sábado, 5 de enero de 2013
jueves, 3 de enero de 2013
La nueva cortina de hierro
La buena noticia es que en
este 2012 no hubo fin del mundo como algunos pronosticaban. La mala, es que el
año cerró con la creación de una nueva cortina de hierro entre gobiernos que
quieren un internet libre, abierto y gratuito, y otros que lo prefieren
controlado.
La división entre países es
similar a la que se experimentó durante la Guerra Fría que culminó tras la
caída del muro de Berlín. Hoy, en esta guerra digital, de un lado están EE.UU,
Canadá, la Unión Europea, Australia, India y Japón. Del otro, Rusia, China,
Irán, Turquía, la mayoría de países árabes y africanos y, lamentablemente,
varios latinoamericanos: Argentina, Brasil, Cuba, El Salvador, Guatemala,
México, Panamá, Paraguay, Rep. Dominicana, Uruguay y Venezuela.
La división sobre la visión
y el futuro del internet – como adelanté semanas atrás – se agudizó en la
Conferencia Mundial de las Telecomunicaciones (WCIT) que terminó el 14 de
diciembre en Dubai, organizada por la Unión de Telecomunicaciones Internacional
(UTI), con el fin de actualizar un protocolo que rige las comunicaciones desde
1988.
Aunque no hubo consenso, se
creó un documento que entrará en vigencia en 2015 para los 89 países
signatarios, pero no así para los 55 que negaron su firma, al argumentar que el
nuevo protocolo permitirá a los gobiernos justificar restricciones al internet.
Los defensores del nuevo tratado, por otra parte, dicen que no es vinculante o
mandatorio, y que los gobiernos censuran o pueden hacerlo sin necesidad de
documento alguno.
Pero pese a que no es
obligatorio, el peligro es que los gobiernos lo podrán usar para justificar
controles e imponer sanciones; los jueces, para fundamentar sus fallos y crear
antecedentes negativos y los legisladores para argumentar leyes restrictivas.
No es casualidad que los
gobiernos signatarios, pese a que arguyen que no se entrometerán con los
contenidos y que necesitan instrumentos para combatir virus, basura electrónica,
pornografía infantil y a los hackers, no se caracterizan por ser respetuosos de
la libertad de expresión. Turquía, China, Vietnam, Azerbaiyán, Arabia Saudita y
Cuba (todos firmantes) han encarcelado a la mayoría de los 232 periodistas e
internautas en 2012, según el conteo del Comité para la Protección de
Periodistas. La mitad de ellos trabajaban en medios digitales, habiendo sido
acusados por delitos armados para acallar las críticas a los gobiernos, tales como
atentar contra la soberanía, traición, irrespeto a las autoridades y apología
del terrorismo.
Lo que más se criticó de
este proceso de la UIT es la falta de transparencia que se manejó la UIT y que
el documento fuera solo discutido por los gobiernos sin la participación de la
sociedad civil, cuando el internet prosperó y se desarrolló a una velocidad
vertiginosa gracias al sector privado, sin ataduras de las autoridades.
Por suerte, el documento
adoptado es menos perverso que el original presentado por China que sí imponía
controles concretos al internet. El plan fue desbaratado gracias a que la
sociedad civil alzó su voz, después que los burócratas comenzaron a filtrar los
documentos en un sitio de internet creado por dos profesores universitarios,
Eli Dourado y Jerry Brito. Ahí se supo sobre la pretensión de que el internet
tuviera un espacio más reducido y controlado.
Según el plan, los gobiernos
hubieran podido inspeccionar correos electrónicos, censurar contenidos y darle
a las Naciones Unidas la administración del internet. Además, los usuarios
pagarían por conexión, servicios y tiempo de descarga; mientras que los
proveedores podrían cobrar tarifas diferenciadas por distintos tipos de
servicio. Todo ello, desbaratando las características del internet: Libre,
abierto y gratuito.
Ayer como hoy, en esta
renovada guerra fría, están aquellos países que argumentan que la información
es un servicio público y, por ende, debe ser controlada por el gobierno.
Mientras que por el otro, se argumenta que es un derecho humano, por lo que es
el Estado el responsable de garantizarlo y hacerlo respetar.
A nivel de comunicaciones, lo que dejó Dubai es peligroso. Creó en la era digital, la misma división física e ideológica que en la década de 1970 propiciaron muchos gobiernos estatistas con el restrictivo Nuevo Orden Mundial de la Información.
miércoles, 2 de enero de 2013
Venezuela sin Chávez
Desde las intrigas históricas
y continuas del gobierno cubano sobre la salud de Fidel Castro, amasadas por el
monopolio estatal de la información que recuerdan los secretos sobre la vida y
muerte de monarcas, líderes comunistas y dirigentes nacionalistas, hacía rato
que no se vivía una estupidez tan tremenda como la que le toca al pueblo
venezolano.
Con la tesitura de siempre,
desde el vicepresidente Nicolás Maduro y el ministro de Ciencia y Tecnología y
yerno del Presidente, Jorge Arreaza, se acusa a los medios informativos y a la
comunicación en las redes sociales de crear “rumores malintencionados”, sobre
el estado de salud de Hugo Chávez, quien fue operado por cuarta vez el 11 de
diciembre en La Habana.
Los rumores son generados
por el propio gobierno de Venezuela por no decir la verdad como demanda la
Constitución, algo que siempre le ha achacado a los medios y a todos los
actores sociales del país como si la Constitución estuviera escrita para los
demás y no para que el Gobierno sea el primero en respetarla y garantizarla.
La verdad sería informar
sobre los detalles de la salud del primer mandatario, qué tipo de cáncer padece
y sobre las expectativas de vida, en lugar de explicar – como lo hizo Maduro en
su última intervención – que Chávez en su reciente charla le pidió que “mantuviéramos
al pueblo informado siempre, siempre con la verdad por dura que ella fuera en
determinadas circunstancias”. Es decir, como siempre, la verdad se declama,
pero no se dice, simplemente se le deja a la interpretación de cada quién.
Chávez desapareció desde el
11 de diciembre. Obviamente es cierto y no son rumores que su estado es muy
delicado, de ahí que la gente se aferre a cualquier tipo de información, desde
que está en un “coma inducido”, que ya murió o que pronto, ágil y recuperado,
como pareció estar en el último tramo de la campaña electoral, aparecerá para
agrazar a su pueblo, en una especie de resurrección divina que lo alejará para
siempre de su condición humana.
Este último no parece ser el
escenario. Nunca los dirigentes venezolanos, pese a no decir la verdad, dieron
tanto indicios como hasta ahora sobre los padecimientos de Chávez, sumándole a
esto que el propio Chávez fue quien por primera vez despidiéndose de su pueblo
ungió a Maduro como vicepresidente y su representante en la Tierra. El fin
parece estar más cerca y habrá que ver como se termina resolviendo e
interpretando a la Constitución sobre el desenlace de su asunción como
presidente reelecto previsto para la próxima semana.
Para este 2013, Venezuela tiene que prepararse para vivir sin Chávez. El chavismo, de
continuar, construirá sobre su figura lo que Chávez construyó sobre la de Simón
Bolívar, pero a diferencia del prócer de todos, el que sustentaba la unidad de
ideales que trascienden fronteras, la invocación de Chávez seguirá dividiendo y
generando polarización.
Sin abismo; otros precipicios se avecinan
Finalmente la actitud
persuasiva de Barack Obama se puso de manifiesto para que EE.UU. no cayera a
principios de este año en el abismo fiscal, un lío económico difícil de
entender para el ciudadano medio que auguraba desastre para el país y para la
economía mundial.
Primero con un Senado
favorable y anoche con una Cámara de Diputados liderada por la oposición, se
logró el acuerdo fiscal que permitió por ahora reducir las fricciones entre
Demócratas y Republicanos y lograr un acuerdo que, aunque no sea de total
agrado de Obama, compra tiempo para la economía para los próximos precipicios
que se avecinan.
Con este acuerdo, lo
principal es que continuará el recorte de impuesto que ya había establecido George
Bush y que será la clase más rica, las familias que ganen 450 mil dólares y más,
los que tendrán que pagar más al fisco. Obama quería que la cifra tope fuera
250 mil. También el Estado prorrogó el pago a los desempleados cuyo término
estaba por expirar y no hubo recortes de gasto público.
Las bolsas del mundo
reaccionaron muy bien, aliviadas por la noticia y con cierto optimismo en un
año nuevo que todos esperan, y hasta auguran como el Papa Benedicto XVI, que
sea de paz y prosperidad y que Europa también salga de su propio cataclismo.
EE.UU. sabe que el acuerdo
fue importante y compra tiempo. Es que en los próximos meses deberá enfrentar
acuerdos para otros abismos, el presupuestario y el de la deuda. Seguramente
los republicanos tendrán más fuerza para exigir a Obama que haga más recortes
en gastos sociales, que achique al gobierno y al Estado.
domingo, 30 de diciembre de 2012
Per saltum, propaganda y saqueos
Argentina está de nuevo viviendo
épocas difíciles. La responsabilidad mayor le pertenece a un gobierno arrogante
como el de Cristina de Kirchner que ni siquiera cree en su alma mater, el
peronismo, ni en la práctica escisión que creó su fallecido marido, el
kirchnerismo, sino que está embelesada - así como sus acólitos – de su propia fuerza:
el cristinismo.
El cristinismo basa toda su
energía en el 54% de votos alcanzados en las últimas elecciones presidenciales,
porcentaje que erróneamente considera indestructible, y que lo cree suficiente
para dejar de lado al peronismo y llegar por sí solo a reformar la Constitución
y así eternizarse en el poder.
De ahí que el gobierno esté
enfrentado con muchos gobernadores peronistas y tenga, dentro del partido y en
el Congreso, muchas voces que disienten y que irán aumentando a medida que se
acumulen los meses, las derrotas y los desaciertos. Es que ningún gobierno, por
más bueno que sea, después de años de administrar, no puede evitar quedar
manchado. Y eso que a este gobierno de los Kirchner, que ya tiene muchos hechos
de corrupción en su haber como tenía el de Carlos Menem en sus últimos años, la
justicia no le ha tocado de cerca, en especial por aquellos casos de
enriquecimiento ilícito y tierras fiscales patagónicas que ya son patrimonio de
la primera mandataria.
Lo peor para el peronismo es que
la Presidente haya acusado a los propios dirigentes del partido y a los
gobernadores partidistas de todos los saqueos a los supermercados que se
mimetizaron por todo el país después de los que ocurrieron en Bariloche. Mientras
las críticas le llovían a los opositores y a los periodistas, en el partido se
miraba para otro lado, pero estos saqueos – cuyas consecuencias derribaron a
dos presidentes en la historia reciente – sumado al dinero que el gobierno
nacional no coparticipa ni siquiera a los gobernadores peronistas, está creando
un distanciamiento cada vez mayor entre partidarios.
Lo mejor que ha ocurrido para
bajarle la tónica de arrogancia al gobierno es que la Corte Suprema de Justicia
haya decidido defender a la administración de justicia aceptando un recurso de
per saltum presentando por el gobierno con la intención de hacer valer la ley
de medios que tiene al Grupo Clarín como principal destinatario.
De esta forma, el mensaje de la
Corte es que el gobierno, como cualquier ciudadano, debe seguir el proceso en
tribunales inferiores y no tiene privilegios para que de golpe y porrazo – y
sin importar las presiones – pueda buscar justicia donde cree que se le fallará
a su favor. Es por eso que la Clarín, tangencialmente beneficiado, no puede
cantar victoria (el proceso continuará) pero sí lo pueden hacer los jueces
inferiores.
Con esta resolución de la Corte,
finalmente al Gobierno se le desdibujó el 7D, el día 7 de diciembre, que se
había autoimpuesto como modo de generar presión para que todos cumplan una ley
pese a que muchos y algunos con recursos en mano, consideran que parte de ella
es ilegítima e inconstitucional.
El cristinismo ha impuesto un
modelo bastante autoritario mediante una tarea eficiente de propaganda en la
que gasta recursos del Estado a diestra y siniestra. Según datos recopilados
por La Nación, en 2012 el sistema oficial de comunicación gastó “6.851,1
millones de pesos, un 35,6 por ciento más que en 2011 ($ 5.053,3 millones),
pese a que éste era un año electoral”, dinero que fue en detrimento de la “coparticipación
federal y de las transferencias a las provincias… inversión en obra pública y
en políticas de seguridad”.
El problema es que el aumento en el
gasto de propaganda, lejos de aminorar se intensificará”. Según La Nación “para
2013 se prevé una mayor aceleración del gasto para la "batalla
cultural" en medio de la contienda judicial contra el Grupo Clarín por la
ley de medios: las elecciones legislativas del 27 de octubre del año próximo
serán determinantes para el proyecto de reforma de la Constitución y
re-reelección que impulsa la Presidenta, o para que ella pueda imponer un
sucesor en 2015 dentro del peronismo”.
El 2013, por lo visto, seguirá
siendo un año de mucha tensión y de reyertas políticas en Argentina.
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