viernes, 8 de octubre de 2010

Evo y Vargas Llosa: contradicción

El mismo día que Mario Vargas Llosa ganaba el premio Nobel de Literatura, no solo por su prolífica obra literaria sino también por sus posiciones políticas a favor de la libertad y de la libertad de prensa, en el lugar donde de juventud se proyectó como escritor, en Bolivia; en ese mismo lugar, el presidente Evo Morales se aprestaba a dar los últimos pasos para que sea sancionada una ley que restringe severamente la tarea periodística.

Parece una broma del destino, una paradoja. Una verdadera contradicción. Un latinoamericano, escritor y periodista, se alzó con el máximo galardón por su prédica por la libertad y en contra de la opresión. El otro, otro latinoamericano, presidente, se quedó corto con una nominación que sus partidarios le “regalaron” para ser ungido con el Nobel de la Paz, por méritos que no son muchos y no tan descollantes cuando se trata de defender derechos que son esenciales para la democracia.

No se trata solamente de una pelea de ideologías, de izquierda o de derechas, sino de trayectoria y de tiempo de estar amalgamando experiencia y sabiduría sobre una causa. Vargas Llosa es conocido por décadas de abrazar la libertad y blandir la espada en su nombre contra tiranías, dictaduras y autoritarismos tanto de izquierda como de derecha.

Morales no tiene los mismos antecedentes. Es verdad que luchó y lucha en contra de la opresión y ahora lo hace en contra de la discriminación étnica y de género. Pero en su lucha, a diferencia de Vargas Llosa, gana lo que a otros hace perder; ofrece derechos pero arrebata otros.

La ley antirracismo que fue aprobada hoy por el Congreso boliviano era necesaria e importante, por la igualdad, pero es perniciosa porque conculca el derecho a la libertad de prensa, envilece a la sociedad con la censura y permite que el gobierno – que nunca se mostró amigo de los periodistas independientes – pueda discriminar a los medios según cómo se comporten con relación al poder.

Los medios bolivianos protestaron organizados como hace rato no se veía en el país. El reclamo es justo y están temerosos. Es que saben que el gobierno de Evo Morales es poco amigo de las libertades, es intolerante y cada vez más autoritario. Esta ley le permite seguir en ese camino.

Evo y las páginas en blanco

La prensa boliviana se aglutinó detrás del autoritarismo de Evo Morales. Lo hizo ayer con una protesta masiva de dieciocho periódicos, grandes y chicos, de referencia y populares, en cuyas portadas sin texto ni fotos, todo en blanco, publicaron solo un titular a toda página: "No hay democracia sin libertad de expresión”.

La protesta es parte de una cadena de manifestaciones públicas encabezadas por entidades de medios, sindicatos de periodistas, intelectuales, obispos y líderes de opinión que están hartos de que el presidente Morales, cada vez que trata de sancionar una nueva ley, incluye párrafos directos que minimizan la labor investigativa y de denuncia de los periodistas.

La legislación ahora en cuestión es la ley antirracismo, considerada por los propios medios y periodistas como buena y necesaria para acabar con una práctica ancestral de la discriminación en el país. La ley es inclusiva y busca el respeto por la diversidad y la pluralidad étnica y de género. Es una ley muy buena, a excepción de que promueve el cierre y la sanción de los medios de comunicación que permitan manifestaciones racistas.

La ley muestra que el legislador poco hizo para entender el funcionamiento de los medios, a los que acusa de instigar o hacer apología del racismo. Pero los medios, cuando se trata de declaraciones de interés público o hechas por personajes públicos, tienen el deber de reflejarlas, ya que si bien pueden ser dolorosas, sirven para el debate social por la importancia del emisor. ¿Acaso deberían censurar a Chávez cuando públicamente se refiere a Morales como el indio?

Morales fue mucho más allá de tratar de implantar la censura previa con esta nueva ley. Dijo que los medios sancionados pasarán a manos de sus empleados. Esto, obviamente, refleja el sentido y la vocación anti libertad de prensa del presidente, que muestra las variadas formas de justificar la censura. Seguramente, con esta legislación en la mano, buscará que los inquisidores de su gobierno vean quien se desvía ante cualquier insinuación de palabras racistas en un medio de comunicación para castigarlo con el cierre.

jueves, 7 de octubre de 2010

Correa no estuvo a la altura de la investidura

A una semana exacta del incidente en Ecuador comparto con ustedes la columna que publiqué en varios periódicos de las Américas.
La agresión de policías ecuatorianos contra las instituciones democráticas y el presidente Rafael Correa no tiene justificativo ni puede ser tolerada. Merece repulsa y castigo. Las fuerzas de seguridad no tienen derecho a levantarse ni a hacer huelgas, por consecuencias que fueron evidentes el jueves en Ecuador: caos, inseguridad, saqueos, muertos y heridos.
La reacción enérgica de la comunidad internacional se hizo sentir de inmediato. Los máximos organismos internacionales unieron sus voces a las de gobiernos de todo el mundo para reclamar por la institucionalidad del país, aunque se olvidaron de exigir plena libertad de prensa para que hubiera más transparencia sobre lo que sucedía y medir si los episodios eran tan preocupantes como los que en el pasado desembocaron en los golpes de Estado contra Abdalá Bucharam, Jamil Mauad y Lucio Gutiérrez.
Ahora que ha vuelto un poco la calma, cabe el preguntarse si el presidente Correa actuó a la altura de la investidura presidencial durante y después de las reyertas, y si su función fue liderar el orden y la tranquilidad o si su estilo arrogante y prepotente hizo más por azuzar el conflicto.
Sus actitudes y declaraciones durante el día y la noche del jueves no lo mostraron como un presidente firme, objetivo, capaz de controlar la situación o de buscar el orden y la calma; sino más bien como un individuo político, un jugador involucrado, con sesgo partidario y que se aprovechó de la situación para seguir polarizando al país.
En el día, en vez de mandar a las fuerzas armadas para controlar a los policías sublevados, Correa prefirió presentarse en el seno del conflicto y con micrófono en mano y tono electoral, desabotonándose la camisa y aflojándose la corbata, irrespetó la seguridad de la investidura presidencial. “Señores, si quieren matar al presidente, aquí está: mátenme si les da la gana, mátenme si tienen valor”, gritó desencajado.
Ese tono propagandístico, personalizado y victimizado siguió por la tarde desde el hospital, donde fue internado por las agresiones con gas lacrimógeno y donde quedó retenido por los policías sublevados. “De aquí salgo como presidente o salgo como cadáver”, declaró como tratando de demostrar un valor más allá de la Constitución le exige.
Por la noche, después del violento operativo de rescate, desde los balcones del Palacio de Corondelet, efusivo y exaltado ante una multitud convocada con pancartas de otras épocas, en vez de buscar el orden y pedir la calma a una población local e internacional bañada de incertidumbre, como se esperaría de un presidente respetuoso de los códigos democráticos, se olvidó de la justicia y prefirió personalizar el conflicto. Prometió castigos, nada de perdones, denunció conspiraciones, acusó al ex presidente Gutiérrez de intentar un golpe de Estado, atribuyó a la oposición ser miserable y a los partidos haber manipulado a los policías.
En fin, Correa usó durante todo el jueves los mismos términos beligerantes que son el rasgo característico de su Presidencia y que despliega en sus cadenas nacionales y discursos para descalificar a cualquiera que piense diferente, lo que ha degenerado en un clima rancio de confrontación y polarización en el país.
Ahora, ante el estado de sitio decretado por el gobierno los medios de comunicación electrónicos están obligados a solo propalar la voz oficial por cinco días, con lo cual se corre el riesgo de que la información siga siendo parcializada y utilizada como propaganda gubernamental.
Por ello fue que la Sociedad Interamericana de Prensa pidió que dentro de la preservación de la institucionalidad se restablezca la plena libertad de prensa, más necesaria en situaciones de crisis, cuando la ciudadanía requiere de información variada, plural e independiente de las fuentes de gobierno.
En los días sucesivos se deslindarán responsabilidades, se revertirá o no la ley de servicio público que cortó beneficios a las fuerzas de seguridad originando el conflicto, pero sobre todo dos cosas serán fundamentales para que Correa logre superar la situación: que reconsidere su estilo de gobernar, más cercano a las barricadas que a la institucionalidad y que devuelva la plena libertad de prensa como garantía de transparencia. En Ecuador no sólo se necesita preservar la democracia, sino que haya más democracia.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Chile-Argentina y los derechos humanos

La polémica entre los gobiernos de Chile y Argentina por el ex guerrillero chileno Galvarino Apablaza Guerra, muestra cuán diametralmente opuesta puede ser la perspectiva sobre los derechos humanos dependiendo si la óptica corresponde a Sebastián Piñera o a Cristina de Kirchner.

El gobierno chileno pidió la extradición del ex guerrillero de ese país, máximo dirigente del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), por el asesinato del senador Jaime Guzmán y, entre otros crímenes, por el secuestro de Cristián Edwards. Tras el de extradición, el gobierno argentino prefirió concederles asilo político, basado en un manido argumento de que no tendría argumentos de debido proceso en su país.

Era obvio que Piñera se disgustaría, así como todos los líderes chilenos, quienes ven que en Argentina se discrimina en materia de derechos humanos, ya que se utiliza para juzgar o no olvidar las atrocidades de los militares, mientras se hace la vista gorda sobre los ex guerrilleros que también desgarraron el país con las armas y sus violaciones.

El gobierno argentino no actúa en forma muy objetiva, si se considera que hace unos cuantos días atrás, el discurso de la presidenta Kirchner ante la asamblea de la Naciones Unidas tuvo como objetivo reclamar al gobierno de Irán que extradite a los iraníes responsables del atentado contra la AMIA, asegurando que se garantizará un proceso justo y transparente.

Justamente lo que el gobierno chileno le ha asegurado al argentino sobre el caso Apablaza, además de que se trata de un ciudadano chileno que es buscado por cometer crímenes en su país.

Se trata de un grave error de cálculo del kirchnerismo. Debiera construir no destruir relaciones con quien debiera ser su mejor aliado.

martes, 5 de octubre de 2010

Círculos bolivarianos infantiles

Hugo Chávez sigue sumando y riéndose del mundo entero después de que perdió las elecciones hace 10 días atrás. En lugar de hacerle caso a las urnas que, como dije en el post anterior, le dieron el mandato de morigerar sus actitudes “comunistoides”, está haciendo todo lo contrario.

Ahora a sus declaraciones del domingo sobre que las milicias civiles deben estar armadas (más el hecho de que dos etarras declararon en España que recibieron entrenamiento en Venezuela, recordándonos las denuncias de un juez español de principios de año sobre la conexión ETA-Venezuela- FARC), en el inicio del año escolar, “fue más que la oportunidad para fortalecer el sistema comunal revolucionario y el modelo socialista”, como denunció desde sus páginas El Universal de Caracas.

En la inauguración de escuelas, liceos y un centro universitario ocurrido ayer, Chávez declaró que “todo esto es un regalo de la revolución”, después de hablar de los próximos "círculos bolivarianos infantiles para estudiar, divertirse y hablar de los problemas de la familia", similares a los que desde hace décadas en la Cuba de Castro sirven para ideologizar a los menores y niños enajenando sus pensamientos sobre sus propias familias.

Serán tres meses muy duros éstos, antes de que el nuevo Congreso con balances y contrapesos de la oposición arranque en enero de 2011. Mientras tanto, Chávez hará descalabros.

lunes, 4 de octubre de 2010

Chávez: milicias, locura desafiante

Era de esperar. Hugo Chávez perdió las elecciones y en vez de morigerar el alcance de gobierno como pidieron las urnas, reapareció desafiante el domingo con dos medidas que radicalizan la revolución bolivariana que la mayoría ya no quiere.
Pero así es Chávez. Se comporta con una locura desafiante. Ahora dijo que quiere que todas las milicias civiles del país que creó en 2005 deben estar armadas. Es obvio que lo que pretende es armar a la gente no para evitar una invasión del “imperio” como quiere aparentar, sino para intimidar a cualquier disidente o grupo de oposición interna.

El grave peligro es que en un país polarizado como lo ha convertido, la gente armada, sin entrenamiento policial o militar, podrá en cualquier momento alzarse en armas y comenzar una guerra civil sin mucha justificación. Basta recordar las PAC (Patrullas de Autodefensa Civil) creadas en Guatemala para combatir a los insurgentes, las que luego de la guerra civil, fueron las que cometieron los mayores abusos a los derechos humanos y el sector más difícil de aceptar el desarme o ser desarmadas.

Como militar, Chávez debería saber mejor a lo que está exponiendo a los ciudadanos venezolanos.

domingo, 3 de octubre de 2010

Corrupción detuvo a Dilma Rousseff

Dilma Rousseff había caído en las encuestas en la última semana debido a las denuncias de corrupción y tráfico de influencias en su contra y sus allegados, pero se esperaba que todavía tuviera suficiente techo para llevarse la Presidencia en la primera vuelta, tras sondeos que en el peor de los casos le daban el 52% de los votos.

Este domingo unos 136 millones de brasileños, con una abstención del 17%, le dijeron que no a la corrupción y no le dieron la oportunidad de haberse convertido en la primera mujer presidenta del país, por lo que habrá que esperar hasta el ballotage del 31 de octubre. Escrutados el 98% de las mesas, la delfín del presidente Lula da Silva consiguió un 47% de los votos, José Serra (Partido de la Social Democracia Brasileña) como mejor opositor consiguió el 33% y Marina Silva (Partido Verde) fue la sorpresa de la jornada con el 19%.

Lula no debe estar muy contento. Su 85% de popularidad después de ocho años de gobierno y su campaña a favor de su candidata particular, parecía la fórmula perfecta para que Rousseff obtuviera más del 50% de los votos.

La subida de Serra y la explosión de Silva en la última semana - las encuestas los daban a los dos muy por debajo de los porcentajes que sacaron - hablan a las claras de que las denuncias sobre corrupción y la pelea de Lula y Rousseff contra la prensa debido a esas acusaciones, fueron hoy los factores claves.