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julio 01, 2017

Transformar contenidos, medios y comunidades

En este ambiente sobresaturado de informaciones, noticias falsas y posverdad, los medios de comunicación saben que generar contenidos de calidad es la única salida para sobresalir y sobrevivir.
Tampoco les basta con producir contenidos diferenciados. Deben cobrarlos y distribuirlos con eficiencia para enganchar nuevas audiencias. Esa es la nueva fórmula del periodismo auto sustentable.
Nadie todavía tiene la receta adecuada, salvo algunos grandes medios, como el New York Times. Ha duplicado sus ventas en suscripciones pagadas, gracias a su calidad y al anabólico que significa la pelea con el presidente Donald Trump.
La buena noticia para el resto, es que los medios le han perdido el miedo a las nuevas tecnologías. Entienden que la transformación digital es imperativa y el buen futuro depende de la urgencia con la que la abracen.
Esta lectura de optimismo mesurado emergió de la reciente conferencia digital SIPConnect que organizó la Sociedad Interamericana de Prensa en Miami. Más de 200 representantes de 25 países ratificaron la tendencia. La calidad implica contar más historias en formato audiovisual, distribuirlas por múltiples plataformas digitales y llegar de lleno adonde las audiencias son pirañas: los teléfonos móviles.
Rescato otras dos ideas sobre transformación que, aunque invisibles, las sentí como bebidas energéticas en la conferencia. La necesidad de establecer espacios para crear e innovar y la revalorización por buscar el bienestar social.  
Crear e innovar son nuevos valores que motorizan el desarrollo. Así como los medios tienen secciones de trabajo como policiales o deportes, deberán crear laboratorios donde pensar, proyectar y experimentar sean tareas cotidianas. El camino creativo es integral y debe abarcar desde cómo contar historias, cómo distribuirlas o cómo crear productos laterales a la información.
Los medios deben recuperar el liderazgo comunitario que tuvieron. Han quedado rezagados ante otras empresas que generan información, crean necesidades, empoderan y cambian los hábitos del público.
Son esas compañías que tienen a las tecnologías como potenciadoras, pero su razón de ser se basa en ideas audaces que revolucionan la forma en que nos conectamos, consumimos y vivimos. Spotify en música, Netflix en películas, Airbnb en hospedaje y Uber o Lyft en transporte urbano muestran esa ecuación exitosa de la tecnología supeditada a las ideas.
La transformación digital en sí misma no es más que el uso de la tecnología para el beneficio propio. Pero cuando está alineada a la responsabilidad social, permite crear mecanismos que ayudan al cambio y fortalecimiento de la sociedad. Así, alineada a la misión y visión, la transformación deja de ser un fin en sí misma, tornándose más simple y fácil de alcanzar.
Lo ejemplifica muy bien el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg. Se hubiera podido quedar tranquilo años atrás cuando alcanzó el millón de usuarios conectados a su red social. Esta semana, sin embargo, la red Facebook alcanzó 2 billones de usuarios, está valorada en 440 billones de dólares y ganó 8 billones en el último trimestre.
¿La fórmula? El motor de su evolución no es la tecnología, sino su idea y visión potenciadas por esa tecnología. Fiel a ellas, esta semana redefinió su misión, reorientando su rumbo y razón de ser. Facebook ya no tratará de “dar a la gente el poder de compartir y hacer del mundo un lugar más abierto y conectado”, sino que buscará “dar a la gente el poder de construir comunidades y acercar al mundo”.
Un cambio imperceptible, pero mayúsculo. Centra su visión en el hombre social, como factor de cambio. Un ejemplo de la fuerza de Facebook Groups se ve en Miami. Una idea de un individuo se convirtió en una energía descomunal de  4.500 voluntarios dedicados a la limpieza de las playas.

Salvando las distancias con ese coloso, los medios no deberían quedarse ensimismados en su negocio o en solo fabricar contenidos en busca de monetizar, distribuir y crear nuevas audiencias. Son fines loables pero insuficientes en estos tiempos, si es que quieren reposicionarse como líderes comunitarios. Más que empezar por adquirir tecnología, deberían primero revisar su misión, para que cuando abracen el cambio, se conviertan en motores de la transformación social. trottiart@gmail.com

mayo 20, 2015

Noticias optimistas

Una movida estratégica de Facebook y el New York Times anunciada esta semana generó una luz de esperanza para el futuro de los periódicos, cuyo presente gris oscuro vaticinaba pronto un eclipse total.
Hasta ahora, y anquilosados en un pasado de oro basado con ganancias por circulación y publicidad a granel, la industria de periódicos no había acertado a crear un modelo de negocio capaz de competir en el nuevo ambiente digital. De la mano de Google y Facebook, la digitalización informativa cambió los hábitos de consumo de noticias. Los usuarios son más volátiles, menos leales a las marcas, prefieren un trato más personalizado e interactivo con la información. Sobre todo, estos sitios construyeron audiencias más jóvenes, cada vez más esquivas a los medios tradicionales. 
Google News empezó por romper todos los esquemas habituales de consumo informativo, permitiendo a los usuarios leer contenidos de los medios que escogieran. Facebook y YouTube redoblaron la apuesta dando la estocada final. Al consumo más personalizado, sumaron video y fueron pioneros en llevar los contenidos a los teléfonos móviles, donde los usuarios ahora lo prefieren.
Lo más importante de la nueva alianza con Facebook – a la que se sumaron  la web social Buzzfeed, NBC News, The Atlantic, y National Geographic, y los medios europeos The Guardian, BBC, Bild y Spiegel Online – es que está lejos de la estrategia ortodoxa de luchar contra el enemigo. La nueva visión de estos medios convencionales es la de aprovechar las virtudes extraordinarias de Facebook: Una audiencia de casi 1.500 millones de personas y la posibilidad de beneficiarse de la publicidad que hace rato viene recalando con fuerza en los sitios digitales.
El cambio de paradigma anima un futuro mejor para todos. Hasta ahora los medios convencionales estaban peleando contra Google, para que les comparta ganancias del “uso indebido” de contenidos del que se apropia. Llevó al gobierno español a crear una “tasa Google” o impuesto especial, que derivó en la retirada de Google News de España y en el posterior arrepentimiento de los editores, que sin Google, vieron disminuir el tráfico en sus sitios y, por ende, el interés de los anunciantes.
Esa lucha, por más justificada que pareciera, llevó siempre todas las de perder. Los usuarios mandan y el mercado también. No por nada, Jeff Bezos de Amazon compró el diario más importante de la política estadounidense, The Washington Post, por solo 150 millones, mientras que Facebook está valorada en 200 mil millones dólares.
Facebook también sale ganador. Redobla la experiencia de los usuarios por contenidos de calidad, que ya no se conforman con el “like”. Gana seguidores y perfecciona su comprensión sobre los hábitos de los lectores, permitiéndole ser más eficaz con la publicidad.
El nuevo modelo no es camino de rosas sin espinas. Hasta ahora Facebook había capitalizado sobre la idea de que los medios tradicionales son trasmisores de “malas noticias”, prefiriendo contenidos “light” creados por sus usuarios. Ahora tendrá que resolver bloqueos que generan sus algoritmos, capaces de detectar “hechos indecentes” que podían derivar en la sanción del usuario y hasta en el cierre de su cuenta.
Una foto del diario El Nacional de Caracas, de cadáveres apilados en una morgue para demostrar que el clima de inseguridad superó niveles inimaginables, hubiera sido fácilmente “censurada” por Facebook por no adaptarse a sus estándares éticos. Sus algoritmos la hubieran descartado por considerarla pornografía - así como a un desnudo del Museo del Louvre. Ahora, en cambio, la interpretarán como lo que es, una “buena noticia” o un instrumento del periodismo tradicional, capaz de hacer reaccionar a un gobierno o permitir que la sociedad aplique medidas correctoras.
El desafío para los medios que prefieren la “opción Facebook” es que enajenarán parte del conocimiento de sus audiencias y su tráfico; y que tendrán que preparar contenidos para una audiencia más juvenil, que exige más video e interacción, sin desmérito de calidad.
Sin embargo, el riesgo mayor es para los que reniegan la realidad y eligen seguir por fuera de las alianzas, adivinando caminos y bordeando precipicios. La época digital es implacable. Sobrevivirán solo aquellos que la abracen con creatividad, sin tapujos y con optimismo. 

octubre 18, 2012

NYT apuesta a Brasil y calidad


No hay dudas que el diario The New York Times es uno de los mejores del mundo y quien se precie de estar bien informado, debe al menos ojearlo.

Lo más importante, es que después de quedar varado en el medio de la crisis económica (y de incluso haber apelado a Carlos Slim como inversor) el NYT está saliendo a flote sobre la base de no regalar su contenido en el internet. Desde hace 15 meses y con bastante éxito, el NYT logró imponer como modelo de negocio el cobro de suscripciones on-line para generar ingresos y balancear la pérdida de publicidad y de suscripciones de su edición impresa.

Lo más importante de aquella decisión, criticada por algunos, es que ya tiene más de dos millones de suscriptores on-line, 10 por ciento en el extranjero. Los ingresos adicionales le han permitido mantener la calidad periodística que según su editor general y presidente, Arthur Sulzberger Jr., fueron esenciales para que su Redacción haya aumentado a 70 el número de corresponsales en todo el mundo, al contrario de otros grandes diarios estadounidenses que debieron replegar sus plantillas y cerrar operaciones.

En esa mezcla de expansión de capital humano y globalización que experimenta el NYT, lo más importante es que le han permitido otros negocios en el extranjero, como un diario web en versión China que apareció en junio pasado y el anuncio que Sulzberger Jr. hizo en la reunión de Sao Paulo, Brasil, sobre que en el 2013 lanzará un sitio en portugués para el mercado brasileño.

El editor del Times sabe de la sincronía que existe entre el mejor momento financiero de su diario y el buen momento económico de Brasil, con una reducción sustancial de la pobreza y un aumento considerable de su clase media.

Así como en China, NYT apuesta a Brasil. Ojalá el resto de América Latina sea también pronto considerada para una versión en español.  

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...