Por ahora es una marcha
estudiantil por la vida. Será el 24 de marzo en Washington. Pero tiene la intención
de transformarse en un movimiento poderoso en contra de las armas de fuego.
Está empoderada por los
compañeros de los 14 jovencitos y tres adultos asesinados por el ex alumno
Nikolas Cruz en la escuela secundaria Marjorie Stoneman Douglas en Parkland, al
norte de Miami.
Ya devenidos en activistas
en esta etapa de sanación, pocos días después de vivir el duelo y honrar a los
caídos en los funerales, esperan que su “marcha por nuestras vidas” sea multitudinaria
y que el movimiento, bajo el lema #NeverAgain (NuncaMás), sea revolucionario. Aspiran
que la suya sea la última tragedia escolar.
Quieren asestarle una estruendosa
bofeteada pública a los políticos y legisladores que masacre tras masacre en
escuelas y espacios públicos, no han atacado el meollo del problema: la
facilidad de acceso a las armas de fuego.
Mucha gente los apoya.
Cuando esperaban recaudar un improbable millón de dólares, Oprah Winfrey,
George Clooney y Steven Spielberg les ayudaron a cuadriplicar la cifra. El dinero
les permitirá darle voz a una gran parte de la población que ha empujado estérilmente
por un estricto control sobre las ventas y la posesión indiscriminada de armas
de fuego, en especial las de guerra y de grueso calibre.
Pese a que tendrán que
luchar contra varios monstruos y prejuicios culturales, los estudiantes tienen
tres cosas a favor de la que carecieron los de la matanza en la escuela Columbine
en 1999, los niños de la primaria Sandy Hook o las víctimas heterogéneas del
recital en Las Vegas y del bar en Orlando. Primero, conforman un grupo compacto
de jóvenes con un espacio común, su escuela, con decenas de millones de alumnos
en todo el país, sus aliados potenciales. Segundo, las redes sociales y los
dispositivos móviles les ofrecen un potente megáfono y un gran poder de
convocatoria.
Lo más importante. Tienen un
arma más poderosa que los dólares con la que la Asociación Nacional del Rifle
(NRA) embarduna a políticos en busca de apoyo a las armas de fuego. Algunos en
meses y otros en años, todos ellos tendrán edad para votar.
Con el apoyo de
quienes les preceden en las universidades, donde también se cuentan varias matanzas
como Virginia Tech, podrán formar un núcleo homogéneo y compacto - como el del electorado
hispano - a sabiendas que los políticos cortejan y temen a estos grupos ante
cada elección.
Deberán estar conscientes que
la tarea no será fácil. La tenencia de armas es un tema cultural incrustado en la
Segunda Enmienda constitucional y machacado por el cabildeo agresivo de la NRA,
la que acaba de responsabilizar por la matanza del 14 de febrero a los medios,
por su sensacionalismo, y al FBI y la Policía por no haber actuado antes, desde
que habían sido alertados durante los últimos dos años sobre la conducta
perturbadora de Cruz.
Las protestas de los alumnos
ya arrojaron resultados, pero no parecen suficientes. El gobernador de Florida,
Rick Scott, muy buen alumno de la NRA, y legisladores republicanos propondrán
aumentar de 18 a 21 años la edad para comprar fusiles automáticos, pero no los
prohibirían. Ampliarán las verificaciones de antecedentes y pondrán más
seguridad en las escuelas. En la misma línea se proyectó el presidente Donald
Trump, aunque agigantó la polémica cuando dijo que la solución pasa por armar a
los maestros.
Ante cada masacre siempre
hubo esperanzas de que sería la última y el punto de inflexión para cambiar la
historia. La determinación estudiantil por organizar esta marcha y el
incipiente movimiento creado, aparentan tener los condimentos necesarios para mantener
la atención de la opinión pública a largo plazo. Por ahora, existe la
predisposición de la ciudadanía y de los tres poderes del Estado para escuchar.
Los desafíos del nuevo
movimiento de estudiantes son muchos. No deberán dejarse engatusar por
políticos que los quieran usar, no desanimarse cuando la atención pública se
desvanezca, deberán blindarse ante el cabildeo de la NRA y no amilanarse por contramarchas
en su contra.
Pero sobretodo, a esta
voluntad inicial deberán sumarle estrategia y recursos, porque toda lucha a
favor de los derechos civiles y la transformación cultural es un proceso de muy
largo aliento. trottiart@gmail.com