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febrero 18, 2017

Odebrecht: Todos salpicados

Las justicias de Brasil y EEUU revolearon la media en el caso Odebrecht y salpicaron a medio mundo. Muchos son los gobiernos, presidentes y funcionarios en América Latina que fueron embardunados por los sobornos de la constructora brasileña.

Desde que Marcelo Odebrecht y 77 de sus ejecutivos decidieron confesar y delatar a quienes sobornaron para ahorrarse unos años de condena, se pronostica un efecto cascada que arrasará con varios gobiernos de los 12 países donde mantenía su esquema de corrupción para adjudicarse obras públicas.

Entre tanta podredumbre encubierta, lo positivo del destape provocado por la Justicia brasileña, es que incentivó la cooperación judicial internacional, que se compara a lo que EEUU motivó con las acusaciones en contra de la FIFA, las que ayudaron a barrer gran parte de la suciedad en el fútbol.

Esta semana en Brasilia se reunieron fiscales de 15 países para coordinar medidas que les permitan mayor rapidez y eficiencia para encausar a quienes resulten delatados por las “confesiones del fin del siglo”, apodo que la prensa le dio a las revelaciones de los 77 ejecutivos, apenas termine el secreto de sumario. Los primeros coletazos concretos fueron de los fiscales de EEUU. Señalaron esquemas de lavado de dinero, empresas fantasmas y nombres de quienes fueron favorecidos por la oficina Sector de Operaciones Estructuradas de Odebrecht, desde donde se originaban los sobornos, de los cuales, 320 millones de dólares fueron destinados a las maquinarias electorales de la región.

Odebrecht ya pagó 3.500 millones a Brasil, Suiza, EEUU, República Dominicana, Perú y Panamá para seguir operando y pagar el salario a sus 168 mil empleados. Sin embargo, las multas no exonerarán a nadie. La prueba es que la Fiscalía peruana esta semana ordenó la captura, recompensa mediante, del ex presidente Alejandro Toledo que habría embolsado 20 millones de dólares, delito que también se les imputa a sus colegas Alan García y Ollanta Humala.

El caso peruano, así como los señalamientos contra el presidente brasileño Michel Temer, su colega, la destituida Dilma Rousseff y el ido a menos Lula da Silva, hace que gobiernos y ex dirigentes en Argentina, Colombia, Ecuador, Guatemala, México, República Dominicana, Panamá y Venezuela, pongan sus barbas en remojo.
En los próximos meses se verá a muchos buscando abogados defensores y a partidos políticos y empresas inventar conspiraciones internacionales para escudar a los suyos. Lo importante es que la internacionalización de los delitos permite menos escudos y las justicias locales (al menos las que tienen cierto grado de independencia) se sentirán más libres y comprometidas para acabar con la impunidad, el principal escollo que debe superar América Latina, como señaló Transparencia Internacional en su informe de 2016.

A la impunidad y la corrupción se le suma el terrorismo y el narcotráfico como los desafíos importantes de la región. La Justicia de EEUU observó todos esos vicios reunidos en una sola persona, el vicepresidente de Venezuela, Tareck El Aissami. Lo incluyó esta semana en la Lista Kingpin, acusándolo por su “significativo papel en el narcotráfico internacional”, y trabándole su fortuna de 3 mil millones de dólares, cientos de ellos invertidos en empresas y edificios en el área de Miami.

Era previsible que el presidente Nicolás Maduro terminaría acusando al imperio de entrometerse en la soberanía nacional. Antes argumentó la misma defensa por sus sobrinos enjuiciados por narcotráfico ante tribunales de Nueva York y por las acusaciones en el mismo sentido que la prensa internacional hizo contra Diosdado Cabello, quien lo secundó en el poder hasta hace poco. Sin mucha credibilidad y apresado en su propio narcoestado, Maduro esta vez cortó el hilo por lo más delgado. Ordenó prohibir la señal de CNN en Español, acusando a la cadena de hacer “propaganda de guerra” imperialista.

La historia de Odebrecht ojalá ratifique el dicho de que no hay mal que por bien no venga. Es de esperar que el mal producido, sirva para crear buenos antídotos contra la impunidad y la corrupción. Leyes más severas, más independencia y recursos para los sistemas judiciales, sistemas de cooperación internacional y mayor transparencia se hacen herramientas obligatorias. trottiart@gmail.com

agosto 24, 2015

Justicia domesticada

Varias cosas definen la calidad de una democracia, pero nada como la justicia independiente. De ahí el recelo con aquellos gobiernos que en el “nombre del pueblo” buscan “democratizar la justicia”, cuando lo que quieren es domesticarla.

Casi todos los presidentes del continente tienen asuntos pendientes con la justicia. Algunos porque no la procuran con voluntad política como el mexicano Enrique Peña Nieto. Otros porque se adueñaron de ella con jueces y fiscales gubernamentales como Nicolás Maduro y Rafael Correa. Muchos porque la evaden constantemente como Cristina Kirchner y otros porque enfrentan a dos tipos de justicia, la ordinaria y la política, como Dilma Rousseff.

En Brasil la dura justicia ordinaria, que ya envió ministros, legisladores y empresarios a la cárcel, está ahora apuntalada por manifestaciones de gente que piden la cabeza de la presidenta, cansadas y frustradas por tanta corrupción. El peligro es que las marchas también incentivan la justicia paralela, esa que administran en el Congreso los legisladores, muchas veces guiados por revanchismos y oportunidades políticas, más que por el bien común.

La justicia brasileña ya demostró resolución e independencia, por lo que sería prudente esperar su juicio a tener que soportar un revoltijo entre poderes públicos que solo logrará debilitar la democracia. Sería mejor darle tiempo a la Corte Suprema para que resuelva los 54 expedientes que, entre otros, vinculan dineros mal habidos de Petrobras a la fundación y negociados del expresidente Lula da Silva y a las campañas electorales de la presidenta Rousseff.

La justicia brasileña junto a la de Uruguay, Costa Rica y Chile, es la que ha demostrado mayor independencia, de ahí su eficiencia. En varios países, con justicia contaminada, se observa como un sistema corroído por el poder político genera un círculo vicioso del que se retroalimenta la corrupción y la impunidad infinitas.

Argentina es el caso típico. Los casos irresueltos se amontonan, algunos de alto voltaje internacional, como el atentado contra la AMIA y la muerte todavía dudosa del fiscal Alberto Nisman. Si a estos casos se les suma la inmunidad de autoridades y funcionarios comprada a través de jueces y fiscales adictos, nadie debería sorprenderse cuando el sistema político parece desmoronarse, hasta lo más simple termina traumático y forzado, el desarrollo del país se estanca, las inversiones extranjeras anidan en otros lugares, mientras que la inseguridad pública y la violencia se tornan intolerables.

No puede haber confianza interna e internacional cuando la élite del país vive de privilegios, blindándose con leyes especiales y tribunales adictos. En este tipo de sistemas corruptos, en el que se incentivan todo tipo de vicios, no es fácil ser juez o fiscal independiente.

Los casos de Perú, Colombia, México (y ahora Argentina), demostraron como los sistemas judiciales suelen debilitarse después de ser domesticados por la política, volviéndose cada vez más permeables a las mafias y el narcotráfico. No por nada los obispos argentinos, que ya habían adoptado la máxima del papa Francisco de que la falta de independencia judicial equivale a “terrorismo de Estado”, están ahora implorando a los políticos a que hagan algo contra el narcotráfico, ante la indiferencia palpable en la campaña electoral de cara a las elecciones de octubre.

La experiencia de países que estuvieron a la puerta de ser “Estados fallidos” debido al avance y connivencia del narcotráfico con las instituciones, demuestra que los narcotraficantes siempre aumentarán la apuesta para que la justicia sea corrupta y débil, para que de esa forma puedan actuar con mayor impunidad.

En contextos así, difícilmente los jueces pueden ser equitativos y probos. Además de sus propias tendencias y convicciones, tienen que lidiar con leyes que no muchas veces comparten. Mandar a la cárcel a alguien por tener un par de gramos de marihuana para consumo y no poder hacerlo con otros que roban millones, pero se blindan con leyes y sobornos, es parte de la frustración.

Está visto que la justicia es un ideal y es perfectible, porque rara vez satisface a todas las partes. Pero cuando está domesticada, jamás puede ser buena. La justicia politizada es el mayor vicio del subdesarrollo. 


julio 13, 2014

Un Mundial de lágrimas

Nunca hubo tantas lágrimas como en este Mundial. Siempre se lloró pero en situaciones de quiebre, como aquellas pocas y secas lágrimas del arquero alemán en México 86 o las abundantes e inconsolables del Diego en Italia 90.

Este Brasil parece que tomó a todos con la guardia baja. Todos lloran: hombres, mujeres, niños; emocionados por los triunfos, humillados por las derrotas o contentos por los empates. Un fenómeno, quizás, por la alineación de Mercurio con los demás astros, por el clima, porque cada partido cuesta subir una cuesta o porque en las redes sociales se mezclan jugadores y fanáticos, jugando previas, y compartiendo triunfos y selfies en paños menores.

Los sociólogos tendrán que descifrar este valle de lágrimas, si es para combatir tristezas, acompañar alegrías, canalizar nacionalismos o neutralizar burlas. Tal vez concluyan que el fútbol sirve de excusa para llorar sin vergüenza y para desahogar penurias extrafutbolísticas acumuladas. En este Mundial llorar sin disimulo y a destajo se convirtió en una nueva forma de expresión.

Más allá del análisis, lo cierto es que las lágrimas más profusas se derramaron en semifinales. Como las del jefecito Mascherano y la Pulga que corrieron llorando para abrazar al Chiquito Romero tras los penales. O como las del fanático argentino que después del partido en Sao Paulo, mostraba un meme con las fotos del papa alemán Ratzinger y del argentino Francisco, a quienes responsabilizaba del pacto entre el Vaticano y el Señor para llegar este domingo a una final divina.

Lo de Brasil fue hecatombe con el 7 a 1 de la aplanadora alemana, con cuatro goles en cinco minutos o cinco goles en cuatro minutos; da igual. Todo un país lloró y hasta se cree que el Amazonas perdió su bullicio. Lo conmovedor fue ver en las gradas a los chicos a moco tendido, quienes por varias generaciones guardarán la desazón en sus retinas, así como sus abuelos vinieron soportando por 64 años el Maracanazo, hasta que rompieron el maleficio con una derrota desmedida.

El único que desentonó sin lloriqueo fue el estoico técnico Felipao Scolari que sorprendentemente no se inmoló tras la debacle, animándose a anunciar que elevaría un informe a sus jefes en la Confederación de Fútbol Brasilera, como si se tratara de un plan económico a futuro para detener la inflación. Su frialdad alemana denotó que siguió los consejos de su psicóloga, aquella que en los camarines de la Canarinha tuvo que elaborar mecanismos de defensa para Neymar y Julio Cesar que se derrumbaron desconsolados sobre el césped cuando le ganaron a Chile a los penales o para cuidar a todo un equipo que moqueaba entonando las estrofas del himno nacional.
A la psicóloga exorcista ni siquiera le valió la estrategia del himno de guerra, una camiseta del idolatrado e invertebrado Neymar que mostraron los jugadores en la alineación antes del partido. Los insensibles alemanes demostraron que el fútbol no solo es emoción, ganas y guerreo, sino táctica, escuela y disciplina. Dejaron a un país noqueado y a una prensa sin más remedio que amplificar la vergüenza nacional.
Y si faltaban lágrimas de todos los colores, la “Saeta Rubia” arrancó unas cuantas de emoción en el minuto de silencio previo al choque entre argentinos y holandeses, cuando todos reverenciaron a uno de los grandes de la historia futbolística, Alfredo Di Stéfano, el primero de una soñada trilogía argentina.
Es verdad que tras las lágrimas llega la redención. Así lo demostraron en Argelia, Chile, Colombia y en Costa Rica con el recibimiento apoteósico de las selecciones, un premio por subir un par de peldaños más que en torneos pasados. Pero para los grandes, aquellos que ganaron otros mundiales como España, Francia e Inglaterra, nadie derramó lágrimas, mucho menos para Portugal que precedida por la fama de su máximo goleador Ronaldo, terminó vilipendiada y goleada en Brasil.
Para muchos el Mundial terminó tras la eliminación de su selección, tiempo antes del pitazo final de este domingo cuando Alemania pudiera alcanzar su cuarta estrella o Argentina reivindicar su tercera. El lloroso Mundial Brasil 2014 terminará este lunes, el día más feo de este año; entonces todo será insípido, incoloro e inodoro. Sin Mundial se habrá acabado la esperanza y la excusa para llorar sin tapujos ni vergüenza. 

enero 10, 2014

Resolución para 2014: Combatir la miseria en América Latina

Erradicar la miseria debería ser la resolución más relevante del 2014 para que América Latina alcance todo su potencial. La tarea es titánica porque no solo se necesitan planes sociales, empleos e infraestructura para el desarrollo, sino también promover la honestidad, en consideración que la corrupción afecta principalmente a los pobres.

Los vientos están a favor. China promete comprar más en Latinoamérica en los próximos años; la presidente brasileña, Dilma Rousseff, dijo que sacará de la miseria a 40 millones de compatriotas este año; mientras que el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, prometió combatir la pobreza con decisión, lo que son buenas noticias ya que entre ambos países aportan la mayor cantidad de indigentes del continente.

Lo más importante, quizás, es que emergió un líder en la región que está creando mayor conciencia sobre este problema - pobreza y corrupción - lo que no han podido hacer hasta ahora informes y estudios. Justamente la nueva visión que está contagiando este líder - la de poner a los pobres como los protagonistas de todas las reformas de políticas públicas - es lo que le ha valido al papa Francisco ser declarado Persona del Año por la revista Time.

Su contagio no deviene por su condición de ser el primer Papa latinoamericano, sino porque predica con el ejemplo. No solo habla de caridad, solidaridad y compasión para con los más vulnerables, sino clama porque se hagan reformas para combatir la corrupción, como él las ha hecho para limpiar al Vaticano de los corruptos.

Es que la manipulación electoral de los gobiernos, el soborno para la construcción de obras públicas o el enriquecimiento ilícito de los poderosos, no atentan contra los ricos, sino contra los pobres. La corrupción crea brechas cada vez mayores entre ricos y pobres, ya que disminuye en estos últimos su capacidad de inserción y participación en la sociedad.

El problema de la corrupción es que se suelen diferir fondos de proyectos públicos a fortunas personales, deteriorándose las instituciones del Estado. Y en ese deterioro, los más afectados son los servicios, como el caso de la salud, la educación, el acceso a energía, cloacas o agua potable, servicios que terminan convirtiéndose en privilegios lejanos para los pobres. Esta ecuación se desprende del informe del Banco Mundial, “La voz de los pobres. ¿Hay alguien que nos escuche?”, donde también se establece una relación profunda entre corrupción y falta de acceso a la información pública.
América Latina sigue siendo una región altamente corrupta. 

En gran parte, esa cultura se debe a la cultura del secretismo o la falta de transparencia con la que se manejan sus gobiernos. Desde manipular índices económicos como los gobiernos de Cristina Kirchner o Nicolás Maduro, hasta negarse a ofrecer declaraciones juradas como en Ecuador o utilizar dineros públicos como si fueran propios en Nicaragua.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos señala que cualquier política dirigida a obstaculizar la información sobre las tareas estatales, tiene el riesgo de promover la corrupción. Por ese motivo, y en plena coincidencia con el Banco Mundial y el PNUD, reclama que se debe propiciar el acceso a la información de los sectores más empobrecidos, ya que es la única forma de permitir su participación activa en el diseño de políticas públicas que afectarán sus vidas.

En columnas anteriores advertía - citando el estudio Panorama Social de América Latina 2013 de la CEPAL y el de Transparencia Internacional - que la corrupción y la pobreza van de la mano. Los países más desarrollados son los menos corruptos y los de mayor corrupción albergan la mayor cantidad de pobres.

En Latinoamérica hay 164 millones de pobres y 68 millones de personas viven en la miseria, según el estudio Panorama Social de América Latina 2013 de la CEPAL. La mayoría de ellos vive en países con los mayores índices de corrupción.

Los políticos y líderes de la región deben asumir que la corrupción es el mejor aliado de la pobreza y la antítesis del desarrollo. Así que cuando hablen de políticas públicas para combatir la pobreza, la prioridad debe estar puesta en promover la honestidad y la transparencia de la gestión pública, más que en incentivar programas de asistencia y/o prácticas clientelistas. 

julio 22, 2013

Francisco: Esperanza en Brasil

El papa Francisco llegó a Brasil en tiempo y en un tiempo histórico. Será el megáfono de multitudes juveniles bulliciosas que desde hace meses protestan por la desigualdad entre las clases sociales y en contra de la encarnada corrupción de los gobernantes. Quieren un nuevo Brasil.

Las coincidencias en este primer peregrinaje del Papa no pueden ser mejores. Él también - así como quiere una nueva Iglesia, sin la corrupción de su jerarquía y de sus curas – quiere un nuevo Brasil. Coincide en llegar al país más católico del mundo, pero también en donde la Iglesia está rápidamente perdiendo fieles. La última encuesta de Datafolha sostiene que el catolicismo es ahora practicado por el 57% de la población, a diferencia de dos décadas atrás, cuando lo abrazaba más del 80%.

Francisco es la esperanza de la Iglesia brasileña para unir a su rebaño, pero no por su cordialidad y jovialidad, sino por los valores que defiende y promueve desde la humildad y la frugalidad franciscana, valores que se ciñen a las causas que los jóvenes abrazaron para cambiar al país.

El Papa pasará siete largos días en el país y seguramente tendrá contratiempos. Habrá protestas en su contra, así como en contra de la Iglesia y de los gastos que provocó su visita y su seguridad.


Lo importante de esta visita es que es histórica, no solo porque es la primera vez que existe un papa latinoamericano y por primera vez se inicia un pontificado con una visita a Latinoamérica, sino porque antes de llegar (desde que inició su pontificado) abrazó la causa de los más humildes. Y no lo hizo de palabra ni por apariencias, sino con el ejemplo de la acción.

julio 11, 2013

Alegría o felicidad para Brasil

La embriagante pero pasajera alegría por los tres golazos de la “verde amarela” a la “furia roja” en la final de la Copa Confederaciones, no disipó las protestas callejeras de los brasileños ni sus sueños por alcanzar una felicidad más duradera.

Si las autoridades esperaban que la victoria contra España amortiguara el impacto de las protestas, los brasileños redoblaron la apuesta y se multiplicaron en 353 ciudades esta semana, expresando sus reclamos por un mejor gobierno y mayor bienestar. Pareciera que ya no quieren que la alegría que exportan gracias al fútbol, la samba y el carnaval, sean los únicos productos de su identidad nacional o su marca registrada en el extranjero.

Las protestas invitan a todos los brasileños, gobernantes y gobernados, a una discusión más profunda de la que muestran las pancartas. Se trata de un debate sobre la alegría y la felicidad; entre la satisfacción y el placer personal, y aquellas virtudes, como la justicia y la igualdad, que hacen al bienestar de todos.  

Con motivo del 4 de julio, Día de la Independencia de EE.UU., la revista Time publicó un interesante artículo respecto a la interpretación de la “la persecución de la felicidad” uno de los tres derechos, que junto al de la vida y el de la libertad, se expresan como fundamentales en la Declaración de Independencia de 1776.

La búsqueda de la felicidad como la interpretaba el principal redactor de la Declaración, Thomas Jefferson, no se trataría solo de lograr un objetivo de dicha personal, sino más bien la obligación de la sociedad y del gobierno a buscar y alcanzar el bien común. Jefferson definía a la felicidad, el bien último del ser humano, desde la virtud y la buena conducta que pregonaba Aristóteles y desde la bondad y la justicia de Platón.

De esa manera, esa búsqueda del bien común - una tarea prioritaria que deben asumir el gobierno y los servidores públicos, quienes no pueden anteponer sus intereses políticos o partidarios por sobre los de la ciudadanía - es lo que permite a las personas alcanzar el bienestar y la dicha individual.

En Brasil, el espíritu de las protestas revela que la gente está harta de la demagogia, del “pan y circo”. El reclamo no es tanto por la mejora de los servicios públicos, sino una interpelación al gobierno sobre la impunidad, la falta de transparencia, la corrupción. Exigen igualdad para que todos puedan luchar por sus sueños y prosperidad.

Pese a algunos actos de violencia entre manifestantes y policías, se debe reconocer que el gobierno de Dilma Rousseff tuvo la prudencia para aceptar los reclamos y actuar en consecuencia. La ley anti corrupción y el plebiscito que permitirá una reforma política que aumentará la participación ciudadana en el proceso político y que haya transparencia en las finanzas de las campañas electorales, revelan humildad gubernamental.

También importante, es que el gobierno de Rousseff – a diferencia del kirchnerismo argentino y el chavismo venezolano - no atinó a contrarrestar las movilizaciones creando marchas paralelas ni  movilizando a las huestes del Partido de los Trabajadores.

Tal vez esa actitud comprensiva del gobierno, forzada en parte por el brusco declive de popularidad de Rousseff, haya sido incentivada por las palabras del papa Francisco, quien a pocos días de ir a Río de Janeiro para las Jornadas Mundiales de la Juventud, dijo que las reivindicaciones de los jóvenes por una mayor justicia no contradicen los Evangelios.

El gobierno sabe que el respaldo de Francisco no es demagógico, sino que se fundamenta en el método de trabajo de los obispos brasileños que siempre apoyaron a los pobres y los “sin tierra” a través de las comunidades de base,  activas en todo el país. Hoy, los obispos reivindicaron los gritos juveniles contra la “corrupción, la impunidad y la falta de transparencia de la gestión pública”, poniendo el acento en el derecho democrático a las manifestaciones “que debe ser siempre garantizado por el Estado”.

Pese a que la felicidad se identifica con aspectos de bienestar personal como acceso al dinero, salud, placer y alegría, las protestas brasileñas están demostrando esa otra dimensión de la felicidad, la del bien común, la cual tiene en la corrupción a su mayor antónimo. 

diciembre 01, 2012

Notición brasileño: petróleo + educación


Si alguien esperaba noticias buenas, Dilma Rousseff, la presidente de Brasil, dio la mejor del año para su país, al decretar que la totalidad de las regalías petroleras se destinarán a la educación, en consideración que este es el único motor capaz de impulsar la economía y el desarrollo.
Lo importante de la decisión es que Brasil en pocos años, gracias al nuevo yacimiento de “presal” a fuera de las costas de los estados de Sao Paulo, Río de Janeiro y Espíritu Santo, se convertirá en uno de los mayores productores y exportadores de petróleo del mundo.
Brasil sabe que en este momento todavía es disfuncional. Es la sexta mayor economía del mundo, pero está muy rezagado en materia de equidad educativa. Un 40% de los estudiantes de escuela secundaria abandonan el colegio antes de terminar el ciclo básico.
Lo interesante de Rousseff, habiendo combatido la corrupción, la pobreza y ahora atacado uno de los flancos más débiles, la educación, es que se evidencia como verdadera estadista. Un líder que piensa en el futuro, alejándose de las tentaciones de otros dirigentes de la región que utilizan los dineros públicos para subsidios y motivar su caudal de votantes para lograr su relección.
Queda ahora en Brasil la polémica de una ley del Congreso que Rousseff vetó parcialmente para no perjudicar los contratos existentes y que se negaba a los estados productores el usufructo del petróleo. Pero ¿quién podrá oponerse a un objetivo tan loable, nacional y futurístico como la inversión en la educación?

octubre 18, 2012

NYT apuesta a Brasil y calidad


No hay dudas que el diario The New York Times es uno de los mejores del mundo y quien se precie de estar bien informado, debe al menos ojearlo.

Lo más importante, es que después de quedar varado en el medio de la crisis económica (y de incluso haber apelado a Carlos Slim como inversor) el NYT está saliendo a flote sobre la base de no regalar su contenido en el internet. Desde hace 15 meses y con bastante éxito, el NYT logró imponer como modelo de negocio el cobro de suscripciones on-line para generar ingresos y balancear la pérdida de publicidad y de suscripciones de su edición impresa.

Lo más importante de aquella decisión, criticada por algunos, es que ya tiene más de dos millones de suscriptores on-line, 10 por ciento en el extranjero. Los ingresos adicionales le han permitido mantener la calidad periodística que según su editor general y presidente, Arthur Sulzberger Jr., fueron esenciales para que su Redacción haya aumentado a 70 el número de corresponsales en todo el mundo, al contrario de otros grandes diarios estadounidenses que debieron replegar sus plantillas y cerrar operaciones.

En esa mezcla de expansión de capital humano y globalización que experimenta el NYT, lo más importante es que le han permitido otros negocios en el extranjero, como un diario web en versión China que apareció en junio pasado y el anuncio que Sulzberger Jr. hizo en la reunión de Sao Paulo, Brasil, sobre que en el 2013 lanzará un sitio en portugués para el mercado brasileño.

El editor del Times sabe de la sincronía que existe entre el mejor momento financiero de su diario y el buen momento económico de Brasil, con una reducción sustancial de la pobreza y un aumento considerable de su clase media.

Así como en China, NYT apuesta a Brasil. Ojalá el resto de América Latina sea también pronto considerada para una versión en español.  

mayo 19, 2012

Facebook: más que buenas acciones

Lo que más me impresiona en estos días no es que Facebook haya concitado la atención mundial con el exitoso comienzo en la Bolsa con más de 38 dólares por acción, sino que sigue siendo una herramienta inigualable e inagotable de acciones ciudadanas dispuestas a la expresión, creatividad e innovación.

Ya no podemos imaginar un mundo sin esta herramienta que ha posibilitado la expansión de una explosión maravillosa de participación espontánea de la gente para expresarse, crear y tomar acción.

Los ejemplos y causas abrazadas por los ciudadanos son millones. Pero en estos días la que me más me impresionó fue la de un grupo anónimo brasileño que inició en Facebook la campaña “Aquí late un corazón” con el objetivo de contagiar el amor de una forma muy creativa. Incita a los usuarios a pegar corazones de polietileno y pintados de rojo brillante en las estatuas y monumentos de paseos públicos de todo Brasil.

Bajo la consigna “del amor”, la campaña ya ha tenido gran cantidad de seguidores, muchos de los cuales han pegado corazones en muchas estatuas en Río de Janeiro, Sao Paulo y otras ciudades. Tal vez el corazón más elocuente y con mayor mensaje por lo contradictorio de su carácter, ha sido el que le pegaron a la estatua del soldado desconocido de la Segunda Guerra Mundial en la ciudad de Belo Horizonte, mientras que el más obvio está pegado al pecho de la estatua de Gandhi en Río.

No hace falta recordar grandes campañas, como las que proliferaron con la Primavera Árabe, para entender la fortaleza de Facebook, Twitter y otras redes sociales, estos simples corazones rojos de polietileno nacen de ideas sencillas y grandes a la vez.

abril 07, 2012

Envidio a los brasileños

Envidio a los brasileños, no tanto por su fútbol ni por los carnavales ni su alegría, tampoco por su capacidad de compra cuando llegan a Miami a comprar desde apartamentos hasta zapatillas, sino más bien por la estabilidad política que han alcanzado en las últimas décadas.

La presidenta Dilma Rousseff llegará mañana a EE.UU. para entrevistarse con su colega Barack Obama para hablar muy especialmente sobre ciencia y tecnología, lo que quiere decir que entre ambos dan por sobre entendido que no tienen que hablar muchos de cosas obvias, como economía y política o sobre corrupción y derechos humanos, temas que eran parte de la agenda y el distanciamiento anteriores entre estas dos potencias.

Rousseff tiene la determinación de luchar contra la corrupción, una de los atrasos culturales más institucionalizados en el país, por lo que ya ha echado a siete ministros; algo que no pudo hacer sola si no fuera por prestar oídos a una prensa que es tajante con el tema. Esta actitud política contra la inmoralidad ha hecho que los inversionistas sigan fluyendo hacia Brasil para convertirlo en la sexta potencia económica mundial, incluso por arriba de Inglaterra.

Brasil sigue apostando a la educación de la ciencia y tecnología a sabiendas que ningún país alcanzó el desarrollo sin estas materias. Los nuevos campos petrolíferos offshore fueron descubiertos no sobre la base de la casualidad, sino del empeño de un país que ha puesto todos sus recursos humanos en derribar las barreras del subdesarrollo.

Es cierto que a Brasil le falta mucho por hacer en materia de corrupción, violencia, desigualdad, pobreza, pero es evidente que se ve a un país con objetivos y con un plan político estable que sobre pasa las ideologías y singularidades de sus presidentes y dirigentes en el poder.

Digo que envidio a Brasil porque lo observo con mis ojos de argentino, donde veo una presidenta como Cristina de Kirchner que insiste en cambiar el rumbo, en crear un país a su imagen y semejanza sin prestar atención a lo que se vino construyendo por poco que haya sido, que sigue defenestrando a los medios porque publican cosas que le incomodan, porque se sigue amparando a los corruptos o a quienes aparentan ser corruptos, como el vicepresidente Bodou, sin ningún tipo de consecuencias.

Envidio a los brasileños porque están construyendo un país en serio pensando en todos los brasileños. En Argentina se construye un país solo para los kirchneristas, así como Rafael Correa y Hugo Chávez lo hacen para sus seguidores.   

febrero 15, 2012

Tres periodistas asesinados en Brasil


Cuando parecía que este año habíamos empezado bien en nuestro gremio periodístico, Brasil dio la desagradable sorpresa de contar en este 2012 con tres periodistas asesinados.

Desde la SIP hemos tomado varias iniciativas para lidiar con el problema desde hace años atrás, pero la falta de voluntad política para adoptar estas medidas y algunas rencillas internas entre las diferentes organizaciones de periodistas ha permitido que estos esfuerzos caigan por la borda.

La presidenta Dilma Rousseff debería asumir varias iniciativas para proteger a los periodistas brasileños, la mayoría de ellos caídos debido a la corrupción de funcionarios públicos y también a las mafias que operan en todo el país, especialmente en la zona de triple frontera.

Entre esas medidas se deben tener en cuenta las siguientes: Crear jurisdicciones especiales para procesar delitos y crímenes contra periodistas, así como sistemas eficientes de protección, aplicar penas más severas contra quienes atenten contra la libertad de expresión y, en casos que lo amerite, que se federalicen esos delitos.

En el Congreso de Brasil están pendientes varios proyectos de ley sobre la materia. Entre ellos, nombró una propuesta de enmienda a la Constitución que fija la competencia de jueces federales para procesos relacionados a crímenes contra periodistas; una reforma al Código Penal que da prioridad a casos de delitos contra periodistas; y otro proyecto que asigna a la Policía Federal la investigación de estos crímenes para mejorar la eficiencia de proteger el derecho a la información.

Varias de estas iniciativas se originaron en mayo de 2010 durante el encuentro “Fallas y Brechas de la Justicia: cómo evitar la impunidad en los crímenes contra la prensa”, que organizamos con la SIP en Río de Janeiro, en conjunto con la Asociación Brasilera de Periodismo Investigativo (Abraji, siglas en portugués) y la Pontificia Universidad Católica (PUC-Rio).

diciembre 27, 2011

Orgullosos por Brasil


Tarde o temprano llegaría el momento en que Brasil descollaría como potencia mundial. Para orgullo de América Latina, acaba de ubicarse como la sexta economía mayor del mundo dejando relegado a Gran Bretaña al séptimo lugar.

Como dije a principios de año, el desafío de Brasil no es la economía ni ser potencia, sino como posicionarse como líder mundial. Para ello, más que de ingresos tendrá que centrarse en desarrollo sostenible y con una política enfocada en los derechos humanos, donde tendrá que seguir adoptando medidas para derribar el peso de la inequidad, porque es en este país – y como muchos de nuestro continente – donde la riqueza se concentra en un reducido número de ciudadanos.

Dilma Rousseff ha seguido con muchos de los planes iniciados por Lula da Silva para terminar con el hambre, mejorar la educación y hacer del país un lugar jurídicamente seguro para las inversiones, lo que en este año, con inversiones extranjeras de 65 mil millones de dólares, muestra claramente la confianza que los capitales golondrinas no tienen en otros países como Argentina y Venezuela.

Ahora detrás de EE.UU., China, Japón, Alemania y Francia, Brasil no tardará mucho en superar a otras economías, en especial porque también tiene a su favor los vientos equilibrados de las nuevas fuerzas tecnológicas y las materias primas. Con 190 millones de habitantes, Brasil tiene una fuerza laboral y de consumo apropiada sin la presión de otras economías emergentes como la India y China, que todavía deben resolver problemas de pobreza masiva y extrema entre sus masivas poblaciones.

Más como líder que como potencia, esta nueva posición para Brasil implica que debe asumir nuevas responsabilidades. En lo interno, hacer que el país se vea cada vez menos vulnerable a la corrupción, su mal endémico y en lo externo, que empiece a renegar de regímenes que no se comportan democráticamente, de los que ya sobran en América Latina.



Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...