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diciembre 29, 2014

El testamento de Fidel y Raúl

Todos se rebanan los sesos sobre qué pasará en Cuba ahora que se aliviaron las tensiones con EEUU y que el “modelo cubano no funciona incluso para nosotros”, como había confesado Fidel Castro en sus reflexiones.

En lo económico habrá mayor apertura y es posible que Raúl Castro empuje por un capitalismo controlado al estilo chino o vietnamés. En lo político, sin embargo, ya dijo que la revolución comunista proseguirá. Los Castro saben que si ofrecen elecciones libres, justicia independiente, libertad de expresión y otros derechos humanos que vapulearon por más de medio siglo, tendrán que asumir responsabilidades. Dictadores menos autoritarios que ellos debieron responder por crímenes de lesa humanidad ante la justicia y tribunales internacionales.

Barack Obama más allá de descongelar las relaciones diplomáticas, intercambiar espías, sacar a Cuba de entre países que promueven el terrorismo y aumentar permisos de viajes y el comercio con la isla, no puede hacer mucho más. Quitar el embargo no es de su competencia, sino de un Congreso que ya no controla.

¿Entonces por qué se llegó a este acuerdo? Fue un gesto político de conveniencia entre dos partes a las que se le agotaron los recursos y el tiempo, un anabólico que permite a ambos líderes a cada lado del Estrecho de la Florida, llegar al final de la carrera dejando algo importante en su testamento, su legado para la posteridad.

La muerte política para ambos está cerca; para los Castro incluso la biológica.  Obama venía de perder el Congreso en las elecciones legislativas de noviembre, ser acusado de pusilánime en materia de relaciones internacionales y pese al repunte sostenido de la economía, su popularidad cayó al piso, sumándose a una breve lista de presidentes en desgracia como George Bush. 

Obama miró de repente a América Latina no porque la descubrió casi al final de sus dos presidencias, sino porque quiere neutralizar la expansión de los chinos hacia la región que tienen la misma visión y métodos económicos que tuvieron los españoles y portugueses cinco siglos atrás.

De todos modos, Obama no es ni traidor ni ignorante como fue acusado por legisladores de origen cubano. Su decisión está sustentada por el bajo apoyo que tiene el embargo entre estadounidenses y cubano americanos con menos del 30 y  40% respectivamente. Además, es coherente con la política exterior incoherente de EEUU respecto a regímenes autoritarios, que lo mismo caza a Saddam Husseim o Muammar Gadafi, encarcela a Manuel Noriega, critica al norcoreano Kim Jong-il o sanciona a Nicolás Maduro, con la misma convicción que entronizó a Augusto Pinochet o se alía con el rey saudí Abdullah.

A los Castro, por otro lado, ya no les queda mucho tiempo. El gesto de Obama les vino como anillo al dedo para firmar su testamento y pasar la hoja. El problema es que no tienen mucho que repartir; excepto, vanagloriarse de su tozudez para aferrarse a un montón de ideas que le sirvieron para crear cierto romanticismo en el mundo sobre la base de criticar al imperio y al capitalismo o achacarle al embargo comercial la culpa de su ineficiencia.

Bien saben los Castro que ni en lo económico ni en lo político el modelo funciona como lo admitió Raúl en la Conferencia Nacional del Partido Comunista: “Los dogmas y criterios están agotados”. Es que Cuba siempre fue parásito de Rusia, China y Venezuela, salvavidas de turno que le ayudaron a sobrevivir su estado perenne de bancarrota.

Los desafíos que tendrá Cuba son muchos, pero el más importante será de dotar a la apertura económica con libertad y regenerar la capacidad de trabajo e incentivos para producir, dado que el comunismo deshizo la creatividad, la innovación y la responsabilidad por el trabajo individual. Cuba ya no puede aferrarse a exportar recursos humanos ni manipular a su gente como si fuera mercancía, enviando médicos, maestros y mercenarios para alfabetizar en Bolivia, curar en Venezuela o pelear en Angola o con movimientos terroristas latinoamericanos.

En esta nueva etapa, si los Castro quieren escribir un buen testamento, aunque sean enemigos de las ideas sobre el capital, deberán darle prioridad a su capital humano. La forma de hacerlo será ofreciendo libertad, el único valor que energiza al individuo y a una sociedad.

marzo 28, 2012

“Abajo el comunismo”

La frase sintetizó lo que sucede en Cuba: “¡Abajo el comunismo!”.

Lo dijo un manifestante durante la visita de Benedicto XVI, el que fue sacado de inmediato por agentes de Seguridad del Estado vestidos de civil. Fue golpeado hasta por una persona con un chaleco con la insignia de la Cruz Roja.

Digo que sintetizó lo que sucede en Cuba por lo siguiente. Tanto Raúl Castro, Fidel Castro como el Papa y el cardenal Wenski de Miami, coincidieron en criticar el marxismo en forma pública, pero ningún ciudadano, a quien los gobernantes y el espíritu de la Iglesia se deben, puede expresar lo que siente sin ser blanco de las represalias y la violencia.

El comunismo como cualquier otra forma de ismos autoritarios tiene esa visión del Estado y gobiernos todopoderosos que hasta puede jugar y maltratar el sentido de libertad del pueblo.

Ese grito que en cualquier lugar pasaría desapercibido y hasta podría despertar nostalgias románticas para algunos, en Cuba es un pecado capital, un signo de desobediencia y de desacato a una autoridad que siempre se ha sentido con la libertad para oprimir y castigar.

La represalia contra quien osó gritar abajo el comunismo refleja 53 años de ostracismo y de quitarle a cada ciudadano el derecho humano más elevado y fundamental incluso más que el de la vida, el de la libertad, así sea la de traslación, de asociación y de expresión.

No hay derecho humano más fundamental que el de la libertad y régimen más oscurantista que aquel que les prohíbe esa libertad a sus ciudadanos.

Nota aparte merece el dato, no menor, de que la paliza recibida por el gritón de la libertad fue de parte de un señor que vestía un chaleco con la insignia de la Cruz Roja, lo que implica la malversación de una representación, tan disparatada como la que años atrás critiqué en este blog, cuando algunos integrantes de las fuerzas colombianas que rescataron a Ingrid Betancourt se enmascararon con ese símbolo para perpetrar el rescate. 

noviembre 04, 2011

Cuba: comprar casas, autos, pero…


El gobierno de los Castro dio un nuevo paso para solventar una economía comunista que se cae a pedazos. Mientras Fidel escribe en contra del capitalismo del G20 y acusa a las potencias y a los países emergentes de todos los males de la raza humana, su hermano Raúl autorizó a los cubanos a comprar, vender y permutar sus viviendas.

La nueva medida se suma a otras en esa misma dirección como la autorización para compra – venta de automotores y a un significativo número de profesiones que los cubanos pueden hacer por su propia cuenta, todo habilitado en este 2011.

No hay que engañarse, la esencia del comunismo cubano no cambia en nada. Estas son simplemente oportunidades económicas para respaldar un sistema económico siniestro que estuvo siempre subsidiado por países amigos, así fueran primero los rusos – no solo por cuestiones geopolíticas estratégicas sino también por exportación de revolucionarios - los chinos y en la última década por Venezuela.

Para que uno crea que el gobierno de Cuba está adoptando cambios y alejándose del comunismo, la revolución debiera permitir que los cubanos fueran libres de trasladarse dentro o fuera de su país, que puedan expresar lo que sienten sin temor a sufrir represalias y que puedan formar asociaciones bajo intereses comunes e individuales; y que el Estado deje que el libre albedrío sea el valor por excelencia, como en cualquier sistema político que se precie de ser democrático.

Los Castro son embusteros. Solo quieren prolongar el comunismo, así como la inmunidad de la que gozan sin tener que enfrentar opiniones, oposición ni a la justicia.

septiembre 10, 2010

Fidel sigue siendo Fidel

Las declaraciones de Fidel Castro de que el sistema comunista no funciona ni siquiera para la isla, después de 51 años de machacar con esa , demuestra que Fidel sigue siendo Fidel, le encanta ser estrella y foco de atención.
No habría que dudar que pronto salga a decir que está arrepentido de haberle arrebatado las libertades a los cubanos, violado persistentemente los derechos humanos o que los líderes latinoamericanos que han peregrinado a La Habana a rendirle pleitesías en los últimos dos años han sido engañados toda su vida con un sistema incoherente.
Lo más incongruente de las declaraciones de Fidel es que han sido silenciadas por la prensa estatal, siendo tal vez la primera vez en la historia que no han sido reproducidas puertas adentro, algo que destacó la bloguera disidente Yoany Sánchez.
La prensa internacional y los académicos quieren ver en entrelíneas un mensaje de Fidel a su hermano Raúl para que inicie cambios políticos, lo que sí puede estar buscando es obtener actitudes más benevolentes de los EEUU y la Comunidad Europea en materia económica, que es donde al país le aprieta el zapato.
Fidel es el de siempre. Todo lo que hace o dice es a cambio de algo. No se trata de una frase al azar ni producto de su senilidad. Es para su propia conveniencia y para atraer atención e inversiones extranjeras, pero no para cambiar su sistema en lo interno.

enero 09, 2009

Procesión circense a La Habana

Rafael Correa, presidente del Ecuador, se sumó a la procesión circense que en estas semanas se está produciendo hacia La Habana para celebrar 50 años de dictadura y de opresión.

Este domingo le seguirá Cristina de Kirchner, más tarde Michelle Bachelet, Evo Morales, además de que ya fueron a rendir pleitesía el presidente de Panamá, Martín Torrijos, esta semana, y con anterioridad Hugo Chávez, Luiz Inacio da Silva. Lo más lamentable, es que no se han reunido – el gobierno no se los permite - ni osado hacerlo, con los miles de disidentes a los que las autoridades siguen acosando día tras día.

Correa dio un discurso muy bonito – y si bien comparto sus ideas de que EE.UU. debería tener otros métodos para incentivar la democracia más allá del embargo – en el que dijo que “demandamos y exigimos el fin del criminal bloqueo, genocidio premeditado por los poderes de siempre''. Lo que llama la atención es el doble discurso de Correa, así como de Morales y Chávez que siempre se llenan la boca para hablar contra el “imperio” y plegarse al lema de Fidel “socialismo, patria o muerte”, mientras que insultan a quienes critican sus acciones objetándoles de que no permitirán “injerencias sobre la soberanía nacional”.

Más allá de las simpatías o críticas ideológicas que se puedan tener sobre el régimen de La Habana, es lamentable que todavía se siga alabando a un sistema que le ha quitado y le sigue quitando la libertad a su pueblo. ¿Los logros de la dictadura? Salud y educación justifican muchos, aunque no dicen que el mayor componente de la educación se basa en el adoctrinamiento y que el sistema de salud rara vez da a los cubanos las medicinas que consiguen los extranjeros. El atraso del sistema comunista de la isla en materia de derechos humanos no se puede ocultar ni justificar.

Si Correa y los otros presidentes latinoamericanos cometerían el 5% de las atrocidades del gobierno cubano, sus pueblos le reclamarían el sillón y los lincharían. No se entiende, entonces, que lleguen en procesión a La Habana a vanagloriar lo que no podrían o se les permitiría hacer.

La ironía de la libertad

Existen dos tipos de libertad, la propia y la ajena. Una es la que gerenciamos y depende estrictamente de nuestra conciencia y de las decisi...