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diciembre 12, 2013

Maduro, eficiente en controlar la conversación

El presidente venezolano, Nicolás Maduro, se distingue entre los líderes mundiales. Es el único que sobre la base de sus palabras, así sean estúpidas, cansinas o elocuentes, se mantiene vigente en la opinión pública nacional e internacional, a semejanza de su antecesor, el histriónico Hugo Chávez.

Como en los regímenes fascistas de antaño y utilizando el sistema de propaganda “gobbeliano” que los asesores cubanos reinventaron y le recomiendan a diario, Maduro no se priva de hablar de nada con tal de acaparar los titulares y controlar la conversación pública. Pero su sagacidad no está en el hecho de producir temas y titulares, sino en reinventarse con nuevos titulares cada siete días, y así desorientar a agencias internacionales, medios, ciudadanos, opositores,  que se quedan entretejiendo hipótesis, críticas e interpretaciones sobre los dichos de Maduro que él mismo se encarga de dejarlos en la historia unos días después.

En ese terreno, Maduro es líder. Rara vez se compromete en una conversación que otro haya iniciado, así sea un país extranjero o un medio local. Los titulares y las conversaciones los comienza y los termina él. Y en esa vorágine y cambalache de titulares consigue con desfachatez sus objetivos, porque cuando la crítica se centra en “millones y millonas de venezolanos y venezolanas”, él ya saltó a exigir una Ley Habilitante, cinco días después a propiciar saqueos en negocios de electrodomésticos, luego a controlar la reducción de precios por decreto y amenazas, luego a pertrechar a la población porque su cuerpo de inteligencia advirtió una conspiración yanqui, luego a decir que ganó las elecciones municipales por amplia mayoría o a crear alcaldes paralelos en las alcaldías que el chavismo perdió en las elecciones municipales del domingo pasado. Y así sucesivamente, Maduro se convierte en una usina de temas, titulares y conversaciones.

Desde hace 15 años, sobre la base de este tipo de propaganda, el chavismo se las ha ingeniado para estar en la cresta de la ola, haciendo que Venezuela se destaque en el contexto internacional, pese a que no es un país gravitante; de la misma forma que los hermanos Castro lo lograron con Cuba durante toda la Guerra Fría, algo desconcertante si uno considera que su PBI es más bajo que el de alguna mega ciudad latinoamericana como Sao Paulo o México.

Chávez y ahora Maduro, con diferente estilo, pero bajo la misma convicción de hablar hasta por los codos y sobre cualquier cosa, han sido muy eficientes en sus fines. Prueba de ello es que sobre la base de su gigantesco aparato de propaganda, a las ideas impuestas a nivel interno y externo, al control de la oposición y a las continuas victorias electorales, sin importar los medios utilizados, han podido tapar su ineficiencia administrativa, la corrupción galopante entre el liderazgo chavista y todos los demás vicios que formaron parte de todo movimiento fascista y anti democrático.


Se equivocaría aquel que piense que Maduro es un simple oportunista advenedizo víctima de su espontaneidad. Maduro, como Chávez, utiliza las siempre vigentes tácticas y estrategias de la propaganda de la que se han valido hombres insignificantes para convertirse en gestores de la historia. 

junio 26, 2012

Paraguay desenmascaró hipocresías

No hacía falta que sucediera el recambio presidencial en Paraguay como para que queden desenmascaradas tantas hipocresías e ironías de parte de varios gobiernos latinoamericanos.

Todavía no se produjeron la mayoría, pero las reuniones de la OEA, Mercosur y Unasur a partir de mañana, seguramente atraerán un correlato completo de posiciones a favor de aislar al Paraguay, porque un osado Congreso – ambas cámaras y en mayoría – eliminó de un plumazo a Fernando Lugo y elevó a rango presidencial al ex vicepresidente, Federico Franco, con la ratificación de las cortes Suprema y Electoral.

Si de formas democráticas se tratara, solo basta mencionar que quedó demostrado que existe autonomía de poderes, lo que garantiza que haya independencia, equilibrio y contrapesos, tres componentes esenciales que no son parte de otros procesos políticos latinoamericanos, que están solo basados en la capacidad de gobiernos de hacer elecciones, reformar constituciones para perpetuarse en el poder y negar o manipular a los otros poderes públicos e instituciones del Estado.

Y tras ser uno de los primeros presidentes que reaccionó, uno se pregunta si puede haber verdadera democracia en Venezuela, donde Hugo Chávez logró tener una ley habilitante por 18 meses que enajenó cualquier decisión del Congreso, justo en el preciso momento en que el oficialismo había perdido el monopolio en la Asamblea Legislativa y se estaba reparando la democracia con legisladores de la oposición. Si de golpes de Estado se hablara, aquella maniobra sí fue a todas luces un autogolpe parlamentario. O si su conducta soberana de negarle petróleo a Paraguay, no es la misma posición soberana que tienen los EE.UU. para seguir con el embargo económico sobre Cuba o negarle fondos al gobierno nicaragüense.  

Más allá de los vericuetos políticos – es que justamente lo de Lugo fue un juicio político no un proceso judicial – de si lo de Paraguay fue un golpe institucional o el derecho a la autodeterminación de los pueblos que muchos reclaman, la mayor ironía de este corto proceso fue que el ex Presidente cambió de parecer y después de reconocer la decisión del Congreso, acabó formando un gabinete paralelo para, según dijo, supervisar al nuevo gabinete.

No es fácil para organismos como la OEA tener que lidiar con este tema. José Miguel Insulza habla y reacciona más por temor al que dirán – o a lo que se dijo de la OEA tras la expulsión y golpe contra Manuel Zelaya – que a lo que pasó realmente en Paraguay; donde todos, de lo único que se agarran como para tener una excusa para criticar, es de lo brevísimo que fue el proceso; como aquella decisión de la Asamblea venezolana, ni más ni menos.

Habrá que esperar lo que pase en estos días, sobre todo las presiones internacionales que podrán subir a la estratósfera. Si será suficiente aplicar la Carta Interamericana Democrática o si ello no se trataría de una injerencia en asuntos internos y en la soberanía del gobierno paraguayo que ha actuado de acuerdo a lo que limita y permite su Constitución. En el medio de todas las interpretaciones políticas que se sopesen, seguramente el nuevo gobierno paraguayo terminará presionado y aislado… y si hay paralelismos con el proceso hondureño, con el tiempo habrá elecciones (posiblemente antes de las presidenciales de abril de 2013) y de a poco se irá insertando nuevamente en el contexto internacional.

Lo que ojalá no se permita en todo este proceso internacional que irá ganando fuerza, es que los hipócritas democráticos latinoamericanos se llenen la boca sobre los “valores de la democracia” sin que haya contrapesos de algunos líderes que deben desenmascarar esas hipocresías. De lo contrario, Chávez, Correa, Morales, Ortega, de Kirchner y hasta los hermanos Castro, hablarán hasta el hartazgo dándonos lecciones sobre democracia cuando son ellos los que incumplen con esos preceptos. Como muestra vale un botón: Raúl Castro declaró que el caso paraguayo demuestra que los golpes de Estado volvieron a Latinoamérica. Lo dijo sin vergüenza como cualquier estadista democrático.    

marzo 24, 2012

Coincidencias del Papa y los Castro

Si en algo coinciden el Papa Benedicto XVI y los hermanos Raúl y Fidel Castro, es que el marxismo de Cuba ya es un sistema agotado y que "no responde a la realidad".

Raúl y su hermano Fidel hace meses que vienen declarando y escribiendo que el Estado que ellos concibieron como marxista y comunista debe cambiar, ya que su modelo económico está totalmente agotado y sin sincronía con lo que el país necesita. Obviamente, para defender la poca dignidad que les queda de un sistema tan opresivo, le siguen echando la culpa al embargo estadounidense.

Pero el Papa cuando habla de un sistema agotado no se refiere a lo económico, sino que su visión está más centrada en la opresión y la falta de libertad; algo a lo que los Castro no les interesa, ya que ven en el posible mejoramiento de su economía la mejor forma para continuar con su régimen absolutista y unipartidario.

La visión de los Castro está centrada en el Estado egoísta, el que decide el destino de sus ciudadanos, el que como Dios dispone del libre albedrío sin tener en cuenta que la libertad es el derecho humano por antonomasia que cobija incluso a los demás valores, sueños y aspiraciones del ser humano como la vida, el amor y la felicidad, mensaje que en cada frase reclama el Papa.

En los días previos a la visita del Papa, los Castro redoblaron su mensaje egoísta, ordenando la detención, encarcelamiento y las golpizas en contra de quienes quieren vivir en libertad.

Es cierto que la Iglesia Católica está presionada por los acontecimientos políticos en la isla, pero así como el viaje de 1998 de Juan Pablo II, éste que empezará el lunes con Benedicto XVI a la cabeza, ofrecerá la esperanza de seguir concientizando sobre la libertad.

Benedicto XVI dijo antes de llegar a México, el primer peldaño de su viaje, que en Cuba “es evidente hoy en día que la ideología marxista, tal y como fue concebida, ya no responde a la realidad”, por lo que “hay que encontrar modelos nuevos, con paciencia, y de una manera constructiva”.

Ojalá que los hermanos Castro traten de seguir coincidiendo con el Papa, pero ya no basándose en sus declaraciones, sino en acciones concretas para que Cuba deje de ser un país comunista, unipartidario y anti democrático.

Una reforma política y de apertura, antes que económica, es lo que necesitan los cubanos y el Gobierno de los Castro para integrarse al concierto de naciones. Pedir, como Rafael Correa y los gobiernos socios del ALBA, que Cuba sea incluida en la Cumbre Iberoamericana a celebrarse en Cartagena, es una actitud egoísta que solo entiende a Cuba como si fuera gobierno, sin pensar que la verdadera Cuba y los demás países en una democracia, no son sus autoridades, sino sus pueblos dignos y libres para elegir su destino.

diciembre 24, 2011

Raúl Castro y su regalo de Navidad


La libertad de trasladarse, de reunión y asociación es una de las más preciadas del ser humano, porque tiene raigambre directa con el libre albedrío, esa condición natural con la que Dios nos creo, y la que el comunismo y los regímenes dictatoriales se desviven por reprimir.

El presidente Raúl Castro venía hablando desde agosto en forma inusual de que los cambios que estaba implementando en la isla a nivel económico también deberían incluir una reforma a las políticas migratorias, haciendo más fácil la vida de los cubanos para que puedan salir y entrar con mucho menos restricciones de su país, pero también para que puedan trasladarse sin resquemores ni represalias dentro de la propia isla.

Las esperanzas de todos los cubanos estaban centradas en el discurso que Castro daba ayer ante la Asamblea Nacional del Poder Popular. Habló de nuevo de las reformas, pero a la hora de dar algún aliciente, se quedó mudo. Es decir, sus omisiones indican que los ciudadanos cubanos seguirán siendo presos en su propio país. Quien quiera salir o trasladarse dentro de la isla, tendrá que pasar por trámites costosos y burocráticos como hasta ahora, y con pocas chances de que se le otorgue el permiso de salida.

Lo más triste, como siempre, es que esta medida restrictiva a un valor humano universal no despertará ninguna crítica en la comunidad política internacional. El gobierno cubano y todos los demás seguirán defendiendo su soberanía a dictar medidas sobre sus ciudadanos, pese a que signifiquen profundas violaciones a los derechos humanos.

diciembre 08, 2011

El Hilton desafía al gobierno cubano


El embargo estadounidense contra Cuba tiene la virtud de fabricar noticias en forma continua. Más allá de si es beneficioso o no para los fines por el que fue creado, siempre ofrece unos toques para crear conciencia que la democracia es importante y que los dictadores o quienes desprecian las libertades de su pueblo no merecen que se les trate con respeto.

No hablo solo de los hermanos Castro, sino también de energúmenos como Augusto Pinochet, quien vio debilitada su omnipresencia cuando un juez español y la justicia británica lo elevaron al escarnio público y mundial.

Raúl Castro y Fidel Castro merecerían también esa misma suerte. Algo de ella probó en estos días Raúl en su viaje oficial a Trinidad y Tobago. Más allá de los honores oficiales que le presentaron, el Hotel Hilton negó ser su anfitrión y de su comitiva. La excusa del hotel fue que debe cumplir con las leyes estadounidenses sobre el embargo para evitar represalias legales y judiciales.

Al Hilton no lo deberían criticar, como harán Rafael Correa y Hugo Chávez, quienes probablemente anunciarán medidas solidarias para expulsar a esa franquicia de sus territorios; después de todo, como dijo el presidente ecuatoriano en la reciente cumbre de la Celac, todos los ciudadanos deben cumplir con las leyes.

La actitud del Hilton, más allá de cumplir con las leyes de su país, debería ser imitada por otros hoteles de todo el mundo. Sería una forma práctica y excelente para denunciar a los dictadores y quienes atropellan a diario a sus ciudadanos.

octubre 13, 2011

Rousseff debe asumir su responsabilidad

Brasil insiste en pasar de potencia económica a líder hemisférico. Su voz está presente en todos los foros, ya sea pidiendo un escaño permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU o apoyando a Europa en sus maniobras para sortear la crisis económica, como ofreció esta semana la presidenta Dilma Rousseff.

Brasil es el único país americano, a excepción de EE.UU., con las características requeridas para ser líder: Tamaño, población, PBI y respeto internacional. Pero para liderar no solo debe pretenderlo, sino asumirlo. Tiene que meterse en asuntos no tan simpáticos, perder el miedo a tomar acciones que polarizan y sobre todo debe, bajo el principio de la universalidad, denunciar los atropellos sistemáticos de los derechos humanos, así ocurran en Cuba como en China.

Bien o mal, el ex presidente Lula da Silva asumió acciones de este tipo. Convencido de que algo malo había sucedido en Honduras, dio refugio al ex mandatario Manuel Zelaya en su embajada de Tegucigalpa y cabildeó para que Honduras fuera expulsada de la OEA.

Ahora es la presidenta Dilma Rousseff quien tiene en sus manos una oportunidad inmejorable para asumir el liderazgo. Si Brasil denuncia y reclama al régimen de Cuba por las violaciones actuales a los derechos humanos, no solo reivindicará la sed de libertad del pueblo cubano, sino que romperá la parsimonia timorata de sus pares latinoamericanos, que sucumben a la propaganda castrista – y del presidente venezolano Hugo Chávez – sobre que los principios de soberanía y no intervención, les impiden inmiscuirse en asuntos internos para denunciar los abusos.

Esa inmunidad, permite a los hermanos Raúl y Fidel Castro seguir aplastando las libertades. La Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN) denunció que en setiembre las autoridades detuvieron a 563 personas por motivos políticos, más del doble de las detenciones que se registraron en cada uno de los meses anteriores del año y la cifra más alta de las últimas tres décadas. Corroboran esta tendencia los informes de los últimos dos años, tanto de Amnistía Internacional como de Human Rights Watch y la Sociedad Interamericana de Prensa, que demuestran que la situación de los derechos humanos y el clima de libertad de expresión, lejos de mejorar, continúan deteriorándose.

Lo más extraño es la doble moral de la mayoría de gobiernos de la región, que esquiva denunciar a la dictadura cubana, aunque hayan ensalzado a los recientes movimientos populares democráticos en los países árabes. Cuba y Venezuela vienen comprando ese silencio a base de petróleo más barato, insultos diplomáticos y estrategias propagandísticas. La más urdida fue la de hace dos años, cuando Chávez cabildeó para que Cuba sea readmitida en la OEA y logró la aprobación de la asamblea. Enseguida, Fidel Castro desairó a todos y despotricó contra el organismo “prestado a los intereses del imperio”. En realidad, nadie comió el anzuelo. La reinserción, equivalía a que su gobierno debía asumir responsabilidades en materia de democracia y derechos humanos, aspectos que desprecia.

Los estados latinoamericanos no deberían estar tranquilos ni sentirse exonerados de exigir responsabilidades al régimen. Aunque Cuba no se someta a la Carta Democrática Interamericana o a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la Convención de Viena de 1969 establece el vigor de tratados internacionales, como la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, por encima de disposiciones de su derecho interno y de su Constitución, lo cual la hace igualmente responsable ante el universo, por violaciones a los derechos humanos o crímenes de lesa humanidad, como muchos que parecen cometerse en ese país.

Si se examinan las agresiones que las turbas gubernamentales provocaron contra las Damas de Blanco en las últimas semanas, los arrestos continuos de disidentes, las trabas a la circulación de personas en el territorio nacional y a la libertad de expresión, se podrá advertir la mano de las autoridades detrás de todas esas transgresiones.

Ni Cuba ni cualquier otro Estado pueden escudarse detrás de los principios de soberanía y no intervención. Ya nadie tiene excusas. Pero algunos países, por su potencial, como Brasil, tienen mayores responsabilidades y deberían asumirlas.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...