sábado, 24 de diciembre de 2011

Raúl Castro y su regalo de Navidad


La libertad de trasladarse, de reunión y asociación es una de las más preciadas del ser humano, porque tiene raigambre directa con el libre albedrío, esa condición natural con la que Dios nos creo, y la que el comunismo y los regímenes dictatoriales se desviven por reprimir.

El presidente Raúl Castro venía hablando desde agosto en forma inusual de que los cambios que estaba implementando en la isla a nivel económico también deberían incluir una reforma a las políticas migratorias, haciendo más fácil la vida de los cubanos para que puedan salir y entrar con mucho menos restricciones de su país, pero también para que puedan trasladarse sin resquemores ni represalias dentro de la propia isla.

Las esperanzas de todos los cubanos estaban centradas en el discurso que Castro daba ayer ante la Asamblea Nacional del Poder Popular. Habló de nuevo de las reformas, pero a la hora de dar algún aliciente, se quedó mudo. Es decir, sus omisiones indican que los ciudadanos cubanos seguirán siendo presos en su propio país. Quien quiera salir o trasladarse dentro de la isla, tendrá que pasar por trámites costosos y burocráticos como hasta ahora, y con pocas chances de que se le otorgue el permiso de salida.

Lo más triste, como siempre, es que esta medida restrictiva a un valor humano universal no despertará ninguna crítica en la comunidad política internacional. El gobierno cubano y todos los demás seguirán defendiendo su soberanía a dictar medidas sobre sus ciudadanos, pese a que signifiquen profundas violaciones a los derechos humanos.

Chávez, Mercosur y la garra guaraní - Opinión - ElNuevoHerald.com

RICARDO TROTTI: Mercosur y la garra guaraní - Opinión - ElNuevoHerald.com

viernes, 23 de diciembre de 2011

Argentina chavista

No hay ya muchas dudas sobre que Argentina, en materia de libertad de Prensa, se está convirtiendo en un estado chavista, donde el gobierno clama todo para sí y dispone lo que los medios de comunicación deben hacer y decir.

La más flamante arremetida ocurrió este jueves en el Senado federal argentino. Se votó finalmente la ley que le permitirá al gobierno controlar la fábrica de Papel Prensa, mediante la cual podrá intervenir a esta sociedad que el estado tiene con los diarios Clarín y La Nación, y así establecer los cupos que le dará de papel a cada diario, con lo que podrá discriminar a aquellos que no se comportan adecuadamente con las líneas oficiales.

Esto no es un disparate. El gobierno de Cristina de Kirchner hace rato que utiliza la discriminación como método de persuasión y castigo contra los medios. La distribución de la publicidad oficial es usada en ese sentido, por lo que medios chicos pero propagandísticos a favor del gobierno reciben millonarias sumas de pauta publicitaria.

Este jueves el Senado sancionó - con 41 votos a favor, 26 en contra y una abstención - la ley que la semana pasada había aprobado la Cámara de Diputados, que regulará, a través del Ministerio de Economía, los precios, la comercialización y la producción del insumo, bajo la consigna de que el papel para diarios es de “interés público”.

La Sociedad Interamericana de Prensa ha planteado que la única forma que puede resarcirse este atropello a la libertad de prensa es mediante la justicia.

La ley se contrapone al Art. 32 de la Constitución argentina que establece que el Congreso no puede dictar ninguna ley que viole la libertad de prensa.

También en esta semana, y en episodios que no parecen aislados, Cablevisión, una de las empresas del Grupo Clarín fue intervenida por orden de un juez; mientras que otro dictó una medida contra el diario La Nación por una deuda impositiva que la Corte Suprema de Justicia había ordenado no pagar.

Es evidente que el gobierno también usa parte de la justicia para sus fines políticos, por lo que cualquier recurso de inconstitucionalidad que se presente, no es garantía automática para que se deje sin efecto la ley del papel.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Represalias a la libertad de prensa


Los gobiernos y legisladores oficialistas suelen aprovechar el mes de diciembre para apresurar leyes, tal vez porque es la época en la que sus oponentes y ciudadanos ofrecen menos resistencia o tienen las defensas bajas debido a las distracciones de las celebraciones navideñas.

Así ocurre en varios países de América Latina, donde gobiernos con actitudes revanchistas, se notan más motivados a legislar en beneficio de sus estrategias políticas que por el bien común, sin importar si afectan principios básicos como la libertad de expresión.

Este diciembre en Argentina, igual que hace dos años con la Ley de Servicios Audiovisuales, el oficialismo redobló sus esfuerzos para aprobar antes de fin de año una ley que tipifique de “interés público” la fabricación, comercialización y distribución de papel para periódico. El gobierno quiere que la fábrica Papel Prensa, de la que es socio minoritario junto a los diarios Clarín y La Nación, abastezca a todos los medios del país sin discriminar.

La excusa suena bien, pero es irreal, no hay desabastecimiento ni discriminación. La presidenta Cristina de Kirchner busca imponer trabas a los dos medios más críticos y, llegado el momento, confiscar la fábrica. Si bien algunos medios están a favor del apriete oficial por las prácticas monopólicas de Papel Prensa en el pasado, no advierten que se está afinando la maquinaria para controlar la información, que ya tiene entre sus armas a la publicidad oficial y a los permisos para operar medios electrónicos y servicios de internet.
 
En Ecuador la situación es más grave. El presidente Rafael Correa busca quórum este diciembre para apurar la sanción de su Ley de Comunicación, y así controlar los contenidos de la prensa mediante organismos oficiales de censura. Mientras tanto, en un frente internacional de batalla, juró no descansar hasta neutralizar a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y destruir su Relatoría Especial para la Libertad de Expresión.

Su actitud no está motivada por una mejor visión sobre la protección de los derechos humanos, sino por la venganza. Surgió tras las denuncias sobre atropellos que periodistas de su país presentaron ante la CIDH y tras un informe de la Relatoría que cuestionó sus demandas judiciales contra medios, columnistas y escritores. En represalia, Correa, alérgico a las críticas, pidió que se elimine a la CIDH y esta semana  una reunión en la OEA, aglutinó consensos de varios países para que a la Relatoría se le restrinja su capacidad operativa y ni siquiera se le permita emitir comunicados ni publicar su habitual anuario sobre violaciones a la libertad de expresión, función vital de su existencia.
Por otra parte en Bolivia, el presidente Evo Morales, de capa caída por sus recientes fracasos políticos sobre el aumento del precio de la gasolina, la pérdida de las elecciones judiciales y las protestas indígenas, se las ingenió para convocar una “cumbre social” y “profundizar” sus estrategias de gobierno, entre las que propone una sorpresiva ley para democratizar a los medios de comunicación.
Como alumno de Hugo Chávez, Morales sabe que lo que no gana en las urnas o pierde en el Congreso, lo puede lograr con demagogia, invocando “el poder soberano del pueblo”. Así fabricó leyes, Constitución y decretos, y ahora perfila sus cañones contra los medios, a los que acusa hasta del pecado original.
Y este año, la época navideña trajo sorpresas hasta en el norte. El 15 de diciembre, en contradicción con el 220 aniversario de la Primera Enmienda, cláusula constitucional que prohíbe legislar sobre libertad de expresión, el Congreso de EE.UU. discutía sancionar una ley sobre piratería digital, que si bien tiene el fin loable de proteger los derechos de autor, también posee el potencial de convertirse en un instrumento para coartar la libertad en internet, lo que el gobierno dice aborrecer.
Posiblemente para el público, estas zancadillas decembrinas contra la libertad de expresión pasan más desapercibidas por tratarse de una disciplina abstracta, difícil de cuantificar, que por las fiestas navideñas. Por eso es vital que los afectados directos acudan a los tribunales no solo a defender esa libertad de todos, sino también para obligar a los gobiernos a respetar las garantías constitucionales.

No hay forma de parar a los Castro


Los hermanos y dictadores Castro siempre se salen con la suya. Hace apenas unas semanas cuando la represión estaba en su máximo esplendor en Cuba, en la cumbre de la flamante Celac se dieron un banquete de popularidad servido por el anfitrión Hugo Chávez y con las aclamaciones de todos los presidentes latinoamericanos y del Caribe. ¡Todos, sin excepción! Los presidentes que no le prodigaron alabanzas, omitieron hablar, incluso cuando se llenaron la boca de la necesidad de respaldar las democracias.

Hoy, El Nuevo Herald de Miami, hace un recuento de las atrocidades del 2011 citando a la creíble Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), con sede en La Habana, que denunció 3.170 detenciones durante lo que va del 2011, como parte de la estrategia de persecución y hostigamiento constante contra los ciudadanos cubanos.

El director de la entidad, Elizardo Sánchez, director de la ilegal CCDHRN, dijo que ya se han registrado 800 detenciones temporales más que en 2010. Y en esta estrategia no se cuenta a la cantidad de actos de represalia y ataques contra disidentes como el ocurrido en estos días en contra de la banda de Rock, porno para Ricardo, liderado por Gorki Aguila, a la que le cortaron la electricidad cuando hicieron un “concierto” desde un balcón para protestar por la negativa del régimen a permitirles organizar otros en varios puntos del país o permitirles salir del país para tocar su música en festivales internacionales a los que han sido invitados.

En todo el mundo se están conociendo las fotografías de varios disidentes mostrando sus heridas tras una dura represión policial cuando se manifestaron a favor del día mundial de los derechos humanos.

Sin embargo, la camaradería silenciosa de los presidentes latinoamericanos y del Caribe ante esta represión es vergonzosa.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Chávez: Reacción previsible contra Obama


El presidente venezolano Hugo Chávez es muy previsible. Ante una crítica del presidente Barack Obama a una entrevista por escrito con el diario caraqueño El Universal, Chávez se deschavó contra Obama, a quien le dijo que debería gobernar mejor su desastre y no olvidarse de los afro descendientes y que Venezuela no volvería a ser colonia de nadie.

Las reacciones de Chávez fueron lo que se preveía ante un Obama que sin ofensas criticó las relaciones de Venezuela con el gobierno terrorista de Irán y con Cuba y que, en su parte más trascendente de su respuesta, se despachó en contra de las persistentes violaciones a los derechos humanos de parte del gobierno de Chávez.

Con mucha claridad, Obama respondió lo siguiente: “… Ciertas libertades y derechos son universales, entre ellos el derecho de los individuos a expresar libremente sus opiniones. La historia muestra que una prensa libre, así como magistrados y legislaturas fuertes e independientes son elementos esenciales de una sociedad libre. En nuestro mundo digital interconectado, la libertad de expresión es esencial para salvaguardar la democracia, ya sea en medios impresos, en la radio, en televisión, o en un blog en línea o red social. Las naciones que defienden esos derechos y libertades eventualmente son más prósperas y más exitosas. En las naciones que no defienden esos derechos, no es posible hacer responsables a los funcionarios por sus acciones, es más probable que la corrupción persista, y la gente no pueda vivir con las libertades básicas que merece.

Estos principios no solo son valores estadounidenses, sino derechos humanos fundamentales, y tanto EEUU como Venezuela tienen la responsabilidad de defenderlos. Recordemos que los estatutos de la Organización de Estados Americanos declaran que "la democracia representativa es una condición indispensable para la estabilidad, la paz y el desarrollo de la región". La Carta Democrática Interamericana igualmente expresa que "los pueblos de América tienen derecho a la democracia y sus gobiernos la obligación de promoverla y defenderla".

Aquí en América, la historia de nuestra región ha sido una que ha visto a sus ciudadanos lograr un mayor control sobre sus vidas. Prácticamente, toda América Latina ha pasado de sufrir bajo dictaduras a vivir en democracias. Sin embargo, debemos llamar la atención cuando observamos una amenaza a los principios democráticos. En Venezuela, hemos sentido una gran inquietud al ver que se han tomado medidas para restringir la libertad de prensa, así como para erosionar la separación de poderes que son tan necesarios para que la democracia prospere. En todos los países de la región, queremos ver elecciones que sean libres y justas”.

Era evidente que Chávez se iría por la tangente, no respondería a Obama sobre las violaciones a los derechos humanos y seguiría con su cantaleta sobre el colonialismo del imperio. Es decir, un Chávez con más de lo mismo.

Sin éxitos una guerra interminable


Terminó una guerra que por sus motivos no debiera haber comenzado. EE.UU. no consiguió jamás probar que el régimen de Sadam Hussein poseía armas de destrucción masiva ni que el líder iraquí tenía fluidas relaciones con Al Qaeda.

Las últimas tropas se marcharon el domingo rumbo a Kuwait, donde el papá de George W. Bush había comenzado la del Golfo Pérsico, más rápida y exitosa. Esta de Irak, en cambio, tuvo nada de exitosa, más de 100 mil iraquíes y unos 4.500 soldados estadounidenses murieron y otros 30 mil quedaron lisiados, lo que engrosará una lista de veteranos que requerirá de mayor atención psicológica y médica y que regresa a un país que debe incorporarlos a un mercado laboral endeble.
Si a todos esos gastos fijos y potenciales se le suma el billón de dólares gastado durante la operación de casi 9 años, son pocas las conjeturas que se pueden hacer a favor de la guerra, la que incluso no logró aquietar una violencia interna entre grupos étnicos eternamente en disputa. Lo único rescatable lo tomó prestado Barack Obama, quien cumplió con su promesa de campaña, la que también incluyó enviar muchas de las tropas en Irak hacia Afganistán, el otro bastión indomable que en décadas anteriores ni la Unión Soviética pudo controlar.
El futuro de aquella zona no pareciera depender del involucramiento directo de las grandes potencias, las que muchas veces están prestas a estabilizar una nación no por la necesidad de paz, sino por razones estrategias que tienen que ver con la energía del petróleo que todavía domina sobre el mundo.