Chávez. Y pienso sino sería bueno que Maradona lo visite a Chávez antes de regresar a Argentina. Que le cuente todo lo que podría hacer con semejantes ingresos del petróleo; y que le sea sincero, que le diga cuán importante es vivir en un país desarrollado. Que se anime a decirle a Chávez que su gran desgracia es que no sabe administrar los incalculables ingresos del petróleo; que lo único que sabe hacer es administrar la pobreza, pero que el verdadero desafío es administrar la riqueza, sin despilfarrarla.

Me dirán que Maradona no es quien para dar consejos porque él también se ha dedicado al despilfarro. Pero hay una gran diferencia. La plata de Maradona es de él; la de Chávez, en cambio, le pertenece a cada venezolano. Maradona no roba, Chávez sí.

julio 23, 2010

Maradona y su payasada chavista

Que Diego Maradona se haya prestado al circo de propaganda político de parte del presidente Hugo Chávez para romper relaciones con Colombia después de que el gobierno de Alvaro Uribe presentara evidencias contundentes de que las FARC descansan y se entrenan en suelo venezolano, habla de la irresponsabilidad de la AFA de seguir insistiendo de que el ex futbolista y técnico argentino siga al frente del seleccionado argentino.
Un técnico de un seleccionado de fútbol no puede prestarse a los intereses de los políticos, los que siempre terminan por polarizar y dividir, o flirtear con la política admitiendo que pudiera estar tentado a aceptar la oferta de ser candidato a una diputación.
La actitud de Maradona, no solo de prestarse a la payasada de Chávez de ofrecerlo como trofeo de caza para desviar la atención de un anuncio tan importante como es el rompimiento de relaciones bilaterales, sino el hecho de haberse mofado públicamente del presidente electo de Colombia, Juan Manuel Santos, es una actitud netamente política que empaña y enrarece el clima que debe prevalecer en la actividad futbolística.
Es irresponsabilidad e irrespetuosidad de la AFA insistir con Maradona.

julio 19, 2010

Día D; de Diego

Mañana la selección de Argentina dará uno de sus pasos más importantes cuando se decida la contratación o no de Diego Maradona, el técnico más despreciado de este Mundial, antes de la Copa del Mundo, al menos; mientras que después, fue el justificativo para que todos se sientan que tuvieron la razón la razón. Maradona valió oro como jugador, pero es un plomo como técnico.
El próximo Mundial de Brasil 2014 está cerquita, y las eliminatorias se toparán luego con la Copa América por lo que ya nadie querrá hacer cambios para esa época, a no ser que la selección fracase nuevamente en Mar del Plata. Si debe haber un cambio este es el momento de hacerlo.
Puede que Maradona vaya disipando dudas en los próximos partidos y vaya convenciendo a algunos en lo futbolístico, pero creo que el peor error es permitir que la selección de un país esté dirigida por un hombre al que ya se le señala como candidato político por el partido gobernante, que lo único que ha sabido hasta ahora es polarizar al país.
Se puede permitir que un técnico de fútbol polarice a un país pero en términos deportivos, pero jamás que practique la política. Si Maradona es elegido mañana como técnico de la selección, todo quedará complicado.

junio 14, 2010

Maradona y las críticas

Pelé se sumó a Platini en estos días para criticar a Maradona, por motivos diferentes, pero con justa razón porque ellos siempre son también víctimas de las críticas del técnico argentino. Es difícil llevarse bien con la personalidad eruptiva de Maradona, quien odia o ama, sin términos medios. Pelé dijo que Maradona es técnico porque “necesitaba dinero” y Platini que como técnico “es un buen jugador”.
Ambos, como muchísima gente, consideran que la AFA es la culpable y no pueden entender como los argentinos, que en un momento fueron muy críticos de la decisión de la AFA, ahora están defendiendo a capa y espada a Maradona.
El otro día, unos amigos, que me leyeron en este blog escribiendo en contra de Maradona y criticando fuertemente a la AFA por haberlo contratado por encima de otros técnicos con muchísimos más galardones, campeonatos ganados, experiencia y personalidad más respetable, me acusaron de hipócrita porque ahora me escucharon – al igual que a muchos argentinos – defender a Maradona.
Me di cuenta que no muchos entienden cuál es el proceso y razonamiento. Les expliqué con una analogía y lo vieron con un poco de más claridad: Cuando en EEUU se discute ir a una guerra, entre republicanos y demócratas se sacan los ojos. Las bataholas en el Congreso son infernales. Pero cuando finalmente el Presidente adopta la decisión de hacer la guerra, todos aplauden en consenso y se unen, ya sin importar las diferencias. El país, el objetivo y la misión son la prioridad.
En el caso de Maradona las diferencias ya son del pasado, no se puede volver atrás, las críticas son para el después y todo dependerá del lugar y de la forma que queda Argentina entre los 32.

junio 07, 2010

Maradona no; Argentina tampoco

Diego Maradona es la gran excusa de muchos no argentinos (y algunos connacionales) para expresar sus deseos profundos de que Argentina no gane el Mundial. Es que más allá de que la albiceleste nunca es bien vista, casi todos prefieren a Brasil, el eterno favorito. Como siempre, a la gente le gusta apostar por el potencialmente ganador y por quien, además, le da al fútbol una singular alegría.
Pero volvamos a Maradona. “No me importa Argentina, lo que no quiero es tener que soportar a un Maradona ganador” es la excusa de muchos y en realidad debe ser bien valorada. Maradona tiene una personalidad arrogante, eruptiva, desafiante, resentida, lo que ha demostrado varias veces y confirmó después del partido por las eliminatorias contra Uruguay, cuando recriminó a los periodistas y a sus críticos pidiéndoles que se metan con sus genitales antes que opinar. Esa personalidad estilo “Chávez”, chúcara, irreverente, irrespetuosa es por la que Maradona es mal visto o desconsiderado para merecer cualquier tipo de suerte o los máximos honores de ahora en más en la vida. El deseo de muchos es que por todas las malas acciones que ha producido o han producido sus palabras a lo largo de su carrera y en forma posterior, Maradona pase por el purgatorio en esta vida, no en la próxima.
Lo que encoleriza de Maradona es su personalidad, no su vida. Porque a decir verdad, otros futbolistas o deportistas pasaron por la misma cosa, fueron drogadictos, anduvieron de parranda y festicholas, los agarraron consumiendo anabólicos, polemizaron con el público y con los periodistas o no pasaron los exámenes antidoping. Si Maradona tuviera una personalidad menos intempestiva sus pecados se habrían perdonado de fácil forma, como sucedió con muchos jugadores manchados o no estaría sufriendo la misma condena social.
En realidad, si uno mirara la historia desde otro ángulo, casi como trama de telenovela, lo de Maradona es hoy una historia de éxito que podría inspirar a millones, aunque la FIFA lo siga viendo como a un atorrante. Es decir, es un tipo que vino desde la máxima privacidad de Villa Fiorito, se convirtió en el mejor (o segundo mejor) jugador de la historia y en plena fama derrumbó su vida a base de drogas e indisciplina, estuvo a punto de la muerte física y la que le asignaron los medios de comunicación, resucitó a base de cirugías de alto riesgo, se rearmó, llegó a ser seleccionador de unos de los seleccionados más importantes del mundo y está (como cualquier otro de los 31 técnicos, equipos y países) con potencial de subirse al carro del triunfo máximo del fútbol.
Es realmente una trama impresionante de vida. Tiene todos los componentes: fama, éxito, fracaso, recuperación y superación al mismo tiempo, lo que le ha valido hasta ahora ser el jugador de fútbol más mediático de todos los tiempos más allá de que sus gambetas endemoniadas terminaron más de una década atrás. La pregunta que cabe entonces: ¿Por qué desearle el mal a una persona en esas condiciones?
Reitero. Creo que el seleccionador argentino es solo una excusa, permitiéndole a todos justificarse elegantemente de un deseo mucho más profundo y que va más allá de Maradona: que Argentina no gane el Mundial.

abril 11, 2010

Messi o Maradona

Después del golazo de ayer de Messi al Real Madrid, se agudizaron las comparaciones y no hay forma de pararlas. Todos quieren saber quién es mejor, si Maradona o la Pulga. Dejando de lados las otras polémicas, ya sea con Pelé, o Di Stefano o Johan Cruyff, lo cierto es que los 40 goles que hizo esta temporada – 27 en la Liga Española – y para todos los gustos y colores, Messi es de otro mundo, de ahí que el propio Maradona haya dicho que la Pulga hace jueguitos con Jesús, después de que le ensartó cuatro goles al Arsenal.
Es difícil hacer comparaciones especialmente cuando uno ya hace rato que terminó la carrera y el otro recién la está madurando. Si el reloj se parara ahora, probablemente Maradona tenga toda vía muchas más ventajas y lo más difícil es que Messi logre un Mundial como el Diego, aunque ya tiene todos los títulos en su haber, hasta la medalla de oro en las últimas olimpíadas.
Messi, sin dudas, atrae mayores simpatías y menos rencores porque tiene una personalidad más humilde y respetuosa de todos quienes lo rodean. A su edad Maradona ya había despuntado como irrespetuoso y se prendía en pelea de cualquieras. Todos los problemas de Maradona surgieron de sus éxitos y su fama, queda por ver cómo le irá a Messi en ese partido, el que se juega fuera de las canchas, el más difícil.

octubre 23, 2009

Maradona: más por menos

No concuerdo para nada con lo que dijo el presidente del fútbol argentino, AFA, Julio Grondona de que no hay que darle tanta espectacularidad a las sanciones que estudia la FIFA contra Maradona porque si "fuese otro técnico o jugador, el tema no hubiese tenido tanta importancia".
Esto marca en realidad el tono que siempre se ha tenido sobre Maradona a quien siempre se le ha tratado con un halo de inmunidad desde que fuera uno de los mejores jugadores del mundo, y por sus equivocaciones en la vida pública y privada que tienen que ver con la adicción a las drogas, su pelea con medios y periodistas, y todos los excesos y etcéteras con la pelota y sin ella.
Maradona por ser más debe recibir más penalidades, no todo lo contrario como dice Grondona. Si los insultos hubieran sido hechos por deportistas poco notables, la repercusión hubiera sido ínfima y el daño provocado menor, por lo que las penalidades deberían ser equiparables. Pero tratándose de Maradona, de su notoriedad, sus responsabilidades son mayores y debe ser “juzgado” o penalizado como tal. De lo contrario estaríamos en un mundo de desigualdades y privilegiando – como suele hacerse en muchos casos – a quienes más tienen y más pueden.
El principio de proporcionalidad de la justicia debe aplicarse con todo rigor. Más por más, no más por menos como quiere Grondona. Especialmente cuando no se arrepintió, lo que implica que no tiene atenuantes.

octubre 18, 2009

Maradona: líder irresponsable

Me gustaría que Maradona - a quien siempre defendí por lo que representó como jugador, no por sus monerías como persona – fuera castigado, incluso por más partidos que los cinco que le daría de suspensión la FIFA por haber insultado a periodistas apenas terminó el partido contra Uruguay y en la conferencia de prensa.
Sus insultos - de por sí demasiados más groseros que el “hijo de puta” en contra del gobernador de Puerto Rico y la camiseta en contra de Uribe por las bases militares en los premios MTV que prodigaron los cantantes de Calle 13 esa misma noche - son parte de esa pantomima maradoniana que ha deshecho a los periodistas con verbos y demandas tan irrisorias como “chupámela...” “mamámela …” “y la tenés bien adentro”. Groserías verbales comparables a las acciones contrarias a los periodistas como aquellos balines que les disparó con un rifle de aire comprimido.
Lo de Maradona es grave. Muy grave. Los insultos pudieran ser graciosos si no fueran que provienen de una persona de fama mundial. Esa notoriedad y popularidad hacen que esos insultos sean doblemente perjudiciales; un agravante que tendría en cuenta un juez en un proceso por difamación entre la víctima y el agresor.
Justamente esa popularidad es la que hace más fuerte la necesidad de que Maradona sea sancionado. Los argentinos nos damos cuenta de esa notoriedad cuando en cualquier parte del mundo, por más recóndito lugar que sea, cada vez que expresamos que somos de Argentina, una imagen frecuente e inseparable se nos presenta frente a nosotros. El interlocutor, con sonrisa ampliamente desplegada, contesta: “ah Maradona”. Fue parte de eso que Digo haya sido elegido el “mejor jugador de la historia” en una encuesta de la FIFA de hace dos años, no porque haya sido mejor que Pelé, sino simplemente porque ha tenido la suerte de ser parte de una época en que sus goles se vieron en vivo y en directo por televisión, y repetidos incluso miles de veces más que los más de 1.000 que metió Pelé.
Maradona - a quien muchos detestan por sus problemas de drogadicción, por sus tatuajes del Che, por y por sus visitas y simpatías con Castro, Morales, Cristina de Kirchner y Chávez – ha regalado a los argentinos y al mundo, muchas de las páginas más gloriosas como jugador, y por ello, muchos (me incluyo) le hemos justificado, como lo hizo ahora el presidente de la AFA, Grondona, esos exabruptos y conductas no muy santas, excusándolo de que nadie puede tirar la primera piedra ya que tenemos todos algo de lo que avergonzarnos o arrepentirnos.
Lamentablemente, la experiencia nos está dictado que todos hemos tenido la culpa de haber justificado, aceptado y excusado esas malas acciones, lo que ha generado que este tipo siga haciendo de las suyas y sus declaraciones hasta sean tomadas con humor.
Su trabajo como técnico es malo. Deplorable. Pero tuvo suerte y de repente tendrá tiempo para recuperar - y bien asesorado - el equipo pudiera tener chances de pasar la primera fase en el próximo mundial. Sin embargo, esa no debería ser la vara para medir a Maradona, una persona que no respeta la crítica y que considera que todo lo que se diga en contra de su trabajo y de lo malo que jugó hasta ahora la selección, es una crítica a su persona, creyéndose como un dios en el centro del universo. Como sucede con todos los dictadores, terminan siempre derruidos por su sobrevaloración como personas, por su egoísmo sin fin.
El insulto contra un par de periodistas fue un insulto contra todos los periodistas y contra todas las personas que ven, leen y escuchan (consientan o disientan) a través del periodismo. Es necesario por eso, para el bien del fútbol y del propio Maradona, que la amonestación no solamente venga de la FIFA sino también de la propia AFA que hasta ahora ha evadido su responsabilidad mirando hacia otro lado.
Para mi gusto. Maradona ya hace rato que debiera haber dejado el puesto como entrenador de la selección. Antes lo pensaba solo por cuestiones técnicas, ahora también por cuestiones de liderazgo. Un líder no puede ser un matón de barrio, ni una selección nacional puede ser el balcón para insultar a todo el mundo, ni la marca popular y notoria de Maradona puede ser utilizada para desprestigiar a todo un país. Maradona debe ser más responsable con su apellido.

septiembre 06, 2009

Maradona: desfasado y a destiempo

Ya no creo en Maradona. No porque haya perdido 3 a 1 contra Brasil anoche, sino porque el fútbol que le hace jugar a su equipo trabaja a destiempo, juega en otra realidad a la que se mueve su rival.
Creo que Maradona nunca se percató de su don, y del que tiene Leonel Messi, de que lo que algunos piensan que se trata de jugadores tocados por la varita mágica, no es otra cosa que estar superdotados por moverse en otra dimensión, en otro tiempo, en otro espacio. Cada vez que ellos tocan o se deslizan con la pelota, lo hacen con dos o tres jugadas en mente, casi como los maestros del ajedrez. Nada en ellos es casualidad, cada toque, cada gambeta, cada puntapié tiene una razón de ser, y por eso aventajan y aventajaron a sus adversarios. De ahí su magia, de ahí que cada uno de nosotros cada vez que estos jugadores están en la cancha, así sea con pelota en el pie o libres de ella en cualquier espacio de la cancha, tenemos la expectativa de que algo increíble puede pasar. Y la mayoría de las veces no nos decepcionan.
Así como ese destiempo es su ventaja y cualidad y los convierte en privilegiados, también puede ser negativo y una desventaja. De ahí que haya jugadores que no progresan, que viven en la mediocridad porque están desfasados con las habilidades físicas e intelectuales de sus rivales.
Así juega Argentina. Y quedó demostrado con todos los goles que le metieron en los últimos partidos – once - contando los dos de Ecuador, los seis de Bolivia y los tres de Brasil, con solo tres a favor, uno a Bolivia, otro a Brasil – que no significaron nada excepto salvar el honor – y uno contra Colombia que fue la única victoria que se escabulló en la era Maradona.
Maradona no tiene visión de técnico. Es un técnico que vive y piensa como jugador y como fue un superdotado hace jugar a su equipo concibiéndolos a todos como superdotados, como individualidades y haciendo un fútbol por demás demagógico y populista, que agrada por los nombres y las luminarias que convoca, pero que no están sintonizados a trabajar en un todo, como un equipo, como realmente lo hace el Barcelona de Messi o el seleccionado de Raúl.
Argentina no está encontrando la fórmula de jugar con el destiempo a su favor. Está por debajo del tiempo y espacio en que se mueven sus rivales. Por eso termina desorientado, como ante Bolivia, o estúpidamente embaucado como ante Brasil, en el primer gol, cuando los delanteros arrastraron a los defensores abriendo el área para que de la nada aparezca un cabezazo solitario que vino picando desde atrás y con él, la debacle de la noche.
Maradona y Messi siempre supieron, como los karatecas, usar la fuerza de sus adversarios en su propio beneficio. Pero esta selección no sabe hacer eso, juega como si no hubiera rival en la cancha, siempre con una estrategia similar para cualquier partido y rival creyendo que las fuerzas de la casualidad o las repetidas veces que Maradona se persigna al costado de la cancha servirá para que Dios ilumine a los suyos. No entiende que el fútbol, por más sagrado que sea él o la gente lo perciba de esa forma, no tiene nada de sagrado, es pura estrategia de equipo con algo de garra y de individualidades. ¿Acaso Messi podría jugar sin Henry, sin Iniesta, sin Puyol?
Maradona no entiende la gran diferencia que hay entre su concepción del fútbol, internalizado y elevado a la enésima potencia, con la de un equipo que necesita considerar a sus rivales como diferentes. El fútbol de Brasil, al menos el de anoche, no fue superlativo, fue práctico, aburrido, de empuje, de garra, algo que a nadie le gusta realmente, dejó de ser el “jogo bonito” de antaño. Aunque la diferencia fue que jugó utilizando las fuerzas, los miedos y las inseguridades de los argentinos.
Se viene Paraguay y el horizonte hacia Sudáfrica es difuso. Y aunque se logre su cometido, el fútbol de Maradona como técnico seguirá estando desfasado del tiempo y el espacio. Será casualidad ganar un partido – como fue contra Colombia – y llegar al Mundial.
Dedico este post a mi querido hermano Gerardo que vive en Madrid, con quien compartimos estas disquisiciones en una llamada telefónica esta mañana, en la que hicimos un poco de catarsis y tratamos de poner en otras palabras lo que a los dos seguramente nos apetecía más: gritar insultos a mansalva.

julio 09, 2009

De Michael Jackson a Cristiano Ronaldo

Como muchos, no pude seguir en vivo el funeral de Michael Jackson en el Staples Center, pero estuvo pendiente del horario y de los twitts en el celular. Por la noche devoré noticieros y especiales que resaltaron hasta el cansancio los detalles e información sobre que Jackson de muerto, como en vida, está batiendo todos los récords, de audiencia, de permanencia en las redes sociales, de venta de discos.

Mientras miraba los noticieros, todavía me quedaban imágenes grabadas en la cabeza de la noche anterior en que el mejor jugador de fútbol del mundo del 2008, Cristiano Ronaldo, se presentó en el estadio desbordante del Real Madrid con más de 80 mil personas que fueron a darle la bienvenida, no a verlo jugar. También un dato curioso como increíble, batiendo otro récord, el de Diego Maradona cuando fue recibido de igual forma en el estadio del Nápoli, en su época dorada.

Ambos acontecimientos muestran las fascinación que tenemos los humanos por cosas que si las miramos en perspectiva, no son importantes, aunque sí son apasionantes. Cursilerías en realidad, que despiertan nuestra fascinación y curiosidad y expectativas, ya que se trata de gente de ensueño que tangencialmente puede tocar nuestra vida, porque nos gusta la música y el fútbol; pero por lo demás… Gente que mueven nuestros corazones, pero no nuestras mentes; nos despiertan sentimientos, pero no razonamientos.

Ante cada acontecimiento de este tipo, en que nos fanatizamos por la vida y obra de los famosos, recuerdo siempre una de las conferencias más profundas que escuché, la de Mario Vargas Llosa en Madrid, durante la asamblea general de la SIP de octubre de 2008: “La civilización del Espectáculo”.

Para quienes no la han leído todavía, les sugiero que la “googleen”. Estas son algunas de sus frases:

“Qué quiero decir con civilización del espectáculo: la de un mundo en el que el primer lugar en la tabla de valores vigente lo ocupa el entretenimiento, donde paliar el aburrimiento es la pasión universal. De este modo, sistemático y a la vez insensible, no aburrirse, evitar lo que perturba, preocupa y angustia, pasó a ser para sectores sociales cada vez más amplios de la cúspide y base de la pirámide social un mandato generacional, eso que Ortega y Gasset llamaba el espíritu sabroso, regalón y frívolo al que todos, sabiéndolo o no, rendimos pleitesía.

Cuando una cultura ha relegado al desván de las cosas pasadas de moda el ejercicio de pensar y sustituido las ideas por las imágenes, los libros son rechazados por las técnicas publicitarias.

Hay una exaltación de la música. Los cantantes de moda congregan multitudes y desbordan todos los escenarios en conciertos que son como fiestas paganas. He forzado comparar estas celebraciones con las grandes festividades populares de índole religiosa de antaño. En el sesgo generacional de esta época, han reemplazado a la liturgia y los catecismos, voces e instrumentos enardecidos donde el individuo se desmasa en la inconsciencia.

No excluyo la posibilidad de que actores de cine y cantantes de rock o de rap puedan hacer estimables sugerencias en el campo de las ideas, pero el protagonismo político que gozan es exagerado”.

Si en algo, creo que Vargas Llosa se debe haber inspirado en el tango Cambalache para esta formidable conferencia.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...