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diciembre 09, 2017

Miami y la celebración del arte

Miami cada diciembre exuda color, glamour y exuberancia vanguardista. El cambio anímico no se debe al fin de la temporada de huracanes o al clima menos pegajoso, dignos también de festejo, sino a la celebración de la semana del arte.

Art Basel y un enjambre de ferias satélites lideradas por la tradicional Art Miami, invaden todos los rincones, lotes y playas. Los museos abren puertas de par en par, los coleccionistas la intimidad de sus casas y cada hotel, mall y barrio exhibe una instalación de algún artista reconocido o emergente. Festivales de música, cine alternativo y chefs rebuscados hacen el resto.

Eso es a simple vista, pero detrás de toda la movida del arte hay un propósito y un resultado mucho más profundo. Miami ya estaba en el mapa, pero desde que Art Basel desembarcó hace 15 años, se viene notando la potencia transformadora del arte, sumándose este género a otros polos de crecimiento como el turismo, el desarrollo inmobiliario y la industria del entretenimiento.

Existen ciudades más vigorosas, culturales y referentes en el mundo del arte. Pero a diferencia de Nueva York, Londres o París, Miami tiene una vitalidad juvenil y optimista en la que el arte más vanguardista, contemporáneo y conceptual está construyendo su reputación, abriendo nicho y contagiando a sus museos y galerías. Los miles de periodistas acreditados y el boca a boca de curiosos y coleccionistas que llegan de todo el mundo, van acrecentando lo que es ya marca Miami.

Art Basel también gana con el posicionamiento de su oferta. Por ello renovó por cinco años más con Miami Beach y anunció que en febrero de 2019 desembarcará en Miami con una feria anual de automóviles para coleccionistas, con el mismo esquema estricto que usa para curar y vender arte.

Miami es el lugar adecuado para el arte conceptual, exótico, raro, aquel al que incluso cuesta catalogar de arte en alguna instalación o adivinar el mensaje hasta que no se lee la explicación al lado de la obra. En un ambiente donde abundan los milenials, acostumbrados más que ninguna otra generación a la disrupción tecnológica y a lo efímero y perecedero de la sociedad de consumo, este tipo de expresiones son asidos con más facilidad, tal vez no tanto por el valor intrínseco de la obra, sino por las formas más nuevas y plurales de creatividad. Y no importa mucho si el artista tiene un mensaje rebuscado ante 20 metros de papel burbuja para encomiendas que desplegó en la sala principal del recién inaugurado Instituto de Arte Contemporáneo o sobre las vajillas rotas y anudadas por correas en Art Basel que la artista explica que se trata de un mensaje anti violencia doméstica y en apoyo a la campaña #MeToo.

El tiempo dirá que sucederá con estas obras de arte efímero que no se compadecen con los parámetros tradicionales de belleza, y que los museos no saben cómo conservarlas y las compañías aseguradoras como tasarlas.

Desde que Duchamp dijo que su urinal “es arte”, se abrieron las puertas para la creatividad y pluralidad de quienes se definen como artistas. Sin embargo, nunca se pudo derribar la mayor barrera del arte: su precio. Si bien en esta época de cultura globalizada el conocimiento del arte se ha masificado, su compra y disfrute cotidiano solo queda para una élite plena de coleccionistas, mercaderes y un círculo pequeño que busca reciclar y ganar más con lo comprado. Los precios siderales por decenas de miles de dólares que se pagaron por obra esta semana, reduce a los demás mortales a simple espectadores y a conformarse con láminas de reproducción china.

Pese a sus vicios y virtudes, todavía elitista, más plural y masivo, sería injusto no apreciar que la exposición continua al arte ayuda a construir cultura. Con la efervescencia de Art Basel y Art Miami en estos días la gente disfruta observar y absorber arte. Es una experiencia única, privilegiada, como ir al estadio a ver fútbol, lo que no se puede vivir por televisión o por comentarios.


Más allá del disfrute personal, lo importante es la transformación social y económica que atrajo el arte. En Miami y Miami Beach se inauguraron tres nuevos museos, se restauraron barrios enteros como Wynwood con espacios de exhibición, explotó el número de galerías y los coleccionistas locales aumentaron su capacidad filantrópica donando obras a museos y espacios públicos. trottiart@gmail.com

diciembre 07, 2015

Art Basel Miami Beach: Precio y valor del arte


Dos cosas son difíciles de entender en el arte moderno: El valor intrínseco de la obra y el precio. Es el intríngulis que tratan de desenmarañar sin suerte los visitantes en Art Basel, la megaferia de arte contemporáneo que desembarcó este fin de semana en Miami Beach.

Esta vez Art Basel promete ambas cosas a plenitud. Precios por los cielos, catapultados por la casa de subastas Christie’s que semanas atrás vendió un Modigliani por 170 millones de dólares; y una dote mayor de arte conceptual, esas obras e instalaciones que desafían el intelecto y motivan la pregunta: ¿Esto es arte?

Observar a los visitantes es un espectáculo aparte. Muchos largan una carcajada o levantan el ceño tratando de desentrañar el significado de una bicicleta amarilla tirada en el piso, frutas flotando en una piletita o llaves clavadas a un piano, cuyo espacio más adecuado sería una tienda de baratijas.

Antes de que Duchamp expusiera en 1917 un orinal y dijera que “eso es una escultura”, el valor del arte estaba dado por la belleza intrínseca de la obra, su trascendencia y por su espiritualidad, como afirmaba Kandisnky. A partir de aquella subversión, todo es arte, siempre que lo diga el artista y le dé el contexto el galerista y el curador.

Muchas veces el arte conceptual no tiene mensaje, sino una explicación. Tampoco necesita ser creado por el artista. El autor tiene una idea, la diseña y sus artesanos la fabrican, como en el caso de Damien Hirst; y “voilá”, varios millones por una paloma dentro de una vitrina con formol. O unas esferas de aluminio azul que Jeff Koons pone frente a copias de obras clásicas como La Gioconda y argumenta: “Representa todo”. ¿Todo qué?

La sensación de “yo esto lo puedo hacer”, tampoco implica que la obra no sea arte. Mucho arte se basa en la idea y su mensaje. Tiene el propósito de estimular nuevas formas de apreciar el mundo, por más efímero que sea el concepto. La artista Molly Gochman lo ejemplifica. Para crear conciencia sobre el tráfico de personas, pidió a la gente colocar arena roja en las grietas del cemento de las aceras. El simbolismo se viralizó por internet y consiguió su cometido.

Pero ¿eso es arte o simple mercadeo de una idea? El documentalista mexicano, Pablo Jato, puso en ridículo a galeristas y curadores – que se creen más importantes que los artistas – quienes balbucearon o dieron explicaciones rebuscadas cuando les preguntó justamente eso, frente a obras grotescas o que parecían tomarle el pelo a la gente, como un sacón de mujer sobre el respaldar de una silla. En su documental “El Espejo del Arte”, Jato concluye que en el arte hay demasiado gato por liebre, mucho comercio y que está amenazado por el mercado.

Su crítica es acertada. Sin embargo, porque hay mucho embauque, no se puede desconocer que existe una nueva corriente creativa y que el arte contemporáneo, incluido el conceptual, ha animado nuevas expresiones y movimientos artísticos, logrando que el arte sea más plural y menos elitista.

En materia de precios, el mercado tiene sus propias lógicas; se rige por la oferta y la demanda. También depende de la fama y excentricidades del artista, si está vivo o muerto, las condiciones de la obra y su trascendencia en el tiempo, así como las habilidades mercantiles del galerista. Tampoco todos llegan a la cima y solo algunos pueden vivir de su pasión creativa.

Para muchos, el valor del arte no está dado por su belleza o significado, sino por la oportunidad de inversión. Un informe de la firma Deloitte, revela que los ricos, en promedio, invierten 9% de sus ingresos en arte y que un 81% espera que se valorice y le rinda dividendos.

Los 57 mil millones de dólares que la industria del arte movió en 2014, demuestra su efecto transformador y multiplicador. Gracias a Art Basel y sus ferias satélites, Miami absorbe muchos beneficios, entre ellos los que han catapultado y complementado a las industrias del entretenimiento, turismo y bienes raíces.

Después de esta Semana del Arte en Miami, seguramente habrá balance positivo y récord de ventas. Coleccionistas, compradores ocasionales, curadores y galeristas, es decir, el mercado, fijará nuevos precios para obras y artistas. Sin embargo, ello poco ayudará para establecer el valor intrínseco de una obra, una discusión mucho más compleja para resolver.

diciembre 06, 2009

Arte: más ventas, menos mensaje

Este fin de semana fue uno de lo que más espero en Miami. Se convierte en la meca del arte del mundo, con las megaferias Art Miami y Art Basel Miami Beach.
Según los diarios locales, por suerte para los galeristas, las ventas aumentaron un 30 por ciento comparado a lo que sucedió en diciembre pasado, cuando se puso en peligros el seguimiento de las exposiciones debido al sacudón que pegó la crisis económica que se estaba profundizando.
Sin embargo, lo que creo que faltó esta vez es que haya más arte con mensaje, casi todo lo que se vio fue un arte demasiado comercial. Los clásicos de siempre, como Picasso, Hirst, Warhol, Botero, Lam, estuvieron acompañados por artistas noveles y por obras realmente que uno siente que no es arte, como un montón de vidrios rotos sobre el piso de una habitación o unos peones de ajedrez de oro y plata diminutos en un escenario sobre el piso de 10 por 10 metros (¿arte?).
De todas maneras, lo mejor es que estas megaferias y otras 15 alrededor de ellas, permiten ver la tendencia del arte contemporáneo y la ubicación de los precios. La obra que más nos gustó a mi esposa y a mí es un pequeño óleo del cubano Wilfredo Lam expuesto en el stand de la galería Cernuda de Coral Gables, de Miami, a un costo de 750 mil dólares. Con ganas acumularía las ganancias de varias vidas para poder obtenerlo.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...