Donald Trump insiste con un muro
en la frontera y que México lo pague. El presidente Enrique Peña Nieto le dijo
que no, pero por twitter; y tampoco pudo convencer a Hillary Clinton que lo
visite. La candidata no quiere explicar que el muro ya existe y que tendrá que
seguir deportando indocumentados como masivamente lo hace Barack Obama.
La telenovela depara ironías
para todos los gustos. A Trump le hubiera bastado decir a secas, que su
intención era alargar el muro para detener a los migrantes ilegales, pero lo
traicionó su verborragia fanfarrona. Calificó de asesinos, violadores y
narcotraficantes a los inmigrantes, sin saber que los delincuentes prefieren quedarse
y gozar de la impunidad de su país. Los nuevos migrantes, en cambio, son niños
y familias enteras víctimas de secuestros, traficantes de personas y de la
guerra sanguinaria entre carteles.
Por más que hablen y
pataleen, ni Trump ni Clinton resolverán mucho. La reforma migratoria la debe solucionar
el Congreso, que no atina a dar soluciones coherentes desde hace tres décadas.
La parálisis legal tiene de víctimas a 11 millones de indocumentados y obligó a
Obama a convertirse en el presidente récord en materia de deportaciones. Echó a
más de 2.5 millones de personas durante sus primeros siete años de mandato, más
que los 19 presidentes que le precedieron desde 1892.
Pese a cualquier esfuerzo
del Ejecutivo y del Congreso, lo cierto es que el sistema migratorio hace aguas
por todos lados. Se calcula que el 40% de quienes entran con visa de turista a
EEUU se quedan ilegalmente después de los seis meses permitidos. Además, otras leyes
positivas del pasado están quedando descompasadas. Una de ellas es la Ley de
Ajuste Cubano, que beneficia con alto grado de solidaridad (entrada automática
y residencia legal) a quienes escapan de la eterna dictadura comunista de Raúl y
Fidel Castro.
La legislación es
extemporánea y está creando más perjuicios que beneficios. Desde que en
diciembre de 2014 Obama y los Castro hicieron las paces, los cubanos se fugan
en masa por temor a que pronto podrían perder sus privilegios. La estampida
masiva provocó en 2015 que miles de ellos quedaran varados en terceros países, creándose
una crisis migratoria y económica entre naciones centroamericanas, que
suficiente tienen con sus propios conflictos políticos y de inseguridad.
El “Lampedusa
latinoamericano”, como se denominó a la crisis de refugiados cubanos en su paso
por Costa Rica y Nicaragua hacia EEUU, dejó a muchos de ellos a merced de
traficantes de personas, asaltantes, explotadores sexuales y de gobiernos sin
capacidad de reacción ni recursos para mitigar la situación. La crisis reventó
esta semana. Nueve gobiernos latinoamericanos imploraron a Obama detener esos privilegios
que terminaron siendo un búmeran y un muro invisible e insalvable para la
región.
A los cubanos los motiva la
falta de libertad y las penurias económicas. Iguales razones tenían en otras
épocas la mayoría de los latinoamericanos para emigrar hacia el norte. Pero la
ecuación determinante es ahora la inseguridad. Un reciente estudio, “Vidas a la
Incertidumbre” de la Coalición Pro Defensa del Migrante en México, demuestra
que en siete de 10 casos la violencia es la causa principal de la migración. La
situación está agravada por la impunidad de los malhechores como consecuencia
de la inacción del Estado, según denuncia la mexicana Comisión Nacional de
Derechos Humanos.
Otro dato irónico es que si
bien Trump puso de moda al muro con sus exabruptos, EEUU hace décadas que lo
está construyendo. De las 2.000 millas de frontera que separa a los dos países,
700 millas ya están con vallas, muchas de ladrillos y tejido, y otras con
sonares electrónicos y custodiadas por drones. Más irónico aún, es que los descalificativos
de Trump contra los inmigrantes ilegales, encuentran sustento en los argumentos
que usa Obama para deportar. En 2015, el 91% de los deportados tenía
antecedentes criminales, ya sea por delitos cometidos en EEUU o en sus países
de origen.
La ironía mayor, sin
embargo, es que Trump, habiendo sido políticamente incorrecto en la última
semana, logró que sus dichos y acciones sobre este nuevo muro de los lamentos y
los agravios, le ayudaron a pegar un gran salto en las encuestas. trottiart@gmail.com