miércoles, 13 de febrero de 2013

Benedicto XVI: merecido descanso


Fue una gran sorpresa la del Papa Benedicto XVI. Pese a todas las teorías creadas a su alrededor, muchas de ellas conspirativas y otras por escándalos dentro y provocados por miembros de la Iglesia, prefiero quedarme con la figura de un buen Papa que, como dijo, se retira porque ya quedó sin fuerza física para seguir conduciendo.

Este Papa no fue ni será recordado por el carisma que tenía Juan Pablo II, pero tampoco se lo puede encasillar en un simple Papa de transición como se lo encasilló cuando empezó hace ocho años.

Es uno de los papas más inteligentes, ha asentado doctrina como muy pocos, que venía desarrollando desde la Congregación para la Doctrina de la Fe, y ha bregado por la mejora y modernización de las comunicaciones electrónicas de la Iglesia, acomodándose a los nuevos tiempos. No solo hace poco sorprendió con su cuenta en Twitter, sino que desde hace tres años lanzó su arremetida contra los curas para que e-vangelicen a través de redes sociales y el internet.

Le tocó lidiar con los problemas graves de la Iglesia, quizá el peor de la historia, el de la pederastia y lo hizo razonablemente bien y enfrentando a los curas a la justicia secular. Se vio involucrado en los Vatileaks y todo el escándalo financiero de una curia que se ha dejado tentar por aquello que en los sermones detesta.

El ex cardenal Joseph, en sintonía con Paulo VI y Juan Pablo II que calificaban a los medios de “dones de Dios”, entendió que es mejor no alterarse ante los medios y las nuevas tecnologías, sino adaptarse a ellas y aprovecharlas como herramientas para crear comunidad, frenar la emigración de feligreses a religiones más modernas o permisivas y combatir lo que escasea: espiritualidad, vocaciones sacerdotales y multitudes en misas.

Lo que nunca me gustó de él ni de otros, fue que haya insistido en oponerse a la consagración sacerdotal de las mujeres y que siga favoreciendo el celibato. Creo, sin embargo, que el tiempo pasará y estas cosas serán del pasado como fueron otras doctrinas que la Iglesia debió cambiar con los tiempos.

Este Papa más que de transición ha sido un buen eslabón para que la Iglesia pueda retomar su rumbo más espiritual y alejado de los negocios y pecados. Al menos ha puesto muchos puntos sobre las íes. A su edad y sin la fortaleza, es un buen momento para dejar la Iglesia en alguien más joven y dedicarse a un merecido descanso y consagrarse sus últimos días a la oración.

domingo, 10 de febrero de 2013

Lobo como Mujica


El presidente de Honduras Porfirio Lobo se está encuadrando en la fila de presidentes latinoamericanos, como el uruguayo José Mujica, que en los últimos tiempos está arremetiendo contra los medios de comunicación y periodistas, como un mecanismo de defensa para evadir los problemas del país que son de su responsabilidad.
Más allá de sus encendidas acusaciones contra medios y propietarios y amenazas de que en Honduras se necesita una “democratización” de la comunicación, Lobo viene insistiendo últimamente que las “malas” noticias y las de carácter sangriento solo sirven al interés comercial de los medios, mientras le hacen mala publicidad al país espantando inversiones extranjeras y al turismo internacional.
Como sucedió en Uruguay, también en Ecuador, Bolivia, Venezuela y en parte en Argentina, Lobo ha enfocado sus ataques sobre el contenido de violencia en los medios, pero con el fin último de justificar algún tipo de ley de prensa para disciplinar a aquellos que no acuerdan con el gobierno algún tipo de conducta periodística conveniente.
Al ojo del ciudadano promedio, la estrategia funciona. El gobierno acusa a los medios de generar un clima de violencia que perjudica los altos intereses del país y desvía la atención sobre el problema de la inseguridad pública, la corrupción general y policial, la debilidad de la justicia y de las instituciones del Estado, acciones todas que caben bajo su órbita de responsabilidad.
Pero lo que en realidad se pierde de vista es el peligroso fin del gobierno para censurar todo aquello que le perjudique o señale sus irresponsabilidades y negligencias.   
No es verdad que haya arreglos entre gobiernos y medios sobre el tema de la violencia, sí en cambio que en algunos casos gobiernos y medios se sientan a la mesa para generar mecanismos de autorregulación, nunca para tapar noticias, sino para cambiar la forma de presentación. Aún en ese tipo de escenarios, el problema es que muchos gobiernos, como sucedió en Venezuela y Ecuador más recientemente, comienzan con exigir nuevos reglamentos de horarios de protección al menor, que luego terminan justificando leyes de prensa para controlar y censurar.
El gobierno de Mujica viene insistiendo desde que asumió la presidencia que son los medios los que han generado el clima de inseguridad en el país, mientras los ministros son los que exigen una ley de prensa que le diga a los medios qué no pueden publicar, contraviniendo lo establecido en la Constitución en materia de censura previa.
Siempre será importante que los medios de comunicación manejen rigurosos estándares éticos para minimizar el impacto de la violencia, pero muy distinto es cuando se quieren imponer esos mecanismos mediante leyes de prensa, que terminan siendo mecanismos del gobierno para tapar la realidad. 

Obama y los drones

RICARDO TROTTI: Obama y drones, a la defensiva - Opinión - ElNuevoHerald.com