sábado, 29 de noviembre de 2008

Una injusticia histórica

Los indultos y los perdones son importantes para la reconciliación y para avanzar hacia un camino de paz, sin embargo cuando no se recuerdan los hechos del pasado y se remedian con justicia, esa historia hace casi imposible que se viva el presente y el futuro con equidad.

España, como tanto otros países, tiene una historia muy lúgubre especialmente por los primeros años del franquismo en que más de medio millón de personas fueron asesinadas entre 1936 y 1939.

Ahora, la Audiencia Nacional negó el viernes al juez Baltasar Garzón investigar los crímenes de la guerra civil española y de la dictadura de Francisco Franco, lo que equivale a cerrar el pasado. Fue una decisión injusta, no por lo que representa a España solamente, sino lo que ello equivale para la justicia en el mundo entero.

Cerrar la posibilidad de investigar es casi como si se cerrara la posibilidad de indagar sobre el Holocausto y hacer justicia, o que haya prevalecido el indulto o el punto final de Carlos Menem sobre los militares argentinos o que en Guatemala no se haya tratado de reparar a los familiares de las 300 mil víctimas de su propia guerra civil.

La Audiencia española desestimó un recurso de la Fiscalía argumentando que los crímenes de aquella época prescribieron con la ley de amnistía de 1977, como si aquella legislación errada no pudiera cambiarse ahora buscando justicia, como se dio en el ejemplo de Argentina. Investigar, conocer, esclarecer y reparar a los afectados son necesidades de los seres humanos para cerrar las heridas del pasado y emprender con mayor altivez el futuro. El olvido o una ley que lo promocione o la impunidad, siempre serán injustos y deshonrosos y sólo logra que cada tanto aparezca gente con sed de venganza.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Propaganda totalitaria

Antes del domingo pasado para las elecciones regionales de Venezuela, la diatriba del presidente Hugo Chávez contra sus opositores políticos demostró que utiliza la propaganda política desde que asumió el poder en 1999 al mejor estilo de los nacionalismos totalitarios europeos del siglo pasado.

Sus insultos y de que “sacaré los tanques a la calle” en caso de que perdería su Partido Socialista Unido de Venezuela no son nuevos, sino los mismos que durante 10 años ha despachado contra empresarios, obispos, sindicalistas, periodistas, universitarios o los “oligarcas”, “jinetes del apocalipsis”, “golpistas”, “pitiyanquis” o quienquiera que desafíe su revolución.

Ducho en las armas de la propaganda totalitaria, Chávez ha sabido cohesionar, agitar y entusiasmar a las masas y crear miedo en sus opositores a quienes, por el solo hecho de disentir, califica de enemigos. “Quien retroceda (de la revolución) es un traidor”.

La estrategia comunicacional chavista, a diferencia de la propaganda política que busca “convencer para vencer”, está diseñada para “manipular y vencer”. De esta forma, Chávez ha polarizado al país detrás de la idea “a favor o en contra”, no permitiendo la indiferencia. Para ello utiliza tácticas variadas. Marchas y concentraciones de masas; discursos interminables para machacar ideas simples; elocuencia para trasmutar la desesperanza del pueblo hacia ideas mesiánicas; slogans como el “año de la batalla mediática” del 2002; exageración de mitos con conspiraciones de asesinato, golpes de estado e “invasiones del Imperio”; y utilización dramatizada de medios de información, públicos y privados, para repiquetear sus ideas hasta el cansancio, al mejor estilo que en los fascismos de Franco, Hitler, Mussolini y Lenin.

Todo esto, sin dejar de lado la importancia de los símbolos, desde los más insignificantes como el cambio de escudo, bandera y nombre del país, hasta el uso del “rojo y rojito” y sus “Canciones para la batalla”, y el más relevante, el rescate de la figura de Simón Bolívar, emulando al fascista italiano que incentivaba el inconsciente con la otrora grandeza del Imperio Romano.

La propaganda es la savia de la estrategia chavista, la cual se basa en el control de los poderes públicos, Judicial, Electoral y Legislativo, para que toda acción tenga viso de legalidad. Con un Congreso unipartidista, jueces dóciles, hizo reformas para acorazar su revolución. Criminalizó la disidencia; recreó el desacato aumentando sus penas en el Código Penal; creó sistemas de vigilancia vecinales para que todos se observen y desconfíen; fundó universidades y escuelas para el adoctrinamiento y hasta en la Constitución incluyó como “atentado” que en un medio escriban columnistas de una sola tendencia.

El cierre de RCTV en el 2007, y los ataques continuos contra Globovisión, no son casualidad, sino acciones que se vienen fraguando con la sanción tres años antes de la “Ley de Contenidos” creada para amordazar a los medios. La expulsión de Human Rights Watch en octubre pasado, se desprende de la “sentencia 1942” de 2003, con la que se desconocen los tratados internacionales sobre derechos humanos.

Chávez tiene obsesión por la comunicación y los medios. Insulta y agrede a periodistas de la misma forma que sanciona o maniata radios y televisoras. Pero al mismo tiempo se desespera por comunicar y crear medios, siguiendo las enseñanzas de Goebbels: “Hacer propaganda es hablar de la idea en todas partes”.

Durante su Presidencia, según Nielsen Media Research, Chávez ha encadenado a los medios en 1.751 oportunidades, hablando hasta cuatro o cinco horas por vez, y en un 57% de veces, en horario primetime. Ha creado más de 229 radios y 36 televisoras comunitarias, además de la Agencia Bolivariana de Noticias, la internacional Telesur y TVes, que funciona en la frecuencia y con los equipos confiscados de RCTV en todo el territorio.

Como todo sistema, sin embargo, enfrenta debilidades: resistencia y adaptación al cambio. Por un lado, su aparato propagandístico tiene que probarse a diario, contra la tenacidad de la prensa que denuncia cada atropello, la persistencia de la oposición que equipara sus marchas y el surgimiento de una juventud que ha descifrado la incoherencia entre sus promesas y la realidad, y teme perder libertad.

Por otro, Chávez sigue enfocado en la propaganda totalitaria, manipuladora, usando métodos tradicionales sin avizorar los cambios. Hoy en día, la propaganda política, la vendedora de ideas, ve que las masas y las marchas más efectivas no están en las calles, sino en las nuevas tecnologías, en el internet y sus redes sociales.

jueves, 27 de noviembre de 2008

Las Gracias y la Inmigración

En coincidencia con el día de Acción de Gracias en Estados Unidos, en otros países se celebra el Día del Inmigrante. Me pidieron un testimonio del diario de mi ciudad, La Voz de San Justo, de San Francisco, provincia de Córdoba, Argentina, el que comparto aquí:

“Ser inmigrante ahora es más fácil que en otras épocas. Al menos si no se tuvieron razones políticas, económicas o humanitarias por la que “escapar” o ser “expulsado” de un país y cobijarse en otro. Digo que es más fácil comparado a la época de nuestros abuelos, donde se emigraba para “siempre” y lo único que quedaba era el recuerdo, la nostalgia, la esperanza de algún día volver o encontrarse con una carta cada 30 días. La globalización, las nuevas tecnologías, las comunicaciones, hacen ahora que uno esté en otro lado pero con el pie siempre en el lado original. Las cartas del ayer son el instantáneo e-mail de hoy, las postales para coleccionar estampillas se han convertido en las fotos digitales de nuestra familia o de los parajes instantáneos que visitamos y la engorrosa y esperada llamada desde la Telefónica es la cómoda conversación desde el celular.

Los dos mundos están más cerca, aunque no se dejan de tener esos sentimientos duales que acompañan al inmigrante. La gratitud por el nuevo país y sus oportunidades; y la nostalgia por la familia, los amigos, y todo lo conocido. Peor aún, esas preguntas eternas sobre dónde sería mejor la vida, dónde podríamos realizarnos mejor, dónde alcanzar los sueños, dónde criar a los hijos.

El inmigrante difícilmente puede echar raíces. Se acomoda, se adapta, se mimetiza con el ambiente. Pero en realidad vive siempre en un proceso de búsqueda continua que solo la encuentra en las raíces que echan sus hijos. Y aún así, sigue pensando si serán suficientes para que uno quede atrapado o retenido por ellas. Porque en definitiva, el inmigrante creo que siempre tiene las alas desplegadas como la golondrina que las deja siempre lista para retornar después de la temporada.

Me rectifico. Ser inmigrante no es nada fácil. Más aún, en días especiales como éstos, uno piensa en aquellos amigos que debieron irse escapando porque eran perseguidos o porque estaban buscando libertad o porque se les negaban todas las oportunidades o porque vieron que en otros lados era más fácil conseguir el pan.

En nuestro caso, tuvimos la dicha de ser inmigrantes por decisión propia. Hay gratitud hacia ambos mundos y nada de rencores, y eso hace que la experiencia sea más saludable y menos traumática. Todo es en gratitud, agradecidos a Dios por todo y por todos”.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Gran triunfo venezolano

Aunque no se lograron todos los bastiones que se esperaban alcanzar y a pesar de Hugo Chávez dijo que sacaría los “tanques a la calle” y calificaba a los contendientes de la oposición de que eran “mis enemigos”, “lacayos del imperio”, y de que proscribió a más de 300 líderes que querían competir, la oposición realmente ganó en Venezuela en las elecciones del domingo; aunque más aún la democracia, esa entidad que parecía perdida.

La oposición consiguió que los electores salieran a las calles y de igual forma que el 2 de diciembre de 2007 votaran en contra de los ánimos expansionistas y reeleccionistas de Chávez que se quiere perpetuar hasta el cansancio. Si bien el chavismo se adjudicó 55% del voto popular y 17 de 22 gobernaciones en disputa, la oposición se quedó con las cinco gobernaciones, tres de las cuales pertenecen a los estados más poblados, así como con las alcaldías también más pobladas de Maracaibo y de Caracas. Lo sorprendente, además, fue que Chávez perdió el suburbio caraqueño de Sucre donde está asentada la villa miseria más grande del país, el Petare, lo que significa que se está erosionando su liderazgo como el “revolucionario de los pobres”.

La oposición no llegó a ganar ocho gobernaciones como había estimado, pero el triunfo logrado es más que suficiente para saber que de nuevo está en carrera y que puede mitigar los alcances de la revolución chavista que cada vez más se aleja de los principios democráticos. Las elecciones presidenciales, para las que sí estaría habilitado Chávez a hacer campaña, serán en el 2012. Si continúa el mal gobierno, el chavismo podría, después de 12 años en el poder, ver resquebrajada su permanencia.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Riesgos periodísticos

La profesión de periodista es una de las más riesgosas en el mundo. En América Latina muchos han sido asesinados en los últimos años, 344 en las dos décadas pasadas, muchos más son a diario maltratados físicamente, se exilian o son amenazados.

Tratando de lidiar sobre esta situación, con la SIP venimos dando seminarios y entrenando a periodistas – más de 2.000 (dos mil) en los últimos años – a través de talleres y seminarios que ofrecemos en diferentes países enseñando herramientas para “minimizar” riesgos y hacer coberturas más seguras. El más prestigioso de todos, es el que ofrecemos en Buenos Aires esta semana a más de 30 reporteros, reporteros gráficos y editores provenientes de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guatemala, México, Paraguay, Perú y Venezuela

El seminario lo estamos realizando en el centro de Caecopaz, centro de entrenamiento militar de “cascos azules”, en Campo de Mayo, Buenos Aires. Este pasado domingo, tuve la oportunidad de discutir con los periodistas sobre los peligros y riesgos profesionales.

En esa discusión, hubo testimonios muy importantes:
Daniel Salinas Basave, periodista del diario Frontera de Tijuana, México, dijo que “recordaremos el 2008 como el año en que el chaleco antibalas se transformó en un instrumento de trabajo para los reporteros de Frontera. Cierto, el periodismo en Tijuana jamás ha sido un oficio seguro, pero no es exagerado afirmar que nunca como ahora se había vuelto tan riesgoso”.
Salinas prosiguió sobre que existe la amenaza latente de ser víctima de alguna agresión de parte del crimen organizado o mandos policíacos corrompidos como represalia a alguna publicación, “es algo con lo que de una u otra forma hemos convivido siempre”.
“Lo que por desgracia se ha vuelto cotidiano, sobre todo para fotógrafos y reporteros policíacos, es encontrarse en medio de fuegos cruzados y cubrir de cerca cruentos combates propios de una guerra. Desde un tiempo para acá, las calles de Tijuana se han transformado en campo de batalla”.
Para Brigitte Colmán del diario Última Hora, de Asunción, Paraguay, los riesgos mayores los sufren los periodistas alejados de la capital del país. “Lejos de Asunción, donde se concentran los medios, estos periodistas deben sobrevivir en ciudades y pueblos dominados por las distintas mafias: política, de la droga, de las grandes entidades binacionales (Itaipú y Yacyretá), los narco ganaderos, los grupos económicos, etc. En estos lugares son conocidos y por ello, están expuestos a las reacciones que provocan sus publicaciones”.

Por su parte, el periodista Eduardo Valdez Verde del diario Noroeste, de Culiacán, estado de Sinaloa, en México, donde hace una semana el diario El Debate sufrió un atentado con granadas, dijo que “encajuelado", "levantado", "acribillado" y ahora, "descabezado", se han convertido aquí en palabras de uso corriente incluso para los niños. A los enfrentamientos a tiros entre narcotraficantes, se han sumado las amenazas y extorsiones telefónicas contra la población civil y los ataques contra funcionarios públicos que, se supone, deberían estar más seguros que cualquier otro ciudadano. Así se trabaja en Sinaloa. Así se reportea en estas tierras donde no sólo los periodistas, sino toda la comunidad sale a la calle rogando a Dios no cruzarse en el camino de una bala perdida”.

Entre otros periodistas, Norka Peralta Liñán, de El Comercio, Lima, Perú, expresó que el “boom” de las explotaciones mineras y petroleras en su país ha dado origen en los últimos años a diversos conflictos entre las empresas extractivas y las poblaciones que habitan los lugares a ser explotados. Ello ha supuesto en la mayoría de los casos batallas campales, la destrucción de infraestructura pública y privada, el bloqueo de vías, muertos y heridos. Así como ciertas dependencias del Gobierno, como la Presidencia del Consejo de Ministros y la Defensoría del Pueblo, intentan crear mecanismos para prevenir y solucionar esos conflictos.

“Los periodistas – dijo Peralta - nos enfrentamos al reto de informar con responsabilidad antes, durante y después de cada conflicto. No hacerlo correctamente supone el serio riesgo de azuzar las pasiones y los intereses que siempre existen detrás”.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Corrupción y elecciones

El “valijagate”, como se conoce al caso del maletín con 800 mil dólares que el presidente Hugo Chávez envió a la campaña de Cristina de Kirchner, desnudó una vez más esa rancia práctica latinoamericana de malversar fondos públicos para apoyar procesos electorales.

¡Peor aún! El “valijagate” demuestra que quienes ostentan las máximas investiduras y cuyo deber es administrar y resguardar los dineros de todos los ciudadanos, terminan siendo los máximos sospechosos de fraude, inmunizándose detrás de blindajes legales y jurídicos.

No es la primera vez que los gobernantes elegidos están teñidos de corrupción antes de jurar sobre la Biblia. Los ex presidentes Carlos Salinas de Gortari en México, Abel Pacheco en Costa Rica o Arnoldo Alemán en Nicaragua son ejemplos claros de estafa electoral, aunque los dos últimos también fueron procesados por delitos aún más graves.

En el caso venezolano-argentino es irrelevante si se trató de un solo maletín o de varios. Lo importante es que corporizó una forma delincuencial que se habría utilizado también en las campañas electorales de México, Perú, Guatemala, apoyando a candidatos perdedores como López Obrador, Ollanta Humalá y Pablo Monsanto; y patrocinando a triunfadores como Evo Morales, Rafael Correa y Daniel Ortega.

Pero el peligro actual, no es sólo que las campañas estén embardunadas con dineros espurios del erario público, sino que estén infiltradas por fondos del narcotráfico. Así se sospechó en las elecciones de los ex presidentes colombianos Belisario Betancourt y Alfonso López Michelsen; y luego se acusó al ex mandatario, Ernesto Samper, quien habría recibido fondos millonarios de parte del Cartel de Cali.

En México, si bien el Instituto Federal Electoral pudo detectar dineros mal usados en las campañas de los ex presidentes Ernesto Zedillo y Vicente Fox, su sistema de fiscalización y la ley son ineficientes para delatar los dineros del narcotráfico, que ya fueron utilizados para ganar numerosas alcaldías e infiltrar legislaturas en toda la nación, lo que representa el gran desafío actual y a futuro.

A pesar de que el juicio que culminó en Miami arrojó luz sobre la corrupción en Argentina y Venezuela, existe la sensación de que ni Chávez ni los Kirchner harán nada y que la inacción de jueces comprometidos con el poder político permitirá que el caso se disuelva en el tiempo o, con suerte, se proyecte hasta después de sus gestiones.

La prensa es el único elemento que ha podido combatir esa inacción judicial, investigando y hasta supliendo al ministerio público. Su persistencia en la denuncia de los actos ilícitos fomenta opinión pública y presión social, tejiéndose así un mecanismo de intolerancia social que obliga a la justicia a actuar de oficio o, por lo menos, a reaccionar por vergüenza.

Así quedó demostrado en un reciente escándalo en Perú. Tras la difusión por la prensa de los “petroaudios” a principios de octubre - conversaciones telefónicas sobre negociaciones ilícitas que favorecían a la petrolera noruega Discovery Petroleum – el presidente Alan García se vio obligado a cambiar gran parte de su gabinete y la fiscalía anticorrupción se apresuró a enjuiciar funcionarios.

En Perú, la intolerancia a la corrupción es producto del hastío producido por los aquelarres de la época del ex presidente Alberto Fujimori y de Vladimiro Montesinos, quienes usando dinero público y del narcotráfico para ganar elecciones y conciencias, desbordaron la capacidad de asombro del pueblo.

Esa repulsión a la corrupción no se ha logrado en otros países en los que por enriquecimiento ilícito, y otros graves delitos, se ha procesado a decenas de presidentes de todas las ideologías y latitudes, como los casos de Carlos Menem; Carlos Andrés Pérez; Augusto Pinochet; Fernando Collor de Melo; Juan Carlos Wasmosy, Raúl Cubas, Luis González Macchi (Paraguay); Rafael Ángel Calderón, Miguel Ángel Rodríguez (Costa Rica); Abdalá Bucaram, Fabián Alarcón, Jamil Mahuad, Gustavo Novoa (Ecuador); y Jorge Serrano Elías y Alfonso Portillo (Guatemala).

Estos casos de corrupción al más alto nivel, y los procesos electorales irregulares, son síntomas de la permisividad que permite una justicia débil. Pero perseguir a los corruptos no es suficiente, como demuestran los ejemplos mencionados. Se necesita erradicar la cultura de la ilicitud, mediante la alianza de la sociedad civil y los medios de comunicación, con el objetivo de educar, prevenir y crear tolerancia cero.