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septiembre 21, 2015

Gobiernos que se creen Estado

Los ciudadanos tienen derechos; los gobiernos, deberes. Así lo ordenan las constituciones en un Estado de derecho. Sin embargo, en países como Argentina, Bolivia, Ecuador y Venezuela, ese orden está invertido.

Estos gobiernos en vez de administrar el Estado, se creen su dueño. Abusan de privilegios y hasta disponen de la libertad de sus ciudadanos, cómo antes lo hacían las dictaduras militares o, todavía ahora, el régimen de los Castro.

Cristina Kirchner, Evo Morales, Rafael Correa y Nicolás Maduro, tarde o temprano tendrán que rendir cuentas. Mientras tanto, protegidos por un blindaje auto creado, gobiernan autoritarios. El culto al personalismo es su rasgo característico, de ahí que haya textos escolares con dibujitos en los que Cristina es sinónimo de Estado o que Maduro, juez, busque encarcelar para siempre a Leopoldo López.

Quienes se creen predestinados buscan poder continuo. Morales, en el primer año de su tercer mandato, busca reelección eterna. Correa también lo hará en diciembre mediante reforma constitucional. En su pensamiento redentor de únicos “elegidos”, detestan que la justicia, los partidos y los medios les cuestionen.

Cuando más cuestionamientos, más se empecinan en crear controles. Correa busca darle rango constitucional a una propuesta que parece inofensiva. Quiere que la información sea un bien público, que al igual que el agua, la electricidad o la salud, pueda ser administrada por el Estado. De prosperar su iniciativa, podrá limitar, restringir o censurar la información, como en estos días, cuando dispuso que para evitar “alarmismos innecesarios”, nada se puede publicar sobre la erupción del volcán Cotopaxi.

Correa detesta que la información fluya libremente. Temeroso de las críticas, la cercena desde el primer día de su mandato, pero nunca lo hizo en forma tan eficiente después que sancionó la Ley de Comunicación hace dos años. A través de ella controla contenidos y sanciona a medios, periodistas e internautas que no se apegan a la verdad oficial.

Prueba de su autoritarismo es el hecho de no solo ha creado la ley, sino que también se auto adjudicó la función de juez. Mediante órganos de control que dependen del Poder Ejecutivo, la administra según sus intereses. Su parcialidad como juez es evidente. Solo una de las 161 sanciones fue aplicada contra medios estatales, las demás contra medios independientes; varios de ellos, ante las reiteradas sanciones y multas millonarias, se vieron obligados a cerrar.

La ley nació bajo la excusa de “democratizar” la comunicación, pero terminó siendo instrumento de autoritarismo. La mayoría de las veces es invocada por funcionarios que argumentando defender su honor, la usan para detener las críticas o investigaciones sobre corrupción.

Así como en Bolivia, donde Morales ordenó el cierre de decenas de organizaciones acusándolas de desestabilizar al gobierno, Correa arremetió ahora contra Fundamedios, una ong que defiende la libertad de prensa y a los periodistas. Su disolución, decretada para estos días, fue por el “delito” de publicar un par de blogs críticos a su gestión.
La Ley de Comunicación le da a Correa la coartada perfecta para crear silencio. Sus ataques, sin embargo, tienen un costo cada vez mayor en la comunidad internacional. 

Esta semana, una veintena de organizaciones convocadas por la Sociedad Interamericana de Prensa y Fundamedios en el “Foro de Quito por la Libertad de Expresión”, acusaron a Correa de violentar las libertades de expresión y de asociación, comprometiéndose a divulgar sus atropellos entre inversores extranjeros y los organismos multilaterales, con el objetivo de que condicionen su asistencia al cabal respeto de los derechos humanos.

Las primeras réplicas se sintieron horas después. Cinco defensorías de Naciones Unidas y de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, denunciaron el clima restrictivo creado por Correa, reclamándole tolerancia ante las críticas y no disolver Fundamedios.

Lejos de que el propósito se logre, lo importante es que este tipo de acciones recuerdan que la verdadera democracia no está sustentada solo por elecciones, sino también por la separación de poderes, la rendición de cuentas, el respeto por los derechos de las minorías y, principalmente, que los gobiernos no se crean dueños del Estado.

julio 12, 2015

Francisco: Evangelizador, político y activista

Francisco desembarcó en América Latina con un mensaje evangelizador, más que nunca provocador y cargadamente político. Cada gobierno y sector lo interpretó a su gusto y conveniencia.

Como activista empoderó a los pobres y marginados. “No se achiquen”, les dijo, pidiéndoles que se organicen y buscar alternativas creativas para ganar “tierra, techo y trabajo”. Ordenó amar a la pachamama, respondiendo a las atrocidades ecológicas que denunció en su encíclica Laudato si’. Condenó el servilismo al dinero y habló pestes del capitalismo, un sistema que “ya no aguanta”.

Como evangelizador pidió perdón por los crímenes de la Iglesia a los pueblos originarios durante la conquista de América. Reclamó a los católicos a no caer en “el alzheimer espiritual” y retó a otras denominaciones cristianas a no disfrazar evangelización con proselitismo para conseguir fieles.

Como político desafió a Bolivia y Chile a dialogar por la salida al mar, así como antes logró sentar a Cuba y EEUU a la mesa de negociación. Se mostró satisfecho por los avances sociales de los gobiernos de Rafael Correa y Evo Morales, aunque reclamó por el “afán de liderazgos únicos”; pidió alejarse de sectarismos y propuestas cercanas a dictaduras; a no confundir “unidad por uniformidad”; y denunció la merma de libertades, la falta de diálogo y el control desmedido.

Fueron las frases más contundentes y directas en contra de muchos líderes que siguen generando divisiones políticas, excluyendo y persiguiendo a todos aquellos que no comparten su visión de país. Pero creo que a Francisco le faltó ser más directo y frontal, ya que Correa y Morales, más preocupados de que sus aparatos de propaganda aprovecharan cada una de sus frases, ni se dieron por enterados.

Hubiera preferido un Francisco más específico; que denunciara los tres pecados capitales que desangran a Latinoamérica: Abuso de poder, corrupción y clientelismo. Lo hubiera preferido más enérgico y enojado para cantar las cuarenta, de la misma forma cuando diferenció pecados de delitos y sacó a los corruptos del Vaticano o arrojó a los curas pedófilos a la justicia ordinaria.

Que Correa y Morales hicieron más que gobiernos anteriores para reducir la pobreza e incluir a los marginados históricos, es cierto. Pero acaso ¿no es ese el deber de un gobierno? ¿Es que tanto se ha descompuesto el papel del Estado, que hay que alabar a aquel que genera bienestar, desarrollo y bien común, como lo exigen las constituciones y se promete en elecciones?

Correa y Morales, así como otros populistas del peronismo kirchnerista, del orteguismo sandinista y del madurismo chavista, abusan del poder. Se están eternizando a costa de reformas constitucionales retorcidas, elecciones manipuladas, oposición amordazada y justicia secuestrada. Todo ello les permite gobernar con impunidad, pese a la alta dosis de corrupción en la que viven. No se pueden tolerar estas prácticas, justificando que gobiernos de derecha anteriores fueron peores.

Mediante prácticas corruptas disfrazadas de Robin Hood, muchos gobiernos meten la mano en la lata usando fondos de la recaudación impositiva para crear grandes aparatos con los que hacen clientelismo desvergonzado, no obra social. Si esa danza de miles de millones fuera canalizada para crear obra e infraestructura pública, más fácil sería alcanzar ese círculo virtuoso de la economía y lograr el objetivo de “tierra, techo y trabajo” que reclama Francisco.   

El clientelismo no es más que un espejismo de bienestar. A la larga, solo sirve para aceitar maquinarias electorales y redoblar los abusos de poder. Doblan la apuesta pisoteando las libertades de expresión y de prensa, se atribuyen la propiedad de la verdad y usan gigantescos sistemas de propaganda para manipular la opinión pública. 

Ese círculo vicioso en el que se retroalimenta la corrupción fue denunciado esta semana por Leandro Despouy, después de auditar por 12 años al kirchnerismo desde la Auditoría General de la Nación. Puso de ejemplo los programas retorcidos de Sueños Compartidos y Fútbol Para Todos.

Ojalá Francisco cierre su gira en Paraguay con severas críticas a la corrupción y que advierta que en vez de jugar a Robin Hood, los gobiernos tienen la obligación de crear bienestar para todos, sin distinciones. 

octubre 20, 2014

Evo tramposo, no todo lo que reluce es oro

En Bolivia se dio la lógica. Evo Morales arrasó y se quedó con su tercera Presidencia y, posiblemente, con el sartén por el mango para eternizarse en el poder.

A diferencia de gobiernos con discursos antiimperialistas similares, Evo viene dando cátedra y generando envidias en materia económica. Con una economía estable, gasto público austero, crecimiento sostenido e inclusión de los empresarios de la zona de Santa Cruz, esquivos en su primera época de gobierno, los electores fueron contundentes.

Los votos son indiscutibles. No superó su margen histórico mayor al 64%, pero fue suficiente para sorprender a la comunidad internacional y borrar una imagen bufónica de aquel iletrado que acusaba a la carne de pollo con hormonas y a la Coca Cola, entre otros alimentos imperialistas, de ser el origen del homosexualismo y la calvicie en los hombres en los países desarrollados.

Hoy el respeto a Evo viene desde las autoridades del FMI, del Banco Mundial y de gobiernos vecinos que le piden créditos, tentados por los 15 mil millones de dólares en reserva del banco central. La austeridad Aymara y el destino vienen jugando a su favor. Gasta poco, la corrupción no tiene tinte económico y el precio de las materias primas ha sido alto y sostenido. La explotación ahora estatizada de hidrocarburos va en aumento y pronto, el litio, el mineral en el que flota el país, servirá para que el mundo industrializado reconozca a la nueva potencia.

Pero no hay que engañarse, Evo no solo ganó por todo eso, sino por una férrea mano en la política que restringió todas las libertades de la oposición. Aplica la fórmula autoritaria que antes muchos buscaban entre botas y cuarteles, considerándola solución necesaria para sacar del abismo a una América Latina desgarrada por la corrupción. Evo representa eso, menos corrupción, robos controlados, austeridad, y autoritarismo sesgado en lo político.

Los bolsillos más llenos ayudaron a su victoria, sin dudas. Pero también una prensa internacional sumisa que poco iluminó los focos de autoritarismo en este proceso electoral, sorprendida, quizás, por los informes de bienestar económico e inclusión de los indígenas, los más desfavorecidos por siglos.  

Unos seis millones de electores se quedaron en ascuas en esta elección. Nunca supieron bien que proponían los candidatos de los demás partidos, debido a una ley que no permitió campaña electoral alguna hasta 30 días antes del 12 de octubre, día del sufragio. Si se hubiera aplicado con imparcialidad, la ley pareja era garantía de equidad. Pero sabio en peleas callejeras, ventajas políticas y chicaneos oportunistas, Evo fue el único candidato que estuvo como amo y señor en todos los medios de comunicación, en cadenas nacionales y en actos públicos hasta para inaugurar secas alcantarillas.

Su presencia fue omnipresente. La de los demás candidatos, en cambio, estuvo vetada por el Tribunal Supremo Electoral. Tampoco se supo mucho sobre resultados de encuestas y estudios de opinión, porque las empresas debían estar previamente habilitadas por la autoridad. Ni siquiera Evo, como tampoco sus candidatos a senadores y diputados, sucumbió a los desafíos de la oposición por hacer debates televisivos, un modo de legitimar su presencia en la prensa. Evo siempre desistió, y aunque tenía todos los ingredientes para ganar cualquier debate, no quiso darle prensa a la oposición; la hizo invisible.

Los medios estatales, Bolivia TV, la red radiofónica Patria Nueva y el periódico Cambio - así como muchos medios privados cooptados por el gobierno - no fueron usados como medios públicos sino como órganos de propaganda gubernamental. Ni siquiera difundieron los debates entre los candidatos de la oposición; más bien, siguieron enrolados con aquella prédica original de Evo sobre que los medios deben ser aniquilados o absorbidos por el Estado, por cuanto solo buscan desestabilizar al gobierno con sus cansonas denuncias.

Su discurso anticapitalista hacia el exterior le ha servido para enmascarar su exclusión política en el interior. Habrá que ver ahora si ese absolutismo lo tentará a reformar la Constitución y eternizarse en el poder. Es cierto que lo descartó personalmente, pero, como muchos otros líderes autoritarios, no puso las manos en el fuego por lo que harán su partido y sus fanáticos electores. 

julio 18, 2013

Evo, Snowden y el nacionalismo

Como anillo al dedo dice el refrán. Adagio popular que no se puede dejar de aplicar al presidente boliviano Evo Morales, quien hasta hace semanas atrás estaba tratando de defenderse de los ataques de la oposición y de los ciudadanos por sus intenciones de ir a la reelección, mediante una interpretación bastante controversial de la nueva Constitución de su país – interpretación aprobada por el Tribunal Constitucional - que en su letra no lo permite.

Evo que hasta hace poco trataba de defenderse por el supuesto abuso de poder, encontró con el caso del ex contratista de la CIA, Edward Snowden, el viento de cola que le permite de repente alzarse en popularidad y empezar a transitar un camino pre electoral con todos los beneficios.

Evo está ahora aprovechando los vientos del nacionalismo gracias a su prédica anti imperialista que consiguió amalgamar después de que sufrió el bloqueo aéreo por parte de varios países europeos, entre ellos Francia, España, Portugal e Italia, luego de entrevistarse con el presidente ruso, Vladimir Putin.

Si bien al principio las autoridades europeas rezongaron cuando Morales exigió disculpas y una investigación, uno a uno esos países se doblegaron ante el mandatario, una vez que desde Latinoamérica se les reclamó sentido común, ya que no puede haber razón valedera para negar espacio aéreo y derecho de aeropuerto a un Presidente, por más que hayan creído que en el avión se transportaba clandestinamente a Snowden. 

Los españoles fueron los primeros en disculparse, tras los reclamos desde el Unasur, el Mercosur y la OEA, pero ahora Evo está pidiendo más que disculpas, sino que se castigue a los responsables de haber estado dando las órdenes o, como en el caso español, al embajador en Austria que quiso requisar el avión presidencial boliviano.

Más allá de los vaivenes de estos días, Evo sabe que si sigue denunciando la tropelía europea, denunciando al imperio y manteniéndose como víctima, tiene grandes chances de aumentar su capital político.

Difícilmente Evo deje escapar esta posibilidad. No le tembló la voz para decir que hasta considera cerrar la embajada estadounidense en su país, una medida que no parece ilógica si se considera que echó al embajador estadounidense años atrás, también a los agentes de la DEA (la agencia antidrogas estadounidense) y, recientemente, a los miembros de la USAID (la agencia de ayuda internacional estadounidense).

Evo seguirá sacando partido de la actitud energúmena de los europeos que le han ayudado a transformarse en víctima, a revitalizar un aparato de propaganda gubernamental que estaba bastante debilitado mediante un nacionalismo de patas cortas y a neutralizar una oposición que no tuvo otra opción que respaldar al “presidente perseguido”.


agosto 04, 2012

Evo promociona Coca Cola

Para el 21 de diciembre en Bolivia se dejará de vender Coca Cola, una medida que el gobierno de Evo Morales adoptó en sintonía con el calendario maya y para celebrar “el fin del capitalismo y el comienzo de la cultura de la vida”.

No se trata de una broma, sino de un anuncio oficial que hizo el canciller David Choquehuanca, que pareciera escapado de aquellos actos donde Evo dijo que el capitalismo era el responsable del homosexualismo y la calvicie, “enfermedades” que se transmitían debido a las hormonas en las carne de pollo.

No es la primera vez que el gobierno se pronuncia sobre la Coca Cola. Aquella vez que se refirió a los pollos, también dijo que la Coca Cola sería para destapar inodoros, por lo que de alguna forma a la bebida del capitalismo le había encontrado algo de utilidad. Bolivia no solo dejará la Coca Cola de lado a fines del 2012.

El canciller anunció: "El 21 de diciembre de 2012 es el fin del egoísmo, de la división, el 21 de diciembre tiene que ser el fin de la Coca-Cola, y el comienzo del mocochinche (refresco de durazno). Los planetas se alinean después de 26.000 años".

Seguramente, Evo que tanto detenta el capitalismo, lo único que hará es provocarlo aún más, ya que lo que generará es un mercado negro donde la Coca Cola, ahora a un precio de la mitad de lo que vale el jarabe de durazno, empezará a cotizarse a precios estratosféricos. Así como alguna vez tuve que dar marcha atrás por el aumento de los combustibles o por la construcción de una carretera en la selva boliviana, seguramente el gobierno tendrá que retroceder.

Mientras tanto, los bolivianos seguramente tratarán de beber lo que más puedan por ahora de Cuba Libre, su trago preferido sobre la base del “refresco capitalista”; mientras que los directivos de Coca Cola jamás hubieran tenido tanta creatividad para crear una campaña de mercadeo tan positiva y eficiente. Sin dudas, Evo está transformando los mecanismos del marketing internacional. Ni el calendario maya marca el fin del mundo para este 2012 ni las prohibiciones harán mella a la Coca Cola.

enero 17, 2012

Correa y Evo preparan la mesa


Las elecciones siempre son un dolor de cabeza para los gobiernos cuando tienen que preocuparse para mantener su status quo y buscar la reelección. Pese a que todavía no se lanzó en Ecuador la campaña electoral, el presidente Rafael Correa ya está dando pasos muy atinados para ser reelegido en enero del 2013, con las maniobras y ventajas acostumbradas.

Con enmiendas del oficialismo al Código de la Democracia, el nombre de la ley electoral, Correa busca lo que el presidente Evo Morales ya logró con su ley de nuevo Código Electoral del año pasado, es decir prohibir toda publicidad o propaganda que cualquier particular o institución haga a favor de algún candidato o posición política y prohibir que los medios de comunicación hagan una cobertura de las mismas, sin la supervisión del Colegio Nacional Electoral, contemplando que se deberán abstener de “de hacer promoción directa o indirecta, ya sea a través de reportajes, especiales o cualquier otra forma de mensaje, que tienda a incidir a favor o en contra de determinado candidatos, postulado, opciones, preferencias electorales o tesis política”.

Es decir, se trata de una legalización de la censura.

Por otra parte, eso es lo que los partidos de la oposición no permitieron que ayer suceda en Bolivia. En un diálogo a ciegas convocado por Evo con la oposición, al que solo se permitía la entrada de medios y periodistas del gobierno, los principales partidos no concurrieron o se fueron luego que supieron que el evento estaría cerrado para la prensa independiente.

Se trató de una buena señal de la oposición, toda vez que los actos de gobiernos, para que sean verdaderamente democráticos, deben tener la debida transparencia. De ahí la importancia que ante el planteamiento de Evo de que todos los periodistas debían retirarse para proceder a puertas cerradas, también lo hicieron los representantes del Movimiento Sin Miedo (MSM, centro), Unidad Nacional (UN, centroderecha) y del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR, derecha).

La falta de apertura del gobierno boliviano en este tipo de diálogos políticos y sociales que empezó a fines del año pasado, incluye la discusión de una nueva ley de prensa que se considera mermará la capacidad de los medios y aumentará el control que sobre ellos puede tener el gobierno.

octubre 05, 2011

Evo: Exorcizando culpas

Evo Morales no puede con su genio. Ya encontró más de una docena de culpables y responsables para achacarles el problema de la brutal represión policial contra una marcha indígena pacífica que reclama que no se construya una carretera en una reserva natural de la Amazonía boliviana.

El turno ahora le tocó a la policía, que según él, hizo todo lo posible para manchar la imagen del gobierno y desprestigiarlo personalmente. La semana pasada atacó a la prensa que dijo tener los mismos objetivos perniciosos contra el gobierno. Antes de eso a grupos de derechos humanos y antes a EE.UU. Todo en un correr de un par de días.

Dijo que él no ordenó la represión y casi que se mostró extrañado por las reacciones populares en su contra que derivaron en la renuncia de varios de sus funcionarios, entre ellos dos ministros y un viceministro. Y como sigan las reacciones y las desprolijidades de su gobierno, seguramente las renuncias continuarán.

Morales ya tiene un gobierno gastado y el rédito político que antes le daba acusar a los grupos extranjeros o a la CIA, la DEA o al gobierno de Barack Obama, ya no le funciona ni nadie le cree. Esa pérdida de credibilidad hace mella contra otras acciones tomadas en el pasado, como por ejemplo el asesinato de supuestos terroristas internacionales que estaban planeando complotar contra él.

Morales ahora se ha tirado en contra los grupos étnicos que eran la base de su gobierno. Debilitado después de seis años, está lejos del 60% de los votos y popularidad con la que asumió su segunda Presidencia.

El descrédito es grande y todos saben que finalmente Morales tendrá que tirarse para atrás cuando vea que la base se le desmorona. Se debilita producto de sus propias palabras.

septiembre 28, 2011

La presión de las marchas

Sebastián Piñera y Evo Morales saben cuan eficientes son las manifestaciones públicas para seguir elucubrando sus políticas. Hoy, en los extremos de la filosofía política, están experimentando al unísono lo peligroso que resulta enfrentarse a los reclamos sociales que se manifiestan a través de marchas públicas de protesta.

Morales tuvo que cancelar su proyecto de un camino que atravesaría el país por zonas indígenas ante el reclamo masivo de sus pares y por haber permitido que la policía se ensañe contra los manifestantes. Piñera no tiene otra que sentarse a negociar con los estudiantes, después de que estos paralizaron el país en varias oportunidades en reclamo por una educación más pública, mejor y gratis, lo que ya desencadenó en varias renuncias y remociones de ministros.

Ambos presidentes tienen su popularidad por el piso y si no pegan un viraje de timón oportuno, nada podrá reivindicarles sus altos porcentajes de otrora.

En política la popularidad es así. Una medida mal tomada, como el gasolinazo de diciembre pasado en Bolivia, o el acertado rescate de los mineros de Chile en setiembre pasado, modifican de inmediato los estados de ánimo de las poblaciones. Las marchas o los reclamos de mayorías no siempre son acertados y tienen motivaciones políticas, por lo que a veces actúan con la misma demagogia que la que utilizan los políticos.

mayo 30, 2011

Evo Morales y sus discursos obligatorios


El presidente boliviano Evo Morales se las arregla siempre para contaminar la libertad de prensa con leyes con las que quiere realzar su figura y hacer propaganda al estilo Hugo Chávez. Se le ocurrió en estos días que la nueva Ley de Telecomunicaciones debe tener una cláusula que obligue a la radio y a la TV a emitir en forma obligatoria y gratuita todos sus discursos en cadena nacional. Sin limitaciones.

Este abuso de privilegio y de poder restringe los criterios editoriales de los medios de comunicación, además de que se antepone a principios de libertad de expresión que establecen que solo deben ser obligatorios aquellos mensajes presidenciales o del Estado que sean de interés público, como en casos de seguridad nacional, conmoción interna o emergencia sanitarias.

Con esta ley, Morales, quien a diario cree que sus mensajes son de interés nacional, estará ocupando espacios en los medios para vociferar su propaganda partidista y gubernamental, y para hacer obligatorio para cada boliviano, escuchar discursos tan importantes como aquel, en el que sentenció que comer mucha carne de pollo, por ejemplo, incentiva el homosexualismo.

marzo 07, 2011

Los amiguitos de Kadafi

En Latinoamérica el loco y violento de Moammar Kadafi tiene amigos que desean y quieren protegerlo. En Managua quedé sorprendido por los titulares de los diarios locales, que estiman, que los Kadafi llegarán por Nicaragua a exiliarse en caso de que la Otan y los EEUU finalmente decidan cortar con la violencia que el líder libio le prodiga a sus propios ciudadanos.
A juzgar por las declaraciones a favor de Kadafi en las últimas semanas, uno ya se puede imaginar quiénes son sus amigos latinoamericanos: Hugo Chávez, Daniel Ortega y Evo Morales. No es mucho lo que se puede agregar. Apoyar sin miramientos a un asesino y dictador como Kadafi, releva las pruebas sobre las condiciones de estos tres líderes latinoamericanos. Especialmente de Chávez que confirió a Kadafi la condecoración mayor del país, por su obra similar a la de Simón Bolívar.
Lo increíble del trípode de amigos de Kadafi en la región es que todos fueron depositarios del Premio Internacional a los Derechos Humanos Moammar Kadafi instaurado por el presidente libio y que consta de 250 mil dólares. Se los entregó en distinta fecha en la sede de su gobierno en Trípoli. A Chávez en el 2004, a Morales en el 2000 y a Ortega en el 2009.
Decoraciones y premios van y vienen y nadie puede creer que con tal desfachatez se la entreguen en nombre de los derechos humanos. Una burla.

octubre 30, 2010

Prepotentes

Prepotentes 30-10-10

En cualquier período electoral es normal que afloren actitudes belicosas entre candidatos oficialistas y opositores, o entre el gobierno y la prensa, como en el reciente proceso venezolano o en el que culminará el 31 de octubre con las elecciones presidenciales de Brasil.

El riesgo es que esa beligerancia proselitista muchas veces permanece como el rasgo más característico del gobierno electo. Latinoamérica es prueba de ello. Existen gobiernos que mantienen un clima permanente de prepotencia y confrontación con sus adversarios políticos y con la prensa, como si nunca hubieran abandonado la contienda electoral.

Los gobiernos prepotentes, como los de Hugo Chávez, Cristina de Kirchner, Daniel Ortega, Evo Morales y Rafael Correa, se mantienen en la tapa de los diarios no tanto por la repercusión de sus obras, sino por el antagonismo permanente con sus rivales, así sea la oposición, la prensa o cualquiera que desafíe su pensamiento o intenciones. El problema es que no se quedan en palabras, sino que construyen un andamiaje legal y jurídico persecutorio que enmascara su autoritarismo de democracia y apego a las instituciones.

Los ataques más furibundos contra la oposición y los medios con frecuencia son una combinación de nuevas leyes electorales y anti prensa, con el fin de que el gobierno prevalezca a toda costa.

Eso ha permitido a Hugo Chávez perder las elecciones legislativas recientes pero obtener mágicamente mayor cantidad de diputados. En Bolivia la oposición fue diezmada con la misma estrategia, además de que el régimen electoral restringe la libertad de expresión acotando la propaganda y las encuestas electorales. Mientras en Argentina, a un año de las elecciones generales, existe preocupación en la oposición porque todavía sigue sin reglamentación la Ley Electoral, no sabiéndose cómo se actualizarán los padrones electorales, qué recursos se dispondrán para la propaganda política o cómo será controlada.

En Nicaragua, Daniel Ortega, en busca de su reelección, desoyó la voz del Congreso y de la Constitución, extendiendo por decreto la vida judicial de magistrados sandinistas de la Corte Suprema de Justicia para que avalen su intención. Y así como en Venezuela y Bolivia, en Ecuador también se indujeron referendos y reformas constitucionales para permitir casi a perpetuidad la vida del gobernante.

A la prensa no le va muy distinto que a la oposición. La Cámara de Diputados argentina esta semana respaldó la intención de Cristina de Kirchner de declarar de interés público el papel para diarios, un insumo que fue codiciado en Argentina por gobiernos de todos los gustos y colores. Y con espíritu anti democrático acostumbrado habló de “nacionalizar” a la prensa, justificando que el periodismo tiene que defender los intereses del país; o, lo que para ella es lo mismo, apegarse a los lineamientos del gobierno.
En Bolivia la persecución de la prensa es continua. Se filtra en cada nueva ley que se aprueba con párrafos enteros para disciplinar a los medios. A principios de mes, Evo Morales promulgó una ley antirracista que más allá de castigar la discriminación, hace pasible la censura o el cierre de los medios y las multas o cárcel para periodistas por el solo hecho de reproducir opiniones o noticias de terceros que un comité gubernamental definirá como ideas racistas.

Y en Brasil habrá que esperar cómo se comporta la candidata oficialista Dilma Roussef, si termina de imponerse a José Serra el 31 de octubre. Intranquiliza que ante las denuncias sobre tráfico de influencias y corrupción en su contra, tanto ella como el presidente Lula da Silva, han prometido “aplastar algunos periódicos y revistas” que se “comportan como oposición”, reflotando la idea de una ley de Comunicación para reducir el poder de los medios, la cual Lula no tuvo tiempo de implementar.

Ante este estilo mandón y la prepotencia legal que mina la libertad de prensa y debilita la oposición, los medios hacen mal en dejarse enredar en ese ambiente de confrontación eterna de la que se alimentan los regímenes autoritarios. Es preferible que usen todas sus energías en lo que saben hacer bien, fiscalizar, investigar y denunciar todos los actos de corrupción, porque en definitiva es la opinión pública la que a la larga limitará la vida de los déspotas.

octubre 10, 2010

Firme decisión contra Evo

Por primera vez el director-propietario de un medio de comunicación e en Bolivia se declara en huelga de hambre para protestar por la ley antirracista aprobada esta semana por el gobierno de Evo Morales, a la que considera atentatoria contra la libertad de prensa y el derecho del público a estar informado, como describo en los post anteriores.
Pedro Rivero Jordán, vicepresidente de la Comisión de Libertad de Prensa e Información de la Sociedad Interamericana de Prensa, y director ejecutivo del diario El Deber con sede en la ciudad de Santa Cruz, se sumó esta mañana a una carpa en una de las plazas principales de la ciudad, a varios periodistas que iniciaron medida similar días antes.
De esta forma, Rivero Jordán quiere demostrar que no hay diferencias entre periodistas y directores de medios cuando se trata de atentados contra la libertad de prensa, tratando de minimizar las acciones y los dichos del gobierno que siempre trata de hacer ver que los directores de medios solo están detrás de intereses económicos y son poco solidarios con los periodistas o sus empleados.
La prensa boliviana, periodistas y directores, medios y reporteros, sindicatos y asociaciones, Iglesia y líderes de opinión, están detrás del mismo objetivo, tratar de revertir la aprobación de esta ley con una reglamentación especial que deje sin efecto los artículos que permite que el gobierno pueda cerrar los medios de comunicación. (Ver post anteriores).

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...