Que Diego Maradona se haya prestado al circo de propaganda político de parte del presidente Hugo Chávez para romper relaciones con Colombia después de que el gobierno de Alvaro Uribe presentara evidencias contundentes de que las FARC descansan y se entrenan en suelo venezolano, habla de la irresponsabilidad de la AFA de seguir insistiendo de que el ex futbolista y técnico argentino siga al frente del seleccionado argentino.
Un técnico de un seleccionado de fútbol no puede prestarse a los intereses de los políticos, los que siempre terminan por polarizar y dividir, o flirtear con la política admitiendo que pudiera estar tentado a aceptar la oferta de ser candidato a una diputación.
La actitud de Maradona, no solo de prestarse a la payasada de Chávez de ofrecerlo como trofeo de caza para desviar la atención de un anuncio tan importante como es el rompimiento de relaciones bilaterales, sino el hecho de haberse mofado públicamente del presidente electo de Colombia, Juan Manuel Santos, es una actitud netamente política que empaña y enrarece el clima que debe prevalecer en la actividad futbolística.
Es irresponsabilidad e irrespetuosidad de la AFA insistir con Maradona.
Quiero contarles sobre los procesos creativos de esta nueva historia sobre la verdad, la libertad y el miedo al futuro. Es mi nueva novela y espero publicarla cuando se sincronicen los planetas (las editoriales) o cuando se me acabe la paciencia y decida autopublicar -- Los contenidos de mi blog Prensa y Expresión están en el archivo. Blog por Ricardo Trotti
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julio 23, 2010
agosto 29, 2009
El “Divisur” quedó igual. Colombia ganó
Después de la apretujada reunión de siete horas en Bariloche, todo quedó igual. Colombia sigue con sus planes de alianza con los militares estadounidenses en siete bases colombianas para enfrentar al terrorismo y el narcotráfico, y por más pataleos estúpidos que pegó Hugo Chávez y Rafael Correa, no pudieron disimular su desencanto con todos sus vecinos, porque no se aprobó ni la revisión del acuerdo ni el pedido de llamado a Barack Obama para que comparezca en otra reunión a dar explicaciones.
La reunión, como todas las que se hacen últimamente, no es otra cosa que para medir fuerzas ideológicas, entre la derecha de Alvaro Uribe, la izquierda recalcitrante de Chávez, Correa y Morales, la moderada de Lula da Silva, Cristina de Kirchner, Tabaré Vázquez y Fernando Lugo, y la acomodaticia de Alan García y Michelle Bachelet que juegan su ideología por una lado y su practicidad cuasi neoliberal del otro, teniendo las economías de mayor crecimiento.
Uribe salió muy bien parado en la reunión, teniendo en cuenta que estaba en el banquillo de los acusados y fue debido a él que la reunión la había convocado Chávez con la ayuda de su discípulo Correa. Uribe dijo que su acuerdo estaba cerrado y no merecía revisión, que su país era soberano y que si bien los ministros de Defensa del Unasur podrán observar lo que sucederá con las bases, logró que en la declaración final también se estableciera que a cambio de esa observación, se deberán revisar los acuerdos militares de otros países, las operaciones de las Farc en Colombia y Ecuador; a la vez que reclamó a los presentes mayor cooperación.
Cristina se comportó como siempre… jugando a la gran demócrata pidió relajamiento y bajar los decibeles, todo lo contrario a lo que practica internamente. Chávez sacó a relucir el viejo y manido argumento de que Estados Unidos quiere controlar e invadir a Venezuela y que trae “vientos de guerra”, como si los yanquis necesitaran ir a Colombia para preparar una invasión, a quienes le alcanzaría con un solo portaviones frente a Isla Margarita. Y Correa, escondido detrás de su arrogancia, sacó a relucir sus bravuconadas para seguir evadiendo las evidencias de los videos de las Farc que lo señalan como a uno de sus socios en su primera campaña electoral.
Parecía que tratando de expulsar a los estadounidenses de América Latina, algo que ya han hecho Morales, Chávez y Correa, le estaban sirviendo en bandeja el territorio colombiano y sus alrededores a las Farc para que sigan extendiendo su manto de terrorismo y narcotráfico. En realidad ninguno de los países presentes en Bariloche puede demostrar lo que realmente es necesario para combatir el narcotráfico, algo que Uribe viene consiguiendo de Obama y antes de George W. Bush: inteligencia.
Me refiero a inteligencia, sin sarcasmos, inteligencia militar y estratégica. Ningún sistema militar de los países latinoamericanos tiene la capacidad para combatir al narcotráfico, ya que éste los supera en estrategia. Los aviones Awacs y otros pertrechos de inteligencia que provee Estados Unidos son los únicos capaces de lidiar con los narcos y evitar que se siga desparramado por toda la región. Por eso no se entiende toda la tozudez y desvarío por el apoyo de Estados Unidos en la región.
La reunión, como todas las que se hacen últimamente, no es otra cosa que para medir fuerzas ideológicas, entre la derecha de Alvaro Uribe, la izquierda recalcitrante de Chávez, Correa y Morales, la moderada de Lula da Silva, Cristina de Kirchner, Tabaré Vázquez y Fernando Lugo, y la acomodaticia de Alan García y Michelle Bachelet que juegan su ideología por una lado y su practicidad cuasi neoliberal del otro, teniendo las economías de mayor crecimiento.
Uribe salió muy bien parado en la reunión, teniendo en cuenta que estaba en el banquillo de los acusados y fue debido a él que la reunión la había convocado Chávez con la ayuda de su discípulo Correa. Uribe dijo que su acuerdo estaba cerrado y no merecía revisión, que su país era soberano y que si bien los ministros de Defensa del Unasur podrán observar lo que sucederá con las bases, logró que en la declaración final también se estableciera que a cambio de esa observación, se deberán revisar los acuerdos militares de otros países, las operaciones de las Farc en Colombia y Ecuador; a la vez que reclamó a los presentes mayor cooperación.
Cristina se comportó como siempre… jugando a la gran demócrata pidió relajamiento y bajar los decibeles, todo lo contrario a lo que practica internamente. Chávez sacó a relucir el viejo y manido argumento de que Estados Unidos quiere controlar e invadir a Venezuela y que trae “vientos de guerra”, como si los yanquis necesitaran ir a Colombia para preparar una invasión, a quienes le alcanzaría con un solo portaviones frente a Isla Margarita. Y Correa, escondido detrás de su arrogancia, sacó a relucir sus bravuconadas para seguir evadiendo las evidencias de los videos de las Farc que lo señalan como a uno de sus socios en su primera campaña electoral.
Parecía que tratando de expulsar a los estadounidenses de América Latina, algo que ya han hecho Morales, Chávez y Correa, le estaban sirviendo en bandeja el territorio colombiano y sus alrededores a las Farc para que sigan extendiendo su manto de terrorismo y narcotráfico. En realidad ninguno de los países presentes en Bariloche puede demostrar lo que realmente es necesario para combatir el narcotráfico, algo que Uribe viene consiguiendo de Obama y antes de George W. Bush: inteligencia.
Me refiero a inteligencia, sin sarcasmos, inteligencia militar y estratégica. Ningún sistema militar de los países latinoamericanos tiene la capacidad para combatir al narcotráfico, ya que éste los supera en estrategia. Los aviones Awacs y otros pertrechos de inteligencia que provee Estados Unidos son los únicos capaces de lidiar con los narcos y evitar que se siga desparramado por toda la región. Por eso no se entiende toda la tozudez y desvarío por el apoyo de Estados Unidos en la región.
enero 03, 2009
Jueguito guerrillero, mensaje equivocado
Las guerrillas narco terroristas colombianas volvieron a sus andanzas. Todavía no liberan, como unilateralmente lo anunciaron a través de la congresista Piedad Córdoba, a seis rehenes que mantienen desde hace años junto a casi mil de otros secuestrados.
El juego es perverso y político. Están esperando que el presidente Alvaro Uribe acceda a permitir que algún personaje de la vida internacional, como lo fue anteriormente el mandatario venezolano Hugo Chávez, pueda intervenir y si bien no llenarlo de gloria, quitarle así cualquier crédito al colombiano.
Uribe, quien se mantiene firme en su tesitura de sólo permitir que la Cruz Roja Internacional sea la intermediaria, detesta la idea de “circo político” o de crédito que alguna vez generó Chávez, el presidente francés Nicolás Sarkosy o cualquier otro mandatario latinoamericano que quiso aprovechar la situación, tal vez para ser nominado al Premio Nobel de la Paz.
Las FARC presionan políticamente al gobierno para buscar que intercambie guerrilleros, lo que está alejado de toda realidad democrática, por cuanto han sido juzgados, encarcelados y condenados por delitos de lesa humanidad.
Uribe haría mal si accede a las presiones, así como ya lo está haciendo de ofrecerles inmunidad y premiarlos con dinero y pasaporte para ir a Francia a todo aquel que deserte de las guerrillas trayendo consigo algún secuestrado. De una u otra forma, intercambiar guerrilleros o premiarlos es un duro mensaje para la acción de la justicia y para los ciudadanos comunes quienes verán en esos gestos el estímulo de la ilegalidad, la ilicitud y el mal. Mensaje equivocado.
El juego es perverso y político. Están esperando que el presidente Alvaro Uribe acceda a permitir que algún personaje de la vida internacional, como lo fue anteriormente el mandatario venezolano Hugo Chávez, pueda intervenir y si bien no llenarlo de gloria, quitarle así cualquier crédito al colombiano.
Uribe, quien se mantiene firme en su tesitura de sólo permitir que la Cruz Roja Internacional sea la intermediaria, detesta la idea de “circo político” o de crédito que alguna vez generó Chávez, el presidente francés Nicolás Sarkosy o cualquier otro mandatario latinoamericano que quiso aprovechar la situación, tal vez para ser nominado al Premio Nobel de la Paz.
Las FARC presionan políticamente al gobierno para buscar que intercambie guerrilleros, lo que está alejado de toda realidad democrática, por cuanto han sido juzgados, encarcelados y condenados por delitos de lesa humanidad.
Uribe haría mal si accede a las presiones, así como ya lo está haciendo de ofrecerles inmunidad y premiarlos con dinero y pasaporte para ir a Francia a todo aquel que deserte de las guerrillas trayendo consigo algún secuestrado. De una u otra forma, intercambiar guerrilleros o premiarlos es un duro mensaje para la acción de la justicia y para los ciudadanos comunes quienes verán en esos gestos el estímulo de la ilegalidad, la ilicitud y el mal. Mensaje equivocado.
octubre 30, 2008
Chávez – Uribe: La gran diferencia
Las diferencias entre las actitudes de Hugo Chávez y Alvaro Uribe a la hora de gobernar, son abismales, surgiendo evidencias todos los días. Los grupos de derechos humanos han criticado las políticas de Estado en ambos países por las violaciones a los derechos humanos.
Mientras en Colombia, Uribe retiró a 27 militares, por más de 700 fusilamientos de personas que habían sido presentadas por el Ejército como bajas en falsos combates contra grupos armados ilegales; en Venezuela, Chávez tomó una actitud muy diferente. Expulsó a Human Rights Watch por denunciar casos de violaciones, negó el problema y castigó al mensajero.
En Colombia, el Congreso negó la vía de reelección que Uribe está buscando y ahora solo le queda la vía del referendo popular. En Venezuela, Chávez, si tratara de buscar algo en el Parlamento, lo lograría de inmediato porque lo componen solamente miembros de su propio partido.
Uribe está peleado a muerte con miembros del Poder Judicial por conflictos entre algunos de sus parientes que no estaban en cosas santas y mantiene pleitos con la Corte Constitucional por cuestiones de Estado. En Venezuela el Poder Judicial responde a lo que dice Chávez y se las ingenió para proscribir a más de tres centenas de políticos para que no le hagan sombra a su revolución en las elecciones del 23 de noviembre.
En Colombia, como en una democracia normal, Uribe tiene que enfrentar la fiscalización de los otros dos poderes del Estado. En Venezuela, Chávez fiscaliza a los otros poderes públicos.
Mientras en Colombia, Uribe retiró a 27 militares, por más de 700 fusilamientos de personas que habían sido presentadas por el Ejército como bajas en falsos combates contra grupos armados ilegales; en Venezuela, Chávez tomó una actitud muy diferente. Expulsó a Human Rights Watch por denunciar casos de violaciones, negó el problema y castigó al mensajero.
En Colombia, el Congreso negó la vía de reelección que Uribe está buscando y ahora solo le queda la vía del referendo popular. En Venezuela, Chávez, si tratara de buscar algo en el Parlamento, lo lograría de inmediato porque lo componen solamente miembros de su propio partido.
Uribe está peleado a muerte con miembros del Poder Judicial por conflictos entre algunos de sus parientes que no estaban en cosas santas y mantiene pleitos con la Corte Constitucional por cuestiones de Estado. En Venezuela el Poder Judicial responde a lo que dice Chávez y se las ingenió para proscribir a más de tres centenas de políticos para que no le hagan sombra a su revolución en las elecciones del 23 de noviembre.
En Colombia, como en una democracia normal, Uribe tiene que enfrentar la fiscalización de los otros dos poderes del Estado. En Venezuela, Chávez fiscaliza a los otros poderes públicos.
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