Simpatizo con la opinión de quienes en este blog votaron (350 personas a las 11:30 pm de este sábado) en contra de la “cuarta urna”. El 80 por ciento votó en contra de que el presidente hondureño Manuel Zelaya se salga con la suya este domingo en la encuesta, prosiguiendo sus planes para la reforma constitucional y la reelección presidencial para noviembre.
No queda nadie en Honduras que le haya dicho que no: la gente, las instituciones, la Iglesia, los militares. Sin embargo, el presidente Zelaya sigue con sus planes y obligando a la gente a que vote a su favor en la encuesta.
Parece que en América Latina estamos condenados a tener democracias mediocres, en la que los presidentes y los políticos quieren perpetuarse sistemáticamente en el poder. Hay pocos países que se han salvado de los aires reformistas y reeleccionistas. ¡Qué poco valor tienen las Constituciones! Cada chitrulo que sube al poder la quiere cambiar a su favor.
Debería haber una ley internacional o algún mecanismo que prohíba a los políticos reformar las constituciones. Con tantos cambios que a las pobres se les hace en todos los países, lo que en realidad están buscando los políticos es tener legitimidad para gobernar a su gusto y placer. Estamos rodeados de dictaduras constitucionales.
Este domingo, si Zelaya se sale con la suya, después de que los demás poderes del Estado declararon ilegal su encuesta, estaremos siendo testigos de una nueva dictadura constitucional.
sábado, 27 de junio de 2009
Irán, Facebook y Twitter
A pesar de una férrea censura y bloqueo contra la prensa, el gobierno de Irán no pudo impedir que miles de ciudadanos, fortalecidos por las nuevas tecnologías de la comunicación, generaran una ola de e-mails, mensajes de texto, fotos y videos aficionados para denunciar ante el mundo un proceso electoral manchado de fraude y sangre.
El internet, las redes sociales y la telefonía móvil, desde su uso en Teherán, demuestran que su fortaleza es crear opinión, contagiar y sumar objetivos en comunidades virtuales sobre situaciones políticas difíciles.
Pero aunque Facebook, Twitter, YouTube y los blogs permitieron sustituir a los medios tradicionales cuando el régimen de los Ayatolas decidió “apagarlos”, la verdad es que toda la inmensa capacidad de información del ciberespacio no puede suplantar la capacidad de los periodistas profesionales para interpretar, investigar, cuestionar y contextualizar procesos tan complejos como el iraní.
Esta experiencia en Persia demuestra que ambas formas de comunicación, la individual-cibernética y la social-mediática, no son excluyentes, sino cada vez más complementarias. De ahí que la censura iraní inteligentemente se enfoque contra las dos al mismo tiempo, sin distinción. A los periodistas de las agencias internacionales los expulsa, no les renueva sus visas, les impide salir de sus oficinas y sólo cubrir las marchas progubernamentales. A los particulares, les corta señales de telefonía celular, prohíbe mensajes de texto, piratea y filtra el contenido de páginas de internet, mientras disminuye la capacidad de banda ancha para que no puedan trasmitir fotos y videos.
La diferencia entre ambas formas de comunicación, es que la individual-cibernética es más hábil para burlar la censura, siendo imposible controlar todo su contenido. A pesar del rigor gubernamental, los iraníes que apoyan al candidato opositor y reclamante Mir Hosein Musav tras las elecciones del 12 de junio, usaron y utilizan servidores en el extranjero para evadir controles locales y mensajes por twitter para difundir textos e imágenes.
Pero estas maniobras en el ciberespacio para burlar a un régimen y generar un resquicio de libertad, provoca polémicas. Se corre el riesgo, por ejemplo, de justificar la piratería y los ataques cibernéticos en contra del gobierno iraní y la página web del propio presidente autocrático Mahmud Ahmadineyad, acusado de perpetuarse con votos fraudulentos. Entonces, valen las preguntas: ¿Hay una censura mala y otra buena? ¿Se puede justificar el espionaje cibernético para atacar a los “malos”, pero criticarlo cuando es en contra de los “buenos”? Y, por otra parte, ¿cuán responsables son Google, Microsoft y Yahoo por proveer herramientas a gobiernos despóticos con los que censuran el internet?
Estas preguntas, claro está, no excusan a un régimen opresor como el iraní que castiga y encarcela a periodistas, blogueros y disidentes por igual, que amenaza con aplicar pena de muerte a quienes provoquen disturbios o denuncia a otros gobiernos por permanentes conspiraciones desestabilizadoras.
La crisis política iraní nos enseña cuanto recelo guardan los gobiernos autocráticos contra la libertad de información y cómo se desquician para censurar y controlar. Un ejemplo similar al de Irán es Cuba. El régimen de los hermanos Castro no solo mantiene presos a periodistas y disidentes que opinen diferente al gobierno o prohíbe a reporteros independientes y extranjeros su libre movilización por el país; sino, que además, practica una aguda cibercensura contra la telefonía celular y el acceso a internet, aspecto que le valió la peor calificación de la organización Freedom House en su informe de abril. El gobierno cubano, según ese análisis, es el mayor censor del mundo, comparándolo a China, Túnez e Irán, donde también se prohíbe, bloquea y filtra todo tipo de mensajes.
Dos enseñanzas optimistas emergen de esta experiencia de censura informativa: Primero, que las nuevas formas de comunicación ciudadanas son eficientes para penetrar y derruir sistemas cerrados; y si bien los avances tecnológicos pueden también ser diseñados para ejercer controles, por su masividad, anonimidad y velocidad, no podrán a la larga, generar otra cosa más que espacios de libertad. Segundo, teniendo en cuenta que una sustantiva cantidad de mensajes a veces no implica mejor calidad en la comunicación sino mayor caos informativo, se hace cada vez más necesario contar con medios tradicionales y periodistas profesionales que nos digieran y “traduzcan” la realidad.
El internet, las redes sociales y la telefonía móvil, desde su uso en Teherán, demuestran que su fortaleza es crear opinión, contagiar y sumar objetivos en comunidades virtuales sobre situaciones políticas difíciles.
Pero aunque Facebook, Twitter, YouTube y los blogs permitieron sustituir a los medios tradicionales cuando el régimen de los Ayatolas decidió “apagarlos”, la verdad es que toda la inmensa capacidad de información del ciberespacio no puede suplantar la capacidad de los periodistas profesionales para interpretar, investigar, cuestionar y contextualizar procesos tan complejos como el iraní.
Esta experiencia en Persia demuestra que ambas formas de comunicación, la individual-cibernética y la social-mediática, no son excluyentes, sino cada vez más complementarias. De ahí que la censura iraní inteligentemente se enfoque contra las dos al mismo tiempo, sin distinción. A los periodistas de las agencias internacionales los expulsa, no les renueva sus visas, les impide salir de sus oficinas y sólo cubrir las marchas progubernamentales. A los particulares, les corta señales de telefonía celular, prohíbe mensajes de texto, piratea y filtra el contenido de páginas de internet, mientras disminuye la capacidad de banda ancha para que no puedan trasmitir fotos y videos.
La diferencia entre ambas formas de comunicación, es que la individual-cibernética es más hábil para burlar la censura, siendo imposible controlar todo su contenido. A pesar del rigor gubernamental, los iraníes que apoyan al candidato opositor y reclamante Mir Hosein Musav tras las elecciones del 12 de junio, usaron y utilizan servidores en el extranjero para evadir controles locales y mensajes por twitter para difundir textos e imágenes.
Pero estas maniobras en el ciberespacio para burlar a un régimen y generar un resquicio de libertad, provoca polémicas. Se corre el riesgo, por ejemplo, de justificar la piratería y los ataques cibernéticos en contra del gobierno iraní y la página web del propio presidente autocrático Mahmud Ahmadineyad, acusado de perpetuarse con votos fraudulentos. Entonces, valen las preguntas: ¿Hay una censura mala y otra buena? ¿Se puede justificar el espionaje cibernético para atacar a los “malos”, pero criticarlo cuando es en contra de los “buenos”? Y, por otra parte, ¿cuán responsables son Google, Microsoft y Yahoo por proveer herramientas a gobiernos despóticos con los que censuran el internet?
Estas preguntas, claro está, no excusan a un régimen opresor como el iraní que castiga y encarcela a periodistas, blogueros y disidentes por igual, que amenaza con aplicar pena de muerte a quienes provoquen disturbios o denuncia a otros gobiernos por permanentes conspiraciones desestabilizadoras.
La crisis política iraní nos enseña cuanto recelo guardan los gobiernos autocráticos contra la libertad de información y cómo se desquician para censurar y controlar. Un ejemplo similar al de Irán es Cuba. El régimen de los hermanos Castro no solo mantiene presos a periodistas y disidentes que opinen diferente al gobierno o prohíbe a reporteros independientes y extranjeros su libre movilización por el país; sino, que además, practica una aguda cibercensura contra la telefonía celular y el acceso a internet, aspecto que le valió la peor calificación de la organización Freedom House en su informe de abril. El gobierno cubano, según ese análisis, es el mayor censor del mundo, comparándolo a China, Túnez e Irán, donde también se prohíbe, bloquea y filtra todo tipo de mensajes.
Dos enseñanzas optimistas emergen de esta experiencia de censura informativa: Primero, que las nuevas formas de comunicación ciudadanas son eficientes para penetrar y derruir sistemas cerrados; y si bien los avances tecnológicos pueden también ser diseñados para ejercer controles, por su masividad, anonimidad y velocidad, no podrán a la larga, generar otra cosa más que espacios de libertad. Segundo, teniendo en cuenta que una sustantiva cantidad de mensajes a veces no implica mejor calidad en la comunicación sino mayor caos informativo, se hace cada vez más necesario contar con medios tradicionales y periodistas profesionales que nos digieran y “traduzcan” la realidad.
viernes, 26 de junio de 2009
Por la libertad de prensa en Venezuela
Este sábado, en el Día del Periodista venezolano, lo que iba a ser una fiesta de los reporteros para celebrar su derecho de reunión y clamar por la libertad de prensa, terminó transformándose en una puja en la que el gobierno quiere medir fuerzas de convocatoria y neutralizar cualquier acción que lo pueda mostrar débil y vulnerable.
Como siempre, la estrategia de Hugo Chávez, es la utilización de la propaganda y la fuerza y el temor para desmotivar a quienes buscan un espacio para dar cumplimiento a dos derechos humanos fundamentales en una democracia: libertad de expresión y derecho de reunión.
Los periodistas independientes (a los que el régimen chavista califica de “opositores”) realizarán este sábado una concentración popular en el centro de Caracas, con la intención de reclamar libertad de prensa y evitar que Globovisión, el canal de televisión multado y amenazado de ejercer “terrorismo mediático” por Chávez, corra la misma suerte que RCTV, televisora cerrada en mayo de 2007.
Pero como siempre sucede, el gobierno chavista, en forma antidemocrática, debido a que utiliza los recursos del Estado para fines particulares, organizó otra marcha a través de su partido político, con la cual busca amedrentar a quien se manifieste en contra del gobierno o a favor de Globovisión.
La estrategia de la propaganda y del temor no es nueva, forma parte de la idiosincrasia de un régimen que se viene perpetuando en el poder desde 1999 sobre la base del dominio y control de los demás poderes públicos, y tratando de pisotear a la prensa.
La libertad de prensa está en juego, así como parte de la democracia, y ojalá los periodistas venezolanos puedan mostrar toda su fortaleza y motivar a las organizaciones internacionales y a otros gobiernos a que intercedan ante Venezuela para que Globovisión y todos los demás medios puedan seguir operando. El objetivo es difícil. Chávez está decidido a cerrar el canal.
Como siempre, la estrategia de Hugo Chávez, es la utilización de la propaganda y la fuerza y el temor para desmotivar a quienes buscan un espacio para dar cumplimiento a dos derechos humanos fundamentales en una democracia: libertad de expresión y derecho de reunión.
Los periodistas independientes (a los que el régimen chavista califica de “opositores”) realizarán este sábado una concentración popular en el centro de Caracas, con la intención de reclamar libertad de prensa y evitar que Globovisión, el canal de televisión multado y amenazado de ejercer “terrorismo mediático” por Chávez, corra la misma suerte que RCTV, televisora cerrada en mayo de 2007.
Pero como siempre sucede, el gobierno chavista, en forma antidemocrática, debido a que utiliza los recursos del Estado para fines particulares, organizó otra marcha a través de su partido político, con la cual busca amedrentar a quien se manifieste en contra del gobierno o a favor de Globovisión.
La estrategia de la propaganda y del temor no es nueva, forma parte de la idiosincrasia de un régimen que se viene perpetuando en el poder desde 1999 sobre la base del dominio y control de los demás poderes públicos, y tratando de pisotear a la prensa.
La libertad de prensa está en juego, así como parte de la democracia, y ojalá los periodistas venezolanos puedan mostrar toda su fortaleza y motivar a las organizaciones internacionales y a otros gobiernos a que intercedan ante Venezuela para que Globovisión y todos los demás medios puedan seguir operando. El objetivo es difícil. Chávez está decidido a cerrar el canal.
jueves, 25 de junio de 2009
Los dos Michael Jackson
La muerte de Michael Jackson fue sorpresiva y me despertó, como a muchos, tristeza. Pero también me movió y reflotó dos sentimientos opuestos que tuve hacia su persona: Amor y odio.
Amor por su música, su baile y su talento; y odio por su extravagancia, acusaciones sobre abuso de menores y sus declaraciones sobre que dormía con chicos en Neverland.
Y otra impresión de extrañeza también, interna, sobre cómo puedo vivir tranquilo y armoniosamente entre sentimientos duales hacia una persona, de aversión y admiración.
Su fatalidad lo pondrá Michael Jackson como Rey del Pop a la misma altura que a John Lennon, que al Rey del Rock y al del Zorzal Criollo, cuatro muertes trágicas que convirtieron a sus figuras en los íconos más grandes de la música popular. Los cuatro fueron innovadores, controversiales para sus épocas, talentosos, vendedores de su imagen y aptitudes, y murieron en el apogeo de una fama titilante y rutilante.
Pero la vida de Michael Jackson fue extraordinariamente la más famosa y controversial de todas a pesar de que fue ermitaño y trató de esconderse de la prensa. Sus manías, sus mansiones, sus cirugías, sus enfermedades, sus tapa bocas, sus procesos judiciales, sus finanzas, sus padres, sus hermanos, sus hijos, sus esposas, siempre salieron a la luz y estuvieron rodeadas de un halo de misterio, rumores y especulaciones. Nada nunca fue claro en su caso y todo permutó como su piel. Esa arista de su personalidad fue repulsada por muchos y tolerada a regañadientes por otros y excusada por la mayoría de sus fanáticos.
Pero su otro yo, su otra personalidad fue admirada por todos, especialmente por los que tuvimos la dicha de ser sus contemporáneos y disfrutar de su talento, de su ritmo, de su voz, de sus bailes, de su amor pregonado por los niños, por su solidaridad por Africa, el continente que nunca olvidó, o por ser espejo para muchos artistas.
Sin dudas existieron dos Michael Jackson. Así como una dualidad de sentimientos totalmente comprensibles, en las que los humanos podemos vivir y apreciar a una sola persona desde dos ópticas diametralmente opuestas y tener la tranquilidad de que ambas visiones no están reñidas con nuestra ética y moral. Estamos tranquilos con el bien y el mal. Así, bien tranquilos, podemos repulsar, desaprobar u odiar y, al mismo tiempo, amar confiadamente a esa misma persona.
Es un sentimiento muy normal, especialmente para quienes amamos el fútbol y cuando tenemos en frente a Diego Maradona. Podemos achacarle, reprocharle y odiarle por su vida disipada, sus drogas, su doping, sus declaraciones molestas, su amor por Fidel Castro; pero al mismo tiempo todavía sentir el hipnotismo de sus gambetas y piruetas, y estar motivados por imágenes recurrentes en algún rincón del cerebro que reaparecen cuando los resultados actuales no aparecen.
Me quedaré con uno de los dos Michael Jackson. Rechazo al personal, pero admiro y quiero al artista. Lamento que éste último será al único que recuerde. Al otro, por suerte para él, lo borraré.
Amor por su música, su baile y su talento; y odio por su extravagancia, acusaciones sobre abuso de menores y sus declaraciones sobre que dormía con chicos en Neverland.
Y otra impresión de extrañeza también, interna, sobre cómo puedo vivir tranquilo y armoniosamente entre sentimientos duales hacia una persona, de aversión y admiración.
Su fatalidad lo pondrá Michael Jackson como Rey del Pop a la misma altura que a John Lennon, que al Rey del Rock y al del Zorzal Criollo, cuatro muertes trágicas que convirtieron a sus figuras en los íconos más grandes de la música popular. Los cuatro fueron innovadores, controversiales para sus épocas, talentosos, vendedores de su imagen y aptitudes, y murieron en el apogeo de una fama titilante y rutilante.
Pero la vida de Michael Jackson fue extraordinariamente la más famosa y controversial de todas a pesar de que fue ermitaño y trató de esconderse de la prensa. Sus manías, sus mansiones, sus cirugías, sus enfermedades, sus tapa bocas, sus procesos judiciales, sus finanzas, sus padres, sus hermanos, sus hijos, sus esposas, siempre salieron a la luz y estuvieron rodeadas de un halo de misterio, rumores y especulaciones. Nada nunca fue claro en su caso y todo permutó como su piel. Esa arista de su personalidad fue repulsada por muchos y tolerada a regañadientes por otros y excusada por la mayoría de sus fanáticos.
Pero su otro yo, su otra personalidad fue admirada por todos, especialmente por los que tuvimos la dicha de ser sus contemporáneos y disfrutar de su talento, de su ritmo, de su voz, de sus bailes, de su amor pregonado por los niños, por su solidaridad por Africa, el continente que nunca olvidó, o por ser espejo para muchos artistas.
Sin dudas existieron dos Michael Jackson. Así como una dualidad de sentimientos totalmente comprensibles, en las que los humanos podemos vivir y apreciar a una sola persona desde dos ópticas diametralmente opuestas y tener la tranquilidad de que ambas visiones no están reñidas con nuestra ética y moral. Estamos tranquilos con el bien y el mal. Así, bien tranquilos, podemos repulsar, desaprobar u odiar y, al mismo tiempo, amar confiadamente a esa misma persona.
Es un sentimiento muy normal, especialmente para quienes amamos el fútbol y cuando tenemos en frente a Diego Maradona. Podemos achacarle, reprocharle y odiarle por su vida disipada, sus drogas, su doping, sus declaraciones molestas, su amor por Fidel Castro; pero al mismo tiempo todavía sentir el hipnotismo de sus gambetas y piruetas, y estar motivados por imágenes recurrentes en algún rincón del cerebro que reaparecen cuando los resultados actuales no aparecen.
Me quedaré con uno de los dos Michael Jackson. Rechazo al personal, pero admiro y quiero al artista. Lamento que éste último será al único que recuerde. Al otro, por suerte para él, lo borraré.
miércoles, 24 de junio de 2009
De San Pedro Sula a Teherán
El derecho de reunión es uno de los derechos humanos más fundamentales concebidos en los tratados internacionales y en las constituciones de cada país. Su mejor representación es a través de la convocatoria ciudadana para reclamar justicia, exigir cambios o reprobar conductas.
Así como lo están demostrando los iraníes, quienes vienen manifestándose públicamente en las calles de Teherán y otras ciudades de su país para reprobar el fraude y burla electoral cometido por su gobierno, los hondureños de Tegucigalpa y San Pedro Sula vienen haciendo uso de esta herramienta popular para exigir que el gobierno desista de sus intenciones de perpetuarse en el poder a través de una reforma que permita la reelección.
La marcha de ayer en San Pedro Sula, calificada por el diario La Prensa de San Pedro Sula, como histórica, es una muestra más de la madurez de un pueblo que quiere vivir en una democracia palpable, diversa y plural, sin la necesidad de que los gobernantes – como sucede lamentablemente en muchos países – traten de perpetuarse en el poder mediante métodos no muy transparentes. Los gobiernos, por lo general, tienen los recursos y muchas veces las herramientas fraudulentas (como en Irán) para poder acomodar las cosas a su antojo y a los intereses personales.
A diferencia de los iraníes – claro está – los hondureños tienen la libertad para expresarse y hacer cuántas marchas quieran. Pero más allá de esa diferencia, el ímpetu demostrado en las marchas como la de “la unidad nacional en paz y libertad”, muestran la vocación y el ansia de vivir en una democracia plural y diversa.
Las marchas en contra de los secuestrados en Colombia, en contra de la violencia en Guatemala, en contra del terrorismo en España, en contra del fraude electoral en Irán, en Venezuela o en Nicaragua y en contra de la inseguridad en tantas capitales latinoamericanas, son un canto al coraje y a la valentía de un pueblo que quiere hacer escuchar su voz y que no solo quiere que lo tomen en cuenta durante los períodos electorales.
Así como lo están demostrando los iraníes, quienes vienen manifestándose públicamente en las calles de Teherán y otras ciudades de su país para reprobar el fraude y burla electoral cometido por su gobierno, los hondureños de Tegucigalpa y San Pedro Sula vienen haciendo uso de esta herramienta popular para exigir que el gobierno desista de sus intenciones de perpetuarse en el poder a través de una reforma que permita la reelección.
La marcha de ayer en San Pedro Sula, calificada por el diario La Prensa de San Pedro Sula, como histórica, es una muestra más de la madurez de un pueblo que quiere vivir en una democracia palpable, diversa y plural, sin la necesidad de que los gobernantes – como sucede lamentablemente en muchos países – traten de perpetuarse en el poder mediante métodos no muy transparentes. Los gobiernos, por lo general, tienen los recursos y muchas veces las herramientas fraudulentas (como en Irán) para poder acomodar las cosas a su antojo y a los intereses personales.
A diferencia de los iraníes – claro está – los hondureños tienen la libertad para expresarse y hacer cuántas marchas quieran. Pero más allá de esa diferencia, el ímpetu demostrado en las marchas como la de “la unidad nacional en paz y libertad”, muestran la vocación y el ansia de vivir en una democracia plural y diversa.
Las marchas en contra de los secuestrados en Colombia, en contra de la violencia en Guatemala, en contra del terrorismo en España, en contra del fraude electoral en Irán, en Venezuela o en Nicaragua y en contra de la inseguridad en tantas capitales latinoamericanas, son un canto al coraje y a la valentía de un pueblo que quiere hacer escuchar su voz y que no solo quiere que lo tomen en cuenta durante los períodos electorales.
Ortega el adelantado; y los premiados
Daniel Ortega se adelantó. Mientras se esperaba que Hugo Chávez consumara su amenaza de cerrar la cadena televisiva Globovisión y de que Rafael Correa también hiciera lo suyo contra Teleamazonas, el presidente nicaragüense Ortega se adelantó aprovechando la distracción.
El sábado pasado, sin que nadie lo advirtiera, casi en silencio, clausuró una radioemisora que pertenece al periodista Santiago Aburto, un duro crítico del gobierno a través de su programa “Buenas tardes”, en radio Corporación. Para clausurar la radio de Aburto, Radio La Ley, el Instituto Nicaragüense de Telecomunicaciones y Correos (Telcor) envió a más de 30 personas armadas hasta los dientes a su domicilio, los que decomisaron los equipos de trasmisión y operación.
La cancelación de la licencia de la radio y la fuerza bruta utilizada para clausurarla antes de que el sábado 20 de junio comenzara a trasmitir, se ha denunciado en Nicaragua como una revancha en contra de un periodista crítico del gobierno, actitud muy normal que Ortega y su esposa Rosario Murillo suelen tomar contra periodistas, columnistas, presentadores de televisión y medios en general.
De esta forma, el gobierno continúa alejándose de los principios fundamentales de la democracia que obligan por ley, y por Constitución a respetar la libertad de prensa, como se establece en el Art. 68 de la carta magna, la que establece que “en ningún caso podrán decomisarse, como instrumento o cuerpo del delito, la imprenta o sus accesorios ni cualquier otro medio o equipo destinado a la difusión del pensamiento”.
Otra nota que vale la pena resaltar fue la del presidente Hugo Chávez quien – también como su maestro Fidel Castro el año pasado – fue galardonado ayer como comunicador o periodista con un premio municipal en caracas que lo distinguió por su "lenguaje pedagógico y sencillo'' para explicar "los valores del proceso revolucionario'.
El galardón, “mención especial” al periodismo alternativo, es el Premio Municipal Fabricio Ojeda del Consejo Municipal de Caracas y la Comisión Permanente de Cultura, Patrimonio Histórico, concedido a Chávez por su interminable programa dominical por radio y televisión “Aló presidente”, que ya cumplió 10 años, y por su nuevo programa semanal "Aló Presidente teórico'' que comenzó el 11 de junio y sus columnas semanales al estilo Castro, que publica desde enero en varios diarios nacionales bajo el nombre de "Las Líneas de Chávez''.
Faltaría, para completar esta lista de “presi-riodistas”, que algún grupo de chupamedias ecuatorianos le ofreciera a Correa un premio por sus programas de los sábados.
El sábado pasado, sin que nadie lo advirtiera, casi en silencio, clausuró una radioemisora que pertenece al periodista Santiago Aburto, un duro crítico del gobierno a través de su programa “Buenas tardes”, en radio Corporación. Para clausurar la radio de Aburto, Radio La Ley, el Instituto Nicaragüense de Telecomunicaciones y Correos (Telcor) envió a más de 30 personas armadas hasta los dientes a su domicilio, los que decomisaron los equipos de trasmisión y operación.
La cancelación de la licencia de la radio y la fuerza bruta utilizada para clausurarla antes de que el sábado 20 de junio comenzara a trasmitir, se ha denunciado en Nicaragua como una revancha en contra de un periodista crítico del gobierno, actitud muy normal que Ortega y su esposa Rosario Murillo suelen tomar contra periodistas, columnistas, presentadores de televisión y medios en general.
De esta forma, el gobierno continúa alejándose de los principios fundamentales de la democracia que obligan por ley, y por Constitución a respetar la libertad de prensa, como se establece en el Art. 68 de la carta magna, la que establece que “en ningún caso podrán decomisarse, como instrumento o cuerpo del delito, la imprenta o sus accesorios ni cualquier otro medio o equipo destinado a la difusión del pensamiento”.
Otra nota que vale la pena resaltar fue la del presidente Hugo Chávez quien – también como su maestro Fidel Castro el año pasado – fue galardonado ayer como comunicador o periodista con un premio municipal en caracas que lo distinguió por su "lenguaje pedagógico y sencillo'' para explicar "los valores del proceso revolucionario'.
El galardón, “mención especial” al periodismo alternativo, es el Premio Municipal Fabricio Ojeda del Consejo Municipal de Caracas y la Comisión Permanente de Cultura, Patrimonio Histórico, concedido a Chávez por su interminable programa dominical por radio y televisión “Aló presidente”, que ya cumplió 10 años, y por su nuevo programa semanal "Aló Presidente teórico'' que comenzó el 11 de junio y sus columnas semanales al estilo Castro, que publica desde enero en varios diarios nacionales bajo el nombre de "Las Líneas de Chávez''.
Faltaría, para completar esta lista de “presi-riodistas”, que algún grupo de chupamedias ecuatorianos le ofreciera a Correa un premio por sus programas de los sábados.
martes, 23 de junio de 2009
Irán: conociendo a una dictadura
Poco se sabía del Irán moderno, excepto por sus broncas con Estados Unidos, por el armamentismo nuclear que podría desencadenar en contra de Israel y por las simpatías que a diario le prodiga al presidente iraní Hugo Chávez, quien hasta fabrica autos y bicicletas iraní-venezolanos para sus compatriotas.
Pero la historia ha cambiado. Con las elecciones fraudulentas del 12 de junio, quedó en evidencia que Irán es un régimen despótico y dictatorial, el que hoy, justamente, después de que ayer se admitió que hubo tres millones de votos adicionales al padrón electoral para el presidente actual y reelecto Mahmoud Ahmadinejad – quien ha negado que el holocausto judío haya existido - el Consejo de los Guardianes, principal organismo electoral, anunció que no hubo fraude, descartando la posibilidad de anular los resultados y que el reelecto mandatario asumirá pronto en una ceremonia oficial.
Ya nada sorprende en Irán si no se considera fraude a tres millones de votos que aparecieron por arte de magia o por mandato de los ayatolás. El régimen es un recordatorio de cómo las dictaduras se perpetúan por la fuerza o disfrazando procesos. Mientras la pelea sigue en el orden político interno, la dictadura le sigue endilgando a los gobiernos extranjeros, en especial a Estados Unidos y a los europeos, que hayan nutrido a la oposición, contagiándola para realizar marchas y protestas por el fraude.
Más allá de que hubiera habido algún tipo de injerencia, lo que por ejemplo Barack Obama desmintió hoy categóricamente, lo cierto es que los propios iraníes se sintieron motivados para buscar espacios de libertad y hacer valer su derecho de reunión. Aún así, esta experiencia iraní dejó entrever todos los mecanismos utilizados por la dictadura para censurar, restringir y bloquear a quienes piensan diferente o quieren exteriorizar sus sentimientos.
El régimen, así como lo hace comúnmente el gobierno dictatorial de La Habana, está acostumbrado a censurar a los periodistas ya sean sus connacionales o corresponsales extranjeros. Se estima que ya han sido arrestados 24 periodistas en la última semana, muchos han sido expulsados o se les ha negado la visa de estadía o no se les renovó y a todos los que quedaron se les prohíbe cubrir las marchas anti gubernamentales y circular libremente. Muchas agencias internacionales en sus despachos explican que están siendo monitoreados, que solo pueden enviar un despacho al día y, en el extranjero, la mayoría utiliza imágenes y textos enviados por teléfonos celulares por los propios ciudadanos iraníes.
El gobierno, a pesar de que vive infiltrando páginas y portales de internet y filtrando los contenidos, no puede contener toda la información que los usuarios despachan y cargan a sus páginas personales o a través de Facebook, Twitter y YouTube.
Lo más triste de esta historia, es que el gobierno, para poder realizar estos filtrados y bloqueos, utiliza las herramientas que le han provisto con anterioridad buscadores como los estadounidenses Yahoo, Google, Microsoft y otras compañías telefónicas extranjeras como la alemana Siemens y la finlandesa Nokia.
Irán, desde hace años, tiene uno de los sistemas de control más sofisticados en existencia del mundo, permitiéndole revisar contenidos en forma individual y masiva, no solo para filtrar y controlar información, sino también para modificar y desinformar.
Se hace necesario una revisión de las normas comerciales de todas las grandes compañías mundiales de internet, ya que si bien están proveyendo al mundo entero de las normas necesarias para que las denuncias emerjan y fluyan, también es verdad que son responsables de apadrinar a regímenes despóticos como los de China, Irán, Túnez, Cuba, Vietnam, para que puedan censurar, reprimir y encarcelar a sus ciudadanos.
Este sistema sofisticado les ha permitido a las autoridades iraníes detener a unas 475 disidentes de acuerdo a información recabada de diferentes agencias noticiosas, sin embargo, algunos indican que esa cifra ya debe ser cercana a 5.000.
El gobierno también acusa a la prensa extranjera de apología del delito y de instigar hasta incluso de entrenar a hackers, como a la CNN, para que interfiera en sus sitios de internet. Este martes, por ejemplo, la televisión estatal iraní presentó a supuestos manifestantes arrestados, quienes confesaron ante las cámaras que actuaban influenciados y motivados por la BBC y el canal estadounidense la Voz de América.
Pero la historia ha cambiado. Con las elecciones fraudulentas del 12 de junio, quedó en evidencia que Irán es un régimen despótico y dictatorial, el que hoy, justamente, después de que ayer se admitió que hubo tres millones de votos adicionales al padrón electoral para el presidente actual y reelecto Mahmoud Ahmadinejad – quien ha negado que el holocausto judío haya existido - el Consejo de los Guardianes, principal organismo electoral, anunció que no hubo fraude, descartando la posibilidad de anular los resultados y que el reelecto mandatario asumirá pronto en una ceremonia oficial.
Ya nada sorprende en Irán si no se considera fraude a tres millones de votos que aparecieron por arte de magia o por mandato de los ayatolás. El régimen es un recordatorio de cómo las dictaduras se perpetúan por la fuerza o disfrazando procesos. Mientras la pelea sigue en el orden político interno, la dictadura le sigue endilgando a los gobiernos extranjeros, en especial a Estados Unidos y a los europeos, que hayan nutrido a la oposición, contagiándola para realizar marchas y protestas por el fraude.
Más allá de que hubiera habido algún tipo de injerencia, lo que por ejemplo Barack Obama desmintió hoy categóricamente, lo cierto es que los propios iraníes se sintieron motivados para buscar espacios de libertad y hacer valer su derecho de reunión. Aún así, esta experiencia iraní dejó entrever todos los mecanismos utilizados por la dictadura para censurar, restringir y bloquear a quienes piensan diferente o quieren exteriorizar sus sentimientos.
El régimen, así como lo hace comúnmente el gobierno dictatorial de La Habana, está acostumbrado a censurar a los periodistas ya sean sus connacionales o corresponsales extranjeros. Se estima que ya han sido arrestados 24 periodistas en la última semana, muchos han sido expulsados o se les ha negado la visa de estadía o no se les renovó y a todos los que quedaron se les prohíbe cubrir las marchas anti gubernamentales y circular libremente. Muchas agencias internacionales en sus despachos explican que están siendo monitoreados, que solo pueden enviar un despacho al día y, en el extranjero, la mayoría utiliza imágenes y textos enviados por teléfonos celulares por los propios ciudadanos iraníes.
El gobierno, a pesar de que vive infiltrando páginas y portales de internet y filtrando los contenidos, no puede contener toda la información que los usuarios despachan y cargan a sus páginas personales o a través de Facebook, Twitter y YouTube.
Lo más triste de esta historia, es que el gobierno, para poder realizar estos filtrados y bloqueos, utiliza las herramientas que le han provisto con anterioridad buscadores como los estadounidenses Yahoo, Google, Microsoft y otras compañías telefónicas extranjeras como la alemana Siemens y la finlandesa Nokia.
Irán, desde hace años, tiene uno de los sistemas de control más sofisticados en existencia del mundo, permitiéndole revisar contenidos en forma individual y masiva, no solo para filtrar y controlar información, sino también para modificar y desinformar.
Se hace necesario una revisión de las normas comerciales de todas las grandes compañías mundiales de internet, ya que si bien están proveyendo al mundo entero de las normas necesarias para que las denuncias emerjan y fluyan, también es verdad que son responsables de apadrinar a regímenes despóticos como los de China, Irán, Túnez, Cuba, Vietnam, para que puedan censurar, reprimir y encarcelar a sus ciudadanos.
Este sistema sofisticado les ha permitido a las autoridades iraníes detener a unas 475 disidentes de acuerdo a información recabada de diferentes agencias noticiosas, sin embargo, algunos indican que esa cifra ya debe ser cercana a 5.000.
El gobierno también acusa a la prensa extranjera de apología del delito y de instigar hasta incluso de entrenar a hackers, como a la CNN, para que interfiera en sus sitios de internet. Este martes, por ejemplo, la televisión estatal iraní presentó a supuestos manifestantes arrestados, quienes confesaron ante las cámaras que actuaban influenciados y motivados por la BBC y el canal estadounidense la Voz de América.
Correa: teflón rayado y nepotismo
Fabricio Correa, el hermano del presidente Rafael Correa, terminó siendo el talón de Aquiles de una Presidencia a la que parecía que las rayas no dañaban su amalgama de teflón.
Arrogante y ofuscado siempre en contra de los medios de comunicación y de los periodistas, el Presidente ecuatoriano fue siempre exitoso para sortear todo tipo de obstáculos que sobre corrupción o abuso de poder se interpusieron en su camino, a tal punto que en las últimas semanas, al igual que su ídolo Hugo Chávez con Globovisión, amenazó con cerrar el canal televisivo Teleamazonas por considerarlo una simple piedra en su zapato.
El teflón se rayó. Quedó en el pasado aquel dicho de campaña política presidencial en contra del nepotismo, ya que ahora la corrupción ha salpicado la política de “manos limpias” de Rafael Correa, con la denuncia periodística sobre la adjudicación de contratos estatales por 80 millones de dólares que benefician a su hermano mayor.
El Presidente actuó rápido el sábado pasado cuando firmó un decreto que prohíbe al Estado contratar negocios con familiares de funcionarios, pero enseguida se defendió que las denuncias periodísticas obedecerían a una represalia en contra de él por su intención de cerrar Teleamazonas.
De esta forma, Correa nuevamente se equivoca al tratar de poner a los medios de comunicación y a los periodistas siempre en el centro de la polémica y de la disputa política, dándole a la prensa un papel de oposición política y desacreditándola para de esa manera refugiarse en ese descrédito.
Muchos son los presidentes latinoamericanos que tienen esta estrategia de esconder en la disputa verbal los grandes fraudes familiares y el nepotismo que practican a raudales. Hay dos que son maestros: Hugo Chávez, cuya familia se ha enriquecido con tierras, puestos políticos y empresas; y Daniel Ortega, cuyos familiares se han beneficiado hasta con el manejo de medios de comunicación y vacaciones pagadas por todos los nicaragüenses.
Las declaraciones de Correa sobre su hermano de que “debió cuidar al Presidente y a la revolución ciudadana sabiendo cuántos buitres tenemos rondando nuestras cabezas'', demuestran su incapacidad para resolver temas difíciles. En lugar de enrostrar las culpas a los demás, y de firmar sólo decretos hacia adelante, también debería exigir al Estado una investigación exhaustiva sobre lo que sucedió con Fabricio, por qué se enriqueció con contratos millonarios y por qué se siguió practicando el nepotismo más allá de su declarada animadversión sobre esta práctica tan cotidiana de los gobiernos latinoamericanos.
Arrogante y ofuscado siempre en contra de los medios de comunicación y de los periodistas, el Presidente ecuatoriano fue siempre exitoso para sortear todo tipo de obstáculos que sobre corrupción o abuso de poder se interpusieron en su camino, a tal punto que en las últimas semanas, al igual que su ídolo Hugo Chávez con Globovisión, amenazó con cerrar el canal televisivo Teleamazonas por considerarlo una simple piedra en su zapato.
El teflón se rayó. Quedó en el pasado aquel dicho de campaña política presidencial en contra del nepotismo, ya que ahora la corrupción ha salpicado la política de “manos limpias” de Rafael Correa, con la denuncia periodística sobre la adjudicación de contratos estatales por 80 millones de dólares que benefician a su hermano mayor.
El Presidente actuó rápido el sábado pasado cuando firmó un decreto que prohíbe al Estado contratar negocios con familiares de funcionarios, pero enseguida se defendió que las denuncias periodísticas obedecerían a una represalia en contra de él por su intención de cerrar Teleamazonas.
De esta forma, Correa nuevamente se equivoca al tratar de poner a los medios de comunicación y a los periodistas siempre en el centro de la polémica y de la disputa política, dándole a la prensa un papel de oposición política y desacreditándola para de esa manera refugiarse en ese descrédito.
Muchos son los presidentes latinoamericanos que tienen esta estrategia de esconder en la disputa verbal los grandes fraudes familiares y el nepotismo que practican a raudales. Hay dos que son maestros: Hugo Chávez, cuya familia se ha enriquecido con tierras, puestos políticos y empresas; y Daniel Ortega, cuyos familiares se han beneficiado hasta con el manejo de medios de comunicación y vacaciones pagadas por todos los nicaragüenses.
Las declaraciones de Correa sobre su hermano de que “debió cuidar al Presidente y a la revolución ciudadana sabiendo cuántos buitres tenemos rondando nuestras cabezas'', demuestran su incapacidad para resolver temas difíciles. En lugar de enrostrar las culpas a los demás, y de firmar sólo decretos hacia adelante, también debería exigir al Estado una investigación exhaustiva sobre lo que sucedió con Fabricio, por qué se enriqueció con contratos millonarios y por qué se siguió practicando el nepotismo más allá de su declarada animadversión sobre esta práctica tan cotidiana de los gobiernos latinoamericanos.
lunes, 22 de junio de 2009
Revolución cibernética
Si alguien tenía dudas sobre la importancia del internet en la vida cotidiana y política de los pueblos o si se preguntaban para qué servía tanta información cibernética, la actual crisis política en Irán nos ha dado la respuesta.
Tras el conflicto político electoral en el que el candidato perdedor iraní, Mir Hosein Musav, está acusando al régimen de los Ayatolas y al presidente en funciones reelecto, Mahmud Ahmadineyad, de haber cometido fraude en las elecciones pasadas del 12 de junio, las redes sociales han mostrado su importancia al mundo.
Hasta ahora, en el campo político, había sido Barack Obama quien usó con virtuosismo a las nuevas tecnologías de la información para cazar electores y convencer con sus ideas y así encaramarse a la Casa Blanca. Pero ahora la diferencia es que la fuerza de las nuevas tecnologías ha sido puesta en evidencia por los ciudadanos iraníes que con Twitter, Facebook y con sus teléfonos celulares han burlado el cerco de la censura impuesta por el régimen dictador de Teherán.
Más allá de la realidad o no del fraude electoral, lo impresionante es que las redes sociales del internet han servido para suplantar a los medios de comunicación tradicionales y a los periodistas, después de que estos fueron vilmente el primer blanco de la censura gubernamental. Muchos periodistas han caído presos, la mayoría de los corresponsales extranjeros fueron echados del país o sus visas de una semana tras las elecciones no les fueron renovadas; mientras que a los reporteros se les prohibió salir de sus oficinas o solo cubrir las marchas a favor del gobierno.
Más allá de la censura impuesta a las páginas de internet, al filtrado y al bloqueo de las mismas, los iraníes y los extranjeros desde Teherán y otras ciudades, han podido mantener informado al mundo a través del internet, de YouTube, de Twitter y de Facebook. Con este nuevo fenómeno uno se pregunta ¿en qué tipo de mundo viviríamos o qué diferente sería? de haber existido estas tecnologías de la información y de la comunicación durante los grandes acontecimientos mundiales como la masacre de la Plaza de Tiananmen en China o en los holocaustos diferentes que vivieron pueblos enteros como el judío o el armenio.
Facebook, con más de 200 millones de usuarios en el mundo, está demostrando ser una de las herramientas más poderosas, así como el creciente Twitter que se está haciendo cada vez más popular hora por hora. Algunas de estas herramientas ya estaban siendo eficientemente utilizadas por algunos públicos latinoamericanos, como por ejemplo en las marchas estudiantiles convocadas en Nicaragua para denunciar el fraude electoral cometido por el gobierno de Daniel Ortega en las elecciones municipales de noviembre pasado o en las organizadas por los estudiantes universitarios venezolanos para protestar por los arrebatos antidemocráticos del presidente Hugo Chávez.
Irán, más allá de cómo termine este conflicto - si finalmente el gobierno aplacará las críticas o si la oposición lograra su cometido de que se celebren nuevas elecciones, algo bastante alejado de la realidad de un régimen dictatorial y fundamentalista – seguramente habrá traído nuevas enseñanzas a este mundo tan globalizado que hasta ahora estaba hecho sobre la base de discusiones entre los políticos. La discusión es ahora entre personas y ese es la gran revolución que los iraníes y las nuevas tecnologías no están enseñando.
Tras el conflicto político electoral en el que el candidato perdedor iraní, Mir Hosein Musav, está acusando al régimen de los Ayatolas y al presidente en funciones reelecto, Mahmud Ahmadineyad, de haber cometido fraude en las elecciones pasadas del 12 de junio, las redes sociales han mostrado su importancia al mundo.
Hasta ahora, en el campo político, había sido Barack Obama quien usó con virtuosismo a las nuevas tecnologías de la información para cazar electores y convencer con sus ideas y así encaramarse a la Casa Blanca. Pero ahora la diferencia es que la fuerza de las nuevas tecnologías ha sido puesta en evidencia por los ciudadanos iraníes que con Twitter, Facebook y con sus teléfonos celulares han burlado el cerco de la censura impuesta por el régimen dictador de Teherán.
Más allá de la realidad o no del fraude electoral, lo impresionante es que las redes sociales del internet han servido para suplantar a los medios de comunicación tradicionales y a los periodistas, después de que estos fueron vilmente el primer blanco de la censura gubernamental. Muchos periodistas han caído presos, la mayoría de los corresponsales extranjeros fueron echados del país o sus visas de una semana tras las elecciones no les fueron renovadas; mientras que a los reporteros se les prohibió salir de sus oficinas o solo cubrir las marchas a favor del gobierno.
Más allá de la censura impuesta a las páginas de internet, al filtrado y al bloqueo de las mismas, los iraníes y los extranjeros desde Teherán y otras ciudades, han podido mantener informado al mundo a través del internet, de YouTube, de Twitter y de Facebook. Con este nuevo fenómeno uno se pregunta ¿en qué tipo de mundo viviríamos o qué diferente sería? de haber existido estas tecnologías de la información y de la comunicación durante los grandes acontecimientos mundiales como la masacre de la Plaza de Tiananmen en China o en los holocaustos diferentes que vivieron pueblos enteros como el judío o el armenio.
Facebook, con más de 200 millones de usuarios en el mundo, está demostrando ser una de las herramientas más poderosas, así como el creciente Twitter que se está haciendo cada vez más popular hora por hora. Algunas de estas herramientas ya estaban siendo eficientemente utilizadas por algunos públicos latinoamericanos, como por ejemplo en las marchas estudiantiles convocadas en Nicaragua para denunciar el fraude electoral cometido por el gobierno de Daniel Ortega en las elecciones municipales de noviembre pasado o en las organizadas por los estudiantes universitarios venezolanos para protestar por los arrebatos antidemocráticos del presidente Hugo Chávez.
Irán, más allá de cómo termine este conflicto - si finalmente el gobierno aplacará las críticas o si la oposición lograra su cometido de que se celebren nuevas elecciones, algo bastante alejado de la realidad de un régimen dictatorial y fundamentalista – seguramente habrá traído nuevas enseñanzas a este mundo tan globalizado que hasta ahora estaba hecho sobre la base de discusiones entre los políticos. La discusión es ahora entre personas y ese es la gran revolución que los iraníes y las nuevas tecnologías no están enseñando.
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