sábado, 23 de julio de 2011

La “Ley Correa” o mordaza de los medios


La discusión en la Asamblea Nacional de Ecuador sobre el proyecto de Ley Orgánica de Comunicación, presentado el 1 de julio de 2010, por el diputado oficialista Mauro Andino de Alianza País, se revitalizó después de la Consulta Popular que ganó el presidente Rafael Correa en mayo de este año.

La consulta, especie de coartada perfecta por parte de Correa, tuvo dos preguntas claves (3 y 9) sobre la actividad periodística: la 3, prohibiendo a los dueños de medios que tengan participación accionaria fuera de su ámbito comunicacional y la 9 referida a que se sancione pronto una Ley de Comunicación que contenga un Consejo de regulación para regular la difusión de contenidos con mensajes explícitos de violencia, sexo y discriminación. La Consulta obtuvo el SI inducido por Correa para cada una de las 10 preguntas, aunque por un margen mucho menor de lo que el gobierno esperaba. Incluso la 9, fue la que menor diferencia tuvo entre el SI y el NO.

El proyecto de ley actual es similar al que provocó una misión de la SIP en 2009 y que se criticó con vehemencia, que nucleaba tres proyectos de ley presentados por diputados del oficialismo y oposición; discusión que se paralizó por distintas facciones dentro de la Asamblea Legislativa que discutían el carácter “autónomo” e “independiente” al gobierno que tendría un consejo regulador de la prensa; y, también, después de que la relatora de la CIDH, Catalina Botero, criticara en forma muy sensata aquella Ley que violaba preceptos sobre derechos humanos y libertad de expresión contenidos en tratados internacionales sobre DD.HH. Esas críticas persisten hasta hoy, y varios diputados de oposición y medios, tratan de que se tome en consideración aquella carta de la relatora del 10 de agosto de 2010.

La Ley de Comunicación es un gran anhelo de Correa. El Presidente siempre dijo que ésta le permitiría “controlar los excesos de la prensa corrupta”. Ahora, justificándose con lo que establece la Constitución y con el “mandato” que dice emanar de la Consulta Popular, Correa tiene las excusas necesarias para que la ley sea aprobada a como dé lugar.

Lo peor de la Ley es que establecerá un organismo supranacional con mayoría de miembros del Poder Ejecutivo, una especie de consejo de censura superior que estará bajo las órdenes de Correa.

El proyecto de Ley de Comunicación que será aprobado en breve, tiene 105 artículos. En forma resumida establecen:

Art. 8: Obliga a todos los medios a contar con un código de ética que induzca buenas prácticas y conductas.

Art. 9: Se refiere a que la información debe ser veraz, verificada, oportuna, contextualizada, plural…

Art. 13: Establece la cláusula de conciencia y describe, el derecho del periodista a negarse a una orden de trabajo o hacer contenidos contrarios al código de ética; y a que los periodistas pueden hacer público en sus medios el desacuerdo con el propio medio.

Art. 16: Se refiere a la reserva de la fuente y secreto profesional, expresando que el periodista tiene ese derecho a excepción de la Constitución y los instrumentos internacionales.

Art. 17: Establece como Derecho a la protección contra la censura que el periodista puede demandar judicialmente al medio cuando suspenda la publicación de un artículo o noticia o cancele un programa o modifique un horario de emisión.

Art. 18: Reingresa el tema de la colegiación obligatoria – algo que fue calificado de inconstitucional por la Corte Constitucional ante un pedido del presidente Correa – para los periodistas en los medios y oficinas públicas.

Art. 20: Sobre Derecho de Rectificación, por informaciones sin pruebas o inexactas, se da el derecho al ofendido a que “rectifique”, “con las mismas características y en el mismo espacio u horario”.

Art. 21: Hace una distinción al citar Derecho a la Réplica o Respuesta, especifica que quien resultare ofendido tendrá derecho a réplica o “respuesta de forma gratuita e inmediata”. Que el medio deberá notificar, en caso de investigar (corrupción por ejemplo) a alguien, para que pueda contestar por sí mismo o su representante legal.

Art. 28: Los medios deben diferenciar y no mezclar información y opiniones.

Art. 34: Crea el Consejo de Comunicación e Información. (CCI)

Art. 35: Entre sus atribuciones: monitoreo técnico de la programación para clasificar contenidos y franjas horarias; velar por los gastos de publicidad oficial; crear mecanismos de transparencia sobre tiraje, sintonía.

Art. 36: Estará formado por dos integrantes del Poder Ejecutivo, uno del Consejo de Igualdad, uno de facultades de comunicación y tres representantes de la ciudadanía. No podrán tener otra función, excepto la decencia universitaria (Art. 37).

Art. 51. Crea un Defensoría del Pueblo, permitiéndole suspender propagandas, publicidad o programas con pornografía infantil, intolerancia religiosa o política, incitación a la violencia, etc… Y también deberá evaluar las normas que dicte el CCI para garantizar la erradicación de la violencia, sexismo, racismo y homofobia de los medios, así como el respeto al estado laico, etc…

Art. 52 Define a los medios públicos y dice que se “garantizará su autonomía editorial y su independencia del poder político”.

Art. 61: Define a los medios privados.

Art. 62 Define a los medios comunitarios, de los que dice no tienen finalidad de lucro. Y en el Art. 64, les reserva el 33% del espectro radioeléctrico.

Art. 72: Se refiere a la obligación de los medios de dar espacio en su programación para cadenas nacionales, aunque dice que los espacios se deberán “utilizar única y exclusivamente para informar de la materias de su competencia”.

Art. 73: Sobre Gasto Público en Publicidad, se refiere  a que las entidades del sector público deben contratar publicidad y propaganda con criterio de igualdad de oportunidades, y que se debe dar participación a medios de menor cobertura o tiraje o de zonas rurales.

Art. 84: se refiere a la administración del espectro radioeléctrico y que deben estar precedidos por un informe vinculante elaborado por el Consejo de Comunicación e Información (CCI); el cual, según Art. 86, deberá pedir un informe semestral y en el Art. 87, se establecen requisitos para impedir la concentración de medios.

Art. 90: Establece en 10 años las licencias de operación para medios privados y comunitarios

Art. 97: A partir de este articulado se establecen “procedimientos administrativos”. El 98, sobre rectificación, réplica o respuesta; el 100, sobre generalidades y derechos a procesos legales y judiciales.

Art. 101: A partir de éste, se especifican sanciones administrativas a los medios como aquellos que operen sin licencia; el 102  impone amonestaciones escritas, desde publicar publicidad sobre cigarrillos, alcohol hasta no publicar sus normas de autorregulación o inobservancia de los códigos de ética; el 103 es referente a multas, por reincidencia de infracciones, incumplimiento del derecho de réplica, violación de la cláusula de conciencia o por no registrarse en el CCI.

La misión anterior de la SIP realizada el 15 y 16 de octubre de 2009, sobre la ley, sostuvo: se trata de “una ley restrictiva, que generará censura gubernamental, que incentivará la autocensura y limitará el periodismo investigativo y sus denuncias sobre corrupción, desnaturalizando la función que le cabe a la prensa en una democracia”.

La misión consideró que  la nueva ley profundizará las restricciones a la libertad de prensa y al pluralismo que busca fomentar, además de entrometerse en los contenidos de los medios de comunicación, a pesar de que reconoce ciertos avances en la polémica general. En específico expresó que la configuración de un órgano de control supraestatal que la probable futura ley creará; las regulaciones y sanciones similares que se aplicará a medios de comunicación diferentes, como los escritos y radioeléctricos; la obligación de inscripción de medios escritos en un registro anual especial; la distribución en porcentajes iguales de medios privados, públicos y comunitarios y, entre otros factores, la intromisión en la líneas editoriales en lo que se pudiera incurrir al obligar a los medios a seguir ciertas pautas éticas obligatorias, son disposiciones contrarias a la libertad de prensa y de expresión.

Correa y las presiones contra los medios


Desde que asumió el presidente Rafael Correa en enero de 2007 la libertad de prensa se deterioró a un ritmo sostenido y sistemático, con una política oficial concreta, no casual, similar a la que se instaló en otros países, con gobiernos que también buscan una cierta “hegemonía comunicacional”.

Esta persistente política de censura contra medios, periodistas, ciudadanos en general y contra la oposición, ha generado un clima creciente de autocensura.

Correa ha sabido crear un clima sin grises. Polarizado. Ha logrado desprestigiar a las instituciones y que la gente descrea de las mismas, para su propio beneficio. Utiliza herramientas conocidas:

·       Cambia las reglas de juego con reformas constitucionales, a su gusto en nombre de la revolución popular.
·       Impone sus propias reglas maniatando al sector productivo, así sea la banca, empresarios. (Los banqueros tuvieron que vender otro tipo de empresas, algo que ahora también abarcará a los dueños de medios).
·       Gana popularidad dictando medidas contra los “pelucones”, burgueses, oligarcas y a favor de los oprimidos.
·       Desprestigia a la prensa mediante insultos y juicios; y amenazándola con nuevas leyes y castigándola con publicidad, incautaciones, cierres e inspecciones impositivas.
·       Trata de inoperante al Congreso, y lo saltea mediante referéndum directo con una Consulta Popular sin discusión partidaria.
·       Califica de corrupto al Poder Judicial, achacándole el problema de inseguridad y crímenes; y hace notar que cualquier manifestación, es una rebelión contra el Estado y su gobierno (recordar policías, indígenas, etc).
·       No obstante haber ganado el último referéndum (la Consulta Popular) no fue con el resultado por él esperado; tiene algo menos de popularidad; y flancos de confrontación con los indígenas y educadores, dos grupos muy fuertes; y persisten resquemores con la policía.

Entre los aspectos más comunes de su política de comunicación, bien orquestada desde el Palacio Presidencial, mediante la figura de Fernando Alvarado y otros funcionarios, se destacan.

·       Descalificación pública de los medios y periodistas a través de insultos y epítetos.
·       Cadenas nacionales – sus famosas alocuciones sabatinas – en las que tiene un espacio y tiempo determinados para hablar de los medios “la libertad de expresión ya es de todos”
·       Discriminación de la publicidad oficial.
·       Acoso judicial mediante querellas y demandas super millonarias
·       Acoso legal, bajo la insistencia
·       Acoso populista, mediante una consulta popular en la que aprovechó a establecer dos preguntas específicas sobre medios.

Revoluciones inquisidoras

RICARDO TROTTI: Revoluciones inquisidoras - Opinión - ElNuevoHerald.com

viernes, 22 de julio de 2011

Atentado en Noruega. ¿Y la AMIA?


Es probable que los atentados en Noruega pudieran haber sido causados por una organización antisemita, una de varias hipótesis que maneja la policía que tampoco descarta que los ataques contra la oficina del primer ministro y una isla donde fueron asesinados más de 80 jóvenes simpatizantes del laborismo, fueran perpetrados por miembros de la ultraderecha y el Islam.

Lo importante será, en todo caso, monitorear esta situación para ver cuánto tardan las autoridades y la justicia para encontrar a los culpables. En el caso del atentado antisemita contra la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina) ya se cumplieron 17 años desde el atentado en 1994, mientras el crimen permanece en la impunidad.

jueves, 21 de julio de 2011

Murdoch y la prensa criminal


La decisión del magnate Rupert Murdoch de cerrar su sensacionalista periódico dominical News of the World, fue tan drástica y sorpresiva, como necesaria y acertada. Es que ese tabloide inglés hace rato había perdido la brújula de la ética profesional y abrazado un periodismo de tintes criminales.

No es bueno celebrar el cierre de un medio, menos cuando casi tres millones de personas lo compraban. En los mejores de sus 168 años, el “NoW” fue el periódico más leído del mundo, pero lo que al final sopesó en su caída, no fue qué tipo de información publicaba o cómo la desplegaba, sino cómo la obtenía.

Sus aceitadas prácticas de sobornar a sus fuentes, entrometerse en la privacidad de poderosos, príncipes y comunes, pinchando teléfonos y computadoras, no solo arrastraron al abismo a sus periodistas y ejecutivos, sino que pusieron en riesgo la credibilidad de toda la profesión.

El arte del periodismo radica en iluminar los problemas, establecer la agenda pública o satisfacer al público con primicias, pero también en cómo se investigan y obtienen las noticias. De ahí el desmérito de aquella información conseguida mediante artilugios, así sean cámaras escondidas o pago de favores a fuentes e informantes.

Es peor aún cuando no se distinguen los límites entre la ética y lo legal. Las prácticas delictivas del “NoW” revirtieron las bases del buen periodismo, convirtiendo a los reporteros en espías, situándolos a la par de agentes de servicios de inteligencia como los de Argentina, Perú y Colombia, que hace poco ganaron fama por interceptar teléfonos y espiar correos de opositores, jueces y periodistas.

Ni en el Perú de la “prensa chicha”, impulsada por la dupla de Vladimiro Montesinos con Alberto Fujimori, se vio un periodismo tan corrupto.  Y eso que los vladivideos revelaron las oscuras destrezas de tabloides, programas de radio y TV, en los que el gobierno compraba conciencias y titulares para difamar a opositores o los manipulaba como laboratorios de rumores y escarnios.

Pero desde la perspectiva periodística, hasta esa situación fue menos engorrosa, porque la prensa era la sobornada y cómplice de delitos. En contraste, en el tabloide de Murdoch, los periodistas crearon, orquestaron y ejecutaron campañas viles para obtener exclusivas amarillistas, como espiar a quienes perdieron a sus hijos en la guerra, intervenir el teléfono de los padres de Milly Dowler, una niña de 13 años secuestrada y asesinada, o apostar espías entre poderosos y la realeza.

La pérdida de credibilidad no es el único ni el mayor problema que atrajo “NoW”. Muchos políticos, no solo los ingleses, están tentados o reafirman sus planes de regular aún más a la prensa. Cristina de Kirchner, Rafael Correa y Hugo Chávez hace rato que emprendieron esa meta y sueñan con ver algún día cerrados a Clarín, El Universo y Globovisión.

Estos gobiernos sudamericanos ya se han instituido en celadores de la moral pública señalando a quienes se excedan en los colores de sus noticias, así sean rojas, amarillas o rosas. Kirchner acaba de prohibir por decreto la difusión de avisos publicitarios con ofertas de sexo; Correa busca sancionar su Ley de Comunicación que prohibirá la difusión de noticias y fotos sobre sexo o violencia; mientras Chávez, censura fotos de morgues y cárceles, argumentando decencia para tapar corrupción e ineficiencia.

Si el gobierno inglés no distingue los casos criminales que involucran a periodistas y ejecutivos de “NoW” de otras faltas éticas que tiene la prensa amarillista inglesa, dará mal ejemplo a aquellos regímenes autoritarios que quieren legitimar sus regulaciones, espejándose en las acciones de gobiernos democráticos. Si apuesta por disciplinar o cerrar el Consejo de Prensa, ente de autorregulación al que acusa de inoperancia, sería incluso un mal precedente para los periódicos de Chile, Perú, Panamá y Bolivia, que a semejanza de los ingleses, crearon tribunales de ética para disuadir a los gobiernos de reglamentar y entrometerse con sus contenidos.

El cierre de “NoW” no debe servir para enterrar delitos, ni que sus periodistas reciban privilegios para evadir la justicia. Un castigo riguroso serviría para aislar el escándalo y para que dejen de frotarse las manos aquellos políticos que siempre están pensando en regular conductas.