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mayo 20, 2017

Violencia contra periodistas: Responsabilidad gremial

Un nuevo cimbronazo sufrió el Periodismo latinoamericano. Sicarios asesinaron al reconocido reportero mexicano Javier Valdez Cárdenas en plena luz del día en las calles de Culiacán, una ciudad que, como tantas otras, se ha acostumbrado a las  balaceras y a narcotraficantes que reclaman territorio y asumen autoridad.

El asesinato de Javier no es ni más ni menos importante que cualquiera de los otros cinco periodistas mexicanos acribillados este año o del centenar en la última década. Sin embargo, la talla cualitativa de sus historias, la honestidad de su labor y el respeto de sus colegas por denuncias contra el narcotráfico que volcó en libros de valiente denuncia, merecen que su caso se convierta en punto de inflexión, para que ayude a generar cambios y la profesión salga del oscuro submundo de la violencia y la impunidad.

Es cierto que es tarea única y prioritaria del gobierno esclarecer el crimen, bajo la obligación estatal que la OEA definió como las tres P: Prevención, Protección y Procurar justicia. Pero ante la impericia, negligencia e ineficiencia históricas de muchos gobiernos mexicanos, los periodistas harían mal en esperar sentados. El gremio necesita asumir sus responsabilidades.

En la historia del Periodismo latinoamericano existen casos como el de Javier que por haberse convertido en emblemáticos, sirvieron para crear conciencia y demostrar que el asesinato de un periodista tiene efectos devastadores para la libertad de expresión.

Los casos de José Luis Cabezas en Argentina, Guillermo Cano en Colombia, Tim Lopes en Brasil, Hugo Bustíos en Perú, Jean Leopolde Dominique en Haití, Jorge Carpio en Guatemala fueron bandera de lucha del periodismo de esos países, ayudando a que se aquellos asesinatos no fueran en vano. Todos, medios de comunicación y reporteros, en solidaridad y con unidad, y en forma consistente, exigieron cambios, presionaron sin pausa y persistieron tozudamente en sus reclamos.

Era esperado que el caso de Javier concitara el interés gremial. La indignación, la frustración y la indefensión profesional se hicieron sentir en marchas al monumento al Ángel de la Independencia en Ciudad de México o en las plazas de Culiacán y Veracruz, en espacios pagados y titulares de los medios más prestigiosos, reclamándosele más determinación al Ministerio Público para administrar justicia.

Todo ello marcha en la dirección correcta. Pero no es suficiente. Falta una estrategia mancomunada entre medios y periodistas que mantenga los brazos en lucha, pese a las adversidades. Se necesita una estrategia consistente, creativa, sostenida en el tiempo y muy contagiosa (viral si se quiere adjetivar en esta época) como la realizada por aquellos gremios que no soltaron los casos de Cabezas o Lopes hasta que se hizo justicia y marcaron un antes y después en la violencia contra periodistas.

También hay que asumir la realidad de México. La Justicia por sí sola tampoco será un disuasivo automático para los violentos. La agresión contra el Periodismo es parte del contexto de una guerra intestina que suma mártires en todas las disciplinas y lugares. La violencia es un problema cultural.

Mal se haría, sin embargo, en tomar esa guerra como la excusa para no hacer nada. El Periodismo mexicano hace mucho que se debe una institución propia y nacional para defender la vida de sus periodistas y la sostenibilidad de sus medios de comunicación. ADEPA y FOPEA en Argentina o ANDIARIOS y la FLIP en Colombia son espejos donde imitar respuestas.

El Periodismo mexicano tiene ahora la oportunidad de asumir sus responsabilidades y debe aprovechar que existen más instrumentos de lucha que antes. La federalización de los delitos contra periodistas, los sistemas de protección, el agravamiento de los castigos y el mayor apoyo social son mecanismos muy importantes, ineficientes y débiles por ahora, pero que pueden maximizarse y perfeccionarse para el bien de la profesión.

La memoria de Javier exige que el Periodismo luche por la profesión como él lo hizo, denunciando y reclamando Justicia. Pero los periodistas no deben reclamar para su propio beneficio, sino para que todo mexicano pueda defender y gozar los derechos a la vida y a la expresión que les manda su Constitución. trottiart@gmail.com


enero 27, 2017

México abofeteado, aturdido y humillado

Las mañanitas ya no son tan lindas en México desde el alud Donald Trump. Desconcertados y aturdidos como boxeador cayendo por nocaut, los mexicanos no entienden porque les llueve tanta hostilidad gratuita desde el norte.

Aquí en México, donde me encuentro de visita, las bofetadas a golpe de tuits sorprenden al lustrabotas como a la ama de casa. Los adagios “del dicho al hecho hay largo trecho” y “perro que ladra no muerde” eran el mecanismo de defensa de un país que creyó, hasta esta semana, que las hostilidades antiinmigrante y la construcción de un muro, solo habían sido una estrategia electoral.

A horas del decreto firmado para construir el muro y la promesa de Trump que México pagaría por él, se terminó la incertidumbre que conllevaban las amenazas. Ante el hecho consumado, ya no importa la construcción de la valla, que al fin y al cabo, también evitará el tráfico de armas que se origina desde el norte. Lo que duele es la humillación de un pueblo que no siente que haya provocado grandes males, para que se le pague con medidas tan desproporcionadas, insultos y agresividad que vale para pueblos en guerra.

Duele el irrespeto de una estridente diplomacia trumpista a fuerza de tuits que ridiculiza a cualquiera sin preocupación por las consecuencias. El presidente Enrique Peña Nieto no tuvo otra opción. Canceló su visita prevista para el martes próximo luego que Trump lo destrozara por Twiter: No aparezcas si no estás dispuesto a costear el muro.

Políticos, académicos y la gente dividieron posiciones sobre si convenía el viaje de Peña Nieto. Lo criticarían si iría o no y lo hicieron cuando canceló “porque se tardó mucho en decidir”. Hacer leña del árbol caído no fue difícil con alguien con tan solo 12% de popularidad.

Más allá de la política, las peores consecuencias se sienten en la economía. Los tuitazos de Trump anunciando indistintamente que cobrará aranceles del 20% a los productos mexicanos, que impondrá tasas a las remesas familiares, que penalizará a las compañías americanas que sigan fabricando o ensamblando autos en el país o que renegociará a su favor el tratado de libre comercio de América del Norte, desinflaron las reservas en 3.000 millones de dólares, desplomaron los índices bursátiles, devaluaron el peso y generaron una espiral ascendente de inflación.

Lo asombroso es que, a diferencia de otros políticos, Trump está cumpliendo las promesas que hizo en campaña. Lo hace, además, con una prédica nacionalista y el favor de unos sindicatos que solían alinearse con los demócratas. Sumado a esta sorpresa y subversión del orden político, aturde con medidas tan rápidas como lo que tarda en escribir un tuit. Fue humillante para los funcionarios de avanzada de Peña Nieto que discutían con su yerno Jared Kushner algunos puntos de encuentro, saber que en el mismo instante en el salón contiguo, Trump firmaba el decreto por el muro. Lo mismo hizo con los Obama. A minutos de despedirlos en el helicóptero de retirada, entró al Salón Oval y firmó con desparpajo el comienzo del fin del Obamacare, un plan que Obama tardó años en construir.

Su estilo, irreverente, intempestivo, unidireccional sin diálogo ni concesiones, alejado de la diplomacia y las buenas maneras que suelen prevalecer entre buenos vecinos, agrava las medidas polémicas o buenas que adopta. El muro y las políticas antiinmigrantes no son nuevas. Bill Clinton inició en 1994 la construcción del muro que hoy tiene un tercio construido de sus poco más de 3.000 mil kilómetros y el “deportador en jefe”, como se alude a Obama, fue quien deportó a más de 2.7 millones de indocumentados. Pese a las buenas o malas razones de entonces, fueron medidas adoptadas con prudencia, pasando debajo del radar de la prensa y lejos de los escándalos.

Difícil es predecir lo que sucederá en las próximas semanas (o en días). El mundo está perplejo ante el avasallamiento de Trump a todos los inmigrantes sin distinción de credos y colores. México – así como otros países centroamericanos directamente afectados por el muro y otras políticas antinmigrantes adoptadas - está ante una encrucijada política y económica, a merced de un Trump que se ha auto adjudicado la decisión de su destino. Ese abuso, arrogancia y quita de la soberanía es lo que humilla y aturde. trottiart@gmail.com

     

octubre 22, 2016

Ciber atacados y la censura creativa

Ayer viernes se produjo el mayor ciberataque a medios en el este de EEUU, justamente el tema sobre el que en mi presente escrito daba a conocer la alianza entre la SIP y Google para luchar en contra de este tipo de atentados cibernéticos.

La censura creativa

México es el país que más veces ha sido anfitrión de las asambleas de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), 14 veces desde que la entidad consolidó su formación hace 74 años en 1942. Desde entonces, la violencia autoritaria de los gobiernos y el terror del crimen organizado, se mostraron como las dos vertientes principales de ataques a la libertad de prensa y atentados contra el derecho del público a saber.

Este año nada de eso cambió. 2016 ya es el más letal para el periodismo latinoamericano. Veinte comunicadores han sido asesinados, 11 de ellos en México, por el solo hecho de estar denunciando lo que muchos quieren ocultar. En la mayoría de los casos se debió a represalias del narcotráfico. Aunque en un país donde a un juez le pegan un tiro en la nuca en plena calle, a siete ladrones le cercenan las manos, 43 estudiantes desaparecen y el gobernador de Veracruz, Javier Duarte, está prófugo por lavado de dinero y delincuencia organizada, difícilmente se puede saber por dónde vienen los tiros.

Sucede lo mismo en países como Brasil, con tres periodistas asesinados este año. En el coloso de Suramérica, la violencia contra la prensa está más ligada a la corrupción política, pero como el crimen organizado infiltró todo, las causas se adivinan similares a México.

El clima de inseguridad general se vive en todos los países de la región, agravado por Estados que son ineficientes para administrar Justicia. De los 400 periodistas asesinados en los últimos 25 años, solo tres o cuatro casos han terminado con los asesinos en la cárcel. Peor todavía, el avance del narcotráfico vaticina que la violencia contra la prensa irá en aumento.

Habría muchas más víctimas si no fuera por los sistemas de seguridad para periodistas que la SIP ayudó a integrar en algunos países. Tan solo en México en lo que va del año, 251 periodistas han sido desplazados por el Gobierno para evitar que las amenazas de muerte se concreten. En Argentina, previendo el mayor auge del narcotráfico, la asociación nacional de periódicos, ADEPA, y el Gobierno adoptaron protocolos de protección para blindar a medios y periodistas y garantizar el derecho del público a la información.

La violencia no es el único método de censura. Varios gobiernos hostigan a medios y encarcelan periodistas. Desde Venezuela, donde Nicolás Maduro encarceló a Braulio Jatar, director de un medio digital, por publicar videos incómodos al poder, hasta Ecuador y Nicaragua, donde Rafael Correa y Daniel Ortega siguen cerrando medios y creando los propios para hacer propaganda gubernamental.

Más allá de la censura violenta, la era digital ha traído nuevos desafíos. Si bien el internet se ha establecido como la herramienta democratizadora de la comunicación por antonomasia, también ha servido para que la censura aparezca con renovados bríos a través del ciberacoso y los ciberataques.

Los ataques cibernéticos contra medios, periodistas y grupos de derechos humanos y políticos se intensificaron en todos los países. No solo se trata de cibermilitantes o bots que actúan como sicarios del insulto pagados por los gobiernos para asediar a opositores, críticos y periodistas en las redes sociales, sino también de hackers, o piratas informáticos profesionales y artesanales, que atacan a medios con el fin de silenciarlos.

Los ataques cibernéticos más frecuentes, de los que fueron víctimas recientes  ABC Color de Paraguay y la televisora Guatevisión de Guatemala, son de origen DDoS o ataques de denegación de servicio, según las siglas en inglés.

Los ataques se generan a través de computadoras que saturan de tráfico al sitio de internet que se busca destruir, haciendo que el server del medio atacado se sobrecargue y quede bloqueado sin poder atender la demanda. Se calcula que un 50% de los sitios fueron atacados, aunque a veces su propietario no sepa que ha sido el blanco. Google pronostica que un 80% de las víctimas sufrirá nuevos ataques.

Para contrarrestar estos embates, la SIP y Google lanzaron en la asamblea de México, el Proyecto Shield (escudo), una herramienta digital que los sitios de internet pueden adoptar para blindarse de los ataques. El objetivo de este escudo es que en pocos años, el 100% de los sitios puedan contrarrestar esta rudimentaria pero creativa y destructiva forma de censura. trottiart@gmail.com


febrero 13, 2016

Francisco; entre Guadalupe y la Santa Muerte

Francisco está en México. Un país paradójico, profundamente católico y sumamente violento. Tan famoso por la devoción a la Virgen de Guadalupe, como por su creciente idolatría a la Santa Muerte.

México ya no es hoy el de las “lindas mañanitas”, sino el de los tenebrosos atardeceres, antesala de noches de temible violencia que prodiga el crimen organizado, amparado por la ineficiencia de un Estado que se ve desbordado y se siente fallido.

El país no solo está impregnado de violencia, sino sumido en la impunidad. La Justicia es escasa, la seguridad nula y el acostumbramiento a cadáveres mutilados colgando de puentes, ha hecho que muchos prefieran no denunciar, sino postrarse ante el fetiche de la Santa Muerte, la “autoridad” más confiable a quien pedirle protección.

En un país pródigo en pecados, donde resaltan los violentos, criminales y corruptos y son finas las líneas que dividen a los “Chapo” Guzmán de los Peña Nieto, Francisco se siente a sus anchas. Retará. Lanzará dardos y dejará frases célebres por doquier. 

Enfrentará al poder revitalizando aquella de “pecadores sí, corruptos no”, excomulgará a los carteles como a la camorra napolitana y la Cosa Nostra siciliana, y se avergonzará de los traficantes de inmigrantes de la misma forma que condenó a los mercaderes de refugiados en Lampedusa.

El derrotero de Francisco está marcado desde que se conoció la agenda de su peregrinaje. A diferencia de los cinco viajes de Juan Pablo II y del de Benedicto XVI por ciudades más acomodadas, como Guadalajara y Monterrey, Francisco, fiel a su estilo arrabalero de Buenos Aires y rebelde ante alfombras rojas y protocolos, se internará en la corrupta Ecatepec, la narcotizada Michoacán, la violenta Ciudad Juárez y la pobrísima zona de Chiapas, bastión de la inequidad.

Sus reflexiones y duros mensajes se escucharán más allá de México. Servirán para avergonzar a más de uno, especialmente cuando toque con su mano el “muro de los lamentos”, esa pared que Donald Trump quiere hacer más alta y más larga para atajar a los migrantes, a los que califica sin distinción de drogadictos y violadores. Sus colegas republicanos, varios de ellos católicos, como Marco Rubio y Jeb Bush, tratarán de usar las palabras de Francisco como trampolín, aunque la cuesta es demasiado elevada.
Como siempre, cada viaje y cada frase de un Papa es tomado en forma selectiva y acomodaticia según el interlocutor. El presidente Enrique Peña Nieto se vanagloriará de haber conseguido su visita, mientras sus opositores las usarán para machacar lo poco que el gobierno ha hecho contra la pobreza, la corrupción y el crimen organizado.

Los datos son tan transparentes que no pasan inadvertidos. Transparencia Internacional tiene a México como un país marcadamente corrupto, grupos de derechos humanos lo definen como el más violento de América Latina, con 151 mil asesinatos y 27 mil desaparecidos en la última década, una violencia que no distingue sectores ni género. 
El Observatorio Nacional del Feminicidio cuenta 1.554 mujeres desaparecidas desde 2005 en el estado de México y la Iglesia Católica, según un informe del Episcopado nacional, estableció que los crímenes y secuestros contra religiosos aumentaron un 275% y que 40 sacerdotes fueron asesinados en los últimos años.

Francisco también recibirá muchas críticas por no atender a los padres de las víctimas de estudiantes incinerados o de niños abusados por el cura Marcial Maciel. Una agenda limitada también le había ganado reproches en EEUU cuando no recibió a víctimas de racismo o en Cuba a disidentes y oprimidos, pero en este caso para no desairar a los dictadores Castro. Aunque como Francisco es dado a saltar protocolos y vallas de seguridad, su espontaneidad fructificará en simpatías, acercándose a la que granjeó Juan Pablo II, por quien los mexicanos sienten todavía más predilección.

Pese a toda la política habitual involucrada, este viaje de Francisco parece más pastoral que los anteriores. Delante de él tiene a dos países opuestos: Aquel que es 83% católico, aunque siga perdiendo adeptos que migran a otras religiones; y el otro, que idolatra a la Santa Muerte. A este último, la oveja descarriada, es al que Francisco le querrá recordar que México es y debe seguir siendo 100% guadalupano. 

octubre 12, 2014

Narco violencia: no solo en Iguala

Los 28 cadáveres de los estudiantes de magisterio que se descubrieron en una fosa común en Iguala, México, muestran la capacidad violenta y despiadada del narcotráfico; difícil de extirpar cuando los gobiernos no adoptan medidas a tiempo.
Ya no hay país libre de esta lacra en América Latina. Puede resultar efectivo, políticamente hablando, echarle la culpa a la demanda por drogas de los países consumidores del norte, EEUU y los europeos. Pero el achaque no resuelve el problema. El narco carcome la sociedad donde produce, comprando conciencias y voluntades, y creando un sistema corrupto donde le resulta fácil instaurar un mercado de consumo, ganar territorios y dedicarse a otros negocios de alto rendimiento económico.
La falta de políticas de Estado eficientes y la impunidad, son el caldo de cultivo del narco. Ricardo Lorenzetti, el presidente de la Corte Suprema de Argentina, hace años que no baja de su discurso el problema de la inseguridad y la estrecha relación con el narcotráfico. La define como “cóctel explosivo” y demanda medidas que el gobierno ignora o no adopta.
De no actuar con premura, Argentina tiene en el espejo de otros países desafortunados su imagen futura. Los altos índices de criminalidad en México y Honduras, las matanzas en Brasil y las enseñanzas del proceso de Paz en Colombia en donde las guerrillas narcotraficantes de las FARC admiten sus crímenes, revelan que un futuro con narcotráfico es ingobernable y que las conjeturas sobre los beneficios de la legalización de la marihuana y otras drogas son irrelevantes o no atacan el problema de fondo.
El problema de las drogas es corrupción. Cuando el adjetivo narco antecede a sustantivos como estado, elecciones, política, justicia, o comercio, demuestra que los carteles están pujando por más poder y están infiltrados en las instituciones. El proceso no es difícil, corrompe a fuerza de sobres y chantajes o, más naturalmente, se mezcla en las comunidades a través de sus hijos y parientes en escuelas, clubes y entidades, con obras samaritanas y filantropía a destajo, que muchos sospechan, pero también festejan.
La masacre de Iguala, donde se encontraron las fosas con 28 cadáveres y 15 estudiantes siguen desaparecidos, se observa claramente la connivencia del narco con la política y los procesos electorales. Por eso, el primer prófugo, tras la desaparición de los alumnos, fue el intendente de la ciudad, de quien se sabía cercano al cartel de los hermanos Beltrán Leyva, donde dos de sus cuñados hicieron sus primeras armas.
El gobernador Ángel Aguirre del estado de Guerrero anunció que serán investigados los 81 alcaldes del estado para saber si existen más conexiones con el narco; que nadie descarta. Los estudiantes desaparecidos, que reclamaban por la pobreza, la violencia y la corrupción política en la zona, fueron entregados por la policía a los sicarios de los carteles, quienes se arrogan con las armas y la connivencia de las autoridades, la impartición de justicia.
El problema es que los encargados de investigar, policías, fiscales y agentes judiciales, también están sospechados de trabajar para el narco. Ya fueron detenidos 26 policías municipales que cobraban sobresueldos de los Guerreros Unidos. Este Cartel fue el que dio la bienvenida a los policías federales que envió el presidente Enrique Peña Nieto con un narco-pasacalle. Amenazaron al gobierno que si no libera a los policías, darán los nombres de todos los políticos involucrados o en su nómina. Elijan, “ya empezó la guerra”, notificaron.
Tal vez en respuesta a esa muestra de fuerza, el gobierno mexicano esta semana asestó su golpe apresando al hermano fundador del Cártel de Juárez. Así también en Honduras apresaron a los hermanos del Cartel de Los Valles, tomando el control de propiedades lujosas, comercios, hoteles y una televisora por cable, empresas de su propiedad con las que lavaban dinero.
Esto demuestra que la lucha contra el narcotráfico no solo se tiene que librar en la prevención de la violencia, la inseguridad, las adicciones, el tráfico y con la legalización de algunas drogas, sino también en desbaratar las complicidades políticas y financieras que le permiten crear negocios anexos y anidar impunemente en cualquier comunidad. 

enero 24, 2014

Con Edgar Tamayo, todos somos asesinos

Finalmente, una decisión política del gobernador texano, Rick Perry, se llevó puesta la vida del mexicano Edgar Tamayo, pese a las esperanzas de todo México, las peticiones del gobierno de Enrique Peña Nieto y de Barack Obama, las miles de firmas recopiladas por Amnistía Internacional, las plegarias de vecinos y familiares y la expectativa indescriptible en las redes sociales donde se clamaba que la sentencia de muerte fuera suspendida.
Nada importó, ni siquiera los tratados internacionales argumentados por México sobre que Tamayo debería haber tenido asistencia consular ni que Perry y Peña Nieto hayan estado cara a cara en Davos. El gobernador republicano era el único que podía haber detenido esta ejecución, pero tampoco hay que cargarle todas las culpas, ya que no es él el hacedor de la pena de muerte ni quien la administra.
El mayor responsable de esta política de “ojo por ojo, diente por diente” sigue siendo toda una sociedad que tolera o, al menos, que solo despierta a los avatares de la pena de muerte cada vez que impacta la noticia de una ejecución en particular; no de todas.
A esta altura del desarrollo social y cuando hay conciencia extrema sobre los derechos humanos - y hasta por los derechos de los animales y la ecología -  parece una gran contradicción que una sociedad civilizada, consciente, pueda ponerse en el papel de ejecutor para arrebatarle la vida a una persona.
Es verdad que Tamayo cometió un crimen, mató a un policía, y que otros criminales cometen delitos aún más atroces y hasta indescriptibles, y que por eso existe la reacción intestina de desearle a alguien la muerte. Sin embargo, pasar de esa reacción primaria, a establecer leyes que nos justifiquen matar a una persona, nos convierte a todos en criminales.
Un asesinato legal, como el que ampara la pena de muerte, nos iguala a todos en lo más bajo de lo humano. Y uno se pregunta ¿Por qué entonces sorprenderse con aquellos gobiernos y culturas que condenan a sus reos a latigazos o a morir a pedradas? ¿Por qué sorprenderse por los crímenes de Estado cometidos por gobiernos dictatoriales cuando también se amparaban en leyes, decretos o en necesidades oscuras de conveniencia sobre seguridad nacional? ¿Por qué culpar a ciudadanos que hacen justicia por manos propias después que el Estado permite a los malhechores seguir con sus crímenes y permanecer en la impunidad?
Lamentablemente,  la discusión moral y ética sobre la pena de muerte termina siendo disgregada por otro debate que a muchos parece divertir, pero que es aún más repulsivo: ¿Cuál es la forma más digna de morir? ¿Cómo mejorar las dosis de drogas para que la inyección letal tenga efectos más rápidos o cuál será el voltaje más apropiado para matar pero no quemar o fulminar y así guardar las apariencias de una muerte noble?
Estos ruidos sobre el cómo matar a una persona, no nos debieran apartar de la esencia misma de una discusión silenciada: ¿Por qué matar legalmente? ¿Por qué permitir que un gobierno mate? ¿Por qué arrogarnos el destino y juagar a ser Dios?

En su última carta y despedida a sus familiares, Tamayo les imploró que “nunca, nunca se olviden de mí”. Ojala que su pena de muerte no sea en vano y sirva para capitalizar una profunda discusión.

septiembre 20, 2013

Popularidad y espionaje con Peña Nieto

El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, a diferencia de la presidente de Brasil, Dilma Rousseff, no abordará personalmente con el vicepresidente estadounidense, Joe Biden, el tema del espionaje del que fue víctima por parte de la Agencia Nacional de Seguridad de EE.UU.

Razones no dio el mexicano para cuando hoy lo visite Biden, simplemente dijo que las conversaciones serán en torno a temas comerciales  y como solidificar la alianza entre los dos mejores socios del continente. Pero es evidente que Peña Nieto tiene una alta popularidad entre sus pares, ya que de lo contrario, hubiera aprovechado el tema del espionaje como bien lo hizo Rousseff, quien desde que despotricó contra Barack Obama y renunció a visitarlo en octubre por saberse que fueron espiadas sus conversaciones, recobró varios puntos en popularidad.

Peña Nieto, con la fuerza que le dan las propuestas de reformas energética y educativa, entre otras, y a poco de haber asumido, tiene un plafond político y de popularidad que le permite concentrarse en los nuevos esquemas comerciales que Obama delineó en su visita a México en mayo pasado y en solicitar que se apure la reforma migratoria en EE.UU. para que terminen las deportaciones de indocumentados mexicanos y no se coarte el flujo de dinero que los inmigrantes mexicanos envían a sus familiares.


El tema del espionaje no será público para no incomodar la importante relación con el aliado del norte, pero seguramente Peña Nieto tendrá que encontrar el momento adecuado para recriminar a Biden y exigir explicaciones sobre por qué y cómo fue espiado durante la campaña presidencial, y dejar de aceptar las excusas del gobierno estadounidense que todo lo hace por temas de seguridad.


diciembre 19, 2012

Peña Nieto contra el crimen


El nuevo presidente de México, el priista Enrique Peña Nieto, tiene nuevos bríos para enfrentar al crimen organizado. En una presentación de la nueva Política de Estado por la Seguridad y la Justicia de los Mexicanos, dijo que su plan consta de seis partes y que dividirá al país en cinco regiones, con la idea de reducir la violencia, y recuperar la paz y la tranquilidad.

En su alocución no faltaron las críticas al período anterior de Felipe Calderón, sexenio en el que murieron más de 70 mil mexicanos y se dispararon los índices de delitos, entre ellos los homicidios por ejecuciones, los secuestros y las extorsiones.

En su plan de seis estadios, Peña Nieto indicó que creará una Gendarmería con 10 mil efectivos, reorganizará a la Policía Federal, le proveerá de un presupuesto generoso y mantendrá a los militares en tareas de seguridad.

Pero más allá de estos importantes avances, de lo que Peña Nieto no habló es de lo que está desgarrando al país. No dio indicios sobre la corrupción y la impunidad, aspectos que son responsables para que el 70 por ciento de los mexicanos se sienta inseguro.

Es que Peña Nieto habló de un contexto ideal, como si el malo fuera el crimen organizado y el bueno el gobierno y el Estado, sin reconocer que todo eso está muy confundido en el país. Por ejemplo, algunas gobernaciones y cientos de localidades están coludidas por el narcotráfico, mientras que una veintena de legisladores en el período anterior, asumieron pese a sospechas de que estaban patrocinados por los capos de las drogas.

La justicia mexicana es una de las más ineficientes de América Latina con índices de impunidad que sobrepasan el 90%. Un factor que contribuye en gran medida a la alta corrupción que se registra en el país, y por lo cual figura en el puesto 105 de 174 países del índice de percepción de la corrupción que este año reveló Amnistía Internacional.

Sería importante que en esta lucha, Peña Nieto advirtiera que al enemigo también hay que combatirlo desde adentro, donde se es aún mucho más peligroso.

abril 29, 2011

Centroamérica en guerra


Honduras, El Salvador y Guatemala están perdiendo la guerra contra el narcotráfico. Un editorial del The Miami Herald no pudo haberlo dicho mejor. EEUU está haciendo poco y nada para ayudar a sus vecinos a lidiar con un problema cuya causa principal es el consumo de drogas y cocaína de su propia gente.

Estos tres países tienen la incidencia criminal mayor del mundo. El porcentaje de muertes violentas por cada cien mil habitantes es mayor que en Irak donde es de 14, según la ONU. En Honduras alcanza a 77 y en El Salvador a 71.

Es cierto que los gobiernos de estos países tienen dificultades estructurales y las instituciones son débiles históricamente, habiendo sido golpeados por la guerra civil que en décadas pasadas arrojó más de cien mil víctimas. Pero también es cierto que los esfuerzos estadounidenses se enfocaron en Colombia y México, siendo que desde Honduras, por ejemplo, es transportada el 42% de la cocaína que viaja hacia el norte.

México acaba de crear una nueva legislación para combatir el lavado de dinero. Ayudar a crear reformas y otorgar los recursos para mantener cuerpos policíacos en este sentido, sería una gran contribución en Centroamérica para combatir los 300 o 400 billones de dólares que maneja anualmente el narcotráfico. Si uno piensa que el producto bruto de Honduras alcanza a 29 billones, se puede dar cuenta de la desventajas que tienen los estados frente al crimen organizado.   

septiembre 03, 2010

Violencia contra la prensa

La violencia sigue siendo una de las mayores violaciones a la libertad de prensa en América Latina, en especial por el avance del crimen organizado, la inseguridad pública y la corrupción. En los últimos 15 años, 258 periodistas fueron asesinados; mientras que en los últimos seis, México se ha catapultado como el país más peligroso para ejercer el periodismo, con 65 casos entre periodistas asesinados y desaparecidos.

Cientos de familias y salas de Redacción están de luto por la pérdida de periodistas. Aún más, cuando un reportero es asesinado, toda la sociedad resiente que su derecho a la información está quebrantado.

La autocensura es la medida de autoprotección más directa adoptada por los medios ante la inacción de los Estados para dominar la violencia. Y la impunidad, o la falta de justicia, sigue siendo el incentivo mayor para los violentos.

Los crímenes contra periodistas y su impunidad desnudan problemas mayores más allá de la libertad de prensa. Quedan familiares desamparados, redacciones con traumas severos, organizaciones dedicadas a la libertad de prensa totalmente frustradas, así como sistemas judiciales que no cuentan ni con leyes ni recursos adecuados para combatir este flagelo de la violencia contra la sociedad.

agosto 13, 2010

¿Legalizar las drogas?

El presidente mexicano Felipe Calderón encendió el debate sobre la legalización de las drogas en México como formato eficiente para derrotar la violencia generada por el narcotráfico, aunque advirtió que no cree en los argumentos a favor.

El ex presidente Vicente Fox, así como muchos otros ex presidentes que intentan salir del anonimato, ni lerdo ni perezoso, argumentó que legalizar las drogas es la única forma de blanquear el negocio sucio de los narcos, crear una nueva clase de empresarios que se inscriba como tal y pague impuestos.

El argumento no es nuevo, ya otros ex presidentes, el brasileño Fernando Enrique Cardoso, el colombiano César Gaviria y el mexicano Felipe Zedillo, lo plantearon hace casi dos años, sorprendentemente un planteamiento que nunca hicieron cuando ejercían el liderazgo.

Tanto Fox como sus colegas siempre ponen de ejemplo el tema de la “ley seca” en Estados Unidos y como la prohibición del alcohol en las primeras décadas del siglo pasado atrajo violencia, contrabando y muchos delitos anexos, los que – según ellos - fueron superados una vez que se legalizó el alcohol.

No es cierto. Lo que logró Estados Unidos fue primero desarticular a las bandas y luego liberalizar el alcohol. Además no se puede comparar el efecto negativo y el potencial destructivo de las drogas con el alcohol. En este caso, uno se preguntaría: para reducir los niveles de los homicidios ¿no sería apropiado legalizar los asesinatos? O si para reducir los robos ¿será que los ladrones se deberían inscribir en un sindicato y deberían pagar sus impuestos a las ganancias?

Lo que Calderón debe hacer es insistir ante los estamentos judiciales de su país, y buscar las reformas apropiadas para combatir la impunidad, como lo está haciendo a través de sus foros sobre estrategias anti crimen y seguridad. Como bien él reclamó, no puede ser que solo el 15 por ciento de las personas detenidas por delitos relacionadas al narcotráfico y a las drogas termina condenada. O ¿por qué hay tanta corrupción en las cárceles desde donde los narcotraficantes siguen ordenando sus negocios o sus carceleros les permiten salir para cometer crímenes?

El problema en México no se solucionará con la legalización de las drogas, sino con una justicia más eficiente.

julio 30, 2010

Secuestro de medios

México está mal. Muy mal. Tal como sucedió en la Colombia de hace dos décadas, convulsionada por la violencia atroz del narcotráfico, en México también no solo que el narcotráfico sigue matando, desapareciendo y secuestrando periodistas, sino que ahora sumó la modalidad de secuestrar medios de comunicación y sus líneas editoriales, manipulándolos en forma directa.
La manipulación hasta ahora era indirecta. Los medios, especialmente los de la zona norte fronteriza, más afectados por la violencia, habían tomado la decisión consciente de autocensurarse – no publicar ni investigar las fechorías del narcotráfico – como un modo de proteger a su personal de las represalias que suelen tomar los maleantes. El solo elemento de la autoprotección da a los medios de comunicación razones justificadas para dejar de lado su misión de informar e investigar.
Pero la reciente masacre perpetrada por delincuentes que salían de la cárcel con la anuencia de sus guardias y con sus armas y vehículos para tomar represalias con delincuentes libres de grupos antagónicos, desencadenó otros episodios que están empujando a la prensa mexicana al borde de la ética periodística. Los narcotraficantes, en una lucha intestina entre carteles, han secuestrado esta semana a cuatro periodistas para impedir que sigan informando sobre esas masacres, y advirtieron que matarían a los reporteros si no publicaban sus exigencias – un video en el que matan a otro maleante después de interrogarlo – o si seguían informando sobre el episodio distendido de la cárcel.
Ayer en México, muchos medios a pedido de periodistas y ejecutivos de Milenio, grupo editorial afectado por los raptos de periodistas de su personal, decidieron no publicar sobre los secuestros para proteger la vida de los secuestrados. Y mientras mantenían ese silencio y se procuraba en reuniones entre periodistas qué hacer o qué era lo más correcto, un comunicado de prensa de la Comisión Nacional de Derechos Humanos pidiendo al gobierno que investigue el asunto – sin saber las políticas de auto silencio auspiciado por varios medios – acarreó mayores problemas, especialmente por políticas editoriales diferentes que pueden tomar los medios nacionales que están más naturalmente resguardados en la capital del país conde la violencia no llega a extremos, como en zonas donde conviven medios más pequeños con contextos de violencia disparados.
Es que no es para menos. Es que ahora los secuestradores demandaron a los medios por silencio amenazándolos con matar a los periodistas, convirtiendo a las víctimas en victimarios. Y aquí es donde existe un intríngulis de variantes y actitudes editoriales y éticas que los medios deben asumir. Se tienen que preguntar si pueden dejarse chantajear por secuestradores o narcotraficantes que no tienen escrúpulos ni principios o publicar sabiendo que ponen en riesgo a sus periodistas o a colegas de otros medios.
La situación no es fácil, más allá de que se le deba echar la culpa al gobierno de que todo se ha salido de proporciones. Lo que está claro es que los medios si negocian el silencio, pronto se verán obligados a negociar cualquier demanda de los narcos.
Los reporteros secuestrados son Jaime Canales, camarógrafo de Multimedios Laguna; Alejandro Hernández, camarógrafo de Televisa Torreón; Héctor Gordoa, enviado de Televisa México y Oscar Solís, reportero del diario El Vespertino, fueron secuestrados el lunes 26 de julio luego de cubrir un motín en el penal Centro de Readaptación Social número 2, de Gómez Palacio, en el estado de Durango. La cárcel se encuentra bajo control de la Policía Federal por acusaciones de corrupción contra sus directivos.
En una reunión que hicimos con la SIP en Durango el 16 de febrero de este año, editores de periódicos mexicanos de los estados de Durango, Coahuila, Sinaloa y Sonora, demandaron a las autoridades federales y estatales mayores garantías para ejercer el periodismo.
Los editores reclamaron en un documento, Declaración de Durango, a las autoridades nacionales y estatales por la inacción a combatir el clima general de violencia, desde aspectos globales solicitando la federalización de los crímenes contra periodistas, así como asuntos concretos sobre la creación de vocerías conjuntas – policía judicial, ministerio público y ejército – a fin de que los medios de comunicación puedan acceder a información oportuna y transparente sobre sucesos violentos.

abril 13, 2010

La diferencia: tolerancia

Vale la pena rescatar el don de gente y decencia de un funcionario mexicano que respondió hoy al cantante español Joaquín Sabina, en momentos en que estamos muy confundidos sobre lo que significa la libertad de expresión, con el ruido que genera toda la diplomacia de micrófono y la cantidad de insultos que se tiran funcionarios y presidentes de un país contra otro – cito solo como ejemplo a Hugo Chávez quien es el campeón de meterse en líos ajenos pero no quiere que nadie critique sus acciones en su país – o los improperios que se dedican periodistas a periodistas, ciudadanos a ciudadanos o las toneladas de comentarios insultantes que se dejan colgados en sitios de internet, blogs y redes sociales.
Las declaraciones inflamatorias contra Felipe Calderón, de parte de Sabina, que dijo que el Presidente era ingenuo por haber creído que el narcotráfico no tendría infiltrada a la policía y a otros organismos mexicanos, hubieran podido despertar una serie de reacciones indescriptibles de parte de los líderes de Venezuela, Ecuador o Bolivia, por ejemplo, con insinuaciones directas a que tendría que irse del país. Sin embargo, el gobierno mexicano actuó de forma totalmente opuesta, racional, tolerante y sin dar a esas declaraciones del cantor, más importancia de las que tiene.
El secretario de Gobernación (ministro del Interior), Fernando Gómez Mont, ante la insistencia de los periodistas de que se pudiera poner en práctica una disposición de la Constitución que establece que pudiera ser expulsado aquel extranjero que se inmiscuya en asuntos políticos internos, dijo que las críticas eran “bien recibidas", y que – según reportó la agencia EFE – “toda crítica respetuosa que haga cualquier persona sobre un dilema universal como la seguridad, el narcotráfico, debe ser aquilatada y bien recibida".
Vaya expresión de tolerancia ante un Sabina que hasta llegó a decir cínicamente que menos mal que no estaba en México Joan Manuel Serrat, porque de lo contrario tendría que almorzar con Felipe Calderón, recordando otra oportunidad en la que ambos músicos dieron conciertos en el país.
En momentos de tanto ruido y hasta de “guerrilla comunicacional” como se propone en Venezuela para que se luche en contra de quienes critican al jefe de Estado, lo de Gómez Mont es un recordatorio de que la libertad de expresión no se construye sobre la base de quien grita más fuerte, sino en la debida tolerancia que se debe practicar ante toda clase de opiniones.

diciembre 11, 2009

Narcotráfico y "estadounización"

El periodismo suele introducir nuevos adjetivos cuando necesita crear una imagen rápida y comprensible sobre un hecho complejo. De ahí que califique de “colombianización” la situación actual de México, para explicar mejor la tragedia que vive el país a raíz de la violencia y la influencia del narcotráfico en todas sus estructuras.
Aunque el término suene peyorativo, la imagen del México actual se espeja en aquella Colombia dominada por el Cartel de Medellín y su capo Pablo Escobar, quien dinamitaba, asesinaba, infiltraba estructuras políticas o vivía impune como un rey, al amparo de jueces amigos y temerosos.
La “colombianización” es sinónimo de un crimen organizado que no da tregua y del escenario que describió esta semana el presidente mexicano Felipe Calderón. Advirtió sobre la injerencia del narcotráfico en la financiación de campañas electorales municipales, cuyo fin es comprar políticos para asegurarse nuevos territorios y así expandir el narcomenudeo, el consumo de narcóticos y crímenes derivados.
Pero las comparaciones despectivas entre países ya no son fáciles de hacer. El vigorizado y disputado negocio de las drogas, borró de cuajo la diferencia entre naciones productoras, consumidoras y de tránsito. Hoy, la marihuana de mejor calidad y el éxtasis no se cultiva y fabrica en Colombia, ni en Perú ni Bolivia, sino en Estados Unidos y Canadá, dos de los mayores consumidores del mundo. Mientras tanto, los cárteles mexicanos les quitaron el monopolio de la actividad a los colombianos, quedándose con la parte más jugosa del negocio: la distribución y el menudeo.
Esto trajo como consecuencia que haya actores más pequeños y diversos dedicados al tráfico, forzando que el consumo de drogas se dispare en todo el mundo; favorecido, además, por una mayor tolerancia social y políticas más laxas sobre los estupefacientes. La despenalización del consumo en países como Argentina, Colombia, Chile y México, además de Brasil, que también promete replicar políticas adoptadas en Italia, Holanda, Luxemburgo y Portugal, y en algunos estados de EEUU, son parte de la ecuación.
Los niveles de consumo son alarmantes en Latinoamérica, región que hasta no hace mucho se caracterizaba solo por producir y traficar narcóticos. No sería desacertado entonces, así como se califica de “colombianización” al proceso mexicano del narcotráfico, usar el adjetivo de “estadounización” para Latinoamérica, infiriendo el peligro que representan los índices cada vez más elevados de consumo.
El Informe Mundial de Drogas 2009 de la ONU registró un alto incremento del uso de cocaína, marihuana y anfetaminas, especialmente en los países del cono Sur. El mayor aumento de cocaína se dio en Argentina, Chile y Uruguay donde es consumida por el 2.6, 1.4 y 1.5 por ciento de la población entre 15 y 64 años. El uso de marihuana también se ha disparado, teniendo en Chile un 7% de fumadores en ese segmento poblacional. Por otra parte, Perú, El Salvador y República Dominicana tienen, en sus respectivas regiones, los porcentajes más altos de consumo de éxtasis.
Preocupación superlativa causa la incidencia cada vez mayor de las drogas en las escuelas, habiendo aumentado el uso de pasta base de cocaína en toda Latinoamérica; así como de productos inhalantes en Brasil, y en países caribeños y centroamericanos.

Los países latinoamericanos, ya consumistas, tampoco han dejado de cultivar, producir o fabricar drogas. Paraguay destaca como la potencia sudamericana de cultivo de marihuana; Colombia, Perú y Bolivia en el procesamiento de coca; mientras que la fabricación de anfetaminas se concentra en Argentina, Guatemala, Honduras y Perú.
Los gobiernos tienen dificultades para encontrar respuestas adecuadas a este negocio multinacional que vive en expansión constante, retroalimentándose de otros ilícitos, como terrorismo, corrupción política, lavado de dinero, piratería, tráfico de armas y de personas; y que tiene en la extrema violencia la mejor arma para desviar toda la atención y recursos de los estados.
Más allá del uso de la fuerza pública para reprimir el crimen, tal vez la estrategia que emanó en noviembre de la Comisión Interamericana contra las Drogas entre la OEA y EEUU, de combatir la oferta, pero reduciendo también la demanda, mediante programas de prevención y recuperación de adictos en países del hemisferio, ofrezca cierta esperanza y demuestre que la lucha contra las drogas todavía no está del todo perdida.

diciembre 05, 2009

México agridulce

Estuve en Mexico cinco días esta semana y regreso con el mismo sabor agridulce de siempre. Admiro México, disfruto de su cultura, su arte, su arquitectura, y más de su gente, mis amigos. ¡Pero qué país con tantos contrastes! Lindo y violento.

El contraste de riqueza y pobreza, tan preocupante pero tan común en cualquier otro país, no me sorprende; como sí la violencia que hasta a flor de piel en todos los sectores del territorio.

Estuve en la UNAM organizando un foro para periodistas con la intención de ayudar a disminuir la violencia en contra de los periodistas, donde este año han sido asesinados 11 reporteros. Las historias ahí escuchadas son espeluznantes. Las nueve familias o cárteles del narcotráfico se han adueñado de gran parte de la vida de los mexicanos y el gobierno, por más esfuerzo que hace en materia de restricción y de luchar contra el crimen organizado no logra encadenar muchos éxitos.

Dos cosas llaman poderosamente la atención. La gente ya está acostumbrada y ha institucionalizado, en cierta forma, la violencia, por cuanto ésta, reflejada a cabalidad por los medios, ya no crea sorpresas o estupor. Es tomada como una estadística. Lo otro es que el avance del narcotráfico no se ha detenido en el crimen organizado sino que ha infiltrado – como supo suceder en la violenta Colombia de las décadas pasadas – todas las estructuras de poder político del país.

El presidente Felipe Calderón dijo algo esta semana que ya lo venían repitiendo muchos políticos oficialistas y de oposición, pero que recobró mayor fuerza por venir del propio presidente. Los políticos locales son tentados con dineros del
narco para sus campañas políticas, con lo que consiguen inmunidad e impunidad futura para cometer sus delitos ganando amplios territorios para distribuir y menudear drogas.

Este México de lindas mañanitas y bonito, siempre despertará en mí ese sabor agridulce.

abril 28, 2009

la gripe, mi cuerpo y la pobreza

Acabo de regresar de México y de Colombia y pude observar de primera mano las medidas preventivas y rápidas que se tomaron en ambos países en cuestiones de días. De golpe, de un día para el otro, es como que el mundo dejó de girar y dejamos de pensar un poco en la crisis económica y la caída de la bolsa para concentrarnos en lo más importante, la vida y lo que la sostiene: la salud.
Como jamás me había ocurrido en mi vida, por primera vez todos mis sentidos se concentraron en mi propio cuerpo y sus reacciones. Tanto Bogotá como México están a gran altura por lo que siempre en mis viajes a esas ciudades sufro de permanente dolor de cabeza, irritación de la vista, estornudos esporádicos que atribuyo a los desodorantes ambientales de cuarta en los hoteles que frecuento y una mucosidad reseca que me raya y lastima las fosas nasales. Pero todos esos síntomas normales cobraron otra dimensión esta vez. Incluso en el aeropuerto de Bogotá esta tarde, me acerqué a un carrito de la Cruz Roja para inyectarme una vacuna contra la influenza, lo que no afecta en nada si uno adquiere la gripe porcina, otro tipo de virus.
Recuerdo que el jueves pasado por la noche, 23 de abril por la noche, teníamos una cena con las autoridades de la Secretaría de Gobernación de México, cuyas autoridades la cancelaron 30 minutos antes de las 8:30 de la noche. Ya en mi habitación, a eso de las 11:30 de la noche, el secretario de Salud, después de recibir órdenes del presidente Felipe Calderón decretó que se suspendían las clases y varias actividades públicas, además de generar mucha información de tipo preventiva.
Más allá de que se podrá en los próximos días determinar si hubo negligencia o no de parte del gobierno mexicano en caso de que haya tenido mayores datos con anticipación sobre el desarrollo de una epidemia, lo tangible es que el gobierno parece haber actuado en forma rápida, lo que ayudó además a que los países de la región, comenzando por los Estados Unidos y pasando por los centroamericanos y el resto del continente y del mundo, comiencen a dictar medidas para tratar de controlar que esta enfermedad virósica no alcance el grado de pandemia, es decir que se propague a nivel mundial sin poder detectar el virus con anticipación.
El desafío que presentó hace tres años atrás la gripe aviaria desde Asia al mundo, lo presenta ahora México y el continente americano al mundo.
Si bien no se puede descartar que esta epidemia se transforme en una pandemia y pueda afectar la vida de millones, lo cierto es que la humanidad – llámense organismos como la organización Mundial de la Salud o la Organización panamericana de la Salud – viene aprendiendo y tomado medidas cada vez más rápidas para tratar de controlar este tipo de enfermedades.
América latina es todavía muy vulnerable según los estudios de estrategias inmunológicas, pero se espera que la rapidez en el actuar y la inter responsabilidad y cooperación multinacional pueda hacer de este problema una gran oportunidad para el crecimiento y para tratar de ayudar a las poblaciones más vulnerables, entendiendo que se debe combatir la pobreza, porque es en ese sector, donde los virus se nutren y se desplazan con mayor velocidad.

enero 30, 2009

México acosado por los narcos

México hace rato que dejó de tener el Cielito Lindo y Las Mañanitas ya no se cantan tan alegres como antes. La despiadada violencia del narcotráfico es un nubarrón que lo nubla todo, mientras las tareas del Estado para disiparlo son ineficaces o insuficientes.
Con un poder político acuciado por fallarle a sus gobernados, una Justicia esquiva y una prensa autocensurada, los carteles de la droga están a sus anchas en la frontera con EE.UU, donde compiten, matan y corrompen. En juego está la venta de drogas hacia el mayor mercado consumidor del mundo y la conversión a mafia de todo negocio lícito que les permita lavar dinero y apariencias, así sea vendiendo autos, camarones o discos compactos.
Los narcotraficantes saben cómo propagar el terror. Tienen mayores recursos que el Estado y no tienen limitaciones de ley. Todo lo compran, armas o voluntades. Decapitan a sus víctimas; arrojan cadáveres y cabezas en umbrales de periódicos; matan y secuestran policías, mujeres o periodistas; y en pasacalles, antes reservados para enamorados, amenazan y hasta ofrecen empleos de bandolero.
La ONU calculó que un 60% de municipios y destacamentos policiales están infiltrados por el narco. Todos sospechan de todos. Las estructuras políticas tambalean y los pronósticos para el 2009 son sombríos. En estos primeros 20 días, 201 personas fueron víctimas del crimen organizado, cifra que rebasará el promedio de las 5.300 ejecuciones de 2008, año récord en violencia.
El presidente Felipe Calderón demostró voluntad política para luchar contra el narcotráfico. Sacó a los militares a la calle y tuvo éxito en atrapar capos y desbaratar bandas. Pero los militares no son cura a largo plazo. Alvaro Uribe en Colombia tuvo que depurar al Ejército porque inflaba su eficacia asesinando a pordioseros que disfrazaba de guerrilleros.
No hubo una alusión directa a México en el discurso de asunción de Barack Obama, aunque el mensaje del jefe saliente de la CIA fue contundente. Auguró que México y su inseguridad serán el principal desafío para la diplomática Hillary Clinton, mayor aún que el reto del Medio Oriente. Es que el problema ya no es mexicano, la onda expansiva del narcotráfico “feudalizó” ambos lados de la frontera donde la corrupción y el asesinato hacen alarde entre policías, agentes aduaneros o polizones sin importar nacionalidades. Todos son cómplices. Los narcos venden droga y compran armas en el mismo lugar, así sea en Texas, Arizona o California.
El Plan Mérida, el paquete antidroga norteamericano que emula al Plan Colombia, es insuficiente. Obama habría exigido mayores pruebas y voluntad a Calderón que el solo hecho de atacar los blancos visibles de la narco violencia, a sabiendas que sus tentáculos ya están bien enraizados en el poder y se hace necesaria una tarea titánica de depuración. Para ello, son necesarias reformas legales, saneamiento de las fuerzas policiales y resurgimiento de la integridad que solo puede generar un Poder Judicial fuerte y creíble, que erradique la impunidad y disuada a grupos paramilitares que ya están anunciando justicia por mano propia si el Estado no resuelve.
Combatir la violencia con violencia es necesario y puede ser efectivo a corto plazo, pero la única forma de controlarla y prevenirla es dotar a la Justicia, a las fiscalías y policías con recursos y eficiencia disuasiva. EE.UU. no es modelo donde reflejarse en materia de tráfico de drogas, pero lo es en cuanto a la aplicación del castigo. El equilibrio de poderes es razonable y el peso de la ley se aplica con rigurosidad, por eso es lógico que Obama haya exhortado a Calderón a que en la batalla entre vendedores y consumidores, se aplique la misma vara a ambos lados de la frontera.
La prensa es la otra debilidad del sistema institucional mexicano. Justificada por la indefensión y el miedo provocado por el asesinato y secuestro de sus integrantes, el periodismo de frontera optó por la autocensura, una medida de autoprotección que lo resguarda temporalmente, pero que hipoteca su esencia a futuro. Si el gobierno no cuida de su prensa, especialmente la más vulnerable en el interior del país, estará diezmando otro pilar básico de la democracia y de la tan mentada federalización.

enero 22, 2009

"Bésame mucho" y la Inquisición

La compositora mexicana Consuelo Velázquez nunca se hubiera imaginado que en su propia tierra, en la localidad de Guanajuato, de su país, un gobierno podría dictar una ordenanza para que sus ciudadanos no puedan besarse en público. ¡Increíble!

“Bésame mucho” es la canción en español más popular que existe y su fama, desde que la popularizó el chileno Lucho Gatica, ha trascendido de tal forma nuestra lengua que hasta los Beatles la tuvieron en su repertorio.

El ayuntamiento, presidido por el conservador Eduardo Romero Hicks del Partido de Acción Nacional (PAN), aprobó la semana pasada la resolución del nuevo Bando de Policía y Buen Gobierno, por la que se establece que besarse en público será castigado con sanciones económicas y hasta penas de cárcel en la ciudad mexicana de Guanajuato, en el centro del país, en virtud de una nueva normativa municipal que además prohíbe pedir limosna, decir palabras malsonantes y vender en la calle.

Quienes incumplan estas normas podrán ser castigados con 36 horas de cárcel o multas de hasta treinta salarios mínimos (unos 1.500 pesos – 100 dólares). El objetivo o excusa para esta medida impopular es que la se trata de ‘‘promover la cultura cívica y la seguridad pública'' a fin de "mejorar la convivencia social'' y "preservar el espacio público como un lugar de convivencia y civismo''.

Paradójicamente, uno de los atractivos turísticos de Guanajuato, capital del estado con el mismo nombre, es El callejón del Beso, donde los visitantes se besan para disfrutar así de siete años de felicidad, según una leyenda. Este pasado miércoles, la gente en protesta se reunió ahí, más de cinco mil personas, mientras que antes del decreto los visitantes no llegaba a quinientos diarios.

Guanajuato es una de las ciudades más lindas y coloniales de toda América, pero con estas medidas, parece que entrará en un túnel del tiempo dejándose arrastrar hasta la época de la Inquisición. Se espera que el gobernador dicte una medida que la saque de la Edad Media.

enero 21, 2009

¡Por fin! y ¿Podrá?

La forma más ingeniosa de haber despedido desde el periodismo a George W. Bush y recibido a Barack Obama fueron los titulares del diario La Jornada de México. El 19 de enero su titular de portada exclamó ¡Por fin!, mientras que el 20 de enero preguntó ¿Podrá? Ambas portadas sostuvieron sus titulares con respectivos collages de los dos políticos. Ediciones de colección.
En México, donde estamos impartiendo un seminario sobre seguridad para periodistas y free lancers entre la SIP y la fundación londinense Rory Peck, las expectativas sobre Barack Obama son muy altas. El hecho de que Felipe Calderón haya sido el único mandatario que se reunió con Obama antes de que asumiera, fue tomado como un gesto de orgullo y de deferencia para un país que comparte quizá una de las fronteras más calientes, peligrosas y complejas del mundo.
El narcotráfico que se está expandiendo como mafia a otros negocios normales como a la comercialización de productos piratas, de carne de pollo, de camarones, de venta de autos y que de igual manera sigue infiltrándose en los estamentos de poder, es el mayor desafío que enfrenta el gobierno nacional. La zona de 3.200 millas de frontera entre ambos países es sumamente violenta y donde prolifera la corrupción. Y ambas cosas suceden a ambos lados y si bien del estadounidense está más morigerado los titulares de los diarios muestran que el narcotráfico no deja de expandirse, ayudado por policías, agentes aduaneros y de inmigración que se tientan y permiten que las drogas, el contrabando humano y el crimen de todo tipo fluyan con naturalidad.
Los periodistas a ambos lados de la frontera no la pasan bien. Los medios de comunicación son la caja de resonancia de una violencia que el Estado no puede resolver y que en estos últimos años viene creciendo sin parar. Se le atribuye al crimen organizado asesinatos por más de 5.300 en el 2008 y secuestros que se suman más del doble que en el año anterior. El número de periodistas asesinados también se duplicó siendo el país con el mayor número de todo el continente.
Los periodistas han optado por la autocensura como medida inmediata para auto protegerse, y como los negocios del narco se expanden los periodistas se sienten cada vez más inseguros y los temas de la autocensura se van cobrando el color de una onda expansiva. Solo se registran los hechos que registran los partes policiales y algunas acciones de evidente muestra pública que son parte de la crónica roja, lo que es suficiente para inundar las páginas de periódicos y noticieros de radio y tv. Pero las investigaciones sobre asuntos del narco y del crimen organizado, destapar la olla, ya no es una tarea saludable.
La autocensura es una medida justificada, y una estrategia de corto plazo. A largo plazo si este tema se hace perenne se corre el riesgo de que el periodismo pierda su esencia y la gente empiece a desconfiar cada vez más, y esa falta de credibilidad creerá un círculo vicioso que podrá implotar al periodismo. Un desafío que el periodismo deberá resolver en lo inmediato para poder acompañar a un Estado que estará cada vez más decidido a combatir el delito con el apoyo ahora de un gobierno estadounidense que está dando señales que el problema también le pertenece.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...