sábado, 13 de agosto de 2011

Ojalá Humala: Menos palabras, más acciones


Los medios peruanos están algo nerviosos porque su flamante presidente Ollanta Humala hace pocas declaraciones, quien aseveró que su gobierno será de “menos palabras y más acciones”.

Dudo que esa sea la realidad en el futuro a mediano plazo, ya que Humala optó por decir las mismas cosas que Hugo Chávez, Rafael Correa, Cristina de Kirchner, Daniel Ortega y Evo Morales al principio de sus presidencias. Claro que lo que no aclararon entonces, fue que harían pocas declaraciones en conferencias de prensa o en entrevistas con los periodistas. Y a esa máxima sí que la cumplieron a rajatabla, al menos a nivel nacional, porque en el extranjero, para no quedar mal, no tienen más salida que regalar algunas entrevistas para mostrar lo democrático que son y así demostrar lo miserable que son la oposición y los medios en sus países de origen.

Lo que sí hicieron todos estos presidentes es que han creado sus propios canales de comunicación para evitar por completo a los periodistas, por lo que la información se transformó en comunicación de una sola vía, es decir pura propaganda. A ésta la ejercitan en actos públicos, marchas organizadas y en las delirantes e interminables cadenas nacionales a las que se obliga a los ciudadanos a escuchar la cansina verdad oficial.

Ojalá que Humala cumpla con su palabra de “menos palabras”; me refiero a las de la propaganda discursiva, y que a sus acciones las realice dentro de un ambiente de transparencia y de rendición de cuentas. Para ello, no es necesario hacer ahora un discurso demagógico de que evitará palabras, sino que a esas palabras las incluya dentro de un trato abierto, decente y respetuoso con los periodistas. Las conferencias de prensa, así como los debates preelectorales entre candidatos, cumplen con el papel esencial de gobierno abierto en una democracia.

Los medios y los peruanos requieren de acciones, pero también de palabras sin propaganda.

viernes, 12 de agosto de 2011

Unicornio hipócrita el de Silvio


Crecí con la Nova Trova cubana escuchando a Silvio Rodríguez y su “unicornio azul” y si bien siempre adoré su música y poesía tanto como la de Pablo Milanés, nunca pude comprender ni sincronizar en mi mente como ese talento y calidad estaban al servicio de un gobierno que no cree en la libertad.
Ahora Silvio, como muchas veces lo ha hecho en su carrera, elogió la emancipación de otros pueblos y multitudes excepto del suyo, pese a que en los últimos meses se ha vuelto menos defensivo de la cruel dictadura de los patrones Castro.
Esta semana salió a favor de los estudiantes chilenos que por quinta vez paralizaron el país en demanda de mejoras en la educación y de otras cosas un poco más viscosas. Ese apoyo está bien y lo merecen quienes quieren expresarse y hacen uso de su derecho a la libertad de reunión y asociación.
El cantante les dijo en un mensaje a los estudiantes chilenos que “el mundo les ve y se siente orgulloso”, lo que es bueno; pero lo que no se entiende es porque cree que ese tipo de expresiones son buenas en Chile y no dice nada sobre la oscura represión que el gobierno cubano incrementó en estos últimos meses en Cuba limitando el derecho de los ciudadanos a expresarse y reunirse.

Está muy bien que use sus palabras para estar del lado de los estudiantes. Pero uno pregunta si los besos que les mandó a los estudiantes de Chile para que se reconforten ante los palos recibidos, a través del internet en el sitio electrónico de cubadebate.cu, no sería mejor que los reparta entre los apaleados cubanos que los tiene en su propia cuadra.

Silvio y su dulce unicornio siguen mintiendo y siendo tan hipócritas como siempre.

jueves, 11 de agosto de 2011

Correa sigue enceguecido contra la prensa


El presidente Rafael Correa, a pesar de todas las críticas a nivel nacional e internacional que recogió por su insistencia de coartar la libertad de prensa, siguió con su derrotero contra los medios de comunicación en su mensaje anual ante el Congreso que dio este miércoles.

Correa sigue acusando a los medios y periodistas independientes de seguir estorbando su revolución ciudadana  y mancillando su honor. Su posición la viene sosteniendo desde que empezó la Presidencia, al considerar que la información es un bien público, no un derecho humano. Desde ese argumento que niega la libertad individual y establece al Estado como propietario de la verdad, Correa ha centrado su política contra los medios, contra los críticos y ha motivado la creación de un proyecto de Ley de Comunicación que está pidiendo a gritos que la Asamblea Nacional apruebe.  

A pesar de sus andanzas contra la prensa, ésta no se deja amedrentar. Lo más importante es que los cinco diarios más importantes de Ecuador, en forma irreverente, publicaron portadas con un único titular: “Por la Libre expresión”, además de un pequeño texto que criticaba la acción judicial de Correa contra los directivos y un ex columnista del diario El Universo, quienes fueron sentenciados a tres años de cárcel y a pagarle 40 millones de dólares en indemnización.

Así, los diarios ecuatorianos El Comercio, El Universo, La Hora, Expreso y Hoy, emularon la reacción del diario peruano El Correo que durante la asunción de Ollanta Humala el 28 de julio, recibió a Correa con una portada de repudio y declarándolo persona non grata.

Seguramente el presidente ecuatoriano continuará con su fuerza en contra de la prensa. Lo positivo, sin embargo, es que la prensa parece lista a no dejarse doblegar.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Google: Intelectuales o inteligentes


El premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa se sumó a un grupo de notables detractores del internet que piensa que el uso de los motores de búsqueda como Google, nos hace menos inteligentes.

Coincidente con lo que dice el periodista Nicholas Carr en su libro, “La Frivolidad: Lo que el internet está haciendo a nuestras mentes”, el escritor peruano cree que cuando una persona deja de ejercitar su memoria, el cerebro, como un músculo, se entumece o atrofia.

Vargas Llosa piensa que el internet y Google son el comienzo del fin de la contemplación y razonamiento profundos, pero puede estar confundiendo intelectualidad con inteligencia. Su argumento no es novedoso. Siempre hubo agoreros que pronosticaron trastornos mentales ante cada cambio tecnológico que afectó la conducta humana, como la radio, la televisión, los videojuegos, los video-musicales y, ahora, el internet.

Sin embargo, un experimento realizado en la Universidad de California de Los Angeles, comprobó en el 2008, que quienes usan internet tienen mayor actividad mental, mejores habilidades y más rapidez para tomar decisiones y resolver asuntos complejos, todos indicios de mayor inteligencia. Otros estudios adjudican similares características a los usuarios de videojuegos, quienes además, por su actividad mental, tendrían menos propensión a padecer Alzheimer.

Pero Vargas Llosa desatiende los indicadores de inteligencia. La lectura de Carr lo convenció que el cerebro es una entidad moldeada por la práctica, por lo que si no se utiliza para la contemplación, el análisis y la memoria, pronto se idiotizará, al contrario de lo que establecen estudios neurológicos que han demostrado que la mente evoluciona, aprende y se adapta ante cada nueva experiencia.

Recuerdo que cuando llegué a EE.UU. hace unos 30 años, me sorprendí cuando un profesor nos dijo que para contestar las preguntas del examen debíamos consultar los libros de la biblioteca. Desde mi visión argentina de la época, aquello era copiar. Pero al terminar la prueba, me di cuenta que consultando y cotejando información y autores sobre un mismo tema, había aprendido a aprender, mucho más que memorizando datos.

Me parece que ese tipo de ejercicio es el que hoy se practica a través del internet. La investigación para encontrar datos confiables o desechar los irrelevantes, no nos idiotiza; al contrario, es un ejercicio mental que nos ayuda a aprender otras habilidades y tener memoria más selectiva. Como le sucede a muchos, no soy capaz de recordar fechas, lugares o temas, pero sí recuerdo como clasifico y categorizo miles de archivos en mi computadora.

No tener una mente enciclopédica no es sinónimo de estupidez. La científica Betsy Sparrow, en un reciente estudio de las universidades Harvard y Columbia, concluyó que estamos acostumbrándonos a usar Google como una “memoria externa” a nuestro cerebro. En su prueba “Los efectos de Google en la memoria”, comprobó que los motores de búsqueda no nos están cambiando la profundidad de nuestros pensamientos ni atrofiando nuestros cerebros, sino que han adoptado otros tipos de memoria para obtener y seleccionar entre la sobreabundancia informativa.

Vargas Llosa puede tener algo de razón cuando plantea que el picoteo informativo en internet no nos permite mayor concentración. Pero no creo que la inteligencia de una persona dependa de si lee la Ilíada griega completa por sobre una sinopsis digital de Harry Potter o si escucha la Aída de Verdi por sobre el último clip de Lady Gaga en YouTube. Creo que desde su marcada perspectiva literaria, confunde cultura e intelectualidad con inteligencia.

Sería formidable tener un equilibrio entre La Sorbone y Sillicon Valley. Pero si no es así, no se puede decir que la aparición de Google y otras herramientas digitales nos idiotizan. Puede que los hábitos cambien y haya períodos de adaptación de conductas, pero no debemos preocuparnos por terminar estúpidos, porque la experiencia histórica demuestra que jamás un cambio tecnológico atrajo retrocesos.

Google y el internet han expandido y masificado el conocimiento y nos ayudarán a mantenernos cada vez más inteligentes. Estas herramientas y sus creadores, prueban que el mayor rasgo de la inteligencia, la creatividad, permanece en constante evolución.

martes, 9 de agosto de 2011

¿En Perú seguirán el camino de Murdoch?


Congresistas peruanos nucleados en una comisión investigadora sobre actos de corrupción, terminaron espiando los correos y mensajes telefónicos de periodistas quienes estaban denunciando corrupción en la administración pública.
Por lo que si uno confiara en que la mejor medida de castigo que debiera imponerse es la que se auto infligió el magnate de los medios Rupert Murdoch que decidió cerrar su periódicos sensacionalista inglés News of the World, después de que sus periodistas sobornaron a policías e interceptaron e-mails y llamadas telefónicas de más de cuatro mil personas, habría que preguntarse si los legisladores peruanos no debieran pensar en cerrar su propio Congreso.
Valga la comparación solo para demostrar la gravedad de una situación que seguramente no tendrá represalias  jurídicas ni consecuencias políticas. La comisión encargada de investigar la corrupción sobre el caso de los “Petroaudios” que sucedió en 2008 y arrastró a parte del gabinete de Alan García, finalmente terminó por investigar y pedir a las compañías telefónicas que espíen a los periodistas, entre ellos Pablo O’Brien, Fernando Ampuero y Fernando Rospigliosi, entre otros.