El discurso inaugural del segundo período
presidencial de Barack Obama fue para volver a creer. Basado en los valores
tradicionales que se desprenden de la Declaración de Independencia – vida,
Libertad y búsqueda de la felicidad – fue un mensaje de optimismo y esperanza, para
tratar de limitar el escepticismo y el pesimismo que marcaron su primer período
tras una crisis económica y recesión que siguen empobreciendo los sueños de
muchos.
En
momentos en que el país cada acción se debate con profundidad y está polarizado
ante los grandes temas – déficit presupuestario, deuda o derechos a poseer
armas, al aborto, a los matrimonios gay, legalización de las drogas o a la
participación en conflictos externos – Obama dio a entender que la tolerancia y
respeto por la pluralidad y diversidad de las ideas, la libertad de expresión, es
tanto un derecho como un deber de la sociedad: “No significa que todos definamos la libertad
de la misma manera, ni que sigamos exactamente el mismo camino hacia la
felicidad. El progreso no nos obliga a resolver debates de siglos de duración
sobre el papel del gobierno para la eternidad, sino que nos exige que actuemos
en nuestro tiempo”.
Obama se alejó de las falsas expectativas patrioteras
que suelen abundar en los discursos presidenciales, para enfrascarse en las
responsabilidades internas y externas del gobierno y sus ciudadanos. Llamó a la
paz, a terminar con una década de guerras, a más y mejores trabajos y
oportunidades y a continuar con los sueños incumplidos de Abraham Lincoln y de
Martin Luther King para que toda persona sea igual y tenga las mismas
posibilidades, pese al color de su piel u orientación sexual.
Rescato algunas de las frases más acertadas de su
discurso de 15 minutos frente al Capitolio:
“A lo largo de todo esto, jamás hemos
abandonado nuestro escepticismo de autoridad central, ni hemos sucumbido a la
ficción de que los males de la sociedad pueden curarse solo a través del
gobierno. Nuestra celebración de iniciativa y empresa, nuestra insistencia en
el trabajo duro y la responsabilidad personal, esos son factores inamovibles de
nuestro carácter”.
“Está llegando a su fin una década de guerra. Ha
comenzado una recuperación económica. Las posibilidades de los Estados Unidos
no tienen límite, pues poseemos todas las cualidades que requiere este mundo
sin límites: juventud e impulso; diversidad y transparencia; una capacidad
inagotable para el riesgo, y una facilidad para la reinvención”.
“Entendemos que nuestro país no puede tener
éxito cuando cada vez menos gente tiene mucho éxito y cada vez más gente apenas
puede cubrir sus gastos. Creemos que la prosperidad de los Estados Unidos tiene
que ser una responsabilidad que esté sobre los amplios hombros de una clase
media creciente”.
“Nosotros, el pueblo de los Estados Unidos,
aún creemos que la seguridad y la paz duraderas no requieren estar en guerra
perpetua”.
“Seguiremos defendiendo a nuestro pueblo y
sosteniendo nuestros valores con la fuerza de las armas y el estado de derecho”.
“Estados Unidos seguirá siendo el áncora de
alianzas sólidas en cada rincón del globo. Y renovaremos aquellas instituciones
que amplíen nuestra capacidad para gestionar las crisis en el extranjero, pues
nadie tiene más en juego en un mundo pacífico que su nación más poderosa.
Apoyaremos las democracias en todas partes, desde Asia hasta África, desde las
Américas hasta el Medio Oriente, pues así nos inspiran nuestros intereses y
nuestra consciencia para obrar a favor de aquellos que anhelan ser libres”.
“Nuestro recorrido no estará completo hasta
que nuestras esposas, nuestras madres y nuestras hijas puedan ganarse la vida
como corresponde a sus esfuerzos. Nuestro recorrido no estará completo hasta
que a nuestros hermanos y hermanas gay se les trate igual que a todos los demás
según la ley, porque, si nos han creado iguales de verdad, entonces el amor que
profesamos debe ser también igual para todos”.
“Nuestro recorrido no estará completo hasta
que encontremos una manera mejor de recibir a los inmigrantes esforzados y
esperanzados que todavía ven a los Estados Unidos como el país de las
oportunidades; hasta que los jóvenes estudiantes e ingenieros brillantes entren
a formar parte de nuestra fuerza laboral en lugar de que se les expulse de
nuestro país”.
“Ése es el deber de nuestra generación: hacer
que estas palabras, estos derechos, estos valores, de vida, libertad y búsqueda
de la felicidad, sean reales para cada uno de los estadounidenses. El hecho de
ser fieles a nuestros documentos sobre los que se fundó Estados Unidos no nos
exige que estemos de acuerdo con cada aspecto de la vida. No significa que
todos definamos la libertad de la misma manera, ni que sigamos exactamente el
mismo camino hacia la felicidad. El progreso no nos obliga a resolver debates
de siglos de duración sobre el papel del gobierno para la eternidad, sino que
nos exige que actuemos en nuestro tiempo”.
1 comentario:
Me alegra que el sr. Trotti reconozca los talentos del sr. Obama, uno de los presidentes que sobresalen en la historia de USA.
Hace tres meses Trotti no dormia obsesionado por Romney.
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