Esta será recordada como una de las semanas políticas
más horribles para el país, si se consideran los tuits del presidente Barack
Obama sobre la actitud de los legisladores republicanos que lograron paralizar
las actividades y funciones del gobierno federal.
El futuro inmediato se vislumbra aún más
sombrío si no se logra elevar el techo de la deuda. Por ahora, los problemas
más graves son internos ya que en el medio de la tormenta está la tozudez de
demócratas y republicanos para delimitar los alcances económicos de la nueva
ley de salud pública, Obamacare, que entró en vigencia el 1 de octubre. Pero
los problemas serán aún más graves para el exterior, si los legisladores y la
Casa Blanca no dirimen sus diferencias sobre la deuda pública, ya que países y
economías de todo el mundo sentirán el impacto.
Los tuits de Obama fueron reveladores de su
frustración, llamando chantajistas a los diputados republicanos, pero también
de su arrogancia, si se considera que la pelea es parte del equilibrio natural
de la democracia, donde los dos bandos en pugna siempre tendrán una visión
distinta sobre el papel que el gobierno debe jugar en la vida del país. Y
Obamacare es justamente la medida con la que se puede observar esa diferencia.
Obama y los demócratas optan por un país
donde el gobierno tiene una alta participación en la economía, no solo regulándola
y aumentando los impuestos, sino creando programas sociales aunque más no sea a
base de subsidios y beneficios. Los republicanos, especialmente los más conservadores,
creen que el papel del gobierno debe ser mínimo, el gasto público bajo y que
sea la economía privada la que movilice al país.
Ambos grupos tienen principios y razones
valederas. Esta pelea por más que Obama califique de chantajistas a los
republicanos y estos lo distingan por demagogo, solo puede darse en medio de la
coyuntura política actual, con un Obama que estaba cayendo en popularidad al
saberse sobre los programas de vigilancia y espionaje contra ciudadanos de
EE.UU. y líderes del mundo.
En apariencia los republicanos son los que
tienen mucho más que perder. Este pataleo legislativo en contra de una ley
popular, se parece a aquel tropiezo de Mitt Romney cuando en un acto político
privado se le escabulló aquel 47%, al hablar de la gente que en el país vive a
costas del gasto público. Aquel desliz, aprovechado por Obama, fue su lápida
política y electoral.
Obama no podrá salir con la suya o con el 100
por ciento de lo que pretende. Los republicanos saben que el cierre del
gobierno y la deuda pública son las debilidades de cualquier presidente. Obama
tendrá que negociar, tendrá que ceder en algo. Los republicanos ya cedieron… perdieron
un porcentaje razonable de su capital político.