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octubre 21, 2012

Chávez ganó, pero...


La victoria de Hugo Chávez con un 55% del electorado a su favor fue extraordinaria y categórica; pero no significa que ganó Venezuela. La historia enseña que pese a los votos, ningún proceso fue democrático ni un gobierno bueno, tras 20 años ininterrumpidos en el poder.

La derrota de la oposición, pese al 44% de votos, también fue contundente. Es que Henrique Capriles tuvo que cargar con el lastre de otras derrotas más decisivas que esta. Entre ellas, la del referéndum de 2004 cuando se aprobó que un presidente pudiera eternizarse en el poder y cuando la oposición, también unida aquella vez, se retiró en masa del Congreso permitiendo que por años, Chávez gobierne por decreto y a sus anchas.
La fuerza del populismo, basado en el asistencialismo, la propaganda y la adulación de las mayorías, hicieron que los tres períodos que gobernó Chávez desde 1999, se vieran como buenos y democráticos. Pero fueron lo contrario. Chávez gobernó y ganó elecciones porque sometió al resto de los poderes e instituciones del Estado y porque se benefició en forma absoluta de sus recursos.

La revolución de Chávez no ha funcionado. La pobreza es alta, el empleo y la producción baja, la infraestructura inexistente, la inflación galopante y la tasa de criminalidad exorbitante. Todos porcentajes peores de los que tienen otros países latinoamericanos con menores potencialidades que Venezuela. Por eso, la historia juzgará a Chávez por los talentos y la riqueza que ha desaprovechado, la materia gris que se ha escapado y por las inversiones extranjeras que ha espantado.

El futuro puede ser más sombrío aún. Chávez podrá escudarse detrás del caudal de votos conseguidos para profundizar el nacionalismo, seguir rescindiendo de la oposición y las minorías, promover más división de clases y ahondar la polarización ideológica. Seguramente será un gobierno más cerrado, menos transparente, con mayor control interno y menos escrutinio internacional.

Es verdad que Chávez ha conectado mejor con los sectores más vulnerables que otros gobiernos ignoraron, mediante programas y misiones de salud, educación y bienestar social. Sin embargo, esas fórmulas de asistencialismo por sí solas no bastan; Cuba, donde busca reflejarse, no es buen ejemplo de desarrollo ni equidad.
Por otro lado, la oposición debe reconocer que el chavismo ya es un movimiento político estable y legítimo, que no depende solo de su líder. La elección del canciller Nicolás Maduro como vicepresidente, más cercano a La Habana y los Castro que el propio Chávez, auguran una continuidad de la política más allá de la suerte y la salud del primer mandatario.
Con Chávez y Maduro el proceso revolucionario está garantizado hacia dentro y fuera del país. Venezuela continuará subsidiando a Cuba, endeudándose con China, comprándole armas a Rusia, abriéndole puertas a Irán y vendiéndole petróleo a EE.UU. En gran parte, Chávez depende de que los precios del barril de crudo sigan razonables para seguir exportando su revolución por el resto de América Latina. Pero una caída en los precios, así sea por mayor estabilidad en el Medio Oriente, mayor independencia energética de EE.UU., o mejores tecnologías para la extracción en otros países, harán que la revolución bolivariana sea un sueño insostenible.
Mientras tanto, el chavismo seguirá expropiando y estatizando, acusando al neoliberalismo de haber privatizado los recursos del Estado, sin admitir que las privatizaciones se concretaron para detener la sangría de empresas deficitarias, corruptas y burocráticas que otros gobiernos populistas del pasado crearon. El manejo político de PDVSA, la mayor y más estratégica empresa del país, confirma la regla de que los gobiernos arbitrarios y populistas suelen ser malos administradores.
Capriles sabe que el populismo es un vicio de la democracia, pero que el chavismo tiene un gran poder de convocatoria y movilización que no puede desconocerse. Su mayor desafío es mantener a la oposición unida y que no se desbande, al menos, hasta después de las elecciones legislativas de diciembre. Aún sin la alternancia debida del poder, la creación de contrapesos en el Congreso puede ser el único antídoto para que Chávez se sienta fiscalizado y responsablemente obligado a rendir cuentas. 

enero 23, 2010

Chávez acogota a los medios

No contento con tener el sistema de medios gubernamentales más grande de todas las Américas, con cientos de radios, televisoras y periódicos, a los que el gobierno les atribuye “propiedad pública” - cuando en realidad son gubernamentales dedicados para irradiar propaganda chavista - el presidente Hugo Chávez dio otra vuelta más de tuerca en contra de la libertad de prensa, acogotando a los canales de cable.

Como en Venezuela a quien discrepe de las políticas gubernamentales se le van acabando los espacios de libertad, ahora le tocó el turno a los canales de cable, los que deberán pasar en forma obligatoria la propaganda gubernamental, es decir que de ahora en más los canales que tienen una producción nacional aproximada del 70%, están obligados a pasar, en los horarios que se le cante al gobierno, los interminables e insufribles discursos de Chávez. De lo contrario, como le está sucediendo a RCTV, la Conatel le aplicará la ley de Responsabilidad Social, una legislación de censura que ya fue aplicada el 27 de mayo de 2007 para cerrar la versión de aire de esta televisora.

Muchos en este blog me critican porque tengo una posición muy crítica de Chávez, pero la verdad es que es difícil estar a favor de quien mes a mes viene ajustando las pinzas contra una sociedad que es cada vez menos libre. Lo hace, además, en una forma tan desfachatada y desvergonzada, siempre con la intención de consolidar su propaganda de cara a las elecciones parlamentarias de setiembre.

RCTV está incluido en una lista de 24 canales de cable regionales, aunque fueron excluidas 164 otras emisoras de televisión. Como RCTV ha recurrido a la justicia, el gobierno dijo que los canales que trasmitan algún programa de RCTV serán sancionados.

El año pasado, el gobierno cerró 32 radios, abrió otras y apoyó con publicidad del Estado a los diarios, radios, televisoras, agencias y páginas de internet que considera amigas, así como sigue gastando millones para apuntalar marchas propagandísticas como la que celebró hoy en caracas para neutralizar a la que estaba realizando la oposición.

Las libertades en Venezuela siguen cuesta abajo…. Muy abajo.

febrero 17, 2009

Responsabilidad de oposición venezolana

Cuando en plena celebración el domingo por la noche Hugo Chávez dijo que “que lo mejor está por venir”, no pude dejar de pensar que lo que quiso decir es que se vendrá todo lo contrario. Al repasar esta década pasada desde que asumió en 1999, se pudo ver a un Presidente enceguecido por ganar poder para sí mismo y con una estrategia bien definida para apoderarse de los demás poderes del Estado. La degradación de las instituciones democráticas es innegable.

El triunfo por el SI puede tener cientos de lecturas y depende de cómo se le mire. Para mí, por el discurso de Chávez que estuvo nuevamente alejado de la reconciliación, puedo vislumbrar que en el futuro cercano se verá a un líder cada vez más caprichoso que profundizará la polarización y se volverá más populista y caudillista.

Para ello necesitará ser cada vez más demagogo y el problema que la demagogia para el pueblo termina siendo un vicio. A la demagogia se le pide ser más demagoga, es decir quien recibe dádivas del gobierno sin trabajar no querrá jamás trabajar por más empleo que se le ofrezca y quien recibe dinero a cambio de un voto jamás votará sin ese incentivo. La historia ha mostrado que los demagogos y populistas siempre terminan víctimas de sus propios pecados.

Es cierto, en otra lectura, que quienes optaron por el NO, es decir la oposición, tuvieron más votos en número que en el referendo de diciembre de 2007, pero también es verdad que Chávez pudo capitalizar muchos más votos que antes.

Sea lo que fuere, es decir si Chávez utilizó dinero del Estado para uso particular de campaña, que si se amenazó a los funcionarios públicos si votaban por el NO, que si manipuló a los medios de comunicación abusando con 82 cadenas nacionales con discursos interminables de 247 horas de duración… todo ello no puede esconder que la oposición política no haya capitalizado ni haya conformado un frente de batalla sustancial para hacerle frente a ese sistema autocrático.

No se entiende cómo la oposición política tiene en los jóvenes universitarios y en los periódicos a su mayor fortaleza. Después de 10 años ya hubiera tenido – por obligación - que crecer a sus propias expensas. La oposición es tan responsable como el propio Chávez del desastre que se está consumando en Venezuela.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...