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febrero 13, 2013

Benedicto XVI: merecido descanso


Fue una gran sorpresa la del Papa Benedicto XVI. Pese a todas las teorías creadas a su alrededor, muchas de ellas conspirativas y otras por escándalos dentro y provocados por miembros de la Iglesia, prefiero quedarme con la figura de un buen Papa que, como dijo, se retira porque ya quedó sin fuerza física para seguir conduciendo.

Este Papa no fue ni será recordado por el carisma que tenía Juan Pablo II, pero tampoco se lo puede encasillar en un simple Papa de transición como se lo encasilló cuando empezó hace ocho años.

Es uno de los papas más inteligentes, ha asentado doctrina como muy pocos, que venía desarrollando desde la Congregación para la Doctrina de la Fe, y ha bregado por la mejora y modernización de las comunicaciones electrónicas de la Iglesia, acomodándose a los nuevos tiempos. No solo hace poco sorprendió con su cuenta en Twitter, sino que desde hace tres años lanzó su arremetida contra los curas para que e-vangelicen a través de redes sociales y el internet.

Le tocó lidiar con los problemas graves de la Iglesia, quizá el peor de la historia, el de la pederastia y lo hizo razonablemente bien y enfrentando a los curas a la justicia secular. Se vio involucrado en los Vatileaks y todo el escándalo financiero de una curia que se ha dejado tentar por aquello que en los sermones detesta.

El ex cardenal Joseph, en sintonía con Paulo VI y Juan Pablo II que calificaban a los medios de “dones de Dios”, entendió que es mejor no alterarse ante los medios y las nuevas tecnologías, sino adaptarse a ellas y aprovecharlas como herramientas para crear comunidad, frenar la emigración de feligreses a religiones más modernas o permisivas y combatir lo que escasea: espiritualidad, vocaciones sacerdotales y multitudes en misas.

Lo que nunca me gustó de él ni de otros, fue que haya insistido en oponerse a la consagración sacerdotal de las mujeres y que siga favoreciendo el celibato. Creo, sin embargo, que el tiempo pasará y estas cosas serán del pasado como fueron otras doctrinas que la Iglesia debió cambiar con los tiempos.

Este Papa más que de transición ha sido un buen eslabón para que la Iglesia pueda retomar su rumbo más espiritual y alejado de los negocios y pecados. Al menos ha puesto muchos puntos sobre las íes. A su edad y sin la fortaleza, es un buen momento para dejar la Iglesia en alguien más joven y dedicarse a un merecido descanso y consagrarse sus últimos días a la oración.

marzo 28, 2012

“Abajo el comunismo”

La frase sintetizó lo que sucede en Cuba: “¡Abajo el comunismo!”.

Lo dijo un manifestante durante la visita de Benedicto XVI, el que fue sacado de inmediato por agentes de Seguridad del Estado vestidos de civil. Fue golpeado hasta por una persona con un chaleco con la insignia de la Cruz Roja.

Digo que sintetizó lo que sucede en Cuba por lo siguiente. Tanto Raúl Castro, Fidel Castro como el Papa y el cardenal Wenski de Miami, coincidieron en criticar el marxismo en forma pública, pero ningún ciudadano, a quien los gobernantes y el espíritu de la Iglesia se deben, puede expresar lo que siente sin ser blanco de las represalias y la violencia.

El comunismo como cualquier otra forma de ismos autoritarios tiene esa visión del Estado y gobiernos todopoderosos que hasta puede jugar y maltratar el sentido de libertad del pueblo.

Ese grito que en cualquier lugar pasaría desapercibido y hasta podría despertar nostalgias románticas para algunos, en Cuba es un pecado capital, un signo de desobediencia y de desacato a una autoridad que siempre se ha sentido con la libertad para oprimir y castigar.

La represalia contra quien osó gritar abajo el comunismo refleja 53 años de ostracismo y de quitarle a cada ciudadano el derecho humano más elevado y fundamental incluso más que el de la vida, el de la libertad, así sea la de traslación, de asociación y de expresión.

No hay derecho humano más fundamental que el de la libertad y régimen más oscurantista que aquel que les prohíbe esa libertad a sus ciudadanos.

Nota aparte merece el dato, no menor, de que la paliza recibida por el gritón de la libertad fue de parte de un señor que vestía un chaleco con la insignia de la Cruz Roja, lo que implica la malversación de una representación, tan disparatada como la que años atrás critiqué en este blog, cuando algunos integrantes de las fuerzas colombianas que rescataron a Ingrid Betancourt se enmascararon con ese símbolo para perpetrar el rescate. 

marzo 24, 2012

Coincidencias del Papa y los Castro

Si en algo coinciden el Papa Benedicto XVI y los hermanos Raúl y Fidel Castro, es que el marxismo de Cuba ya es un sistema agotado y que "no responde a la realidad".

Raúl y su hermano Fidel hace meses que vienen declarando y escribiendo que el Estado que ellos concibieron como marxista y comunista debe cambiar, ya que su modelo económico está totalmente agotado y sin sincronía con lo que el país necesita. Obviamente, para defender la poca dignidad que les queda de un sistema tan opresivo, le siguen echando la culpa al embargo estadounidense.

Pero el Papa cuando habla de un sistema agotado no se refiere a lo económico, sino que su visión está más centrada en la opresión y la falta de libertad; algo a lo que los Castro no les interesa, ya que ven en el posible mejoramiento de su economía la mejor forma para continuar con su régimen absolutista y unipartidario.

La visión de los Castro está centrada en el Estado egoísta, el que decide el destino de sus ciudadanos, el que como Dios dispone del libre albedrío sin tener en cuenta que la libertad es el derecho humano por antonomasia que cobija incluso a los demás valores, sueños y aspiraciones del ser humano como la vida, el amor y la felicidad, mensaje que en cada frase reclama el Papa.

En los días previos a la visita del Papa, los Castro redoblaron su mensaje egoísta, ordenando la detención, encarcelamiento y las golpizas en contra de quienes quieren vivir en libertad.

Es cierto que la Iglesia Católica está presionada por los acontecimientos políticos en la isla, pero así como el viaje de 1998 de Juan Pablo II, éste que empezará el lunes con Benedicto XVI a la cabeza, ofrecerá la esperanza de seguir concientizando sobre la libertad.

Benedicto XVI dijo antes de llegar a México, el primer peldaño de su viaje, que en Cuba “es evidente hoy en día que la ideología marxista, tal y como fue concebida, ya no responde a la realidad”, por lo que “hay que encontrar modelos nuevos, con paciencia, y de una manera constructiva”.

Ojalá que los hermanos Castro traten de seguir coincidiendo con el Papa, pero ya no basándose en sus declaraciones, sino en acciones concretas para que Cuba deje de ser un país comunista, unipartidario y anti democrático.

Una reforma política y de apertura, antes que económica, es lo que necesitan los cubanos y el Gobierno de los Castro para integrarse al concierto de naciones. Pedir, como Rafael Correa y los gobiernos socios del ALBA, que Cuba sea incluida en la Cumbre Iberoamericana a celebrarse en Cartagena, es una actitud egoísta que solo entiende a Cuba como si fuera gobierno, sin pensar que la verdadera Cuba y los demás países en una democracia, no son sus autoridades, sino sus pueblos dignos y libres para elegir su destino.

marzo 22, 2012

La presión contra Benedicto XVI

Nunca un viaje del Papa Benedicto XVI sufrió tanta presión política como éste que debe afrontar a México y a partir del lunes a Cuba. Políticos e intelectuales de todo el mundo, exiliados cubanos en Miami y la disidencia interna en la isla, claman para que el Pontífice se reúna con las Damas de Blanco y otros grupos e individuos independientes y opositores al régimen.

Más allá de su viaje pastoral, el Papa no puede soslayar que no se trata solo de una oportunidad única para motivar a los ciudadanos a acercarse a la Iglesia, para que el gobierno deje ser tan dictador, para que todos sientan la esperanza de la libertad, sino también para que haya un gesto simbólico para aquellos que en forma cotidiana arriesgan sus vidas a favor de la libertad religiosa, de expresión, reunión y asociación.


El Papa como jefe de Estado y piedra de la Iglesia Católica tiene una doble responsabilidad. No cumplir con la necesidad de reunirse con los disidentes, aunque se trate de un simbolismo, permitirá al gobierno comunista continuar con su prédica anti libertaria y anti cristiana.

enero 21, 2012

Benedicto XVI y Cuba


El Papa Benedicto XVI debería sopesar políticamente su próxima visita a Cuba, después de que el régimen de los Castro dejó morir en la cárcel al prisionero político Wilman Villar Mendoza, tras una huelga de hambre por más de 50 días, episodio que esta semana trajo a la memoria la muerte de Orlando Zapata Tamayo en el 2010 y la intolerancia de un régimen comunista que se ha extendido por más de medio siglo.

Con esta visita, la Iglesia Católica está recogiendo los frutos de su cosecha de años anteriores, como la liberación de presos políticos y periodistas independientes que fueron ex patriados a España. Seguramente también reactivaría aún más la Fe y el acercamiento con el gobierno comunista. Sin embargo, para que la visita cumpla mejor sus cometidos en un ambiente internacional tan polarizado sobre Cuba, el Papa debería recibir a las Damas de Blanco, visitar a disidentes y no dejar que se imponga la agenda política del régimen que, como lo ha hecho con innumerables presidentes latinoamericanos que llegan a Cuba, solo busca apoyo internacional para seguir con sus tropelías ideológicas y físicas.

La visita de Benedicto XVI no solo debe servir para aliviar espiritualmente las cargas de los oprimidos, sino también, mediante hechos y dichos concretos, para imponer una carga moral tan fuerte sobre los opresores que no tengan otra opción que verse forzados a establecer caminos de mayor libertad, sin retorno.

 

mayo 17, 2011

Vaticano: penitencia o cárcel

Por fin el Vaticano se mostró enérgico y ordenó a los obispos del mundo entero que deben luchar contra la pederastia en la Iglesia Católica. Deberán someter a la justicia a cualquier abusador de menores dejando de lado lo que fue práctica común con muchos prelados y en muchas diócesis del mundo, es decir esconder y trasladar a los sacerdotes pedófilos a otras jurisdicciones donde no eran conocidos.

Aunque ya existía esta política en EEUU donde más casos de pederastia se denunciaron y salieron a la luz, y el Papa Benedicto XVI había indicado su política de “tolerancia cero”, lo importante es que en el mundo entero ya dejará la Iglesia de tratar este tema como un pecado que necesitaba debida penitencia, sino como un delito común y grave que debe ser puesto a consideración de la Justicia.

Dos primeras reacciones me nacen de este proceso. Primero, que aunque esta nueva medida será un disuasivo para los delincuentes, a uno le queda la sensación que en la Iglesia todavía quedarán muchos pederastas potenciales, por lo que se necesita una purificación mayor y un acto de contrición y autocrítica muy grande. Segundo, que sin una modificación de los estándares de la Iglesia el problema no se va a acabar, sino que quedará dormido, lo que no contribuye a que regrese la credibilidad y el respeto por una profesión como el sacerdocio, la que ya ha perdido todo su lustre a consecuencia de sus propios pecados.

enero 29, 2011

No fue por Wikileaks: Papa no al celibato


El Papa Benedicto XVI nos tiene acostumbrados a las sorpresas, desde haber sido el primero que asumió el problema de la pederastia y hasta poner en duda la racionalización del uso del condón o defender a rajatabla que el matrimonio solo debe ser entre un hombre y una mujer y que el celibato es una de las cuestiones canónicas inamovibles de la Iglesia Católica.

Y sus afirmaciones parecen escritas en piedra desde que antes de ser Papa fue el responsable de la Congregación para la Doctrina de la Fe. En nada parece tener dudas. Sin embargo, parece que es un hombre como cualquier otro, de carne y hueso como nosotros, que duda, y que tiene argumentos que van cambiando con el contexto, la edad y los cargos.

El Papa tiene (o tuvo, mejor dicho) dudas sobre el celibato sacerdotal. Claro que sus dudas se pueden haber disipado con los años, porque las tuvo de joven, en sus cuarenta, cuando enseñaba Teología en su Alemania natal, según la revista Pipeline, del Círculo de Acción de Ratisbona un grupo de católicos crítico.
En un documento firmado por Joseph Ratzinger cuando tenía 42 años, el 19 de febrero de 1970 junto a otros teólogos prominentes de Alemania y enviado a la Conferencia Episcopal del país, se afirma que “nuestras reflexiones apuntan a la necesidad de una urgente revisión y un tratamiento diferenciado de la regla del celibato para la Iglesia alemana y para la Iglesia universal".
Entre las reflexiones vertidas en el documento se reflexionaba que el celibato podría provocar la escasez de candidatos al sacerdocio y de la disminución del talento por quienes optan por ese oficio. A lo que en la actualidad, habría que sumar que ha provocado que muchos delincuentes, pederastas, más allá de su orientación sexual, se escondan dentro de la Iglesia.
Más allá de las consideraciones canónicas y teológicas, estos puntos fueron los que defendí cuando años atrás la comunidad católica fue sacudida por la conducta del Padre Alberto, ahora episcopal, cuando en una playa de Miami Beach se mostró muy acaramelado con su ahora actual esposa. A pesar de las disquisiciones morales del momento, todas válidas, interpreté que el celibato en cuestión, más allá del cura Alberto, estaba dejando a muchos talentosos fuera de la vida sacerdotal al tener que elegir entre esa profesión pastoral o tener una familia, aspectos que no pueden ni deben estar divorciados.
Según el documento en el que imprimió su firma Ratzinger se decía que si el celibato no era discutido por los pastores de la Iglesia, sería tomado como tema a un nivel más bajo, lo que podría provocar pérdida de autoridad para los obispos y deserción sacerdotal.
Creo que ambas cosas están presentes ahora. Ojalá que la sabiduría del ahora viejo Ratzinger, lo haga retrotraerse a sus épocas de juventud madura y tomar de aquellas reflexiones las mejores ideas para que la Iglesia no discrimine a nadie con el tema del celibato. Todos tienen y pueden tener la vocación de servir en el sacerdocio.

abril 10, 2010

Pecado o delito: reformas

Si el domingo de Pascua, Jesucristo hubiera reaparecido físicamente, no me caben dudas de que furioso echaría a los abusadores de menores que se refugian en la Iglesia Católica, así como expulsó a los mercaderes del templo porque lo habían convertido en cueva de pecado y corrupción.
No tendría misericordia. Su repulsión sería mayúscula y no le temblaría la mano ni la voz para condenar a los pederastas y a cualquier otro delincuente que se enmascare detrás de una sotana para manosear a un niño. Tampoco toleraría la negligencia ni la manipulación u omisión de quienes encubrieran esos delitos. Su compasión correspondería a las víctimas.
Y diferenciaría el pecado del delito. Entre la actitud de quienes se infligen daño a sí mismos, como la prostituta a la que nadie se atrevió a tirarle una piedra, con la de aquellos que transgreden la moral y la ley causando mal a los demás. Para los primeros existe la confesión, la penitencia y el arrepentimiento, para los segundos la cárcel y el destierro.
Para el líder de la Iglesia, el Papa Benedicto XVI, tampoco existen dudas sobre los pederastas. Prometió “tolerancia cero” contra ellos, asumiendo con firmeza, desde cuando era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que se deberían erradicar las porquerías del templo. “¡Cuánta suciedad hay en la Iglesia!”, gritó en su sermón de Viernes Santo de 2005.
A pesar de la postura del Pontífice, muchos de sus detractores piden que renuncie. Unos artículos del The New York Times lo acusan de “pecar por omisión”, al no haber expulsado al cura Lawrence Murphy, un pederasta en Wisconsin que molestó a 200 niños sordos y al alemán Peter Hullermann, otro cura depredador a quien se le habría permitido continuar en su diócesis cuando era arzobispo de Múnich; aún habiéndolo sabido.
Sus defensores argumentan que no hubo omisiones, tal vez distracciones. Es que como obispo, siempre displicente para las tareas diocesanas administrativas, Joseph Ratzinger estuvo más interesado en perseguir descarriados teológicos que depredadores sexuales. No obstante, no le tembló la mano contra más de 200 casos de curas alcohólicos, adúlteros y pedófilos; ni se amilanó cargando culpas ajenas cuando se reunió con víctimas de pederastia en Australia y Estados Unidos.
También, como cardenal, Ratzinger emitió en 2001 un edicto que obligó a los obispos a reportar al Vaticano cualquier abuso, mientras que en su reciente carta pastoral a los católicos irlandeses agravó el castigo contra los religiosos y sacerdotes que “traicionaron” el Evangelio y a la Iglesia, responsabilizándolos no solo ante la justicia divina, sino arrojándolos ante los tribunales ordinarios.
Esta nueva política de asumir la sanción de la justicia donde antes existía la mera posibilidad de arrepentimiento y penitencia, debería incluso aplicarse en aquellos casos como en Alemania, en que las causas prescribieron por el tiempo trascurrido entre el abuso y la denuncia. Sería una fórmula decorosa para limpiar el templo, evitar los encubrimientos e impedir la reincidencia delictiva.
A pesar de que Roma tendrá que asumir costosas consecuencias, como por ejemplo si la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos permite demandas directas contra el Vaticano - además de que varias diócesis se declararon en bancarrota tras pagar compensaciones millonarias a las víctimas; lo que está en juego no es un problema económico, sino la propia credibilidad de un liderazgo que justamente alecciona sobre temas urticantes relacionados a la sexualidad.
Por eso el conflicto actual reviste mayor gravedad y gravitación social que el despertado por otros sismos eclesiásticas, como la controvertida universalidad de Galileo Galilei, la nefasta Santa Inquisición o el aquelarre financiero del Banco Ambrosiano, porque simplemente no tocaban las fibras íntimas del comportamiento moral y sexual de la sociedad.
Lo que no hay que confundir con este caso, es que se condene a la Iglesia como institución o a todos sus representantes sin distinciones, o se llegue al extremo de señalar la preferencia sexual de las personas como causante del mal. En estos tiempos, se necesita la prudencia necesaria para entender que los abusos de menores, y todos los delitos conexos, como la pornografía infantil y la pedofilia, son pecados capitales que no discriminan a grupo o asociación humana alguna.
Creo, por último, y lo repito, que la Iglesia debería ya asumir reformas impostergables, que si bien no van directas a cortar los pecados actuales, seguramente a largo plazo evitarían mayores errores: eliminar el celibato, es decir que las personas casadas también puedan escoger consagrarse al sacerdocio y dejar de lado la prohibición de que las mujeres puedan ordenarse al sacerdocio. Sin estos requisitos, por más que la Iglesia se defienda con argumentos teológicos, no es más que discriminación.

abril 06, 2010

Tolerancia cero

El domingo de Pascua no fue muy bueno. Hubiese preferido que el Papa Benedicto XVI hubiera repetido su lema de "tolerancia cero" sobre los curas pederastas y hubiera pedido perdón por las declaraciones que uno de sus asistentes dio el Viernes Santo comparando las críticas contra el Pontífice como aquellas que sufrieron los judíos tras el holocausto.

Es verdad que el Papa no puede estar todos los días refiriéndose al problema de los pederastas, pero no es menos cierto que los líderes de la Iglesia sí tienen la responsabilidad de no evadir este tema por mas espinoso que sea.

Años atrás, cuando el primer escándalo se destapó en EEUU por la década del 70 y más recientemente se develó en los 90, este problema solo aparentaba ser de los católicos estadounidenses.

Los obispos norteamericanos en el 2002 determinaron la política de tolerancia cero, dejando de encubrir a los pederastas, denunciándolos a la policía y expulsándolos del sacerdocio.

Es menester que los obispos de otros países afectados y no afectados todavía, adopten esta política para que no se encubra el delito.

Cuando ls líderes de la Iglesia tuvieron la oportunidad de defender a los niños o a ellos mismos, prefirieron defenderse a sí mismos, pero al hacerlo perjudicaron a toda la Iglesia y su credibilidad.

En muchos países latinoamericanos el escándalo todavía no saltó, tal vez porque son sociedades más cerradas donde existen mayors prejuicios sobre temas sexuales, o porque el sistema judicial es aún más reacio a demandas sobre estos temas - pero seguramente también pueden saltar en cualquier momento y sería decoroso que los obispos y el clero actúen decorosamente y no cometiendo los mismos errors que los líderes estadounidenses y europeos.

abril 02, 2010

Benedicto y su crucifixión

En este Viernes Santo, el Papa Benedicto XVI está lidiando con una de las peores crisis que tuvo la Iglesia Católica en el último siglo, cargando con las culpas de un montón de curas y religiosos pederastas que nos están a todos avergonzando.
Lamentablemente, como cabeza de la Iglesia, el Pontífice está cargando con la responsabilidad de no haber actuado más firme en casos cuando era prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe y arzobispo de su arquidiócesis de Múnich. Pero en realidad las críticas provienen más de gente que está agitando a la prensa por intereses económicos – como muchos abogados que están detrás de conseguir el tropeo más valioso: el Vaticano - o por intereses anticatólicos; porque si este tema se midiera con la vara de la equidad, seguramente se podrá ver que en una estructura tan vasta como la de la Iglesia, el Papa no tiene mucho que ver con casos específicos.
Como en varios posts anteriores traté de diferenciar, la cúpula de la Iglesia sí es responsable del “pecado de omisión” por no haber actuado a tiempo contra los curas pedófilos o haber encubierto muchos casos trasladando a los abusadores de menores a otras diócesis después de recibidas las denuncias, en lugar de haberlos expulsado y puesto a disposición de la justicia ordinaria.
Pero no hay dudas de que el Papa actual fue el líder de la Iglesia que más ha hecho, hablado y denunciado a los curas abusadores. Desde sus sermones, sus cartas a los irlandeses católicos y todas sus intervenciones, en la que incluso tuvo el valor de hacer autocrítica cuando en el 2005 habló de la “mucha suciedad” y “arrogancia y autosuficiencia” que hay en la Iglesia, pidiendo a los obispos que denuncien todos los casos ante el Vaticano, reclamando la intervención de la justicia ordinaria.
No caben dudas que Benedicto XVI está viviendo hoy su propia crucifixión; aunque seguramente como el Cristo nuevo que se desprende de este Viernes Santo, el Papa tendrá la sabiduría necesaria para sacar a la Iglesia de esta crisis con fuerza y espiritualidad renovada. Porque si algo de seguro tiene este conflicto es que se trata de un sinnúmero de pecadores que se escondieron dentro de la Iglesia, y que fuera de ella igualmente hubieran cometido estos delitos.
La Pascua, esa renovación necesaria, está cerca.

febrero 18, 2010

Ayuno y penitencia

Acabo de llegar a Tegucigalpa donde este jueves tendremos una actividad importante con jóvenes universitarios para debatir sobre temas de libertad de prensa, foro en el que el presidente Porfirio Lobo firmará la Declaración de Chapultepec, y me encontré con una agradable sorpresa este Miércoles de ceniza, después que en el avión desde México venía leyendo sobre la firmeza del Papa Benedicto XVI de reclamar que se aplique la justicia ordinaria contra los curas irlandeses pederastas y mucha penitencia.

La sorpresa agradable fue que al llegar a Tegucigalpa leí en sitio de internet de El Heraldo, que el cardenal hondureño, Óscar Rodríguez, pidió algo a tono con los tiempos modernos: solicitó a “los adictos a la red” a que se propongan un "ayuno de internet" durante la Cuaresma y destinen ese tiempo a la oración.

"Un ayuno de Internet, ¿por qué no?", preguntó el cardenal. "Hay personas que ya son adictas al Internet, (que) durante la Cuaresma (deberían decir:) 'voy a hacer una hora menos de Internet y una hora más de oración'", apuntó Rodríguez, según El Heraldo.

El prelado pidió también ayuno de "malas palabras", de odio, venganza, rencor y otros sentimientos negativos.

Por otro lado, fue muy grata la noticia del papa Benedicto XVI, quien está apretando las clavijas a los curas y obispos irlandeses que por largos años han encubierto miles de casos de abuso de menores.

Este "crimen atroz" como le definió el Papa, es tal vez la cruz más grande y pesada que deba cargar la Iglesia, y temo que serán pecados que seguirán repitiéndose en el futuro, a no ser que se reformen dos cosas importantes: eliminar el celibato y la prohibición para que se ordenen las mujeres como sacerdotes.

Creo que si la Iglesia permitiera que se ordenen aquellas personas que también puedan tener vocación de familia, casarse, tener hijos y al mismo tiempo dedicarse a impartir los Sacramentos, así como a las mujeres ejercer como sacerdotes, se reduciría en gran medida este problema de la pederastia.

febrero 12, 2010

E-vangelización

El Papa Benedicto XVI no es tan peregrino, carismático ni popular como lo fue Juan Pablo II. Pero lejos de ser el pasivo “Pontífice en transición” que se preveía, el ex cardenal Joseph Ratzinger sorprende por su presencia dinámica y constante en los medios de comunicación y en el internet.
Benedicto XVI no se priva de la polémica ni de criticar a los medios por su trivialidad y la promoción de la violencia. Sin embargo, su postura conserva claramente distancia de la Segunda Conferencia Episcopal de Medellín, en la que hace 42 años algunos obispos latinoamericanos cercanos a la “doctrina de la liberación”, crucificaron a los medios, acusándolos por todos los pecados del capitalismo, el subdesarrollo y la dominación de los oprimidos.
En sintonía con Paulo VI y Juan Pablo II que calificaban a los medios de “dones de Dios”, el Papa actual entiende que es mejor no alterarse ante los medios y las nuevas tecnologías, sino adaptarse a ellas y aprovecharlas como herramientas para crear comunidad (aunque sean virtuales), frenar la emigración de feligreses a religiones más modernas o permisivas y combatir lo que escasea: espiritualidad, vocaciones sacerdotales y multitudes en misas.
En el espíritu de esta e-volución e-vangelizadora, para el Día Mundial de las Comunicaciones a fines de enero, el Sumo Pontífice desafió a los sacerdotes a extender su dominio sobre las nuevas tecnologías. Les pidió que usen “este regalo para la humanidad” que es el internet y que participen en blogs y en redes sociales, dando como ejemplo su propia tarea misionera, desplegada en podcasts, en su canal de YouTube y en www.pope2you.com, donde se muestra sermoneando en catedrales, igual que visitando mezquitas y sinagogas.
Pero al mismo tiempo, a este Pontífice de 82 años y de carácter moderno y ecuménico no le tiembla el pulso ni se amilana cuando tiene que defender doctrinas conservadoras y polémicas hasta para la propia Iglesia, como cuando supervisaba la fe católica desde la Congregación para la Doctrina de la Fe. Se opone a la consagración sacerdotal de las mujeres, favorece el celibato y rechaza con determinación otras conductas, como los matrimonios gays, las relaciones extramaritales o la manipulación de las células madres.

Su mayor acierto es haber asumido la tarea de exorcizar el funesto problema de los curas pedófilos, un tema que perseguirá a la Iglesia por generaciones y que también acaba de explotar en Alemania en colegios regentados por jesuitas. También en Irlanda, el Vaticano pidió que la justicia ordinaria sea la que deba castigar a los pederastas, lo que provocó la renuncia de cuatro obispos por el delito de encubrimiento.
Además, pese a sus esfuerzos a favor de la unión ecuménica, este Papa critica con firmeza la persecución de las minorías cristianas en países musulmanes, enoja a los judíos por motivar la beatificación del Papa Pío XII a quien se le cuestiona un prolongado silencio frente al Holocausto o provoca a los anglicanos facilitando la conversión al catolicismo a aquellos sacerdotes de la Iglesia de Inglaterra que rechazan la tolerancia a la ordenación de mujeres y homosexuales.
Y en cuestiones más terrenales, ni siquiera se amedrenta ante lo que sea más popular o aparenta intocable. A la película más taquillera de la historia, Avatar, a la que ni los críticos sueñan con augurarle fracasos en la noche de los Oscar, Benedicto, desde L’Obsservatore Romano le cuestiona su mensaje simplista “inundado de un espiritualismo vinculado al culto a la naturaleza… que convierten a la ecología en la religión del milenio”.
Ante este nuevo desafío e-vangelizador seguramente se multiplicará el uso del internet por parte de los religiosos, así como hace 40 años distintas congregaciones de católicos crearon sus propios medios incentivados por el mandato de Communio et Progressio (Comunión y Progreso) e Inter Mirifica (Entre las cosas Maravillosas) que surgió del Concilio Vaticano II, documentos pastorales sobre el buen uso de los “dones de Dios”.

Con este llamado a usar las nuevas tecnologías, el Papa Benedicto XVI aleja de la tentación a muchos religiosos que podrían adjudicarle al internet pecados y conspiraciones que otrora se le achacaban a los medios tradicionales. Adoptar innovación y creatividad, así sean del profano Silicon Valley, muestra una sabia e-volución.

agosto 09, 2009

Pobreza: contradicción argentina

Argentina es un país de contradicciones especialmente cuando se compara su riqueza en recursos naturales y alimentos y la pobreza y el hambre que campean por doquier.

Bastaron esta semana las palabras del Papa Benedicto XVI para respaldar la campaña de solidaridad católica Más por Menos, para que todos se rasgaran las vestiduras.
¡Y no es para menos! El Papa habló de “reducir el escándalo de la pobreza y la inequidad social” en un país que históricamente se ha vanagloriado de ser el “granero del mundo” y de haber tenido un gran superávit gracias a los precios de las materias primas, antes de que el mundo sucumbiera a la crisis económica y financiera que se inició con el descontrol estadounidense.

Es que la mayoría de argentinos no salimos de nuestro asombro al no entender como un país tan rico, pudo haber caído en la pobreza. La falta de liderazgo político, de previsión y objetivos a largo plazo, los vaivenes económicos que de izquierda, derecha y centro nunca supieron dar en el clavo, son solo un manojo de respuestas ante un problema al que nadie parece encontrarle solución.

Por más que el gobierno hable de que la pobreza ha sido reducida del 60 al 22 ó 23 por ciento en los últimos años, como dijo en estos días el ex presidente Néstor Kirchner – cosa que nadie cree toda vez que el Instituto Nacional de Estadística y Censos ha venido mintiendo a diestra y siniestra – en realidad, las estadísticas más creíbles, como las de la Universidad Católica Argentina, refieren que los pobres llegan hoy en la Argentina al 39 por ciento de la población, es decir unos 14 millones de personas, de los cuales, algo más de cuatro millones son indigentes.

El Papa habló de la vergüenza de la pobreza para ayudar al relanzamiento de la colecta nacional Más por Menos, poniendo de nuevo en el tapete este tema que el Gobierno viene rechazando en forma reiterada. Siempre el Papa pone el tema en la llaga y hace que todos los sectores de la sociedad se enfrasquen en un duro debate y una dolorosa autocrítica tratando de buscar los culpables ante semejanza contradicción social.

En años anteriores, el Papa siempre atrajo “jugosos” debates en los lanzamientos de la campaña Más por Menos de Cáritas. En el 2007 apuntaló la campaña solidaria pidiendo “reducir las desigualdades", en el 2008 solicitó solidaridad para “superar situaciones de pobreza" y este año, cansado de que no se logre nada, tomó al toro por las astas, denunciando lo escandaloso de la pobreza.

Las palabras del Santo Padre no gustaron, pero son necesarias para recordar que lo peor que le puede pasar al país es esconder y omitir la pobreza y el hambre masivo, la mayor vergüenza que puede ostentar un país rico.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...