viernes, 8 de julio de 2011

Zelaya ¿aceptará la verdad?


El ex presidente Manuel Zelaya debería aprender de las experiencias pasadas y absorber como enseñanza las conclusiones de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR)  (a la que negó dar su testimonio), informadas este jueves.

Más allá de que la CVR repartió, en forma objetiva, responsabilidad para todos lados y sectores sobre el golpe de Estado en 2009, se indicó fehacientemente que el detonante de lo que sucedió fueron las acciones de Zelaya, las mismas sobre las que reinició su carga desde que llegó de República Dominicana y de nuevo puso como frente de batalla para poder cambiar la Constitución, imponiendo sus propios y tozudos parámetros y criterios para fabricar una (su) nueva Honduras.

La CVR fue explícita al demostrar que los hechos que provocaron el descalabro fueron los producidos el 25 de junio de 2009, cuando Zelaya y miles de seguidores irrumpieron en una base aérea en Tegucigalpa para obtener 20 mil urnas de cartón y más de un millón de votos que Hugo Chávez le había enviado para una consulta que ya habían prohibido los poderes Judicial y Legislativo, además del ministerio público y el Tribunal Electoral.

Zelaya seguramente hará caso omiso a este informe – que también pega fuerte contra los militares y la clase política que golpeó las puertas de los cuarteles para resolver el conflicto o negarse a entregar el país a sumisión de Chávez – y preferirá escuchar sus propias conclusiones que emanarán en diciembre de la Comisión de la Verdad que integró a través de su Frente de resistencia.

Escuchar su propia voz denota el mismo carácter autoritario y arrogante, el que debería deponerse en función del bien común y de la reconciliación nacional que necesita el país para salir adelante. Ojalá que Zelaya, como todos aquellos que se señala como responsables, acepten la verdad.

Lo lamentable y único punto oscuro de la CVR que lideró el ex vicepresidente guatemalteco, Eduardo Stein, es que tratándose de una Comisión y de un Informe por la Verdad, se haya considerado que un 10 por ciento del sea clasificado como secreto y que para su inviolabilidad se lo haya depositado en Canadá por la friolera de 10 años.

Aunque habrá habido razones de peso para semejante decisión, no creo que pueda haber verdadera Reconciliación conociéndose solo el 90 por ciento de los hechos. Todos los hondureños tienen derecho a asumir el 100 por ciento de la verdad, duela a quien le duela.

jueves, 7 de julio de 2011

Chávez y el pedido de los obispos católicos


Los obispos católicos de Venezuela vienen pidiendo muchas cosas al presidente Hugo Chávez, desde que pare de agredir verbalmente a los opositores, a los medios, que deje de seguir creando polarización en el país, que deje de despilfarrar en armamentos, que deje a la Justicia ser independiente o que devuelva a la Asamblea Nacional los poderes que la Constitución le da para legislar, ser contrapeso y ejercer su equilibrio de poderes en el gobierno.

Ahora, los obispos, indignados también por el clima de incertidumbre, el hermetismo y la falta de verdad, han exigido al gobierno que ofrezca un “parte oficial médico” sobre la salud del mandatario. Se trata de un pedido razonable en cualquier país democrático en el que la salud de un presidente es una cuestión importante y de Estado, además de estar concebido en la Constitución.

La falta de información no es más que una especulación que hace el gobierno como parte de su estrategia de propaganda, además de ser un patrón de conducta normal de un sistema autoritario que cree que su poder está por arriba del que delega el ciudadano. Puede que esa estrategia le resulte cómoda o bien como hasta ahora; pero no todo es seguro en esta vida, como ha quedado demostrado con un cáncer que le jugó una pasada inesperada a un hombre ensoberbecido de poder que creía que lo tenía todo y que hacía planes para gobernar hasta pasada la década próxima.    

miércoles, 6 de julio de 2011

Chávez remontando en Venezuela


Cuando la verdad y la información oficial fidedigna no brotan fácilmente, dejan al descubierto el carácter autoritario de un sistema de gobierno.

La admisión este jueves del presidente Hugo Chávez de que padece cáncer, después de esconder la enfermedad por varias semanas y propiciar todo tipo de rumores sobre su salud, demuestra que en regímenes autócratas toda información, sin importar su relevancia, no se ofrece sin antes calcular sus efectos, o se manipula o tergiversa en beneficio de intereses partidarios, y en desmedro del bien común.

El anuncio, aunque tardío, le sirve al gobierno de bálsamo para calmar especulaciones y transformar la enfermedad en un instrumento utilitario, convirtiendo un tumor maligno, en estrategia benigna para el régimen, aprovechando la coyuntura de que “no hay mal que por bien no venga”,

Pese a lo que se pudo especular tras el primer video de Chávez con Fidel Castro leyendo el Granma y por su debilidad en el segundo, cuando oficializó el cáncer, el absceso, traducido en tres semanas de ausencia en su terruño, permitió al régimen demostrar el vacío de poder. Que Venezuela, como iglesia sin párroco, no funciona bien sin Chávez, que sus fieles siguen dispersos y peleándose entre sí, y que la oposición perdió el blanco adonde apuntar críticas y desazones.

La falta de instituciones fuertes y el personalismo mandón, le permitieron a Chávez sin consecuencias burlar la Constitución para gobernar atemporalmente desde otro territorio. Y demostrar que el hermetismo es una fenomenal arma de propaganda. Bien manejada, como lo hizo el régimen cubano durante el proceso enfermizo de Fidel, sirvió para convertir cualquier situación en secreto de Estado, y violar leyes que al gobierno le obligan ser transparente e informar al público con la verdad.

Esa falta de transparencia justifica que muchos, a pesar del anuncio, creyeran que más allá de la gravedad de la dolencia, la prolongada ausencia de Chávez no fue más que un alejamiento premeditado al servicio de sus renovadas intenciones políticas.

No es absurdo pensar que el aparato de inteligencia cubano ha sabido transformar un supuesto tumor maligno en una formidable campaña de expectativas. Dentro de ese esquema, la verdad a medias y el silencio, motor de rumores, incertidumbres y mitos populares, suelen ser más provechosos que la información pura y verdadera.

En definitiva, la ausencia física que se reclamó a gritos, no fue más que sinfonía para egoístas y narcisistas dentro de un régimen que ha idolatrado y acentuado el personalismo. Por ello, el vicepresidente Elías Jaua se excusó de ser el líder, prefiriendo que se gobierne a control remoto o con exclamaciones victoriosas por Twitter. Los demás funcionarios impúdicamente acusaron a los medios por la desinformación que provocó el gobierno, mientras destacaron talentos sobrenaturales y endiosaron a un patriarca que durante los actos del bicentenario de ayer, siguió diciendo – esta vez en mensaje en video pero desde el Palacio de Miraflores – que no está dando batalla contra la muerte, sino a favor de la vida de la revolución y la grandeza de la nación. Propaganda en todo su esplendor.

Aunque habrá que esperar por el desenlace de la enfermedad, si volverá reponerse a La Habana o aceptará el ofrecimiento del gobierno brasileño para tratarse en las clínicas oncológicas de Sao Paulo, el gobierno ya ha convertido esta separación del líder con su pueblo en una estrategia publicitaria al servicio de la purificación de sus crecientes debilidades. Frente al próximo proceso electoral, la ausencia física se transformó en espacio adecuado para recargar baterías y acrecentar la popularidad decaída. En ese marco, el chavismo idealiza un futuro más unificado, que incluyó un regreso apoteósico con fuegos artificiales.  

La ausencia del líder jugó a favor de un chavismo que desde hace años sufre un desgaste notable. El país está más pobre, el gobierno más corrupto y despilfarrando, y a Chávez se lo ve cansado y sin lustre internacional. Una carestía de liderazgo tan fastidiosa como la escasez de azúcar, habichuelas y electricidad.

A veces, bien lo saben quienes manipulan las verdades, es necesario que las cosas sean escasas o estén ausentes para convertirlas en objetos de deseo o de primaria necesidad.

martes, 5 de julio de 2011

Cristina y la arrogancia del decreto sexual


La presidenta argentina Cristina de Kirchner se equivocó de nuevo hoy al prohibir por decreto la publicación de avisos clasificados de oferta sexual, en un acto en la Casa Rosada contra la trata de personas, en el que recriminó a la prensa, diciendo que se trata (la decisión de haber tomado la medida) de “un paso gigantesco contra la doble moral y la hipocresía".

Más allá de si está bien o no el fondo de la medida, que puede ser rebatida por cuestiones sobre principios de libertad de expresión a pesar de que tenga un fin loable como luchar contra la trata de personas, lo que sorprende son las formas en que fue adoptada.

El decreto es arrogante. Porque tratándose de un tema que cambia reglas de juego importantes e íntimas de una sociedad como lo representan los valores éticos de los individuos, hubiera sido mejor que la medida se adopte después de un proceso de debate público, desencadenado ya sea por alguna organización autónoma de gobierno o como parte de una discusión en el Congreso que derive en un proceso legislativo. 

Poner el tema en el debate público de esa forma, ayudaría a que las personas se expresen, se eduquen y se orienten, aspectos importantes dentro de una democracia participativa. Un decreto presidencial, por más acertado o ajustado a la verdad que pueda ser, especialmente cuando se trata de temas que caminan sobre esa delgada línea divisoria de la moralidad y la legalidad, no deja de ser una muestra de arrogancia y paternalismo de parte del gobierno. Incluso – aunque no comparta el procedimiento y como se manipularon las preguntas - hasta la Presidencia de Ecuador, que es más arrogante que la argentina, tuvo la resolución de plantear mediante consulta popular varios temas de moralidad y convivencia, antes de tratarlos legislativamente.

El decreto también es vengativo. Por más que se hayan definido fines loables – como también lo hizo el gobierno boliviano con la Ley Antirracista el año pasado al haber violado temas de libertad de expresión – como la creación de una oficina de monitoreo dentro del Ministerio de Justicia, junto al Consejo de la Mujer, para que se luche contra la trata, el blanco del decreto tuvo como represalia a los medios de comunicación. Es que la semana pasada, los medios se hicieron eco del informe del Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos que acusó al gobierno argentino de no hacer lo suficiente sobre la trata.

Sus intenciones fueron claras y se desprenden de sus palabras cuando dijo que el decreto  “es un gigantesco paso contra la doble moral y la hipocresía que rige en algunos sectores". Se justificó expresando que “el rubro 59 le deja pingües ganancias a los diarios que hacen negocios con esta oferta. No se puede desde las tapas pedir al Gobierno que luche contra la trata de personas y después en las páginas comerciales publicar avisos". No hay evidencia más clara que ésta.

lunes, 4 de julio de 2011

Poco fútbol, el de los grandes


Las expectativas eran grandes para los tres más grandes de Sudamérica. Pero ni Messi, ni Forlán ni Neymar pudieron dar la cara por Argentina, Uruguay ni Brasil. Los tres equipos grandes quedaron empatados con equipos mucho más chicos y ante los que eran ampliamente favoritos, como Bolivia, Venezuela y Perú.

Los cracks más famosos del mundo parecieron atolondrados y alejados del aura de grandeza que les acompañó. De Messi se sigue hablando de que no está acomodado con el equipo como en el Barcelona, de Neymar hubo que aguantar sus locuras tras su pelea con el técnico de Venezuela con quien casi se agarra a las trompadas y de Forlán se espera que en algún momento deje atrás su sequía goleadora de cuatro meses.

La Copa América, a no ser por las victorias de Colombia y Chile, aún sin el aporte de Falcao ni de Sanchez, no deslumbra todavía por el fútbol, hecho por deportistas que no están acostumbrados a jugar ni en equipo ni en su país. Sudamérica ha engrandecido y ayudado en forma individual a otras zonas futboleras como la europea, pero ha perdido en calidad de fútbol de equipo. No es fácil armar un equipo cuando uno sólo de los 23 jugadores juega en algún equipo local, como en el caso del arquero argentino Carrizo que juega en River Plate (incluso ya no es equipo de primera división, aunque duela y cueste creerlo), o también la mayoría de los integrantes de Brasil y Uruguay.

Los comentaristas y los propios jugadores hablan sobre que ya no hay diferencia entre equipos chicos y grandes. Ya nadie tiene ventajas sobre nadie. Es verdad, pero también en cierto que la gran diferencia con el fútbol europeo, es que la mayoría de los jugadores de sus selecciones están en sus países de origen y tienen así más disponibilidad y posibilidades de trabajar en sus equipos.

El poco fútbol de la Copa América refleja estos patrones, que si bien no son nuevos, se están acentuando cada vez más.

Ojalá que la próxima ronda los jugadores estén menos atolondrados.