sábado, 23 de abril de 2016

Elecciones, dólares y audiencias

Las nuevas tecnologías están acelerando nuestros tiempos y espacios. La política también esta siendo modificada. Las actuales elecciones presidenciales de EEUU son ejemplo palpable.

Google, Facebook, Apple y otras empresas tecnológicas están invirtiendo tiempo y dinero – y haciendo sentir sus audiencias - para influir sobre quien será el nuevo inquilino de la Casa Blanca, crear nuevas leyes en el Congreso y desafiar a los jueces para que resuelvan conflictos del mundo digital, como el derecho al olvido, hasta hace poco inexistentes.

Los cambios son de forma y fondo. Facebook con Live y Google a través de youTube, las dos compañías con mayor influencia de lobby en Washington, han lanzado sistemas de trasmisión de video de realidad virtual y en 360 grados que alterará la forma en que apreciamos la realidad. El usuario ya puede estar a miles de kilómetros de distancia pero palmo a palmo con el candidato en su campaña, así como un cirujano podrá operar en un quirófano remoto, un usuario en Ushuaia cantar al lado de Mick Jagger en La Habana o sentarse con Iniesta en el Camp Nou hasta que salte a la cancha con la Pulga.

Las campañas políticas también sienten el cambio. Hillary Clinton, Donald Trump o Bernie Sanders ya no se afanan por las mejores prácticas en redes sociales que usó Barack Obama para ganar en 2012. Ahora prefieren mirar a Silicon Valley y aprender de la nueva generación, chicos de 16 a 20 años, que conversan en redes mas nuevas como Snapchat, habiendo dejado a Twitter e Instagram en la prehistoria.

El miedo a perder las audiencias mas jóvenes es lo que impulsa la creatividad y la cultura de cambio de Facebook. Se ha convertido en el lugar preferido para el activismo político y Mark Zuckerberg, reconociendo la falta de contenido, ha creado Instant Articles, que permite a los medios tradicionales descargar sus noticias para que el usuario no quiera salir de Facebook. Zuckerberg, de 31 años y con dos billones de usuarios, se ha convertido en el mas influyente en Washington, comparable a lo que antes eran Ted Turner de CNN, Katherine Graham del Washington Post o los Rockfeller y los Ford.

En su reciente delineación de objetivos para los próximos 10 años, Zuckerberg aprovechó a tirar un viandazo. En alusión a Trump, el candidato menos querido por Silicon Valley por su delirio contra los inmigrantes mexicanos, Zuckerberg tiró: “Escucho voces llenas de miedo que llaman a construir muros”.

Es que Facebook y su equipo de lobby FWD pro inmigración tratan de influir para que el gobierno libere mas visas para trabajadores especializados, especialmente de los “tigres asiáticos”, países insuperables en la enseñanza de ciencias y matemáticas. Las tecnológicas también influyen en temas espinosos confrontando a Obama, entre estos, ciberseguridad, encriptación de contenidos, privacidad, patentes, neutralidad en la web y otros, que el Presidente ha supeditado a la lucha contra el terrorismo.

Mas allá de los forcejeos, Washington mira a Silicon Valley como aliado. No solo los emprendedores digitales y sus millones son la savia de la política, sino que aquel que aspire a político debe pasar por alguna empresa digital para aprender el nuevo ecosistema, de la misma forma que antes buscaba pasantías en bufetes y en oficinas de congresistas en Washington.

Los políticos saben que sin electores no tienen poder y por eso cortejan a estos nuevos magnates digitales, cuyo dominio radica en las masivas audiencias que representan y sus donaciones de campaña. El izquierdista Sanders, sin muchas chances ante Hillary, es inexplicablemente quien mas ha cosechado de parte de Google, Microsoft, Apple y Amazon, tal vez porque obedecen a sus audiencias de jóvenes que prefieren un discurso menos tradicional y mas combativo.


Nadie puede predecir quien ganará las elecciones en noviembre. Pero tampoco nadie puede desconocer que estas empresas juegan un papel cada vez mas relevante en la política. Tienen, además, la ventaja de que ningún político les puede hacer frente, ya que además de dólares y audiencias, potencian el respetado derecho constitucional a la libertad de expresión. Y si alguien intenta aplicarles leyes restrictivas, las nuevas tecnologías se encargan de hacerlas obsoletas al instante. trottiart@gmail.com