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noviembre 04, 2013

Más que de un fallo, se trató de una falla judicial

No porque una ley se apegue a la Constitución tiene que ser buena. El gobierno interpreta que la ley de medios es la panacea democrática porque la Corte Suprema la avaló. En algunos países la pena de muerte y el aborto son principios constitucionales, pero no por ello son buenos.

Es loable regular los espacios para que nadie concentre ni medios ni opiniones, para que la crítica y el disenso sean plurales y diversos. Pero no es bueno que se restrinjan espacios independientes y que, en cambio, el gobierno pueda entrometerse en los contenidos de los medios privados, sin límites de tiempo, para cadenas nacionales de “trascendencia institucional” o espacios de “interés relevante” que seguirá usando para hacer propaganda.

No es bueno que la misma ley permita al Estado concentrar medios, así sean públicos o comunitarios, a sabiendas que no existen públicos (de todos), sino gubernamentales (para el beneficio del oficialismo) y que los comunitarios terminarán en manos de aquellos que se alineen con el gobierno.

Que los funcionarios digan que existe plena libertad de prensa, no es verdad. Los medios sí pueden criticar, pero sufren consecuencias y represalias. La ley de medios nació selectiva, tiene en su ADN el método de la revancha política, y aunque ahora el blanco es Grupo Clarín, podrá luego activarse contra cualquier otro medio considerado opositor. Un calificativo que reciben quienes critican al gobierno, así sean consultoras privadas que intentan medir la inflación real o fiscales que investigan la corrupción en altas esferas del poder.

La ley no es tan mala, pero por su ADN, existe desconfianza en cómo se aplicará. El fallo supremo de 392 páginas es prolífico en señalar el irrespeto del gobierno en materia de medios, por lo que no ofrece garantías de que habrá equidad en su aplicación. La sentencia infiere que hay medios públicos que no son tales, que el gobierno concentra medios y usa fondos públicos para comprar medios y voluntades, condena que la publicidad oficial se utilice para discriminar a los críticos y favorecer a los acólitos, y reclama que no existen normas para obligar al gobierno a dar acceso a la información pública, mientras pone en dudas que garantice la libertad de expresión, principio constitucional.

Esta ley vino acompañada de la ofensa y el desprestigio. La presidente, su predecesor y sus funcionarios enjuiciaron en Plaza de Mayo a periodistas y medios críticos mientras que su eslogan de “Clarín miente” sirvió de fondo en canchas de fútbol y en zoquetes de beneficencia para niños africanos. El escarnio público, con el fin de generar miedo y autocensura, siempre fue intención del kirchnerismo, como de otros ismos que le antecedieron.

El gobierno supo identificar a su enemigo y polarizar. Muchos distraídos creen que Clarín es monopolio, que el éxito o sustentabilidad económica es degradante e ilícita o que La Nación y Perfil son cómplices y antidemocráticos por haber expandido sus negocios y las críticas. Los más cautos entienden que defender a Clarín, no es defender sus pecados, sino a otros medios que en el futuro pueden ser víctimas de una aplicación política y no técnica de la ley.

Es que cuando los gobiernos se ensañan contra los medios privados e independientes, es síntoma de que ya lo han hecho o harán con otras estructuras de poder. Venezuela es ejemplo. El ex presidente Hugo Chávez se ensañó por años contra los “cuatro jinetes del Apocalipsis” en referencia a las cadenas televisivas Globovisión, Venevisión, RCTV y Televén. Tras la sanción en 2004, la ley de medios, destinada para crear “espacios democráticos”, sirvió para cerrar RCTV, neutralizar Globovisión mediante su compra por allegados al chavismo, y para domesticar los informativos de Venevisión y Televén.

Aunque tras la derrota electoral algunos vaticinen que el kirchnerismo ya está en retirada y que Clarín podrá seguir defendiéndose en los tribunales, la sentencia del máximo tribunal no fue buena. Por no ser concluyente y permitir interpretaciones varias, se trató de un gesto político, perdiéndose otra oportunidad para crear jurisprudencia en favor de la libertad de prensa.

Se trató de un aval de constitucionalidad, pero sin la debida interpretación del espíritu, contexto y manejo político de la ley. 

octubre 08, 2013

Cristina, polarización, Boudou y comentarios por internet

Con su forma soberbia de gobernar, la presidente de Argentina, Cristina Kirchner, ha polarizado a la sociedad. La polarización es consecuencia directa de los gobiernos más autoritarios, aquellos que aunque soportan estoicamente la crítica hacen o dicen siempre lo que les place, evadiendo la discusión y la negociación ante el disenso. Momentos de polarización intensa, a veces más o menos controlado por el autoritarismo, se vivieron en Argentina ya sea en épocas de militares o de gobiernos como el de Perón o Frondizi y se viven en países latinoamericanos con gobiernos similares.

La polarización en Argentina, entre aquellos que aman u odian al gobierno, aman u odian a Cristina, es cada vez más profunda y una muestra de ello se puede ver claramente en los sentimientos que los ciudadanos expresan en los comentarios que siguen a las notas periodísticas. Por cualquier motivo, los insultos de uno y otro bando afloran como en estadio de fútbol. De cualquier tema, se termina siempre en el descrédito y el agravio, y de lo político y social se termina en lo personal.

Hoy el diario La Nación de Buenos Aires tomó un camino distinto, pese a que algunos otros medios pudieran criticarlo por imponer censura previa. Debajo de sus notas sobre la operación quirúrgica que Cristina tendrá hoy y notas relativas del traspaso al poder al vicepresidente Amado Boudou, se aplicó la frase: “La nota fue cerrada a comentarios debido a la sensibilidad del tema”.

La frase connota esa polarización, es decir se cierran los comentarios a sabiendas que el tema de la presidente acarrearía comentarios injuriosos y subidos de tono en momentos que se merece mayor respeto. El diario Clarín, por dar otro ejemplo, seguía esta mañana abierto a los comentarios de la gente y el resultado fue el mismo de siempre,  polarización intensa y comentarios irrespetuosos.

Podrá decirse que La Nación optó por censurar y no confiar el proceso democrático del disenso aunque este a veces sea doloroso. Fue, seguramente, un proceso y decisión editorial que dentro del diario también habrá tenido adeptos y detractores, por lo que sería importante que el periódico explique a sus lectores e internautas ese proceso y esa decisión.

La polarización también se hace evidente cuando no se administra el riesgo. El gobierno poco hizo para ayudar en el proceso judicial que se le siguió al vicepresidente, atornillándolo al poder cuando se merecía obligarlo a dar un paso al costado para someterse a la justicia. Hoy, por aquellas malas decisiones, Argentina está gobernada por un presidente interino en funciones que obliga la Constitución, pero a quien Cristina no le confía el poder, y con varios procesos judiciales que merman su capacidad gubernativa y la confianza mínima del público que el puesto requiere.

Boudou está investigado y procesado en media docena de casos, especialmente en lo concerniente a su patrimonio que no es compatible con su salario como funcionario, al caso de la imprenta de papel moneda que quedaría para sus colaboradores más cercanos y, entre otros, por la compra de automóviles de lujo.


Es evidente que el período de Boudou, marcado por la campaña electoral en víspera de los próximos sufragios legislativos, será de polarización y desconfianza aún mayores.

enero 21, 2012

Represalias hasta con papel


Uno pudiera pensar que para dañar a otra persona habría que usar un arma de fuego, un cuchillo o hasta una botella rota con vidrios puntiagudos, pero en Argentina el gobierno lo hace con cosas mucho más suaves pero igual de letales: papel.

Resulta que el gobierno de la presidenta Cristina de Kirchner es el único de todo el hemisferio que declaró que el papel para periódicos es de interés público, por lo que su producción y comercialización deben estar regulados estrictamente, ya que a nombre de la democracia, este es un bien público que debe ser repartido en igualdad de condiciones.

Había advertido en este espacio, que esa ley aprobada tras gallos y medianoche en diciembre en una sesión extraordinaria del Congreso, serviría para pronto asestar un golpe duro a los periódicos en general, pese a que en un principio estaba destinada a debilitar solo a los diarios Clarín y La Nación, socios mayoritarios del sector privado, junto al Estado, en la fábrica de papel para periódicos, Papel Prensa.

Pero bueno, el pronto se transformó en inmediato, y el gobierno acaba esta semana de dictar la reglamentación de esa ley, imponiendo cuotas o cupos para la fabricación del papel e imponiendo nuevas cargas para la importación, que siempre se reclamó debería ser libre y sin ataduras del gobierno para que la libertad de prensa se pudiera sostener.

En realidad, esta ley y su reglamentación ya eran parte de una amenaza que había hecho la Presidenta desde que el año pasado quiso usurpar a Papel Prensa tras denunciar que los dos diarios habían comprado la fábrica a sus anteriores dueños bajo coerción y delitos que fueron calificados de lesa humanidad, dentro de la cruzada por derechos humanos que el gobierno inició para exorcizar los asesinatos de las dictaduras antes que la democracia retornara en 1983.

Lo cierto de todo esto es que en nombre de la democracia, el gobierno kirchnerista busca “expropiar” legalmente o quedarse con la fábrica de papel – si no se cumplen con cupos de elaboración de celulosa y papel el Estado tiene la libertad de aumentar su participación accionaria – sin pagar un peso, lo que en realidad representa un robo (no a mano armada) blandiendo un papel.

Pero no solo Clarín y La Nación están pagando un alto precio por sus actitudes editoriales críticas al gobierno, esta factura la están pagando todos los demás medios y más aún, los ciudadanos que cada vez están viendo menores espacios de libertad y a muchos otros medios practicando autocensura por temor a sufrir las mismas represalias.

diciembre 14, 2011

Cristina se burló de nuevo de la prensa


Confiada en la nueva integración oficialista de la Cámara de Diputados y adoptando una de sus primeras medidas como flamante presidenta reelegida, Cristina Kirchner renovó su actitud revanchista y sus represalias contra la prensa argentina.

Volvió al ataque en este diciembre segura de que conseguirá que sus diputados y senadores kirchneristas le darán las herramientas necesarias para que el Estado (mejor dicho su gobierno) pueda expropiar la fábrica de Papel Prensa, que el Estado tiene en propiedad con los diarios Clarín y La Nación de Buenos Aires.

El dictamen que se aprobó esta semana entre cinco comisiones de la Cámara de Diputados y que busca convertirse en ley antes del fin de semana, es la de que el papel para periódicos sea declarado de “interés nacional”. Las excusas del oficialismo son burdas, justificando que los periódicos del país deben tener igualdad de condiciones para acceder al papel, lo que hasta ahora es así, ya que no hay desabastecimiento y los diarios pueden comprar este insumo en el extranjero a mejores precios.

En realidad, la pretensión de Cristina es quedarse con la fábrica de papel muy pronto para desbancar a los dos medios que su gobierno más odia en el país. Algunos diarios en el país no están del todo en contra de la futura ley y si bien algunos gritan a favor de la ley otros miran para el costado. Es que en el pasado, Papel Prensa solía discriminar con precios y cuotas a los demás diarios, muchos de ellos en el interior del país.

Como quiera que sea, no sólo es una época distinta ahora donde no se percibe ninguna medida discriminatoria, sino que además no se entiende ese resentimiento infundado e incomprensible, toda vez que se puede observar claramente que la medida del gobierno es una burda maniobra para controlar a Clarín y La Nación, pero que en el futuro será un instrumento que potencialmente podrá ser usado en contra de cualquiera o contra todos los periódicos que el gobierno considere que lo critica en demasía o no se amoldan a la línea oficial.

Con esta ley cuyo dictamen aprobado esta semana, permite controlar a través del Ministerio de Economía regular los precios, la comercialización y la producción de papel periódico, todos los argentinos verán cómo quedará reducido su derecho a la libertad de prensa en el futuro próximo.

diciembre 07, 2011

Nueva estupidez de Bonafini


Hebe de Bonafini, presidenta de Madres de Plaza de Mayo, cometió otra estupidez en contra de la prensa. Dijo que para el 22 de diciembre, en Plaza de Mayo, en Buenos Aires, en coincidencia con una de las marchas semanales de su organización, celebrará el segundo “juicio ético” contra el Grupo Clarín.

Dijo que habrá “jueces”, “fiscales” y un “jurado” compuesto por el pueblo, que tendrá la opción de penalizar al Grupo y a sus principales seis medios: Clarín, radio Mitre, TN, Canal 13, Cablevisión y la empresa de la que es socio el Grupo junto a La Nación y el Estado, Papel Prensa.

Ya en su primer “juicio ético”, la kirchnerista Bonafini había acusado al Grupo de ser asesino y represor.

La diferencia entre el primero y éste, es que Bonafini ni  Madres de Plaza de Mayo estaban sospechadas de corrupción como lo están ahora, por lo que se estima que no tendrá ni credibilidad ni altura moral para llenar un “tribunal”.

Se trata de una actividad circense, acomodaticia con el gobierno de Cristina Kirchner a punto de ser reinstalado.

octubre 28, 2010

“Qué te pasa Clarín”

La frase de “Qué te pasa Clarín, ¿estás nervioso?”, pertenece y fue reiterada en varios actos públicos y partidistas por el recientemente fallecido ex presidente Néstor Kirchner. Resume su obsesión por contestar cada “atropello” que consideraba que los medios le hacían con injusticia a él o a su esposa y, sobre todo, trataba de cobrarse la deslealtad de un medio al que durante su época de mandatario le ayudó a superar una abultada deuda económica.

La deslealtad que le cobraba a Clarín está remarcada por el apoyo que sintió que el diario le dio al sector agropecuario por el tema de las retenciones, lo que menguó el poder de los primeros meses de CFK en la Presidencia y derivó en la derrota de las legislativas a medidos del 2009. Lo de derrotar a los monopolios fue una simple excusa ideológica, ya que en épocas en que Clarín era menos chúcaro, el tema no pasaba por ahí.

Para cobrar las deslealtades, él y su esposa fueron implacables contra Clarín. Con una legislatura todavía por tomar posesión, los K aprovecharon a sancionar la ley de Servicios Audiovisuales, tal vez el golpe más duro a las aspiraciones del Grupo Clarín de mantener su hegemonía en todo tipo de medios, no solo el escrito. Luego se ensañó contra Cablevisión, Fibertel y Papel Prensa, empresas todas con mayoría accionaria de la viuda de Noble; y en el ínterin arremetió contra sus hijos adoptivos, ejecutivos y cualquier cosa que el grupo mediático promoviera o denunciara, como varios temas de corrupción al que se le involucró junto a su esposa, como el caso de la valija venezolana o los millones de más que recolectó para su patrimonio durante sus años en el poder.

Para todo esto sagazmente buscó cada una de los descuidos legales y administrativos de Clarín, a los que envolvió con el manto de acciones irregulares, corruptas y hasta violatorias de los derechos humanos. La confrontación fue dura y frontal.

El cotejo entre gobierno – prensa fue tan fuerte que siempre tuvo eco a nivel nacional e internacional, por lo que desde cada ángulo se pedía al gobierno moderación y respeto a la libertad de prensa. Tan palpable era la pelea, que los mercados, siempre tan sensibles e irascibles ante cada renglón de información, se encargaron de contestar esa frase que eternizó Kirchner de “Qué te pasa Clarín ¿Estás nervioso?”, más allá de las respetuosas muestras de respeto y condolencias que recibió la Casa Rosada.

La agencia Reuters informó hoy que las acciones del Grupo Clarín subieron un inusual 21,83 por ciento el jueves en Buenos Aires. Los papeles del Grupo treparon a 17,3 pesos, aunque recortaron terreno desde su apertura en 20 pesos cuando avanzaron abruptamente un 40,85 por ciento. Mientras tanto en Londres – siempre de acuerdo a Reuters - las acciones de Clarín llegaron a ganar hasta casi un 50 por ciento el miércoles.

enero 24, 2010

Conspiraciones mediáticas

Los medios de comunicación son destructivos y anti democráticos; sus dueños quieren el poder político y los políticos de oposición orquestan con ellos y a través de ellos, golpes de Estado. Pero lo peor de todo, es que buscan que los ricos triunfen, que dominen el mundo y que los pobres sean oprimidos y hasta aniquilados.

Este mensaje conspirativo no es nuevo, sino histórico, de él se nutren todas las ideologías – nacionalismo, fascismo, comunismo, progresismo y hasta el neoliberalismo corrupto – y tiene la intención de desacreditar al periodismo, neutralizar la opinión pública y de esa forma mitigar los efectos que puedan tener denuncias, opiniones y críticas en contra del gobierno y sus irregularidades.

La izquierda progresista actual tiene bien enquistado este mensaje conspirativo y repetitivo en sus discursos, así como la tuvo la derecha militar latinoamericana o presidentes derechistas como Alberto Fujimori y Carlos Menem, para dar algunos ejemplos. Pero los ejemplos actuales son ocurrentes en las estrategias de Hugo Chávez contra RCTV y Globovisión; los de Rafael Correa contra Teleamazonas; los Kirchner contra Clarín, La Nación; los de Daniel Ortega contra La prensa y Canal 2; los de Evo Morales contra La Razón; los del ex Manuel Zelaya contra La Prensa; los de Fidel Castro contra el periodismo y los blogs de independientes en su país…
Tal vez el único gobierno de tono izquierdista actual que ha recalcado su respeto a la libertad de expresión es el del salvadoreño Mauricio Funes, seguramente por su pasado como popular periodista televisivo, y porque no presta mucha atención a su partido, el FSLN, que tal vez tendría otras intenciones.

Pero estas conspiraciones que orquestarían los medios no son solo parte del discurso, sino que tienen la intención de incentivar opinión pública favorable – o dividirla – y así el gobierno puede tener el plafond político necesario para poder destruirlos y cerrarlos.

Por ello anoche RCTV en Venezuela ya salió del aire por mandato de una ley que fue conseguida para cerrar medios como la de Responsabilidad Social, un instrumento imprescindible para cualquier gobierno autocrático, herramientas que buscan los Kirchner con la Ley de Servicios Audiovisuales y Rafael Correa con la de Comunicación.

Por ello vale la pena entender que cuando se habla de conspiraciones mediáticas, es bueno hacer una reflexión sobre qué pasaría en la sociedad, a qué niveles de impunidad, intolerancia y autocracia llegaría un gobierno si no existieran medios que investiguen, critiquen, disientan o sirvan de vehículo para que otras personas lo hagan.

mayo 16, 2009

Hugo, Cristina y la libertad

Este fin de semana Hugo Chávez está visitando a Cristina y en su primera conferencia de prensa de ayer en la Casa Rosada ya empezaron a tirar insultos y amenazas en contra de los medios de comunicación y de los periodistas.

Cristina habló de los “enemigos en común” en referencia a los medios privados, y Hugo, que viene de tener una semana bien convulsionada contra Globovisión y otras televisoras independientes en Venezuela, le sugirió a la mandataria Argentina que lo mejor sería estatizarlos.

Lo interesante fue que Cristina ni siquiera se inmutó cuando Chávez en plena conferencia dijo que “no se extrañen de que el Estado tome una decisión con algunos medios que siguen practicando el terrorismo", algo que viene repitiendo con suma insistencia como preparando el camino para que nadie se sorprenda. Chávez siempre hace algo de alharaca para ir midiendo la opinión pública antes de tomar una decisión como tratando de conseguir una base política.

Cristina, que ya está bastante cansada de los medios, no se alteró cuando Chávez comparó a los medios de comunicación con grupos terroristas, y le dijo con tono amigable: “Sufrimos lo mismo. Los mismos males nos aquejan". Cristina, tomando el guante, enseguida se quejó de los medios diciendo que ciertas noticias no "no aparecen en las primeras planas" de los diarios, criticando que las buenas obras del gobierno pasan desapercibidas.

Lo interesante, de todo esto, es que mientras se daba esta conferencia, Clarín había publicado que muchas receptorías para avisos en toda la capital habían sido atacadas por grupos presumiblemente afines al oficialismo; el gobierno sigue utilizando la publicidad oficial para castigar a los medios; y el ministro de Justicia Aníbal Fernandez pedía a Marcelo Tinelli que dejara de lado en su programa de entretenimiento el sketch sobre “El Gran Cuñado” donde se hace una sátira de la Presidenta.

En Caracas, mientras tanto, además de las multas y acciones administrativas con la intención de cerrar Globovisión, el único canal de aire crítico, el gobierno impuso una nueva modalidad de propaganda al llenar libros ideológicos en las bibliotecas y retiró unos 60 mil ejemplares de los que no les conviene.

Como parte del Plan Revolucionario de Lectura (PRL), Chávez tomó la decisión de poner libros la "sección ideológica", tratando de “crear” nuevos lectores. El Ministerio de Cultura explicó que con esta nueva acción se trata de "reafirmar los valores conducentes a la consolidación del hombre nuevo y la mujer nueva, como base para la construcción de la patria socialista", "desmontar el imaginario del capitalismo" y "re contextualizar la historia".

Entre Cristina y Hugo, de libertad nada.

Chávez, con nuevo guiño a la Kirchner, le dijo que apoyaba a su marido Néstor, quien en las próximas elecciones legislativas de junio lidera la lista de diputados nacionales. Obviamente, la pregunta de todos, pero que nadie hizo, es si Hugo le trajo a Cristina otra valija con 800 mil dólares, ya que como la otra que había traído Wilson Antonini quedó en total impunidad, fácil sería ahora haber entrado otra. ¡Y los Kirchner la necesitan!

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...