Ayer viernes se produjo el mayor ciberataque a medios en el este de EEUU, justamente el tema sobre el que en mi presente escrito daba a conocer la alianza entre la SIP y Google para luchar en contra de este tipo de atentados cibernéticos.
La censura creativa
México es el país que más
veces ha sido anfitrión de las asambleas de la Sociedad Interamericana de
Prensa (SIP), 14 veces desde que la entidad consolidó su formación hace 74 años
en 1942. Desde entonces, la violencia autoritaria de los gobiernos y el terror del
crimen organizado, se mostraron como las dos vertientes principales de ataques
a la libertad de prensa y atentados contra el derecho del público a saber.
Este año nada de eso cambió.
2016 ya es el más letal para el periodismo latinoamericano. Veinte
comunicadores han sido asesinados, 11 de ellos en México, por el solo hecho de
estar denunciando lo que muchos quieren ocultar. En la mayoría de los casos se
debió a represalias del narcotráfico. Aunque en un país donde a un juez le
pegan un tiro en la nuca en plena calle, a siete ladrones le cercenan las manos,
43 estudiantes desaparecen y el gobernador de Veracruz, Javier Duarte, está
prófugo por lavado de dinero y delincuencia organizada, difícilmente se puede
saber por dónde vienen los tiros.
Sucede lo mismo en países
como Brasil, con tres periodistas asesinados este año. En el coloso de
Suramérica, la violencia contra la prensa está más ligada a la corrupción
política, pero como el crimen organizado infiltró todo, las causas se adivinan
similares a México.
El clima de inseguridad
general se vive en todos los países de la región, agravado por Estados que son
ineficientes para administrar Justicia. De los 400 periodistas asesinados en
los últimos 25 años, solo tres o cuatro casos han terminado con los asesinos en
la cárcel. Peor todavía, el avance del narcotráfico vaticina que la violencia
contra la prensa irá en aumento.
Habría muchas más víctimas si
no fuera por los sistemas de seguridad para periodistas que la SIP ayudó a
integrar en algunos países. Tan solo en México en lo que va del año, 251
periodistas han sido desplazados por el Gobierno para evitar que las amenazas
de muerte se concreten. En Argentina, previendo el mayor auge del narcotráfico,
la asociación nacional de periódicos, ADEPA, y el Gobierno adoptaron protocolos
de protección para blindar a medios y periodistas y garantizar el derecho del
público a la información.
La violencia no es el único
método de censura. Varios gobiernos hostigan a medios y encarcelan periodistas.
Desde Venezuela, donde Nicolás Maduro encarceló a Braulio Jatar, director de un
medio digital, por publicar videos incómodos al poder, hasta Ecuador y
Nicaragua, donde Rafael Correa y Daniel Ortega siguen cerrando medios y creando
los propios para hacer propaganda gubernamental.
Más allá de la censura
violenta, la era digital ha traído nuevos desafíos. Si bien el internet se ha
establecido como la herramienta democratizadora de la comunicación por
antonomasia, también ha servido para que la censura aparezca con renovados
bríos a través del ciberacoso y los ciberataques.
Los ataques cibernéticos
contra medios, periodistas y grupos de derechos humanos y políticos se
intensificaron en todos los países. No solo se trata de cibermilitantes o bots que
actúan como sicarios del insulto pagados por los gobiernos para asediar a
opositores, críticos y periodistas en las redes sociales, sino también de
hackers, o piratas informáticos profesionales y artesanales, que atacan a medios
con el fin de silenciarlos.
Los ataques cibernéticos más
frecuentes, de los que fueron víctimas recientes ABC Color de Paraguay y la televisora
Guatevisión de Guatemala, son de origen DDoS o ataques de denegación de
servicio, según las siglas en inglés.
Los ataques se generan a
través de computadoras que saturan de tráfico al sitio de internet que se busca
destruir, haciendo que el server del medio atacado se sobrecargue y quede
bloqueado sin poder atender la demanda. Se calcula que un 50% de los sitios fueron
atacados, aunque a veces su propietario no sepa que ha sido el blanco. Google
pronostica que un 80% de las víctimas sufrirá nuevos ataques.
Para contrarrestar estos
embates, la SIP y Google lanzaron en la asamblea de México, el Proyecto Shield
(escudo), una herramienta digital que los sitios de internet pueden adoptar
para blindarse de los ataques. El objetivo de este escudo es que en pocos años,
el 100% de los sitios puedan contrarrestar esta rudimentaria pero creativa y
destructiva forma de censura. trottiart@gmail.com
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