El presidente venezolano Hugo Chávez creo que es el único mandatario latinoamericano que cumple con cada promesa que hace. Esta vez cumplió a rajatabla apoderándose – parcialmente por ahora - de la televisora Globovisión, el único canal privado en Venezuela que fiscaliza y tiene un sentido crítico de las acciones del gobierno.
Una vez más - ante el cansancio de la comunidad internacional por su amenazas y escondiéndose detrás de las noticias de los damnificados y de los cables de Wikileaks – Chávez logra su objetivo de arremeter cobardemente y en forma impune contra la libertad de prensa. El mundo – lamentablemente - permanece indiferente.
Las promesas de Chávez de ahora son las amenazas que vino profiriendo desde los últimos tres años, cuando al cerrar RCTV (Radio Caracas Televisión) en mayo de 2007 dijo que Globovisión sería la próxima. En eso mintió e incumplió, en realidad, porque entre ambos episodios, acabó cerrando cinco canales de cables, radios, periódicos y páginas de internet privadas, aunque incentivó la creación de medios y agencias de noticias gubernamentales.
Chávez asumió el control del 20% de la televisora, tras liquidar la empresa Sindicato Ávila, C.A., perteneciente al Banco Federal - del empresario y accionista del canal, Nelson Mezerhane - que había sido intervenido por el gobierno el pasado 14 de junio. La resolución No. 39.566 sobre la liquidación del Sindicato Ávila, C.A., fue publicada en la Gaceta Oficial el 3 de diciembre, sin embargo hasta el 6 de diciembre la Agencia Venezolana de Noticias (AVN) dio a conocer la información sobre el traspaso de acciones.
La estrategia de Chávez ha sido implacable, quien en los últimos dos años estuvo dirigida a controlar y deteriorar la credibilidad del canal, abriéndole más de 40 causas en la Justicia y administrativas. Su dueño principal, Guillermo Zuloaga, fue acusado de “usura general” y de desacato por haber ofendido con sus críticas la figura presidencial cuando participó en marzo pasado en una asamblea de la SIP en Aruba.
Si bien con el 20% de las acciones el gobierno no podrá participar del directorio editorial, ya que necesita según los estatutos del canal el 65%, resultándole imposible modificar la agenda informativa del canal, se sabe por experiencia que ya estando adentro, pronto Chávez se las ingeniará, como Caballo de Troya, para derribar las defensas periodísticas de Globovisión.