Me preguntaron: ¿por
qué escribes? La respuesta es simple: es una necesidad. Escribir, antes que
nada, me permite ordenar la cabeza. Y aunque todo periodista o escritor lo hace
para llegar o inspirar a alguien, en mi caso, también es para encontrar la
inspiración. Enfrentar el “papel” a diario es un gran desafío, incluso para hacerlo
en unas cuantas líneas como en este post. He leído mucho sobre porqué leer y para
qué escribir, en especial sobre los procesos metales de la creatividad. El libro
que me pareció más acertado sobre cómo despertar la creatividad es el
best-seller “The Artist’s Way” de Julia Cameron, al que leí y releí hasta el
cansancio. Lo recomiendo. Es una fuente de inspiración creativa o, en el mejor
de los casos, es un manual de cómo despertar la creatividad. Cameron recomienda
escribir todos los días, no importa qué. El solo hecho de escribir despierta la
creatividad. ¡Es la fórmula!
En mis más de cuatro
décadas como periodista y defensor de la libertad de prensa, escribí toneladas
de palabras. Y siempre tuve a la verdad y la libertad como brújulas. Analicé la
realidad y comprendí al mundo, con todos sus matices, a través de esos dos
valores y, también, con sus contravalores: la mentira y la opresión.
Después de décadas de
experimentar esas virtudes y desvalores, como lo hice en 1993 al publicar “La
dolorosa libertad de prensa: en busca de la ética perdida”, creí necesario enfrentar los mismos temas, los mismos miedos, pero en una novela de
ficción. Así nació “Robots con alma: atrapados entre la verdad y la libertad”, una
“investigación” mental de por qué y cómo estos valores y desvalores mueven todo
en el universo.
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