No queda mucho de democracia en Venezuela. Todos los poderes públicos viven sometidos a la voluntad del Poder Ejecutivo, así como están debilitados la oposición, los sindicatos, las iglesias, el movimiento estudiantil, las ongs y la propiedad privada.
La libertad, con sus derechos individuales y privados, de asociación y reunión, de prensa y expresión, es el valor que más desprecia el gobierno de Hugo Chávez. Su erosión es producida por decretos ejecutivos a voluntad, por leyes a medida que fabrica un congreso sin oposición y por la legitimización de procesos electorales y persecución de opositores que justifica una justicia politizada.
Dado el debilitamiento de la sociedad civil, y la escasa presión de gobiernos y organizaciones para revertir los golpes que a diario reciben las instituciones, la prensa libre se ha convertido en el último bastión para defender la democracia. Es una resistencia de todos los días. Desgastante y frustrante. Cuando ni las “leyes mordaza” ni las ejecuciones judiciales, o las trabas impositivas y comerciales pueden doblegar a la prensa, reaparecen los violentos cuerpos de choque y las amenazas públicas para intimidar a los periodistas.
La televisora RCTV vivió este proceso por años hasta que fue clausurada en mayo de 2007. La misma táctica se utiliza ahora contra Globovisión por su periodismo “contrarrevolucionario”, cuya cabeza tal vez termine como las cuatro decenas de radios y televisoras guillotinadas en los últimos días. No es novedad que la prensa sea imperfecta, pero es desmedido atacarla por “enemiga”, “golpista” y “terrorista”, cuando busca cumplir con su obligación de ser independiente, fiscal y mordaz.
Estos valores periodísticos son los que Chávez ha detestado desde que asumió el poder hace 10 años. Reniega de la prensa chúcara porque sabe que donde las instituciones fallan, ésta sirve de balance y chequeo, y para fiscalizar la corrupción. Sin embargo, no es reacio a la comunicación, siendo consciente de la importancia de mantener una prensa sumisa, obediente y utilitaria que le permita concentrar poder con impunidad, mercadear su ideología y expandir su influencia.
Esta lucha por asfixiar la información y estimular la propaganda, queda bien ejemplificada en la nueva ofensiva para desaparecer a más de 240 emisoras de radio y TV privadas (así como para no conceder licencias radiofónicas a la oposición), a contrapelo de la constante creación de medios oficiales. En unos pocos años, Chávez ha logrado un récord mundial, instaurando uno de los más grandes e influyentes imperios mediáticos gubernamentales, compuesto por cuatro televisoras nacionales, una internacional y 35 de UHF comunitarias; dos cadenas de radio y 231 radios comunitarias FM; 23 periódicos comunitarios, una agencia de noticias y 110 sitios web.
Este proceso de alta creatividad deviene de otro tremendamente destructivo basado en una manipuladora estrategia legal. El proyecto de ley sobre “delitos mediáticos” presentado ante el Congreso días pasados forma parte de ella, aunque es, en realidad, un reordenamiento de los “delitos de prensa” que ya fueron incluidos en la Constitución, en leyes especiales y en el Código Penal. Su única novedad, quizás, es que terminarían presos los periodistas que no publiquen hechos que el gobierno considere interesantes.
El sabotaje legal contra la prensa empezó durante la reforma constitucional de 1999 con la inofensiva cláusula de “información veraz”, la que moldeó la aberrante Ley de Responsabilidad Social del 2004 que permite controlar la producción y contenido de los medios, y la reforma del Código Penal de 2005, que agravó las penas para escudar al presidente y a otros funcionarios cuando se sintieren ofendidos.
A pesar de que por ahora el congreso desistió de tratar una nueva ley sobre delitos de prensa, la experiencia indica que la estrategia legal y violenta no se detendrá. Chávez tiene la certeza y el tiempo para buscar el control de los medios en su ideal por un régimen propagandístico y hegemónico al estilo cubano; a la vez que seguirá exportando sus métodos mordaza que ya se aplican con éxito en Ecuador, Bolivia y Nicaragua.
La única forma de frenar el atropello contra la prensa libre, el último bastión de la democracia venezolana, es la presión que puedan ejercer otros gobiernos y organizaciones intergubernamentales, los que hasta ahora han mirado irresponsablemente hacia otro lado.
Quiero contarles sobre los procesos creativos de esta nueva historia sobre la verdad, la libertad y el miedo al futuro. Es mi nueva novela y espero publicarla cuando se sincronicen los planetas (las editoriales) o cuando se me acabe la paciencia y decida autopublicar -- Los contenidos de mi blog Prensa y Expresión están en el archivo. Blog por Ricardo Trotti
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agosto 15, 2009
febrero 17, 2009
Responsabilidad de oposición venezolana
Cuando en plena celebración el domingo por la noche Hugo Chávez dijo que “que lo mejor está por venir”, no pude dejar de pensar que lo que quiso decir es que se vendrá todo lo contrario. Al repasar esta década pasada desde que asumió en 1999, se pudo ver a un Presidente enceguecido por ganar poder para sí mismo y con una estrategia bien definida para apoderarse de los demás poderes del Estado. La degradación de las instituciones democráticas es innegable.
El triunfo por el SI puede tener cientos de lecturas y depende de cómo se le mire. Para mí, por el discurso de Chávez que estuvo nuevamente alejado de la reconciliación, puedo vislumbrar que en el futuro cercano se verá a un líder cada vez más caprichoso que profundizará la polarización y se volverá más populista y caudillista.
Para ello necesitará ser cada vez más demagogo y el problema que la demagogia para el pueblo termina siendo un vicio. A la demagogia se le pide ser más demagoga, es decir quien recibe dádivas del gobierno sin trabajar no querrá jamás trabajar por más empleo que se le ofrezca y quien recibe dinero a cambio de un voto jamás votará sin ese incentivo. La historia ha mostrado que los demagogos y populistas siempre terminan víctimas de sus propios pecados.
Es cierto, en otra lectura, que quienes optaron por el NO, es decir la oposición, tuvieron más votos en número que en el referendo de diciembre de 2007, pero también es verdad que Chávez pudo capitalizar muchos más votos que antes.
Sea lo que fuere, es decir si Chávez utilizó dinero del Estado para uso particular de campaña, que si se amenazó a los funcionarios públicos si votaban por el NO, que si manipuló a los medios de comunicación abusando con 82 cadenas nacionales con discursos interminables de 247 horas de duración… todo ello no puede esconder que la oposición política no haya capitalizado ni haya conformado un frente de batalla sustancial para hacerle frente a ese sistema autocrático.
No se entiende cómo la oposición política tiene en los jóvenes universitarios y en los periódicos a su mayor fortaleza. Después de 10 años ya hubiera tenido – por obligación - que crecer a sus propias expensas. La oposición es tan responsable como el propio Chávez del desastre que se está consumando en Venezuela.
El triunfo por el SI puede tener cientos de lecturas y depende de cómo se le mire. Para mí, por el discurso de Chávez que estuvo nuevamente alejado de la reconciliación, puedo vislumbrar que en el futuro cercano se verá a un líder cada vez más caprichoso que profundizará la polarización y se volverá más populista y caudillista.
Para ello necesitará ser cada vez más demagogo y el problema que la demagogia para el pueblo termina siendo un vicio. A la demagogia se le pide ser más demagoga, es decir quien recibe dádivas del gobierno sin trabajar no querrá jamás trabajar por más empleo que se le ofrezca y quien recibe dinero a cambio de un voto jamás votará sin ese incentivo. La historia ha mostrado que los demagogos y populistas siempre terminan víctimas de sus propios pecados.
Es cierto, en otra lectura, que quienes optaron por el NO, es decir la oposición, tuvieron más votos en número que en el referendo de diciembre de 2007, pero también es verdad que Chávez pudo capitalizar muchos más votos que antes.
Sea lo que fuere, es decir si Chávez utilizó dinero del Estado para uso particular de campaña, que si se amenazó a los funcionarios públicos si votaban por el NO, que si manipuló a los medios de comunicación abusando con 82 cadenas nacionales con discursos interminables de 247 horas de duración… todo ello no puede esconder que la oposición política no haya capitalizado ni haya conformado un frente de batalla sustancial para hacerle frente a ese sistema autocrático.
No se entiende cómo la oposición política tiene en los jóvenes universitarios y en los periódicos a su mayor fortaleza. Después de 10 años ya hubiera tenido – por obligación - que crecer a sus propias expensas. La oposición es tan responsable como el propio Chávez del desastre que se está consumando en Venezuela.
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