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marzo 10, 2010

Matando por silencio

El crimen organizado sigue empeñado en comprar silencio. En las últimas semanas secuestró a ocho periodistas mexicanos en una de las ciudades más violentas de México, Reynosa, estado de Tamaulipas, lindante con Estados Unidos, donde el narcotráfico reina, arrecia y mata.
La indignación y la frustración son mayúsculas. A pesar de todos los recursos invertidos contra el crimen organizado, el gobierno es ineficiente y la gente siente la indefensión. La violencia y la falta de justicia incentivan un círculo vicioso indetenible. La gente y los periodistas deben elegir entre el silencio, la muerte o irse.
Los medios no tienen otra opción para protegerse, deben autocensurarse. No les dejan otra opción. En los últimos meses, no solo se produjeron estos secuestros, sino que además se registraron cinco asesinatos, los de Jorge Ochoa Martínez, José Luis Romero, Valentín Valdés Espinosa, José Emilio González Galindo, José Alberto Velázquez López). De los secuestrados, cinco periodistas de Tamaulipas siguen todavía en cautiverio, así como permanece desaparecida Marí Esther Aguilar Cansimbe, del estado de Michoacán.
En charlas telefónicas que tuve con editores y periodistas del área, pude comprobar que el miedo es total, algo que ya había comprobado y reportado el mes pasado cuando con la SIP visitamos el estado de Durango, otro lugar afectado por el narcotráfico. Los editores con los que hablé se abstuvieron de dar detalles sobre los nombres de las víctimas, y hasta me comentaron que los familiares se abstuvieron de denunciar los hechos antes la justicia y la policía por temor a poner en peligro la vida de los secuestrados.
A dos periodistas del diario Milenio que estaban reportando en la zona de Tamaulipas los secuestraron por varios días y después de liberarlos, ellos relataron que el mensaje que les dieron fue muy claro: les amenazaron con que no les fueran “a calentar la plaza”.
Un periodista del diario estadounidenses Dallas Morning News, relató que cuando estaba reportando sobre los secuestros se le acercó un individuo que le dijo que se regrese a su país. Así de simple se compra el silencio con advertencias.
Los narcos no quieren que nadie hable de sus actividades. Compran el silencio a veces con plata, pero muchas más veces con plomo.
En un comunicado de hoy de la SIP, se establece que “el crimen organizado han intensificado los controles que impusieron a los comunicadores para no difundir noticias sobre enfrentamientos y operaciones vinculadas a la mafia. El miedo prevalece en los periodistas de los estados y en las ciudades vecinas, ante la posibilidad de que la ola de violencia se extienda e intensifique, por lo que no existen condiciones seguras para los informadores de la región”.
Según investigaciones de la SIP y por consultas a sus socios de México, en los últimos años es cada vez más notable el silencio informativo como método de protección ante la violencia y las represalias del crimen organizado, aspecto que se destaca en ciudades de Tamaulipas como Nueva Ciudad Guerrero, Matamoros, Reynosa, Camargo, Mier y Laredo.

agosto 03, 2009

Buscando la autocensura en Venezuela

El gobierno de Hugo Chávez siempre matiza las cuestiones legales con la violencia como fórmula eficiente para atacar la libertad de prensa y generar autocensura.

Al proyecto de ley presentado el jueves ante el Congreso venezolano sobre “delitos mediáticos” y al cierre de 32 radios y dos televisoras regionales este fin de semana por su ilegalidad para operar, hoy lunes se generó un golpe de violencia en contra de Globovisión, con granadas de gases lacrimógenas, estrategia conducida por grupos parapoliciales en reiteradas oportunidades contra éste y otros medios.

La táctica no es nueva, es una combinación de varias modalidades que el gobierno de Hugo Chávez utiliza para amedrentar, intimidar y generar que los periodistas y los medios tengan temor a decir, criticar o fiscalizar las acciones del gobierno. Una práctica añeja que busca mediante la violencia cumplir con los “espacios ciegos” donde las leyes mordaza, como la de responsabilidad Social, no pueden llegar.

Para muchos, un par de granadas de gas lacrimógeno parece más una broma que una agresión, a no ser que se considere que en un edificio cerrado y con aire acondicionado, en forma casi instantánea, la circulación del aire se hace viciado en forma inmediata, por lo que se trata de una agresión contundente, ya que el personal debió retirarse y dejar sus operaciones.

Para otros puede aparentar que Hugo Chávez no estuvo involucrado directamente, y ello puede ser cierto, pero es verdad también que Chávez debe ser responsabilizado en forma directa, porque es quien instiga a la violencia contra los medios y comete, prácticamente en todos sus Aló presidente, apología del delito, estimulando a sus seguidores a ir en contra de la prensa. Incluso llega hasta decir a sus propios funcionarios, como ocurrió con su ministro estrella, Diosdado Cabello, que si no accionan contra los medios deben retirarse del gobierno.

En este caso, se trató de violencia generada por un grupo seguidor chavista que al igual que La Piedrita se han convertido en una fuerza de choque parapolicial o paraestatal que reacciona y obedece mandatos explícito o implícitos de su líder.

Globovisión sigue siendo el medio con mayor cantidad de acciones legales y procesales en su contra, alrededor de cinco, además de ataques, por lo que muchos consideran que su fin se está acercando.

enero 30, 2009

México acosado por los narcos

México hace rato que dejó de tener el Cielito Lindo y Las Mañanitas ya no se cantan tan alegres como antes. La despiadada violencia del narcotráfico es un nubarrón que lo nubla todo, mientras las tareas del Estado para disiparlo son ineficaces o insuficientes.
Con un poder político acuciado por fallarle a sus gobernados, una Justicia esquiva y una prensa autocensurada, los carteles de la droga están a sus anchas en la frontera con EE.UU, donde compiten, matan y corrompen. En juego está la venta de drogas hacia el mayor mercado consumidor del mundo y la conversión a mafia de todo negocio lícito que les permita lavar dinero y apariencias, así sea vendiendo autos, camarones o discos compactos.
Los narcotraficantes saben cómo propagar el terror. Tienen mayores recursos que el Estado y no tienen limitaciones de ley. Todo lo compran, armas o voluntades. Decapitan a sus víctimas; arrojan cadáveres y cabezas en umbrales de periódicos; matan y secuestran policías, mujeres o periodistas; y en pasacalles, antes reservados para enamorados, amenazan y hasta ofrecen empleos de bandolero.
La ONU calculó que un 60% de municipios y destacamentos policiales están infiltrados por el narco. Todos sospechan de todos. Las estructuras políticas tambalean y los pronósticos para el 2009 son sombríos. En estos primeros 20 días, 201 personas fueron víctimas del crimen organizado, cifra que rebasará el promedio de las 5.300 ejecuciones de 2008, año récord en violencia.
El presidente Felipe Calderón demostró voluntad política para luchar contra el narcotráfico. Sacó a los militares a la calle y tuvo éxito en atrapar capos y desbaratar bandas. Pero los militares no son cura a largo plazo. Alvaro Uribe en Colombia tuvo que depurar al Ejército porque inflaba su eficacia asesinando a pordioseros que disfrazaba de guerrilleros.
No hubo una alusión directa a México en el discurso de asunción de Barack Obama, aunque el mensaje del jefe saliente de la CIA fue contundente. Auguró que México y su inseguridad serán el principal desafío para la diplomática Hillary Clinton, mayor aún que el reto del Medio Oriente. Es que el problema ya no es mexicano, la onda expansiva del narcotráfico “feudalizó” ambos lados de la frontera donde la corrupción y el asesinato hacen alarde entre policías, agentes aduaneros o polizones sin importar nacionalidades. Todos son cómplices. Los narcos venden droga y compran armas en el mismo lugar, así sea en Texas, Arizona o California.
El Plan Mérida, el paquete antidroga norteamericano que emula al Plan Colombia, es insuficiente. Obama habría exigido mayores pruebas y voluntad a Calderón que el solo hecho de atacar los blancos visibles de la narco violencia, a sabiendas que sus tentáculos ya están bien enraizados en el poder y se hace necesaria una tarea titánica de depuración. Para ello, son necesarias reformas legales, saneamiento de las fuerzas policiales y resurgimiento de la integridad que solo puede generar un Poder Judicial fuerte y creíble, que erradique la impunidad y disuada a grupos paramilitares que ya están anunciando justicia por mano propia si el Estado no resuelve.
Combatir la violencia con violencia es necesario y puede ser efectivo a corto plazo, pero la única forma de controlarla y prevenirla es dotar a la Justicia, a las fiscalías y policías con recursos y eficiencia disuasiva. EE.UU. no es modelo donde reflejarse en materia de tráfico de drogas, pero lo es en cuanto a la aplicación del castigo. El equilibrio de poderes es razonable y el peso de la ley se aplica con rigurosidad, por eso es lógico que Obama haya exhortado a Calderón a que en la batalla entre vendedores y consumidores, se aplique la misma vara a ambos lados de la frontera.
La prensa es la otra debilidad del sistema institucional mexicano. Justificada por la indefensión y el miedo provocado por el asesinato y secuestro de sus integrantes, el periodismo de frontera optó por la autocensura, una medida de autoprotección que lo resguarda temporalmente, pero que hipoteca su esencia a futuro. Si el gobierno no cuida de su prensa, especialmente la más vulnerable en el interior del país, estará diezmando otro pilar básico de la democracia y de la tan mentada federalización.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...